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Rosales injertados versus rosales en sus propias raíces

Otro tema jardinero en el que parece que tampoco hay acuerdo. Como en casi todos estos casos, en el punto medio suele estar la virtud. Un vistazo a los argumentos que se esgrimen a la hora de defender las dos posiciones puede resultar interesante.
Como dice Stan V. Griep de la American Rose Society, términos como "rosales con raíces propias" y "rosales injertados" puede llevara la confusión a quién se ha acercado no hace mucho al cultivo de rosales.

Empecemos por un hecho incuestionable. La inmensa mayoría de los rosales que podemos adquirir en viveros, a través de páginas web o cualquier otro medio de venta son rosales injertados sobre patrones que provienen de variedades de rosales más fuertes.
Sigamos ahora por diferenciar los dos tipos de rosales. Rosales injertados:
Dado el porcentaje de rosales injertados, será muy probable que cuando adquirimos un rosal, sea a raíz desnuda, sea en contenedor o en cepellón, podremos apreciar sin la menor dificultad un abultamiento que puede ser más o menos grandes en la parte inferior de los tallos, justo sobre el inicio de las raíces. Es el punto de injerto. La zona en la que los productores de rosas efectúan el injerto de una gema de la variedad que se desea forme la parte aérea del rosal. 
Tenemos por tanto "dos variedades" de rosales en cada rosal que plantamos en nuestro jardín, o más correctamente expresado: tenemos dos partes en cada rosal.
Una, la inferior,  la que corresponde al portainjertos y que constituye la parte subterránea del rosal y la que proporcionará humedad, sostén y alimento al rosal que veremos crecer desde el nivel del suelo hacia arriba, la variedad en concreto de la que se trate. Se usa siempre para esta finalidad variedades de crecimiento vigoroso, resistentes a nematodos del suelo, bajas temperaturas y la elección de la misma dependerá de la problemática de cultivo que se produzca en la zona geográfica a la que va destinada la venta de los rosales que se producen en las instalaciones de los criadores de rosas.
De este modo en cada zona y cada cultivador usa el patrón que más conviene según las variedades de rosales que produce, las temperaturas de la zona climática a la que destina sus ventas, etc. Por ejemplo, suele usarse el escalador híbrido de Wichuriana Rosa 'Dr. Huey' como portainjertos en el 80 % de los rosales vendidos en EE.UU y también es utilizado en Reino Unido ampliamente debido a su alta alta capacidad de adaptación, a su capacidad de arraigar aunque no es mucha su resistencia a la Roya aunque bien es cierto que no suele propagarse del patrón hacia la variedad. La poca resistencia que tiene a nematodos convierte a otra variedad en la elegida como patrón en zonas de cultivo con altas temperaturas y suelos arenosos, se trata de Rosa fortuniana muy utilizada en el sureste de EE.UU a pesar de su intolerancia a las bajas temperaturas dado que por su climatología no representa problema para el cultivo de rosas. El portainjertos más usado en Reino Unido es Rosa laxa
La "segunda parte" de nuestro rosal es la parte que vemos crecer sobre el nivel del suelo, la parte aérea, la variedad de rosal que llegará a florecer (habitualmente) en definitiva.
Y esto es así, salvo honrosas excepciones, en la casi totalidad de los rosales que hoy en día se comercializan en viveros o páginas webs de cultivadores de rosas.
Entre ambas partes se sitúa el punto de injerto. Es el engrosamiento en el que se realiza el injerto y que suele plantarse a la altura del nivel del suelo o ligeramente por debajo.

