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Limpieza del huerto para las plantaciones de invierno y abonado de bancales

El tiempo se me va echando encima pero son varios los trabajos que voy afrontando así que tengo que ir compatibilizándolos para ir avanzando un poco en cada tarea.

Hace ya semanas que tenía que haber retirado las poquísimas matas que estuvieron en los bancales durante el verano. Ya ha helado y aunque algunas como los pimientos o berenjenas estaban vivas todavía ya no producían hortalizas que pudieran cosecharse. Lo mejor es retirarlas y echarlas a la compostera dónde seguirán dando su "utilidad". También hay que retirar tutores, mallas, etc. En fin, en definitiva, dejar el huerto listo para las plantaciones de invierno (Ajos, habas, guisantes, coliflores, lombardas, repollos, lechugas...)


Después de los estupendos resultados obtenido esta primera vez que he hecho compost, ya no se me ocurriría desperdiciar ni una rama de perejil!! jejeje Mirad mi estupendo compost pinchando aquí si queréis :) Un metro cúbico largo de estupendo, natural, saludable y gratis abono para el jardín!! Os animo de verdad a hacerlo. No llega casi trabajo como no sea el moverlo de vez en cuando y hasta hay quién ni siquiera lo mueve ya que se vale de un artilugio en forma de pincho con espiral que hunden en el montón y ayuda a moverlo. Así que no hay disculpa que valga!! A aprovechar retos de cocina y del jardín y disminuir la cantidad de basura que generamos!!
Yo creo que me sobrará bastante compost tras acolchar los rosales del jardín así que podré incorporar un poquito en los hoyos de plantación cuando ponga los planteles en los bancales la próxima primavera. Qué satisfacción abonar y enriquecer nuestro suelo con una materia prima elaborada por uno mismo. Verdad? 


He retirado todas las pocas plantas que quedaban en los bancales. Había que retirar también las raíces de las hortalizas que crecieron en ellos la temporada anterior.  
Este verano, para paliar la evaporación de la humedad del sustrato de los bancales puse un acolchado de paja que ha ido compostándose a lo largo de estos meses. He decidido no retirarlo si no más bien incorporarlo al sustrato, aportará aireación y hará un suelo más esponjoso y mullido que favorecerá el crecimiento de las raíces de las hortalizas que crezca este invierno y la próxima temporada.

No tengo experiencia suficiente así que casi prefiero pecar por exceso que por defecto. Digo esto porque en mis bancales han crecido hortalizas si, pero no sé hasta qué punto han dejado el suelo desgastado de nutrientes. No quería arriesgarme a que la próxima temporada los bancales no sean productivos por tener un suelo empobrecido.
Así que mientras he ido removiendo bien la tierra para airearla la he abonado incorporando un poco de estiércol y como también tenía una bala de paja pensé que no estaría mal  poner un poco junto con el estiércol.


Así que he dejado los bancales como cuando comencé el año anterior, limpitos,y bien nutridos, con la tierra bien aireada, y con bastante materia orgánica!!
Me encanta ver estos bancales con este sustrato tan estupendo :) 

Así quedó el huerto. Adecentado pero algo desolado. Está mucho más bonito cuando en los bancales rebosan las hortalizas!! Bueno... pasará el invierno y volveremos a verlo verde no tardando mucho. Por hoy, trabajo terminado!! ;)




Trabajos de otoño: Enriquecer los bancales con una capa de estiércol bajo el mulching (acolchado)

Cómo pasa el tiempo!! Ya la segunda vez que realizo este trabajo. 
El año pasado por esta época, os hablaba de la importancia de esta técnica de jardinería. De sus ventajas y de los beneficios que aporta al suelo del jardín así como del sistema que utilicé y como siempre, con fotos paso a paso, fui mostrando de qué manera lo hice. Claro, la temporada anterior fue la primera. Todos los bancales eran nuevos y hubo que preparar toda la tierra previamente antes de protegerla con el mulch. Este año en cambio ya no parto de cero. Mi jardín comienza a hacerse mayor!! ajjajaja  Es broma, claro!! :)
Dado que en estas dos entradas que os pongo a continuación y que podéis visitar pinchando en el enlace, contienen bastante información sobre esta técnica de jardinería hoy me limitaré a mostraros como he puesto una buena capa de estiércol bajo el acolchado que ya puse el año pasado. Si tenéis interés en leerlos aquí están los vínculos:
¿Os pongo ahora una imagen que me hace temblar las piernas? Un montón de estiércol!! Porque sé lo que supone. Mil paseos de carretilla arriba y abajo recorriendo un jardín en pendiente que no es nada pequeño!! Pero en fin, todo sea por nuestros queridos jardines..

