El
descubrimiento de los factores que entran en juego en todo este camino está
constituyendo un maravilloso hallazgo para mí y como todo lo que me conmueve,
me emociona, me entusiasma o me sorprende, me gusta compartirlo con vosotros.
Para algunos no será nada nuevo. Evidentemente. Para otros, como yo misma, creo
que puede ser muy interesante tener en cuenta factores que antes de informarme
un poco sobre los frutales no hubiera considerado y probablemente de haber
adquirido mis arbolitos sin esta información me habría equivocado.
De
ahí que este artículo no es más que la recopilación de la información que he
ido recogiendo en páginas, libros, foros y publicaciones relacionadas con la
materia. Probablemente por mis propias limitaciones e incapacidades contengan
algunos errores o faltas imperdonables. De ahí que pida disculpas por ello y
agradezca a cualquiera que, con una formación en Biología, me haga cuantos
comentarios ayuden a eliminar los fallos que contenga este artículo así como
las explicaciones y datos necesarios para el buen entendimiento de un tema un
tanto espinoso para los que, como yo, somos legos en la materia. Dicho esto
prosigamos!
Así
es. Para que haya una buena
polinización entre las distintas variedades de frutales será preciso que se den
varias condiciones.
Veremos cada una de ellas a lo largo de este artículo:
1.- COMPATIBILIDAD
GENÉTICA (PERTENENCIA A GRUPOS DE ALELOS DISTINTOS)
Así
es, la polinización no será posible si no se da una compatibilidad entre grupos
de alelos (información genética) o dicho de otro modo, que el polen de una de las dos variedad de
frutal tenga una información genética distinta a la de la flor sobre cuyo
estigma se deposita.
Pero
vamos por partes. Recordemos algunos datos que tratábamos en el artículo
anterior sobre la polinización, fecundación y cuajado de frutos. El
grano de polen (de la propia flor, de otra del mismo árbol o de una de otro
árbol) es depositado (por el viento o por los insectos) sobre el estigma de la
flor. En ese momento se ha producido la polinización.
A
continuación será necesario que comience la germinación del grano de polen sobre el
estigma es decir, que comience a elongarse el tubo polínico a través del
estilo y que llegue al óvulo y se produzca la fecundación. Los óvulos fecundados son los que
darán lugar a la
semilla cuya presencia en la mayoría de frutales es necesaria para
que el fruto llegue a cuajar y madurar (Salvo en los frutales partenocárpicos en los que
se puede producir el fruto sin polinización ni fecundación previa)
Vemos
en esta maravillosa imagen publicada en Biology-forums cómo
los granos de polen germinan en la superficie del estigma (SG) y los tubos
polínicos (PT) penetran a través del estilo (ST) hasta llegar a los óvulos
dónde depositarán los espermatozoides.
Cuando el polen de las
flores de un árbol frutal son capaces de fertilizar las flores del mismo árbol
se dice que estamos ante un árbol de una variedad autopolinizante o autofértil.
Por
ello, si en nuestro jardín no disponemos de espacio suficiente para tener dos
variedades de un mismo frutal, debemos centrarnos en conseguir una de estas
variedades que no precisan la cercanía de otro árbol de la misma especie para
llegar a dar frutos.
Para
espacios reducidos también es contemplar la posibilidad de hacernos con un frutal partenocárpico. Si recordamos el
artículo del otro día, veíamos que había árboles que no precisaban la
polinización para llegar a fructificar. Ejemplo de ello son algunas variedades
de Kiwi, en general casi todos los kakis, las higueras y los plátanos.
La
mayoría de cerezos, almendros, ciruelos, manzanos, etc...precisan tener cerca
otro individuo de la misma especie para poder llegar a dar fruto. Son los frutales
autoincompatibles o autoestériles. Es decir, árboles incapaces de
polinizar a otro árbol de la misma variedad. Precisan tener cerca un frutal de
la misma especie pero de distinta variedad para llegar a dar fruto.
