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Octubre sereno y dulce...

Anoche cambiaron la hora y esta mañana se ha notado. La luz durante mi desayuno itinerante ya no ha sido hoy azul como lo era más temprano, si no amarilla. Una luz que bañaba árboles y arbustos de tonos dorados. El otoño se ha implantado. No hay duda!! 

Poda de un rosal arbustivo ( A Shropshire Lad ) que trasplanté a comienzos del verano pasado.

Tenía previsto comenzar la poda de los rosales en la primera semana de febrero pero el tiempo no acompañó, tampoco lo ha hecho este último fin de semana en que ha llovido y el viento frío aconsejaba aplazar un poco la tarea.
Todos los rosales tienen las yemas activas y muchos de ellos están comenzando a brotar. No era cosa de aplazar demasiado la poda ni la última (tercera) aplicación de tratamientos preventivos durante el invierno (aceite insecticida y oxicloruro de cobre). Ya ha transcurrido el plazo de seguridad desde que les apliqué azufre así que esta tarde, que estaba el tiempo apacible me he puesto manos a la obra.
Este invierno no tendré prácticamente trabajo con la poda. La mayoría de rosales de mi jardín están plantados a comienzos de la temporada anterior así que solo precisarán un ligero retoque. 
Los que me traje del otro jardín son todos trepadores a excepción de este A. Shropshire Lad que aunque puede cultivarse como un trepador corto también puede podarse para que crezca como un arbusto más bien amplio. 
Si alguien está interesado en echar un vistazo a la poda de un trepador como Pierre de Ronsard, éste es el vínculo.
A. Shropshire Lad es un rosal de David Austin introducido en 1997 registrado con el nombre de "Ausled". Según su creador se trata de un rosal que él clasifica dentro del grupo de los rosales Leander. En su catálogo lo tiene incluido entre los arbustos muy grandes
Este rosal no es adulto todavía. Durante las dos temporadas que lo cultivé en el jardín anterior no gozó ni del lugar ni del espacio adecuado  así que su desarrollo tampoco fue óptimo. De manera que no es un rosal desarrollado todo lo que podría esperarse de ejemplar que va a comenzar su cuarta temporada debido a las condiciones adversas que menciono y que lo trasplanté ya comenzado el verano para traérmelo a este jardín y eso siempre produce un gran estrés. Algo que si cabe aún es más duro si se hace en un jardín con  un clima como el mío con temperaturas bastante altas durante el estío. Así que casi "perdió" la temporada anterior en el trajín del viaje y el tiempo que se tomó en recuperarse.
No obstante ha crecido sano y lo robusto que se espera de esta variedad tras la recuperación del trasplante. Ha desarrollado como se ve unas armónica ramas arqueadas como corresponde al grupo Leander al que pertenece y de follaje muy bonito y aunque su floración era de esperar que esta temporada anterior fuera escasa, las rosas que me regaló no me han decepcionado en absoluto,  A Shropshire Lad produce unas rosas grandes, dulce e intensamente aromáticas, de elegantes y deliciosos tonos rosados con matices melocotón, con muchos pétalos.
Como decía más arriba, no dispongo en este jardín todavía de rosales arbustivos que hayan alcanzado el tamaño necesario. De todos modos pienso que en este ejemplar podremos ver un amplio surtido de los aspectos que solemos encontrarnos a la hora de enfrentarnos a la poda de un rosal arbustivo. Me gustaría centrarme en esta entrada en estos aspectos comunes y que pueden ser de aplicación en cualquier otro tipo de rosal.
Ya sabemos que en jardinería aquello de que "cada maestrillo tiene su librillo" es una gran verdad y en este tema de la poda es de especial aplicación. 
Pero al igual que hay diferencias de teorías en todos los sentidos, desde el momento idóneo, la intensidad de la poda, la conveniencia o no, si hay que sellar los cortes o es preferible no hacerlo...etc También es cierto que hay algunos aspectos en los que sí hay coincidencia, al menos para la mayoría.
Vamos a centrarnos en estos aspectos que nos encontraremos cuando nos ponemos a podar un rosal arbustivo pero que muchos de ellos, siendo de sentido común, pueden aplicarse siempre que afrontemos el trabajo de la poda.
Hacer fotografías realmente buenas no es lo mío. Lo siento, Por muchos esfuerzos que hago no lo logro. Qué se le va a hacer!! :) Así que perdonadme por ello. También es verdad que la  hora no acompañaba demasiado :) Están tomadas por la tarde que es el momento en que puedo jardinear. He querido poner fotos muy explicativas que puedan ayudar, evidentemente, no a quienes llevan años podando sus rosales y saben perfectamente cómo hacerlo, pero sí a quién se enfrenta por primera vez a esta tarea.