Os muestro como he ido haciendo este trabajo pero antes quería comentar algo que me parece de suma importancia: El momento del año en que se aplican los acolchados es algo a tener en cuenta.
Pensemos que esta capa protectora lo que hace es preservar las condiciones del suelo. Si la ponemos sobre un suelo helado estaremos "guardando" y preservando las condiciones heladas de ese suelo. Con el acolchado impediremos que el sol caliente el suelo y por tanto las raíces crecerán en un suelo que seguirá helado aún cuando exteriormente esté calentando el sol.
Igualmente si ponemos un acolchado sobre un suelo recalentado y reseco en verano, lo que estamos haciendo es guardar ese calor y sequedad bajo él.
Lo ideal es poner el acolchado al inicio de la primavera (cuando el suelo se ha atemperado ya y ha perdido el frío que le proporciona las heladas del invierno) y en otoño (Cuando el suelo ya ha perdido las altas temperaturas que alcanza en verano).
No he regado antes de hacer este trabajo porque ha llovido mucho estos días de atrás y el suelo tiene humedad suficiente. Regar ahora a riesgo de heladas nocturnas no creo que sea conveniente. Pero sí es cierto que si el suelo está seco conviene antes de acolchar aplicar un buen riego.
Bueno, ahora sí, aquí tenéis un "paso a paso".Por supuesto no es más que la forma que yo tengo que hacerlo, ni la única, ni la mejor imagino. Pero hacerlo por este orden y de esta forma me resulta cómodo y me está dando buenos resultados de momento.
1.- Lo primero ha sido retirar con la escoba metálica toda la capa de acolchado formada por madera troceada hacia un lado fuera del bancal.

Como podéis ver, sí, salen algunas malas hierbas pero no demasiadas. El acolchado mitiga en buena parte este problema. 

2.- Con el escardador he cortado las malas hierbas que he podido. La verdad es que es una herramienta que te permite cortar la mayoría de hierbas si el suelo está bien trabajado y por tanto no está endurecido. De otra forma hay que hacer demasiada fuerza.
Es cierto que cortando algunas de las malas hierbas no se soluciona el problema pero la verdad, "hacerse a mano", hierba a hierba, un jardín tan grande...como que no me veo con fuerzas para afrontar tamaño trabajo!!

3.- A continuación, con la escoba metálica retiro la mayoría de las hierbas ya cortadas. Podría dejar muchas porque se compostarían debajo del acolchado pero algunas otras ya sabéis que vuelven a enraizar. No obstante, alguna siempre se escapa, claro.

Ahora tenemos el suelo limpito de yerbas y listo para protegerse. No lo he labrado porque mi suelo está muy trabajado del año pasado cuando preparé los bancales y no suelo pisotearlo mucho lo cual hace que no esté demasiado compactado.
4.- Es cuestión de traer ahora en la carretilla el estiércol que necesitaremos.

5.- Extiendo sobre el suelo una capa bien generosa.
Cómo me gusta el aspecto del suelo limpio y con esa capa negra del estiércol encima!! El bancal da aspecto aseado, cuidado... :P

6.- Y por último, tendremos que reponer sobre el estiércol la madera troceada que habíamos retirado anteriormente y que hace de mulching o acolchado.


Et voilâ!! El bancal limpito, nutrido y protegido!! Este, claro...no quiero deciros la de metros de bancales que tengo por hacer!! Poco a poco...

Las bayas. Condiciones de cultivo y preparación del suelo (I)

