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Los bellos amentos de los avellanos (Corylus avellana)

Van quedando pocas flores según se acerca el frío pero el jardín jamás deja de regalarnos algún rincón que llama nuestra atención. 
Ahora, las ramas de los avellanos (Corylus avellana), con sus hojas ya a punto de desprenderse, lucen sus precioso amentos que empezaron a formarse en verano y que cuando el avellano comience de nuevo su actividad vegetativa al salir del invierno abrirán sus numerosas flores y soltarán al aire miles de granos de polen. Me parecen preciosos!!

Según van pasando meses compruebo que el interés de árboles y arbustos va mucho más allá de las floraciones. Las plantas no dejan de interesar cuando la floración desaparece. Ni mucho menos!! Sigue quedando su estructura, a veces el arqueo de sus ramas, incluso la belleza de éstas desnuda en invierno describiendo preciosos escorzos...frutos, cambios de coloraciones, flores que no parecen flores :) Cuánta belleza hay en un jardín!! Tanto detalle, tantas curiosidades...


No me había fijado nunca de cerca en los amentos (flores masculinas) y descubrir el curioso proceder en la polinización de este árbol/arbusto monoico me ha parecido de lo más interesante. Qué no lo es en el transcurrir de un jardín!!


Dentro de pocos días las ramas de Corylus avellana lucirán ya totalmente desnudas y sus amentos, a modo de pendientes, permanecerán  aferrados a ellas durante meses esperando la primavera. No es una sola flor, son muchas, entre 130/230!! Sin pétalos. Los amentos no forman flores vistosas en el sentido que lo hacen la mayoría de frutales. No la precisan porque su polinización es anemófila. Estos amentos guardan en su interior miles de diminutos granos de polen y cuando lo liberen, será el viento el encargado de su transporte hasta las flores femeninas que como veis también son insignificantes.
Mi avellano es muy joven y el trasplante imagino que no ha ayudado a que no haya una gran abundancia ni de amentos ni de flores femeninas. He tenido que fijarme bien para llegar a descubrir las pocas que había porque son de un tamaño bastante pequeñas y he logrado descubrir algunas, delatadas por sus coloridos estigmas.


Estoy segura que estos avellanos terminarán por incluirse en la lista de árboles favoritos de mi jardín. Son bonitos en todas las épocas. Y si no, fijaos en la belleza de las hojas de este Corylus maxima 'Purpurea'...bella. Eh!! :) Con tanto contraste de tonalidades entre la hoja recién brotada y la que ya va madurando.



También lo son las de Corylus avellana (avellano común) con borde doblemente aserrado y de un verde mucho menos oscuro.

Buscando la protección del sol del mediodía lo planté cerca del perímetro externo de los grandes pinos del fondo del jardín. Ahí están protegidos en las horas centrales del día y espero que sus hojas no lleguen a quemarse en verano.

Me gusta verlos en este momento del año por la mañana a trasluz. Se iluminan las pocas hojas que quedan y se intensifican sus verdes
y convierten este rincón en un lugar que me encanta!! Ummm los sueño ya algo crecidos e imagino sus largas ramas con esas hojas encendidas de luz dibujando en el aire bajo los pinos suaves curvas. Todo llegará... :)



Los púrpuras: Corylus maxima `Purpurea' (Avellano de Lambert)

Cuántos matices de color puede llegar a tener el avellano de Lambert!! Suelen crecer con varios pies y forman espléndidos arbustos que alcanzan con los años los cuatro o cinco metros.
En verano producen avellanas comestibles y en invierno sus largos amentos permanecen en sus ramas tras tirar la hoja.
 Me encantan estas hojas con esos dibujos que parecen hechos a plumilla. Más oscuras oscuras ahora que luego, en verano, cuando se torna más verde.



He situado uno frente a otro porque no es autofértil y precisa la presencia de otro ejemplar para fructificar.
En todo caso no ha sido la expectativa de comer avellanas el motivo de haberlos introducido en el jardín, han sido sus preciosas hojas con sus maravillosos colores.