Aquí tenemos el rosal en cuestión. Quizás si tuviera que dar un consejo el primero sería que antes de comenzar a cortar miráramos con detenimiento el rosal completo, que  nos detuviéramos en apreciar su estructura, su forma, su tipo de crecimiento.  
La poda puede momentáneamente menguar el tamaño de un rosal pero a la larga la naturaleza del arbusto se impondrá. Pretender cultivar un rosal de grandes dimensiones en un espacio mínimo además de no conseguirlo lo que provocaremos con ello es que la planta no crezcan en las condiciones que precisa y a la larga "nos lo dirá" :)
A la izquierda de este rosal hay un Mme. Isaac Pereire que quiero conducir en forma de arco cuando vaya creciendo. Dos trepadores juntos, que pueden hacerse bastante grandes, pienso que no es buena idea para este espacio en mi jardín. 
El tiempo invertido en observar el rosal y tener clara cual es su estructura es tiempo que se ganará después. Creo que tener cierta seguridad en lo  que se va a hacer antes de meter las tijeras redunda en el resultado final. 
Determinar qué ramas hay que conservar sin duda y cuales eliminar es buena cosa. Para ello, como digo, hay que detenerse un rato a mirar..Y luego pensar qué podemos hacer con lo que tenemos.

Me gustaría cultivar A. Shropshire Lad como arbustivo porque pienso que al lado de Mme. Isaac Pereire los volúmenes que ocuparán según crezcan harán más bonita así esta zona. 
Haciendo esto que digo, parándome a mirar el rosal en su conjunto, se aprecia que durante su última temporada de crecimiento ha desarrollado bastante ramas largas y arqueadas. Ahora lo están menos porque no tienen el peso de la vegetación ni de las rosas pero al llegar la primavera adoptan una grácil curvatura que hacen bonito al rosal en su conjunto. 
También se ve que contaba con demasiadas ramas en el interior que no permitirán la suficiente aireación de arbusto y por tanto podrán darme problemas de plagas y enfermedades.
Quisiera respetar su forma natural de crecimiento. Esas ramas largas arqueadas que tenderán a formar un arbusto bastante grande y bastante amplio con ramas largas que abrirán su contorno cuadra con el espacio que le asigné (bastante amplio por cierto en previsión de su futuro tamaño) y sería una pena no dejar que invadan el espacio de suelo libre que tiene alrededor y que cuelguen airosas sobre la zona de Dichondra repens que tiene delante. De modo que no voy a podarlo demasiado bajo. Aprovecharé la estructura que ya va estableciéndose en él.
He desfoliado el rosal completo antes de comenzar la poda para que fuera más fácil realizar las fotografías y se apreciara con mayor nitidez el recorrido de las ramas. De todos modos lo hubiera hecho después de podarlo con lo que me hubiera ahorrado eliminar todas aquellas hojas de las ramas completas que he eliminado al cortar, pero ya digo, lo he hecho en este orden para facilitar el tema de visión en las fotografías.
Desfolio los rosales una vez podados porque en las hojas y peciolos que quedan tras este trabajo de poda quedan huevos y larvas y hongos en distintos estados de desarrollo, que cuando vengan las buenas temperaturas serán las futuras plagas y enfermedades que podrán afectar a nuestros rosales. No es que elimine todas las posibilidades, está claro, pero al menos se lo ponemos algo más difícil a estas "lindas criaturitas" :) y si parte de ellos los eliminamos del rosal pues esos menos que quedan. No?