La semana pasada preparé este rincón del huerto con la idea de poder plantar en él algunos frutales de baya arbustivos. Para no hacer demasiado larga esta entrada creo que es mejor dedicar ésta a las condiciones generales de cultivo de los frutales de baya arbustivos y a la preparación del suelo y aplazar para la siguiente la plantación de algunos de ellos.
El emplazamiento
Si hemos de hacer caso a los datos que figuran en algunos libros específicos sobre el cultivo de las bayas deberíamos ubicar los arbustos de baya a pleno sol. Pero claro, estamos en lo de siempre, que los libros suelen de autores ingleses o al menos foráneos. Y cuando la página de un vivero, un libro o un jardinero ingleses dicen que ubican una planta a pleno sol no es al pleno sol de lugares como el interior de nuestro país, en concreto Madrid, dónde el sol en verano sencillamente achicharra.
De ahí que haciendo caso a amigos jardineros que cultivan estas plantas en su jardín en zonas de climas semejantes al mío, haya decidido ubicarlas en zonas de semisombra, al resguardo del sol del mediodía. Recibirán unas horas de sol pero no el que más quema. Espero que sea sol suficiente para que sus frutos resulten dulces al madurar.
Está en la esquina SE del jardín. En la parte más alejada del huerto. La valla divisoria, el hecho de que está a un nivel más bajo que el resto del huerto y el pino con una buena copa que está cercano a este espacio, lo convierten en un sitio protegido de los vientos fríos y un poco de las heladas.
El suelo
Los frutales de bayas precisan suelos con pH tirando a ácidos, en el rango de 6/6,5. Es aconsejable, cuando se prepara el terreno, adicionar bastante materia orgánica para lograr un suelo permeable, rico y que retenga cierto grado de humedad sin llegar al encharcamiento que produciría pudrición en las raíces. Un suelo rico, con capacidad de penetrar el oxigeno, suelto...
Estas plantas, y sobretodo los frambuesos y las fresas, son bastante exigente en las necesidades de hierro. El caso extremos lo constituirían los arándanos cuyos valores de acidez para crecer en óptimas condiciones son realmente bajos, en torno a un pH 4.
Todos conocemos los problemas de clorosis férrica que se producen en las plantas que carecen de él. El pH del suelo es de suma importancia para cultivar acidófilas. Y cuando el cultivo de estas acidófilas se produce en en suelos alcalinos, a las plantas les resulte difícil asimilar el hierro existente en el suelo, por eso es tan necesario rectificar el pH del medio dónde crecen para evitar todos estos problemas de carencias.
El suelo de mi jardín tiende a cierta acidez pero no tanta como la que precisan estos arbustos. Además, este rincón dónde he hecho las plantaciones no cuenta con un suelo lo que se dice bueno. En él, como expliqué en la entrada que mencionaba arriba, hemos ido depositando bastante material procedente de otras zonas del jardín según hemos ido preparándolas. Es una zona con bastantes piedras y con suelo de muy mala calidad.
Por eso decidí sustituir todo el suelo de las zanjas dónde están plantados. Podría haber rellenado toda la zanja directamente con tierra de castaño pero hubiera encarecido bastante la plantación. De ahí que prefiriera elaborar yo misma la mezcla con los siguientes elementos y una vez rellenas las zanjas dejar la tierra para acidófilas para utilizarla en los hoyos que he ido practicando a la hora de plantar. 
Estos arbustos de baya pueden plantarse en hoyos de unos 45 x 45 cm más o menos. En mi caso las zanjas miden aproximadamente 65 cm de ancho y unos 50 de profundidad.
Las he rellenado con una "mezcla" de estos cuatro elementos:
  • Turba rubia. Que no aporta prácticamente nutrientes pero sí mucha materia orgánica además de estructura y aireación haciéndolo más mullido y facilitando el crecimiento de las raíces. Se trata de un material con una buena capacidad de retención de humedad.
  • Sustrato vegetal enriquecido. Lo compro en el vivero de mi pueblo. Lo veo bueno, muy oscuro, con nutrientes, con bastante materia orgánica. Es el que suelo usar como base de plantación en los hoyos de casi todas las plantas.
  • Azufre en polvo. Este elemento no hace un efecto inmediato. Es decir, no acidifica instantáneamente si no que lo hace al cabo de unos meses que tarda unos meses en hacer efecto. De ahí que lo ideal hubiera sido preparar el suelo en otoño para que ahora ya hubiera bajado el pH con la aportacion del azufre pero no ha habido  más tiempo y no podía retrasar la plantación de los frutales. No he querido excederme en la cantidad que he aportado a la mezcla y dejaré pasar unos meses para volver a comprobar el pH del suelo de esta zona. Si todavía resulta demasiado alto, agregaré directamente al suelo algo de sulfato de hierro granulado y lo mezclaré superficialmente con él.
  • Estiércol bien fermentado. Además de aportar nutrientes al suelo mejorara su estructura, su aireación y su capacidad de seguir húmedo pero sin encharcamientos.
Luego, en los hoyos de plantación he usado otros compuestos. Estas plantas, como dijimos, precisan tener hierro a su disposición. Como de momento la aportación de azufre no habrá hecho efecto, he preferido incorporar en el hoyo de plantación un poco de quelatos de hierro para que tan pronto se desarrollen las raicillas lo tengan a su disposición en el suelo que las rodea. 
En algún caso como en la plantación del grosellero he aportado también un poco de cenizas de la chimenea de casa a falta de harina de huesos que se me había terminado. Los groselleros precisan que en el suelo donde crecen haya grandes cantidades de potasio. La carencia de potasio provoca que la planta presente rápidamente los síntomas de su déficit.