El injerto de rosales comenzó ante la necesidad de fortalecer los primeros híbridos de té. Estos arbustos se cultivaron para el corte de rosas procurando tallos largos y erectos. De ahí que este tipo de rosales, algo desgarbados, larguiruchos y altos normalmente se cultivan en la parte posterior de los arriates para que otras plantas más bajas puedan ocultar la zona inferior de estos arbustos que generalmente luce sin hojas y bastante pobre de vegetación.
Rosales que crecen en sus propias raíces. Son simplemente eso, rosales que se desarrollan emitiendo sus propias raíces en el suelo que los rodea, sin estar injertados en otra variedad. 
Según Stan V. Griep, en la página de Gardening Know How, algunos serán menos resistentes e incluso algo más propensos a la enfermedad hasta que estén bien establecidos en el suelo de nuestro jardín. Otras variedades permanecen con estas "debilidades" durante toda su vida. Convendría por tanto en su opinión, obtener información sobre qué variedades conviene o no comprar injertadas según las condiciones climáticas de nuestro jardín. Pero reconoce que una de las ventajas de los rosales que crecen en sus propias raíces es el hecho de que si por congelación muriera la parte aérea no se encontraría como en el caso de los rosales injertados en que si muere el portainjertos, muere el rosal completo. Incluso menciona la terrible decepción que un jardinero sufre cuando llega a morir la parte aérea y en primavera, cree volver a ver brotar de nuevo su querido rosal cuando en realidad a lo que asiste es al rebrote del portainjertos que ha tomado la "voz cantante" teniendo finalmente un rosal que no era el deseado. 
Que esto ocurra no deja de ser un quebradero de cabeza ya que hablamos de variedades muy fuertes y con gran tendencia a expandirse por la zona cercana a dónde están plantados lo que nos obliga si no queremos que acaben por invadir espacios que no les está asignado, a excavar y tratar de eliminar las raíces del portainjertos.
Cuando un criador de rosas crea una nueva variedad la propaga mediante el sistema de injerto. Básicamente podríamos decir que con una yema de la variedad en cuestión se injerta en el patrón o portainjertos elegido formando así el duo del que hemos hablado. Vemos por tanto que con poco material se puede general cantidades ingentes de nuevos rosales de la nueva variedad creada.
Para los cultivadores está claro que hay unas ventajas económicas indudables. Este sistema de injerto en el patrón es el modo más eficiente y rentable para conseguir gran número de rosas de una sola variedad. Los viveros precisan tener disponible inmensas cantidades de rosales de algunas variedades, especialmente las premiadas, las que están de moda o simplemente las que desean promocionar. 
Cuando en los años 40 hubo un gran boom de los híbridos de té se encontraron con un problema de cierta debilidad de éste tipo de rosas, injertarlo en patrones fuertes y vigorosos compensó su falta de vigor. Pronto, las ventajas económicas y de otro tipo que veremos un poco más adelante, hicieron que la inmensa mayoría de rosales se cultivaran así sin que demasiados se replantearan siquiera la conveniencia o no de dicho sistema. Y así siguieron, y casi, casi, así siguen las cosas. 
Pero para hacer honor a la verdad, ya desde los años 70 empezaron a surgir algunos productores de rosas que empezaron a cultivar en sus propias raíces algunas variedades y la cuestión de si era más conveniente cultivar los rosales injertados de portainjertos o que crecieran en sus propias raíces comenzó a debatirse siendo cada vez más las voces que se alzan en defensa de esta segunda opción.
Estas variedades que crecen sobre sus propias raíces son mejores? Pues algunos productores consideran que sí, pero como en todo, hay quién lo afirma y hay quién está frontalmente en contra.
Veamos los argumentos que se esgrimen los "defensores" del cultivo de rosales injertados:
  • El cultivo sobre patrón permite que variedades que no resistirían climas de bajas temperaturas puedan hacerlo ayudados por un portainjertos resistente que le da mayores probabilidades de supervivencia en esa misma zona climática.
  • Algunas variedades de rosales son especialmente difíciles de propagar mediante esquejes. Este sería un caso en que el injerto se presenta como la solución del problema.
  • Indudablemente el tiempo de permanencia en el invernadero, es decir, el tiempo de producción antes de poder comercializar los rosales es muy inferior en el caso de rosales injertados lo que conlleva un indudable abaratamiento de los costes como hemos mencionado antes si lo comparamos con los tres años que puede llegar a permanecer en el vivero hasta ser comercializadas cuando se trata de rosas en sus propias raíces.
  • También, una vez plantados en el jardín, un rosal injertado crece más velozmente durante el primer año que uno que crece en sus propias raíces produciendo de modo más inmediato satisfacción al jardinero.
  • Durante las primeras temporadas y comparativamente, el rosal injertado dará más flores y de mayor tamaño que el que no lo está.

Ventajas que destacan los que abogan por el cultivo de los rosales en sus propias raíces.
  • En el caso de que se produzcan heladas de tal intensidad que la parte aérea del rosal llegue a morir, cualquier nuevo brote que pudiera volver a crecer desde el suelo tendríamos la seguridad de que pertenece a la variedad de rosal deseado y no al portainjertos.