Las hojas a estas alturas están en pésimas condiciones, llenas ya de manchas unas veces simplemente por factores climatológicos y otras como secuelas de enfermedades. En todo caso no me gusta ver aparecer la vegetación tierna y joven que brotará en breve al lado de los restos de hojas viejas y enfermas o deterioradas colgando.
También es cierto que este trabajo de eliminar todas las hojas he podido llevarlo a cabo en mi anterior jardín durante varios años porque el número de plantas era pequeño. Había cuatro Pierre de Ronsard realmente hermosos de tamaño ya que me llevaban horas limpiarlos pero durante aquel tiempo lo hice. Dudo que cuando todos los rosales que cultivo en éste jardín (que son bastantes) se hagan grandes tenga fuerzas y ganas para seguir realizando este trabajo. Este año de momento lo he hecho.
Una vez tenía claro las líneas generales de lo que pretendía, era cosa de comenzar a eliminar el material que tenemos seguridad de que hay que retirar. Es decir, por aquel material que hay que eliminar con independencia del tipo de poda que queramos aplicar o de que ésta sea más o menos intensa.
Vamos a verlo por pasos:
Madera muerta: Además de no servir para nada en el rosal simplemente afea el arbusto así que ...tijeras!!

El corte de alguna rama durante la etapa de crecimiento, incluso la retirada de las flores marchitas dejan en ocasiones trozos de ramas (tocón)  a los que ya no llegará la savia y por tanto con el tiempo acabarán muriendo. Estas dos fotografías corresponden a un tocón que como se ve ya está muerto ese tramo de rama y la siguiente fotografía es de uno que aunque esté vivo sabemos que todo lo que hay por encima de una yema no recibirá savia y por tanto su fin está claro. De manera que también eliminaremos estos tocones.