Fertilizantes y abonos.
Cualquier fertilizante equilibrado puede valer. Poner especial cuidado en que no contenga dosis excesivas de nitrógeno para no provocar un crecimiento desmesurado del follaje que suponga la merma de energías para formar frutos. 
Si se prefiere los compuestos orgánicos, son idóneos los que son a base de pescado, sangre y huesos. Hoy en día podemos encontrarlos a la venta en cualquier gran superficie.
En caso de que las plantas presenten déficit de hierro, sería aconsejable la incorporación de un poco de quelatos de hierro.
Acolchado:
Y por supuesto, un acolchado compuesto de elementos orgánicos es imprescindible. Un par de veces al año, en primavera y otoño.
Esta capa de acolchado mantendrá el suelo alrededor de las raíces húmedo y evitará tanto los efectos del frío como los del calor excesivos si no porque la materia orgánica acabará por ser transportada por los distintos microorganismos y gusanos del suelo a las capas más profundas, sirviendo de alimento para las raíces.
Para el acolchado podemos aplicar una buena capa del compost que hagamos en el jardín o una generosa capa de humus de lombriz.


Riego:
Es de vital importancia que el sustrato en el que crecen estos arbustos de baya tenga siempre cierto grado de humedad pero por supuesto el suelo no debería permanecer nunca encharcado. Si hemos proporcionado una buena mezcla en la zona de plantación esto no ocurrirá. Será una zona con capacidad de retención de humedad pero con capacidad también para drenar el agua sobrante.
La capa de acolchado ayudará a mantener la humedad en torno a las raíces pero aúna sí, en verano y cuando están formándose los frutos de debemos descuidarnos con la hidratación y hacer los aportes de agua necesarios.
Por cierto, aconsejo desde aquí un estupendo librito que, junto a los consejos de amigos con experiencia me han servido para orientarme en la preparación del suelo y en la plantación de estos arbustos que cultivo por primera vez. Se trata de "Frutas de jardín" de Stefan buczacki. de la editorial Tursen Hermann blume Ediciones. No estoy segura pero en la página de alguna librería creo haber visto que estaba descatalogado. De todos modos, deciros que es posible encontrarlo todavía sin dificultad alguna en librerías de segunda mano. Me parece un libro claro, ameno y con esquemas muy ilustrativos. Todos los libros de Buzacki que tengo me parecen muy pedagógicos y me resultan muy agradables de leer.

Bancales elevados para el pequeño huerto (II) Llenar los bancales con mezcla de sustrato, estiércol y turba rubia

Este fin de semana continuamos el trabajo de construcción del huerto. Ya lo teníamos diseñado y habíamos hecho los bancales pero todavía resta por hacer bastante trabajo. Hoy hemos preparado la mezcla de sustratos para rellenar los bancales elevados.


Abrí hace unos días un hilo en Infojardín y allí me dejé asesorar por gente que entiende muchísimo de huertos. Las opiniones fueron distintas pero al final me decidí por una mezcla de sustrato vegetal, estiércol bastante maduro y turbia rubia. Las proporciones que he puesto son éstas:
  • 2 partes de sustrato
  • 1 de estiércol
  • 1 de turba rubia

La turba rubia la he comprado en sacos de 250 litros en la que viene compactada. Antes de mezclarla con el sustrato debe desmenuzarse.
La verdad es que me ha costado encontrarla a la venta al menos en los viveros y centros en los que yo he preguntado.

El estiércol lo compro siempre en el vivero de mi pueblo. Es una mezcla de estiércol de cabra y caballo y viene curado ya de bastantes meses, casi un año. Me lo traen junto con el sustrato en camión comprados a granel, por metros cúbicos.