Todos sabemos lo desagradable que puede llegar a ser vernos en la obligación de eliminar un chupón. (más bien arrancar de cuajo es lo que se debería hacer, cosa que por cierto, cuesta... mucho!!!jejejej) Se trata de los brotes que surgen por debajo del nivel del nudo de injertos. Son ramas que brotan directamente desde las raíces del portainjertos con un vigor que suele ser asombrosos, de hecho es normal que así sea, precisamente este vigor es el que explica que casi todos los rosales estén injertados como venimos diciendo. Pero claro, como todo, esta fortaleza también tiene sus desventajas y una de ellas es precisamente la producción de chupones en algunas variedades de patrones. Haciendo crecer los rosales en sus propias raíces no se tendrá nunca este problema ya que no se producen chupones.
  • Parece ser que muchas de las variedades que crecen en sus propias raíces logran un tamaño algo menor que las mismas variedades cuando crecen sobre patrones. Indudablemente la merma en el tamaño final del rosal puede ser una gran ventaja cuando se cultiva en jardines pequeños o simplemente cuando se desea cultivar mayor número de rosales en el mismo espacio.
  • Según los defensores de este sistema, parece ser que la vida del rosal es más larga cuando crece en sus propias raíces.
  • La forma en que tienen los rosales no injertados es más redondeada que los que lo están. Y ello es así porque la tendencia de los que crecen en sus propias raíces es a emitir ramas en mayor cantidad (aunque más delgadas) que los injertados dando por tanto como resultado arbustos más redondeados.
  • El ritmo de crecimiento también parece ser distinto. Los rosales injertados crecen increíblemente ya desde su primer año precisamente por la capacidad que tienen los patrones de crear en poco tiempo un gran sistema radicular que permite abastecer de agua y nutrientes a la variedad de rosal que crece sobre ellos.. Por el contrario, los que crecen en sus propias raíces comienzan más lentamente a crecer y precisan generalmente de una segunda temporada para mostrar su verdadero potencial.
  • Una vez han tenido el tiempo de arraigar el desarrollo, cantidad y floración de los rosales en sus propias raíces es semejante al de las mismas variedades en portainjertos.