Esta rama dañada (bastante larga por cierto) debió de romperse con el viento. No tiene fuerza para sustentar el crecimiento de vegetación ni el de las futuras rosas así que será mejor eliminarla y así evitaremos el riesgo de que se produzcan desgarros que rompan la rama más abajo aún.
Conseguir que el arbusto presente una estructura abierta, con un centro despejado que permita una buena aireación redundará en beneficio de su salud. Será preciso eliminar las ramas cruzadas y las que crezcan hacia dentro (hacia el interior del rosal) Las cortaremos por la unión con la rama desde la que brotan.
Este rosal es muy vigoroso, casi todas sus ramas son bastante gruesas pero algunas de ellas son claramente débiles. Este crecimiento delgado y poco vigoroso es preferible eliminarlo porque no producirá un crecimiento saludable ni dará rosas de buena calidad.
Podemos comprobar en esta fotografía como el interior del rosal está demasiado enmarañado. Hay demasiadas ramas que crecen en todas direcciones. Cuando el rosal brote y surjan hojas en todas esas ramas se producirá un amasijo de vegetación que será favorable al establecimiento de plagas y enfermedades. Será por tanto preciso despejar el interior dejando aquellas ramas fuertes, sanas y vigorosas que crezcan hacia fuera del arbusto y eliminando  todo lo superfluo y débil.
Este rosal no presenta lógicamente signos de envejecimiento porque no tiene edad suficiente para ello.  Pero ya sabemos que es conveniente ir eliminando alguna rama vieja y agotada para ir rejuveneciendo nuestro arbusto a ser sustituidas por otras ramas jóvenes y vigorosas que crecerán en su lugar y que será mucho más productiva en floración.. Eliminando este tipo de ramas, cortándolas por la base, fomentamos el surgimiento desde esta misma zona de nuevos tallos mucho más vigorosos. 
Es fácil distinguir la madera nueva de la vieja. La nueva tiene un color verde, es lisa, sin estrías. La madera vieja por el contrario presenta unos tonos mucho más oscuros, está lignificada, estriada longitudinalmente.
Esta fotografía no obstante no corresponde a un tallo de madera madura, no exactamente vieja porque como digo el rosal no tiene demasiada edad. Conforme pasa el tiempo las ramas, sobretodo las basales, van engrosando cada vez más y tornándose el exterior que las cubre más lignificado, más seco...Estas son las ramas que hay que intentar ir eliminando paulatinamente en las podas para que sean sustituidas por ramas que brotarán desde abajo de forma vigorosa con vegetación joven sustituyendo las que quitamos.
A pesar de todo,  si nos fijamos bien hay una rama bastante débil y apagada y toda ella no ha producido más que ramillas finas y yo, que conozco el rosal, sé que apenas creció en la temporada y de flor ni hablamos.. No hay duda de que tiene un crecimiento mucho más débil que el resto del rosal. 
Hay que pensar que es conveniente que no haya acumulación ni de materiales de desecho ni demasiada vegetación en la base de los rosales que forme zonas con carencia de ventilación. Recordemos lo que decíamos sobre estas zonas cercanas al suelo: son zonas muy acogedoras para todo tipo de plagas. Y esta rama está justo en estas condiciones. Se ve que está excesivamente ramificada, si tenemos en cuenta que está en un nivel bastante bajo y que estas ramas desnudas ahora, se llenarán de hojas en breve...
Asi, coloreada, creo que la vemos mejor: 

Podemos ver la causa de este tipo de desarrollo en esta fotografía: En realidad se trata de una rama herida o enferma y lógicamente su desarrollo no ha sido el correcto si no el que hemos apreciado en las fotos anteriores. Será preciso eliminarla. 

En este caso ya hay asomando en la parte casi tocando el suelo un brote que se ve vigoroso. Estupendo!! porque ya tendremos con él la posibibidad de que esta próxima temporada esta rama completa que nos hemos visto obligados a eliminar sea sustituida por la que brotará de esta yema ya iniciada.

No nos debe preocupar demasiado la eliminación de una rama completa. Los rosales tienen una gran capacidad de regeneración y antes que nos demos cuenta el espacio dejado vacío por esta eliminación quedará cubierto. En este caso concreto además de la yema en la parte inferior de esta rama hay asomando a unos centímetros una ramita ya con hojas, de lo más vigorosa!!
Bien, ya hemos eliminado todo el crecimiento que no ofrecía dudas. Habrá que continuar ahora con la modificación y formación, mediante la poda, de la estructura que tendrá el rosal. Como comenté antes no acortaré en exceso las ramas principales que forman las grandes directrices de este rosal. 


Bien ya sabemos qué ramas queremos acortar. Pero ahora nos preguntamos ¿Por dónde cortamos? 



Vemos que a lo largo de cada rama aparecen las yemas que ya a estas alturas del año están brotadas. 

Cada una de ellas es en potencia una incipiente rama y éstas ramas crecerán en la misma dirección que presentan ahora la yema.  Espero que esta fotografía sea aclaratoria para quién pueda tener dudas. 