El sustrato también lo compro en el mismo sitio. Me ha resultado siempre muy bien, es una mezcla rica, con materia orgánica, enriquecida y no se compacta con facilidad.

De eso se trataba, de conseguir una mezcla dónde las futuras raíces crezcan sin que el medio dónde se desarrollan oponga resistencia. Que mantenga cierto grado de humedad y que tenga los nutrientes y materia orgánica necesarios para que las hortalizas se cultiven adecuadamente.
Hemos ido haciendo la mezcla en la proporción que he comentado tratando de que quedaran los tres componentes muy bien mezclados. Creo que ha quedado una mezcla vaporosa, agradable al tacto, muy poco pesada.

Supongo que con el riego y con los días, cuando la mezcla se asiente bajarán de nivel algo por eso he llenado los bancales hasta arriba.
Y bueno...lo último ha sido poner encima las cuadrículas que hicimos con listones de madera tratada.

Yo creo que queda bonito y da una sensación de pulcritud. A ver si encuentro algún material con el que acolchar los pasillos entre los bancales y quizás el mismo camino. No sé si la pinaza iría bien y as hojas ya a estas alturas me va a resultar quizás difícil de encontrar. Deberían ser hojas finas, pequeñas para que se resquebrajaran rápido con el paso...

Ayer compré semillas de habas y de guisantes y espero tener mañana tiempo para sembrarlos.

Abono orgánico (estiércol y humus de lombriz) como acolchado de los rosales de cara al invierno

Ya estamos a mitad de diciembre. Hace ya días que están cayendo heladas y aunque éstas no son excesivamente profundas en mi zona, el frío y las pocas horas de luz en los días cada vez más cortos del otoño, diríase que cantan una nana para que los rosales comiencen a dormir hasta que las temperaturas vuelvan a aumentar.
Pero como algunos bebés con dificultades para dormir, este año algunos de mis rosales les cuesta conciliar el sueño y no acaban de parar su actividad vegetativa. Quizás porque el otoño aunque muy lluvioso no ha sido nada frío.

Es curioso porque precisamente son los que trasladé al inicio del verano desde el otro jardín en el que los cultivaba. Y mira que sufrieron los pobres en el proceso!! 
Están en el jardín trasero, una franja de terreno que recorre la fachada norte de la casa y que en invierno, cuando sopla el viento, las corrientes de aire lo recorren sin piedad. Pero ellos han decidido no tener una temporada tan corta y quieren robarle al invierno lo que no pudieron desarrollar recién trasplantados.
Alguno de ellos como, Blue for You incluso tienen ahora capullos en el extremo de sus ramas que entre el frío, la lluvia y el hecho de que el sol calienta poco y cada día durante menos tiempo, no llegan a abrirse y se está formando moho sobre alguno de ellos. Es un problema conocido como apelotonamiento o encapsulado de capullos (también como “balling”) los pétalos externos se ablandan y con los rayos del sol de las horas más cálidas de algunos días forman una especie de coraza que impide que el capullo llegue a desplegarse.

Tener esos capullos encapsulados cuyo interior poco a poco va pudriéndose y formando moho por encima no me apetece nada. Creo que son un foco de enfermedades y que no les hace ningún bien a los rosales, así que los he eliminado todos.

Los demás trasplantados están incluso con bonitas hojas pero ya me fijé la semana pasada cuando hice la segunda aplicación de aceite mineral de la temporada (La primera la hice a primeros de noviembre) que aunque A. Shropshire Lad parece en perfectas condiciones a primera vista, fijándome con detenimiento vi que muchas de sus hojas estaban agujereadas por alguna plaga y en el reverso de alguna de ellas tenía unas coloraciones que no eran fáciles de distinguir bien  pero que no me gustaron demasiado así que he decidido desfoliar este rosal.

Así evitaré peligros permitiendo que las plagas se escondan en unas hojas ya algo deterioradas por las inclemencias del tiempo. Para los demás esperaré algo más, a que estén completamente parados y probablemente al iniciarse enero, cuando les tocará una aplicación de azufre ya habrán perdido una buena proporción de su follaje y el que no, lo eliminaré  manualmente antes del aplicarles este fungicida.