Hoy he plantado un poco de otoño: Un Liquidambar Styraciflua

Siempre he querido tener un Liquidámbar desde antes incluso de saber que eran liquidámbares aquellos árboles tan hermosos que yo veía con toda la gama de rojos, amarillos y naranjas... Lo compramos el otro día en uno de los mejores viveros que yo conozco de Madrid, en "Los Peñotes", No sé ni cómo pudimos meterlo en el coche!!! Pero se vino con nosotros a casa... y hoy ya está en tierra. 
El Liquidambar Styraciflua, también llamado Árbol del ámbar por la resina de su corteza. Es un árbol caducifolio cuyas hojas se asemejan a la de los arces y que ofrecen unas coloraciones otoñales expectaculares. Estas coloraciones solo se dan si recibe un abundante sol y los otoños son fríos. Prefiere los suelos un tanto ácidos para no presentar problemas de clorosis. Necesita mucha materia orgánica para crecer feliz y bastante humedad en el suelo.
Los primeros años tiene un lento crecimiento pero a partir del tercero o cuarto la velocidad a la que crece aumenta.  No es un árbol para jardines pequeños. En unos 15 años puede alcanzar un diámetro de 6 ó 7 metros. En sus primeros años de crecimiento tiene una forma piramidal, ensanchándose cuando va madurando.  
Es un árbol de bastante tamaño, así que había que buscar un espacio dónde recibiera mucho sol y tenga el espacio que necesita para crecer holgado.
Me he paseado por el jardín buscándole el mejor sitio posible y creo que dónde lo he plantado finalmente estará bien. La esquina NO del garaje tiene a su alrededor un buen espacio. Las ramas de los dos olmos grandes que tengo dejan muchos metros libres ahí. De todos modos aunque tenía la impresión de que había espacio suficiente me he cerciorado colocando piñas formando un círculo de 6 metros de diámetro para comprobar hasta dónde pueden llegar las ramas en unos cuantos años. 
Y sí, vi que había sitio suficiente. Después, cuando pasen diez o quince años, Dios dirá.. ya buscarán sus ramas su lugar entre los árboles que lo rodearán.
 
Los nociones sobre el crecimiento de los líquidámbares que me ha dado mi amiga Claudia Bond han sido de gran ayuda para mí a la hora de decidir el lugar de plantación. Mi amiga Claudia es una argentina deliciosa con un jardín de esos de película y con la que comparto de vez en cuando ratitos de charlas sosegadas y salpicadas por un humor que me encanta.
En fin, a lo que voy, he comprobado que en ese lugar de plantación, incluso tendrá más espacio para extenderse por la zona NE dónde hay muchísimos metros hasta llegar a las ramas de los dos grandes pinos. Quedarán bonitas sus ramas sobre el tejado del garaje y harán un preciso contraste en otoño junto a los verdes más pagados de los pinos. Además, proyectarán una sombra estupenda sobre la zona situada al norte del garaje, permitiéndome crear ahí algo que tengo pensado para el año que viene: un jardín "secreto" que tendrá entrada por la parte oeste de esta zona y que enmarcaré con dos Corylus Maxima Purpurea (Avellano púrpura) que precisan de una semisombra en climas muy calurosos como el mío en verano.
Pero no me enrollo con mis sueños...sigo con la plantación del Liquidámbar. 
Aunque tenía comprobado el espacio alrededor de la zona elegida, no he querido plantarlo hasta asegurarme del sol que recibiría en ese sitio. Como siempre, he consultado las fotografías que a mí me gusta llamar "fotografías de sombras" ajjaja porque son fotos de todas las zonas del jardín a las distintas horas del día mientras hay sol. De ellas me sirvo a la hora de decidir el lugar de las plantaciones porque aunque no están tomadas en el solsticio de verano exacto, lo están en julio cuando las sombras que proyectan las plantaciones son bastante semejantes. He comprobado por estas fotos que el lugar elegido tiene una insolación adecuada Recibirá todo sol durante buena parte del día.
El siguiente paso ha sido procurar al árbol el sustrato que precisa para que se desarrolle adecuadamente. Mi suelo ya sabéis que es arenoso, con cierta acidez y sin problema de drenaje pero eso ya se sabe, también tiene sus inconvenientes: no retiene la humedad. 
Me he dejado aconsejar por mi amigo Julián Ok que es un hacha en todas estas materias de árboles. él tiene varios y le funcionan muy bien. Julián es un trabajador incansable, ingenioso y habilidoso como pocos...es increíble la envergadura de los trabajos que afronta en su jardín!!  Hace las cosas a conciencia, como lo hacía la gente de antes. Por eso para mí es fiable como pocos.
Así que haciendo caso a sus consejos he rellenado el hueco de plantación (unos 60 x 60 cm) con una mezcla de la tierra de mi jardín a la que he aportado unas buenas paladas de humus de lombriz y en la parte más honda, sin que toque las raíces del cepellón también he agregado algo de estiércol de caballo bien maduro. 
La pendiente de mi parcela me ha obligado a nivelar el terreno alrededor del alcorque que he hecho alrededor del tronco para que el agua de lluvia que viene desde arriba o la del riego, no resbale por él y salga hacia abajo sin humedecer las raíces del árbol. El alcorque lo he dejado bastante profundo para que quepa buena cantidad de agua que empape en profundidad las raíces cada vez que lo riegue. Y es que estos árboles necesitan que no se descuide su hidratación especialmente en los dos primeros años tras su plantación.
Y bueno, aquí podéis ver mi arbolito rodeado de piñas jajajaja, tendrá unos dos metros y medio, quizás algo más y ya no le quedaban casi hojas cuando lo compré pero quiero pensar que el año que viene pintará sobre mi jardín unos bellos colores otoñales y aportará una sombra fresca y agradable a la zona situada tras él.
Anhelo que sus ramas lleguen a la zona de esas piñas pero mientras lo hacen disfrutaré con su lento crecimiento estos primeros años y esperaré con ilusión cada otoño para que derrame rojos y amarillos sobre mi jardín



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