La poda no es una colección de "Mandamientos" a cumplir a rajatabla ni tampoco un ramillete de instrucciones para cada uno de los cortes. Tiene mucho de lógico y sobretodo tiene mucho que ver con la observación de nuestros rosales y llegar a descubrir de forma crecen para así poder mediante la poda favorecer ese tipo de crecimiento o rectificarlo en algún grado si llega el caso. 
Veamos como, teniendo decidido lo que queremos previamente, no es nada difícil saber aproximadamente por dónde cortar estas ramas largas: 
Hemos dicho que no queríamos una poda demasiado intensa, es decir, no queríamos cortar en exceso. Bien. El corte por tanto no lo haremos demasiado cercano al suelo.
También hemos dicho que pretendíamos un arbusto abierto hacia fuera cuyas ramas permitieran el acceso de la luz y el aire al interior de rosal. Por tanto no cortaremos por encima de una yema que esté en posición hacia el interior del rosal porque de hacerlo, la siguiente rama que crezca lo hará hacia el centro de la planta. 
Esta de la siguiente fotografía es una buena yema. No elimino mucha rama (quizás un tercio o algo más) y está orientada hacia fuera. 
En este corte, la yema que tomará más fuerza será la que se encuentre inmediatamente por debajo de la sección. El predominio apical hace que la yema que tiene el "liderazgo" en la rama sea la situada en el extremo final. Cortando las ramas, es decir, podándolas, favorecemos, sí, esta yema cercana al corte como decíamos pero también propiciaremos el desarrollo de algunas de las que se encuentran por debajo. 
En cuanto a la dirección del corte y su proximidad a la yema (sin tampoco obsesionarnos) debiera hacerse inclinado en dirección contraria a la yema para evitar acumulaciones de agua y por tanto de zonas propensas a hongos e insectos en el punto en que está la yema. En lo que hace a a distancia: ni muy próximo a la yema evitando el peligro de dañar al cortar; ni demasiado alejado para que no se formen los tocones de los que hablábamos más arriba.
Realicemos el trabajo poco a poco, parándonos de vez en cuando a mirar como va quedando el conjunto. Pensando qué ramas siguen sobrando y por dónde efectuar el corte. Mirarlo desde diferentes puntos de vista también es buena cosa. Si cortamos arrodillados en un solo punto solo tenemos una perspectiva del rosal y puede que desde el lateral por ejemplo veamos las cosas distintas.
Bueno, pues una vez terminado el trabajo de poda, A Shropshire Lad ha quedado de esta guisa:
Aquí puede verse qué ramas he dejado al final, coloreadas de morado y por tanto puede apreciarse qué partes han sido eliminadas.
Tranquilicémonos de todos modos pensando que es difícil, imposible diría yo, matar un rosal por errores en las podas. La formación de un arbusto se hace año a año y si esta temporada nos hemos equivocado en algo tendremos tiempo de rectificar la próxima vez. Nuestros rosales son mucho más fuertes de lo que creemos. Así que afrontemos la poda sin tanto miedo, ni tanto temor a consecuencias drásticas. No las hay en la mayoría de los casos y lo que siempre digo: nuestras equivocaciones también nos sirven para aprender. Así que sin miedo con las tijeras!! ;)

Se me hizo tarde y no he podido hacer la última aplicación de aceite insecticida mezclado con oxicloruro de cobre como tratamientos preventivos de invierno. Mañana a ver si el tiempo acompaña y se puede terminar.
No hay tregua para la lucha contra estos bichitos tan majos jajaja Fijaos si no: ya están aquí. Pocos, si, pero de no poner medios pronto serán legión!!


Dejaré listos los rosales para su comienzo primaveral poniendo una nueva capa de acolchado encima de la que ya tenían puesta de este otoño pasado. No retiraré la anterior porque así el nitrógeno que precisará para descomponerse la materia orgánica que ponga no lo tomará del suelo que rodea las raíces del rosal si no de esta capa ya colocada anteriormente.
No sé si será humus y estiércol o me decidiré por compost si logro encontrarlo a la venta ya que el de mis composteras aún le falta meses para madurar. 
Dan trabajo nuestras rosas, verdad? Pues sí, pero son tan hermosas, que cuando vuelvan a abrirse esta primavera se nos habrán olvidado todos los dolores de espalda y las agujetas y los cansancios..;) y su contemplación y aroma serán premio más que suficiente para nosotros.