Salvo estos dos casos, para el resto de rosales, lo que me interesa en este momento de la temporada es proporcionarles una buena capa de abono orgánico, en este caso, estiércol bien fermentado más unos buenos puñados de humus de lombriz.
Servirán a la vez de acolchando aportando materia orgánica al suelo, mejorando su estructura y nutriéndolo. Como sabéis ésta ha sido la primera temporada en mi jardín, espero el próximo año tener la oportunidad de compostar y si es así, probablemente este acolchado lo haga la próxima temporada con compost.

Ya sabemos que el acolchado podemos realizarlo con distintos materiales, a poder ser orgánicos. También podemos hacerlo con hojas, madera triturada pequeñita, etc. A mí me gusta hacerlo en el resto de arbustos y árboles con estiércol mezclado con hojas caídas del otoño pero en los rosales prefiero no poner hojas y que esta capa esté lo más limpia posible de hojas o cualquier material que tenga peligro de provocar enfermedades posteriormente.
Además de los nutrientes que aportan al suelo proporcionan esponjosidad, humus, capacidad para retener humedad y lo protegen de las heladas del invierno, del viento y de la erosión.
El otoño o el inicio del invierno es el momento más adecuado para incorporar este manjar para nuestros rosales. Ahora con el frío, el estiércol no es problemático, no quema las raíces y como la actividad vegetativa va a cesar en breve, el nitrógeno que precisa para terminar de madurar no será perjudicial que lo tome del sustrato ya que ahora los rosales, en parada, no lo precisarán.
Para que el estiércol pueda ser aprovechado por las plantas es preciso que se mineralice y se humidifique. En el proceso intervienen desde microorganismos (Bacterias, hongos, etc.) hasta macroorganismos (Lombrices, insectos…) En todo este proceso se utiliza grandes cantidades de nitrógeno por parte de las bacterias y éste nitrógeno inicialmente se le resta a las plantas aunque posteriormente, tras meses de estar el estiércol en tierra, el nitrógeno es revertido al sustrato. De ahí que sea en el momento en que las plantas no precisan este nitrógeno cuando es mejor la incorporación de estos abonos orgánicos.
No es aconsejable abonar con estiércol en verano o al menos no en cantidad abundante ni tocando las raíces del rosal mezclado con el sustrato que las rodea. El calor del verano activa y favorece a fermentación del estiércol recalentando el sustrato que rodea la base de los rosales y si éste está mezclado con la tierra puede llegar incluso a producir quemaduras en las raíces.
A propósito de este problema quisiera comentar algo sobre el desarrollo anómalo esta primavera pasada. Este año por causas que no vienen al caso me vi obligada a retrasar en exceso la plantación de los rosales a raíz desnuda y cuando los puse en tierra ya eran mediados de febrero. Cuando hice la plantación mezcle el suelo del jardín con una buena proporción de estiércol en el hoyo de plantación. Tendría que haber tenido en cuenta que era febrero y que apenas en unas semanas los rosales comenzarían a brotar. Tiempo insuficiente para que los nutrientes del estiércol estuvieran disponibles para los rosales cuándo éstos los precisaran. Pero además, de otra parte, no tuve en cuenta la competencia por el nitrógeno que se produciría cuando a los rosales les tocara empezar su actividad.
La cosa es que bastante de ellos tardaron una barbaridad en echar a andar como es debido. Estaban lentos, sin brío… En estos años he plantado ya muchos rosales y nunca se han pasado la primavera con un crecimiento tan reducido, lo habitual es que hayan crecido vigorosamente. Es verdad que este es otro jardín, otro suelo… pero algo me hace pensar que puede que el estiércol que aporté en la plantación no estaba lo maduro que dijeron en el vivero dónde lo adquirí. Tenía que madurar todavía un poco más y al hacerlo durante el tiempo en que a los rosales les tocaba comenzar a crecer en primavera, el nitrógeno que precisaba el estiércol para madurar e ir descomponiéndose se lo restaba a los rosales, de ahí que no arrancaran hasta el verano. 
Lo que sí tengo seguro es que es peligroso aportar estiércol en un momento avanzado de la temporada.  
Como podéis ver he limpiado en profundidad el rosal eliminando todas las hojas. En mi clima aún no corresponde podarlo así que lo he dejado así, limpito. He eliminado cualquier hoja o resto que hubiera caído al sustrato durante el proceso de limpieza para evitar que las plagas o posibles hongos pudieran permanecer en el suelo.