En
su evolución, las angiospermas desarrollaron una estrategia reproductiva, la
autoincompatibilidad, para favorecer que la fecundación se produzca
entre individuos que no estén relacionados genéticamente. Se trata de un
mecanismo que favorece la variabilidad genética y entorpece la formación de
semillas que provengan del propio polen.
De
ahí que generalmente la mayoría de frutales no tengan un polen capaz de
fecundar sus propias flores y por tanto no podrán fructificar.
Vamos
a ver aunque sea someramente, qué es la
autoincompatibilidad y de qué modo se produce.
La hoja
divulgadora 18/87 HD del Ministerio de Agricultura, alimentación y Medio
Ambiente la define así: "La autoincompatibilidad es la
incapacidad de una planta que produce óvulos y polen viables para cuajar
semillas cuando se autopoliniza. Y esta incapacidad para la fecundación del
óvulo por el polen se puede producir en distintos estadios, durante la
germinación en el estigma, durante la elongación de los tubos polínicos en el
pistilo o durante la fertilización del óvulo.
La
autoincompatibilidad es un mecanismo reproductivo que promueve la
diversificación genética y no deja de ser una estrategia reproductiva que
promueve la fecundación entre individuos que genéticamente no estén
relacionados e impide que se produzca entre individuos genéticamente iguales y
con menos posibilidades de supervivencia y adaptación. Esto supone que el
pistilo "reconoce" cuáles son los tubos polínicos de polen propio (con su
misma genética) y cuales corresponden a polen de otras platas.
De
hecho un alto porcentaje de las plantas angiospermas (entre ellas las
rosáceas) han desarrollado este mecanismo de autoincompatibilidad y son varios
los mecanismos genéticos que la regulan existiendo varios tipos de
autoincompatibilidad aunque nosotros nos ceñiremos a los que afectan
mayoritariamente a los frutales.
En
general, cuando se produce este mecanismo podría decirse que, como vemos en Wikipedia,
"Las proteínas del pistilo y del polen involucradas en el reconocimiento
son distintas entre sí y que la autoincompatibilidad es un mecanismo de
"llave-cerradura" a nivel molecular.
Dos
son los tipos de
autoincompatibilidad más frecuentes:
La autoincompatibilidad
esporofítica (AIE) que
no vamos a tratar aquí por presentarse más bien en las brasicáceas, asteráceas,
betuláceas, etc.
Nos
centraremos en el otro tipo, que es el que podemos observar en los
frutales, la autoincompatibilidad
gametofítica (AIG) propia de solanáceas, rosáceas, fabáceas, etc.
Vemos
que en cada grano de polen la información genética está dividida en dos partes,
son los llamados alelos que suelen expresarse como un par de letras seguidas de una cifra: S1S2, S2S4, S3S4, etc.
Igualmente
tienen dos alelos el estigma y el estilo. Estos alelos de la parte femenina se
denominan de la misma forma, con la letra S seguida de un número que dependerá
del grupo al que pertenezca el frutal.
Habitualmente,
para que un grano de polen pueda fecundar el óvulo de la flor, los alelos del
polen deben ser diferentes a los de la parte femenina de la flor sobre la que
se ha depositado.
Las
variedades de frutales suelen asociarse en grupos según la presencia de unos
alelos u otros en su información genética.
Lo
entenderemos mejor con la siguiente imagen
que representa el mecanismo de autoincompatibilidad gametofítica que, como
habíamos dicho, es la que suele producirse en la mayoría de variedades de los
frutales más comunes.
En esta imagen tenemos el caso de tres flores con una misma información
genética (con los mismos alelos) S1S2, en cuyo estigma hay un tipo polen con
alelos diferentes en cada uno de los tres casos. Veamos qué ocurre. De
izquierda a derecha:
En
primer lugar tenemos una flor de una planta S1S2 a cuyo estigma llegan granos de
polen de otra planta (o de la misma) con alelos idénticos S1S2. Este polen no
podrá germinar por tener igualdad de información genética. Sería el caso del
polen que trata de fecundar las flores de su misma planta.