Abono orgánico (estiércol y humus de lombriz) como acolchado de los rosales de cara al invierno

Ya estamos a mitad de diciembre. Hace ya días que están cayendo heladas y aunque éstas no son excesivamente profundas en mi zona, el frío y las pocas horas de luz en los días cada vez más cortos del otoño, diríase que cantan una nana para que los rosales comiencen a dormir hasta que las temperaturas vuelvan a aumentar.
Pero como algunos bebés con dificultades para dormir, este año algunos de mis rosales les cuesta conciliar el sueño y no acaban de parar su actividad vegetativa. Quizás porque el otoño aunque muy lluvioso no ha sido nada frío.

Es curioso porque precisamente son los que trasladé al inicio del verano desde el otro jardín en el que los cultivaba. Y mira que sufrieron los pobres en el proceso!! 
Están en el jardín trasero, una franja de terreno que recorre la fachada norte de la casa y que en invierno, cuando sopla el viento, las corrientes de aire lo recorren sin piedad. Pero ellos han decidido no tener una temporada tan corta y quieren robarle al invierno lo que no pudieron desarrollar recién trasplantados.
Alguno de ellos como, Blue for You incluso tienen ahora capullos en el extremo de sus ramas que entre el frío, la lluvia y el hecho de que el sol calienta poco y cada día durante menos tiempo, no llegan a abrirse y se está formando moho sobre alguno de ellos. Es un problema conocido como apelotonamiento o encapsulado de capullos (también como “balling”) los pétalos externos se ablandan y con los rayos del sol de las horas más cálidas de algunos días forman una especie de coraza que impide que el capullo llegue a desplegarse.

Tener esos capullos encapsulados cuyo interior poco a poco va pudriéndose y formando moho por encima no me apetece nada. Creo que son un foco de enfermedades y que no les hace ningún bien a los rosales, así que los he eliminado todos.

Los demás trasplantados están incluso con bonitas hojas pero ya me fijé la semana pasada cuando hice la segunda aplicación de aceite mineral de la temporada (La primera la hice a primeros de noviembre) que aunque A. Shropshire Lad parece en perfectas condiciones a primera vista, fijándome con detenimiento vi que muchas de sus hojas estaban agujereadas por alguna plaga y en el reverso de alguna de ellas tenía unas coloraciones que no eran fáciles de distinguir bien  pero que no me gustaron demasiado así que he decidido desfoliar este rosal.

Así evitaré peligros permitiendo que las plagas se escondan en unas hojas ya algo deterioradas por las inclemencias del tiempo. Para los demás esperaré algo más, a que estén completamente parados y probablemente al iniciarse enero, cuando les tocará una aplicación de azufre ya habrán perdido una buena proporción de su follaje y el que no, lo eliminaré  manualmente antes del aplicarles este fungicida.


Salvo estos dos casos, para el resto de rosales, lo que me interesa en este momento de la temporada es proporcionarles una buena capa de abono orgánico, en este caso, estiércol bien fermentado más unos buenos puñados de humus de lombriz.
Servirán a la vez de acolchando aportando materia orgánica al suelo, mejorando su estructura y nutriéndolo. Como sabéis ésta ha sido la primera temporada en mi jardín, espero el próximo año tener la oportunidad de compostar y si es así, probablemente este acolchado lo haga la próxima temporada con compost.