Al hacerlo me he dado cuenta que de la base del rosal salía un brote bastante fuerte sin hojas aún que me permitiera saber si era o no un chupón. A pesar de que muchos entendidos aseguran que no hay que cubrir el injerto y que el suelo alrededor debe quedar a su atura, yo siempre planto mis rosales de modo que el injerto quede un par o tres centímetros enterrado. No sé si lo haría en otros climas pero sí en el mío dónde hay buenas heladas, creo que se protege el punto de injerto de frío.

Así que con sumo cuidado he retirado el sustrato alrededor del injerto para comprobar desde dónde brotaba. He podido comprobar que el brote no se trata de una rama incipiente del propio rosal y no del patrón o portainjerto y que la próxima primavera se desarrollará ya que de haberse tratado de un  chupón este brote hubiera partido del nivel por debajo del nudo del injerto.

Con el mismo cuidado lo he vuelvo a cubrir para que no se quebrara, dejando una piedra por debajo de él que me haga recordar que está ahí y al limpiar la zona que rodea el rosal no la rompa en un descuido.

He aprovechado la ocasión para rehacer el alcorque, agrandarlo un poco y nivelarlo. Tengo por costumbre hacer alcorques alrededor de todos los arbustos y árboles. Facilitan el riego, incluso si el acolchado es de hojas parece que es más fácil que a pesar del viento, las hojas se retengan mejor dentro del alcorque que sobre una superficie plana.
Hoy me sentía con ganas de trabajar de modo  que aproveché para poner un par de tutores al rosal. Veo que se ha desarrollado mucho esta temporada y que la inclinación de alguno de sus brotes más fuertes hacen presagiar que se descompense cuando estas ramas se carguen de más vegetación y de las rosas y peligre la estabilidad del arbusto. Así que he clavado unos tutores y he atado con bridas a ellos alguna de las ramas con cuidado de no apretar tanto con ellas que estrangulara el crecimiento.

Antes de poner esta capa de acolchado es muy importe regar en profundidad.

A continuación un par de paladas generosas del abono orgánico que durante estos meses de invierno terminará de descomponerse y que cuando llegue febrero, el momento en que comenzará de nuevo la actividad vegetativa de los rosales y por tanto el comienzo también de las necesidades nutritivas, tendrá en el sustrato que los rodea el alimento proporcionado por este estiércol

El estiércol es un abono lento, precisa un tiempo para biodegradarse y  sus nutrientes no se incorporan al suelo de forma inmediata como otro tipo de abono sino que lo hacen poco a poco según va degradándose por la actuación de los microorganismos del suelo. Durante los meses de invierno la lluvia, la humedad y algún esporádico riego, favorecerán que este estiércol vaya liberando sus nutrientes y que éstos estén dispuestos en el sustrato cuando el rosal los precise al iniciarse de nuevo la actividad irá diluyendo los  disposición.
Antes de extender el estiércol alrededor de la base del rosa he añadido cuatro o cinco puñados muy abundantes de humus de lombriz (lo que me daban las dos manos juntas formando un cuenco).

El humus de lombriz son los excrementos de las lombrices. Se trates de uno de los mejores abonos orgánicos que podemos aportar a nuestras plantas. La cantidad de bacterias existentes en un gramo de humus es extraordinaria de ahí la efectividad que tiene este abono a la hora de mejorar las propiedades biológicas del suelo.

En esta fotografía puede verse el tono distinto del humus de lombriz antes de mezclarlo un poquito con el estiércol. Tras todo el proceso haremos un nuevo riego no tan abundante como el que hicimos antes de abonar.
Con este abonado que es acolchado a la vez, los rosales estarán resguardados y nutridos cuando llegue su momento al inicio de la temporada. Hasta entonces resta todavía bastante trabajo para los que amamos las rosas: aplicación de azufre el mes que viene (el año pasado tuve algo de oídio y no quiero arriesgar esta próxima temporada); tras la poda que seguramente haré en febrero efectuaré la última aplicación del aceite insecticida (preventivo de distintas plagas) y ya a partir de mediados de febrero, las aplicaciones preventivas de fungicida antiofídico. Paso a paso iré explicando todos estos trabajos según los realice.
Seguiré esperando que mis niños se duerman del todo y que lo hagan en óptimas condiciones tras este cuidado que hoy les he dado.

Tutorial: Pomazón, cojinete, guantelino, cojín o almohadilla de dorador. Cómo hacerlo paso a paso

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