En
la mitad de la imagen tenemos una flor también con alelos S1S2 en cuyo estigma
se han depositado granos de polen con alelos S1S3. Solo germinarán la
mitad de ellos. Es decir, los granos de polen que tengan el alelo S3, por ser
diferentes a los del estigma, podrán germinar, no así los que tengan alelo S1.
Estamos en este caso ante una incompatibilidad parcial.
Por
último, a la derecha, si sobre el estigma de la flor con alelo S1S2 llega a
depositarse granos de polen de otro árbol con alelos S3S4, todos los granos de polen
podrán llegar a germinar los óvulos de la flor ya que son totalmente distintos
los alelos.
Cuando el grano de polen
que llega al estigma no es el "adecuado" genéticamente, el
mecanismo de autoincompatibilidad provocará que la parte femenina de la flor
emita sustancias que inhibirán el crecimiento de los tubos polínicos de los
granos de polen.
Unas veces, tan pronto se ponen en contacto polen y estigma, otras cuando los
tubos polínicos comienzan a elongarse y a penetrar en el pistilo a veces
incluso llegando al tercio superior dónde se produce su degradación y no
continúa su desarrollo.
Bien,
queda claro que la primera condición para que haya una buena polinización entre
dos variedades de frutales es necesario que ambas variedades pertenezcan o
tengan distintos grupos de alelos para que así no se ponga en marcha el
mecanismo de la autoincompatibilidad.
2.-
COINCIDENCIA ABSOLUTA DE LAS FLORACIONES DE AMBAS VARIEDADES.
La
floración de los árboles frutales dura bastante poco y todo el proceso se
desarrolla con increíble rapidez.
Desde
que las primeras flores empiezan a abrirse hasta que caen no suelen pasar
demasiado tiempo.
Durante
la floración se produce una serie de transformaciones en las flores del frutal,
tanto en su parte femenina como en la masculina y cada una de ellas lleva su
tiempo (hablamos de días)
Para
que pueda polinizarse una flor será preciso que los pétalos estén abiertos, los
órganos femeninos estén maduros y el pistilo siga receptivo cuando se deposita
el polen en él. En este proceso se tarda unos siete días.
Así
que del breve espacio de tiempo que dura la floración debemos restar este
tiempo de apertura y maduración de la parte femenina. Se nos acorta por tanto
el período útil de polinización.
Pero
además será necesario que las anteras lleguen a abrirse y dispersen los granos
de polen que contienen y que éstos alarguen sus tubos polínicos una vez sobre
los estigmas con tiempo suficiente para llegar al óvulo mientras aún está en
condiciones de ser germinado.
Puede
darse el caso de que en la variedad de frutal a polinizar las flores ya no
estén receptivas cuando llega el polen de las flores del árbol polinizador.
Será imposible entonces la fecundación del óvulo aunque genéticamente ambas
variedades sean compatibles.
Pensemos
por ejemplo que el óvulo comienza a degenerarse en unos siete días. Si el polen
llega posteriormente al estigma ya no podrá fecundarlo. Y aún llegando mientras
el estilo está receptivo y el óvulo aún es viable, el polen tarda unos dos días
en elongar sus tubos polínicos hasta poder llegar al óvulo. Si no llega con
tiempo suficiente de desarrollar su tubo mientras el óvulo sigue viable, la fecundación
tampoco se producirá.
Los
períodos útiles de polinización son variables dependiendo de cada frutal. Así,
los cerezos, son los frutales dónde este proceso de produce de manera más
rápida y dónde por tanto el periodo real en el que se puede producir la
polinización no supera los dos días.
Francamente
poco!! En realidad cuando descubrí esto me dije cuan difícil parece en teoría
llegar a comerse una cereza!! ajajjaja
En
todo caso, en general en los frutales, aunque el período en el que es posible
la germinación sea más amplia que en los cerezos, solemos hablar de poco
tiempo. De ahí la importancia de la coincidencia en las floraciones.