Ya sabemos que el acolchado podemos realizarlo con distintos materiales, a poder ser orgánicos. También podemos hacerlo con hojas, madera triturada pequeñita, etc. A mí me gusta hacerlo en el resto de arbustos y árboles con estiércol mezclado con hojas caídas del otoño pero en los rosales prefiero no poner hojas y que esta capa esté lo más limpia posible de hojas o cualquier material que tenga peligro de provocar enfermedades posteriormente.
Además de los nutrientes que aportan al suelo proporcionan esponjosidad, humus, capacidad para retener humedad y lo protegen de las heladas del invierno, del viento y de la erosión.
El otoño o el inicio del invierno es el momento más adecuado para incorporar este manjar para nuestros rosales. Ahora con el frío, el estiércol no es problemático, no quema las raíces y como la actividad vegetativa va a cesar en breve, el nitrógeno que precisa para terminar de madurar no será perjudicial que lo tome del sustrato ya que ahora los rosales, en parada, no lo precisarán.
Para que el estiércol pueda ser aprovechado por las plantas es preciso que se mineralice y se humidifique. En el proceso intervienen desde microorganismos (Bacterias, hongos, etc.) hasta macroorganismos (Lombrices, insectos…) En todo este proceso se utiliza grandes cantidades de nitrógeno por parte de las bacterias y éste nitrógeno inicialmente se le resta a las plantas aunque posteriormente, tras meses de estar el estiércol en tierra, el nitrógeno es revertido al sustrato. De ahí que sea en el momento en que las plantas no precisan este nitrógeno cuando es mejor la incorporación de estos abonos orgánicos.
No es aconsejable abonar con estiércol en verano o al menos no en cantidad abundante ni tocando las raíces del rosal mezclado con el sustrato que las rodea. El calor del verano activa y favorece a fermentación del estiércol recalentando el sustrato que rodea la base de los rosales y si éste está mezclado con la tierra puede llegar incluso a producir quemaduras en las raíces.
A propósito de este problema quisiera comentar algo sobre el desarrollo anómalo esta primavera pasada. Este año por causas que no vienen al caso me vi obligada a retrasar en exceso la plantación de los rosales a raíz desnuda y cuando los puse en tierra ya eran mediados de febrero. Cuando hice la plantación mezcle el suelo del jardín con una buena proporción de estiércol en el hoyo de plantación. Tendría que haber tenido en cuenta que era febrero y que apenas en unas semanas los rosales comenzarían a brotar. Tiempo insuficiente para que los nutrientes del estiércol estuvieran disponibles para los rosales cuándo éstos los precisaran. Pero además, de otra parte, no tuve en cuenta la competencia por el nitrógeno que se produciría cuando a los rosales les tocara empezar su actividad.
La cosa es que bastante de ellos tardaron una barbaridad en echar a andar como es debido. Estaban lentos, sin brío… En estos años he plantado ya muchos rosales y nunca se han pasado la primavera con un crecimiento tan reducido, lo habitual es que hayan crecido vigorosamente. Es verdad que este es otro jardín, otro suelo… pero algo me hace pensar que puede que el estiércol que aporté en la plantación no estaba lo maduro que dijeron en el vivero dónde lo adquirí. Tenía que madurar todavía un poco más y al hacerlo durante el tiempo en que a los rosales les tocaba comenzar a crecer en primavera, el nitrógeno que precisaba el estiércol para madurar e ir descomponiéndose se lo restaba a los rosales, de ahí que no arrancaran hasta el verano. 
Lo que sí tengo seguro es que es peligroso aportar estiércol en un momento avanzado de la temporada.  
Como podéis ver he limpiado en profundidad el rosal eliminando todas las hojas. En mi clima aún no corresponde podarlo así que lo he dejado así, limpito. He eliminado cualquier hoja o resto que hubiera caído al sustrato durante el proceso de limpieza para evitar que las plagas o posibles hongos pudieran permanecer en el suelo.

Al hacerlo me he dado cuenta que de la base del rosal salía un brote bastante fuerte sin hojas aún que me permitiera saber si era o no un chupón. A pesar de que muchos entendidos aseguran que no hay que cubrir el injerto y que el suelo alrededor debe quedar a su atura, yo siempre planto mis rosales de modo que el injerto quede un par o tres centímetros enterrado. No sé si lo haría en otros climas pero sí en el mío dónde hay buenas heladas, creo que se protege el punto de injerto de frío.