Imagen de la página del vivero de Denver, Colorado "High Country Roses"
http://www.highcountryroses.com/our-own-root-roses/
Como curiosidad y porque resulta bastante revelador queremos compartir esta imagen del vivero de Denver, Colorado, High Country Roses podemos apreciar la clara diferencia en el sistema radicular entre un rosal que crece en sus propias raíces (a la izquierda) y uno injertado sobre patrón (a la derecha)
Estas diferencias entre las dos formas de cultivo son variables y más claramente perceptibles en algunas variedades que en otras y el posicionamiento que tienes cultivadores, expertos y páginas especializadas y casi ninguno se decanta taxativamente por uno de los dos. 
Por ejemplo, la propia página de HMF en uno de sus artículos "Híbridos de té injertados frente a rosales en sus propias raices" habla precisamente de la comparación en cuanto al comportamiento de rosales híbridos de té entre injertados y no injertados, mencionando ventajas e inconveniente de ambos.
Nos aclaran que un híbrido de té no resistente cultivado en un portainjertos que sí lo sea es capaz de sobrevivir a temperaturas que de crecer en sus propias raíces no se lo permitirían. La contrapartida es que el portainjertos puede ser propenso a ciertas enfermedades.
También en este artículo se nos menciona la clara diferencia que para un vivero productor supone el cultivo de un modo y de otro, indudablemente a favor del cultivo sobre portainjerto. 
Paul Zinmerman en su página comenta un hecho que se produce con cierta frecuencia, cuando el vigor del portainjerto y su capacidad de emisión de chupones es tal que llega a apoderarse de la variedad injertada llegando a lograr el protagonismo finalizando con la decepción de haber comprado una determinada variedad de rosas y encontrarse finalmente con que el rosal se ha "tornado" a una variedad (la del portainjerto) que nosotros no deseábamos.
Zimmerman se plantea una buena pregunta: Si los rosales pueden crecer en sus propias raíces, es decir, a partir de esquejes y no injertados sobre otra variedad (la del portainjertos), por qué no crecen en sus propias raíces todas las rosas que se venden? A continuación ofrece una respuesta muy simple: Muchos rosales no cuentan con el suficiente vigor para crecer en ellas, se quedan endebles y finalmente mueren. 
Pero a la par afirma que los rosales cultivados creciendo sin injertar se convierten en plantas más espesas porque aparecen constantemente nuevos brotes desde la base que emergen desde las propias raíces. De ahí que él recomiende comprar rosas cultivadas en sus propias raíces.
La posición que nos ha parecido con más contundencia pero a la par con mayor claridad,  es la del biológico  Ken Thompson en un artículo de 20 de agosto de 2012 en la página de Telegraph. En su artículo habla de las rosas injertadas y también de variedades de manzanos que se cultivan sobre patrones. Llega a mencionar algo cierto, en algunos sitios web y en muchos libros simplemente te dicen que los manzanos se propagan por injerto y en palabras de Ken Thompson, "dejan las cosas ahí" lo que parece implicar que el injerto fuera la única cosa sensata posible para propagar un manzano.
Algo semejante ocurre con los rosales. Comenta el hecho de que con frecuencia algunas páginas  hacen lo posible para dar una impresión de dificultad extrema y de complicación a la hora de describir la reproducción de los rosales presentando la adición de capas de arena, abonos, etc cuando en realidad en su opinión nada de esto es necesario para que prosperen los esquejes: cortar estacas de unos 30 cm en septiembre u octubre y dejarlas en el suelo enterradas hasta su mitad. Estos esquejes según Ken aunque pudieran trasplantaarse en el junio siguiente, es conveniente aplazar el trasplante hasta otoño. 
Tenemos la impresión de que viene a decir, aunque sea soterradamente, que debajo de algunas afirmaciones están los intereses creados por la conveniencia económica que supone los bajos costos para los viveros del sistema del injerto.
Con toda la contundencia como decimos, Ken opina que son razones económicas lo que justifica el hecho de que mayoritariamente se elija el injerto sobre patrones como sistema para que los criadores de rosas cultiven sus rosas. Producir una ingente cantidad de rosales a partir de muy poco material es a todas luces algo realmente rentable para los grandes viveros.
Casi para terminar ya, nos gustaría mencionar el hecho de durante los últimos 30 años algunos criadores se han decantado por el cultivo de rosas en sus propias raíces. 
Primero con los trepadores y luego con los floribundas, el mercado se ha ido llenando con los rosales de algunos reconocidos cultivadores que ofrezcan toda su producción en forma de rosales cultivados en sus propias raíces. Son casos como el de Heirloom roses o High Country Roses en Denver, Colorado. Ambos magníficos y reconocidos productores de rosas.
Estos casos a los que podríamos añadir algunos que si no toda la producción, si ofrece algunas variedades (casi cincuenta) crecidas en sus propias raíces como David Austin nos hacen pensar que el tema no parece tan radicalmente claro como hace unas décadas parecía. Me gustaría saber si estas cuarenta y tantas variedades que ofrece David Austin lo son para clientes españoles. Intentaré contactar con ellos y preguntar y prometo actualizar este artículo con la contestación que me ofrezcan. :)
Quizás decantarse por un sistema u otro deba depender más de las condiciones climatológicas de nuestro jardín o de problemas y características de nuestro suelo. En todo caso está bien cuestionar aunque sea en parte asuntos que se han dado por hecho en el cultivo de rosas durante muchos años si vemos que existen razones con solvencia suficiente detrás como para dejar de afirmar algunos conceptos de modo demasiado rígido.
En todo caso aunque no sea imposible, parece difícil diseñar un jardín y recurrir exclusivamente a esquejes si queremos cultivar 60 o 70 rosales como es mi caso. Me encantaría disponer de todas las variedades en las que estoy interesada o cultivo en mi jardín en las dos "versiones" porque estaría encantada de cultivarlas para estudiar las diferencias de comportamiento. Pero desgraciadamente no es fácil encontrar estos rosales en sus propias raíces a la venta y tendremos que reducir el asunto a aquellos esquejes que nos prosperen o que tengamos la suerte de que nos envíen los amigos.
Indudablemente es un tema que es bien interesante de observar en nuestro jardín si tenemos oportunidad de ello. No os parece? :)










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