Por
ello, a la hora de decidirnos a comprar una variedad u otra de frutal es
conveniente consultar las tablas de compatibilidad entre frutales. En ellas
podemos ver el momento de floración de cada frutal (si la floración es
temprana, media o tardía) y el grupo de alelos al que pertenece cada variedad).
Pongo
un ejemplo de estas tablas. Está realizada por Vindio sobre la información
ofrecida por Brook, ambos miembros muy conocidos en foros de fruticultura y que
hacen una gran labor informativa. Desde aquí mi agradecimiento a ambos. Pinchad
AQUÍ
para dirigiros a la página de Infojardin dónde figura esta tabla y muchas otras
más de otros frutales.
Valiéndonos
de ellas, ya sabemos que tendremos que elegir dos variedades que no solo sean
compatibles (información genética distinta, es decir, perteneciente a grupos de alelos distintos) si no que florezcan a la vez. O en
su caso una variedad autofértil. Si pincháis en la imagen se abrirá en otra pantalla y podréis leer el contenido. Siento que aquí no tenga nitidez suficiente para ser legible.
3.- PRESENCIA
DE AGENTES POLINIZADORES (ABEJAS, ETC)
Para
que el polen llegue al estigma es preciso que sea transportado desde el árbol
polinizador hasta las flores de la variedad a polinizar.
Como
los granos de polen de los árboles frutales son bastante grandes y pesados la
polinización no es anemófila (transporte mediante el aire) si no que en ella
intervienen los insectos como las abejas, los abejorros, etc. (polinización
entomófila).
Tampoco
quiero hoy desaprovechar la oportunidad que me brinda un medio de difusión como
es un blog para hacer una llamada de atención a los aficionados a la jardinería
en el sentido de concienciarnos de la necesidad de aplicar técnicas jardineras
que no solo no dañen a los insectos si no que favorezca la presencia de abejas en nuestros jardines y huertos.
Las
abejas en concreto, atraídas por el néctar de las flores se introducen en ellas
para libar, al hacerlo algunos granos de polen quedan prendidos en su cuerpo y
patas. Así deposita algunos granos de polen en el estigma de las siguientes
flores que visita. Tomemos conciencia del papel fundamental y absolutamente
necesario de las abejas en el proceso de polinización de las plantas en general
y de los frutales en particular.
Pero
las abejas además son insectos que están presentes en buena medida si las condiciones
atmosféricas no le son adversas.
Esto
nos lleva a la cuarta "variable" que interviene en la polinización.
4.-
CONDICIONES ATMOSFÉRICAS FAVORECEDORAS.
Una
helada a destiempo, un calor
excesivo, un viento demasiado
fuerte. Todas son condiciones atmosféricas que además de entorpecer la
presencia de las abejas pueden provocar la caída de las flores sin tiempo de
haber sido polinizadas.
Así
es, la temperatura que haya durante
los días que dura la floración interviene directamente en el tiempo que tardan
los tubos polínicos en crecer e incluso el tiempo de vida del óvulo se ven afectados por
las condiciones atmosféricas.
Una
lluvia fuerte podría producir unos
efectos negativos en el estigma de las flores que impidiera la fecundación.
Pero
incluso las condiciones de luz, temperatura, etc, serán factores que
intervengan en la formación de yemas florales que al final serán las que
produzcan las flores.
5.- ESTADO DE
SALUD DE LOS FRUTALES
Parece
lógico que la presencia de los elementos nutricionales precisos en el suelo
dónde crecen los frutales así como el estado de salud de ellos será un factor
que también intervenga en el proceso de fecundación.
Vemos,
amigos, que las cosas son bastante más complejas de lo que en un principio
pudieran parecer. Cuántas veces hemos oído decir "tengo un cerezo que
apenas fructifica"? Bien, pues ya sabemos algunas posibles causas :)
Me
disculpo por la extensión de este artículo pero me parecía que ofrecer una
información aunque fuera superficial sobre estos procesos era necesario.
Feliz
semana!! Que también hay que serlo de lunes a viernes además del fin de semana
;)