Así que con sumo cuidado he retirado el sustrato alrededor del injerto para comprobar desde dónde brotaba. He podido comprobar que el brote no se trata de una rama incipiente del propio rosal y no del patrón o portainjerto y que la próxima primavera se desarrollará ya que de haberse tratado de un  chupón este brote hubiera partido del nivel por debajo del nudo del injerto.

Con el mismo cuidado lo he vuelvo a cubrir para que no se quebrara, dejando una piedra por debajo de él que me haga recordar que está ahí y al limpiar la zona que rodea el rosal no la rompa en un descuido.

He aprovechado la ocasión para rehacer el alcorque, agrandarlo un poco y nivelarlo. Tengo por costumbre hacer alcorques alrededor de todos los arbustos y árboles. Facilitan el riego, incluso si el acolchado es de hojas parece que es más fácil que a pesar del viento, las hojas se retengan mejor dentro del alcorque que sobre una superficie plana.
Hoy me sentía con ganas de trabajar de modo  que aproveché para poner un par de tutores al rosal. Veo que se ha desarrollado mucho esta temporada y que la inclinación de alguno de sus brotes más fuertes hacen presagiar que se descompense cuando estas ramas se carguen de más vegetación y de las rosas y peligre la estabilidad del arbusto. Así que he clavado unos tutores y he atado con bridas a ellos alguna de las ramas con cuidado de no apretar tanto con ellas que estrangulara el crecimiento.

Antes de poner esta capa de acolchado es muy importe regar en profundidad.

A continuación un par de paladas generosas del abono orgánico que durante estos meses de invierno terminará de descomponerse y que cuando llegue febrero, el momento en que comenzará de nuevo la actividad vegetativa de los rosales y por tanto el comienzo también de las necesidades nutritivas, tendrá en el sustrato que los rodea el alimento proporcionado por este estiércol

El estiércol es un abono lento, precisa un tiempo para biodegradarse y  sus nutrientes no se incorporan al suelo de forma inmediata como otro tipo de abono sino que lo hacen poco a poco según va degradándose por la actuación de los microorganismos del suelo. Durante los meses de invierno la lluvia, la humedad y algún esporádico riego, favorecerán que este estiércol vaya liberando sus nutrientes y que éstos estén dispuestos en el sustrato cuando el rosal los precise al iniciarse de nuevo la actividad irá diluyendo los  disposición.
Antes de extender el estiércol alrededor de la base del rosa he añadido cuatro o cinco puñados muy abundantes de humus de lombriz (lo que me daban las dos manos juntas formando un cuenco).

El humus de lombriz son los excrementos de las lombrices. Se trates de uno de los mejores abonos orgánicos que podemos aportar a nuestras plantas. La cantidad de bacterias existentes en un gramo de humus es extraordinaria de ahí la efectividad que tiene este abono a la hora de mejorar las propiedades biológicas del suelo.

En esta fotografía puede verse el tono distinto del humus de lombriz antes de mezclarlo un poquito con el estiércol. Tras todo el proceso haremos un nuevo riego no tan abundante como el que hicimos antes de abonar.
Con este abonado que es acolchado a la vez, los rosales estarán resguardados y nutridos cuando llegue su momento al inicio de la temporada. Hasta entonces resta todavía bastante trabajo para los que amamos las rosas: aplicación de azufre el mes que viene (el año pasado tuve algo de oídio y no quiero arriesgar esta próxima temporada); tras la poda que seguramente haré en febrero efectuaré la última aplicación del aceite insecticida (preventivo de distintas plagas) y ya a partir de mediados de febrero, las aplicaciones preventivas de fungicida antiofídico. Paso a paso iré explicando todos estos trabajos según los realice.
Seguiré esperando que mis niños se duerman del todo y que lo hagan en óptimas condiciones tras este cuidado que hoy les he dado.

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