Mi primera idea fue crear una entrada para hablar de la forma correcta de plantar un rododendro y también de sus necesidades para cultivarlo con éxito. Pero la verdad, hubiera resultado demasiado larga así que vamos a comenzar por las necesidades que tienen estas plantas y en otra entrada veremos cual es la forma de plantarlos.
Pensemos que los rododendros cuando crecen de forma natural a campo abierto, presentan una masa de raíces muy finas y espesa cercana a la superficie del suelo que rodea la planta. Estas raíces suelen extenderse entre 60 y 90 cm alrededor del tallo central. este hecho es determinante y deberemos tenerlo siempre en cuenta cuando cultivemos estas plantas. Para que un rododendro crezca saludable precisa que se crezca con unas condiciones adecuadas. Vamos a ver algunas de ellas.
Determinaremos la ubicación dónde plantaremos nuestro rododendro. No es conveniente plantarlos cerca de árboles, arbustos o setos. Hay que tener en cuenta que no se aconseja plantarlos a menos de dos metros de los árboles que tengan raíces superficiales porque éstas tomarían todo el alimento y los aportes de agua que hagamos al rododendro. También hay que asegurarse un buen drenaje en invierno de ahí que no sea conveniente plantarlos demasiado cerca de un muro o en lugares dónde estén anegados.
Trataremos de elegir un lugar protegido del viento que deseca el follaje y de los rayos solares directos ubicándolos bajo la sombra moteada preferiblemente de árboles de hoja perenne
De ahí que el siguiente asunto fundamental es considerar las características del suelo dónde vamos a plantar el rododendro. Estas plantas requieren un suelo ácido, suelto, con muchísima materia orgánica, con partículas grandes que pueden albergar mucha cantidad de aire, que retienen la humedad pero al mismo tiempo facilitan un drenaje perfecto.
Si el suelo en el que vamos a plantar no tiene la acidez adecuada deberemos hacer la rectificaciones precisas con aportes de azufre, turba o de sulfato de hierro hasta lograr un suelo ácido, con un ph no superior a 6. No es conveniente utilizar sulfato de aluminio porque aunque algunas plantas lo toleran como por ejemplo las hortensias, en general resulta venenoso para las plantas.
En caso de que nuestro terreno tenga un ph superior a 6 podemos podemos hacer rectificaciones mezclando a partes iguales el sustrato del jardín, turba gruesa u otra materia orgánica de grano grueso y compost.
El suelo adecuado: El oxigeno es vital en el sistema radicular de los rododendros para que se mantengan saludables. Estas plantas necesitan mucho aire, humedad y alimento constantemente en sus raíces. .También precisan un perfecto drenaje y por último, un sustrato con un ph ácido. Lo ideal es tener en nuestro sustrato un ph entre 3 y 6.
Por lo que hace a la iluminación los rododendros no son plantas que aguanten el sol directo especialmente en las horas centrales del día. Un lugar con sombra moteada es ideal. Un poco de sol de la mañana o al menos luz brillante es necesaria para fomentar la formación de las yemas y permitir que el rododendro crezca de forma compacta evitando arbustos larguiruchos y poco tupidos.
Humedad constante. Las raíces de los rododendros son muy finas y tardan más tiempo que las de otros arbustos en crecer en el terreno que los rodea. Por eso, para los rododendros recien plantados, llegar a la humedad de esa zona le cuesta bastante en tanto las raíces del cepellón inicial no han tenido tiempo de crecer hacia la zona que lo rodea donde lo hemos plantado. Esto es importante saberlo porque la humedad del cepellón inicial que plantamos debe conservar la humedad constantemente ya que si se seca es difícil de hidratar después. Incluso puede que el terreno que lo rodea esté húmedo pero en cambio no lo esté el propio cepellón. De ahí que sea tan importante no permitir que la zona central de raíces se seque.
La caída de alguna hoja es normal especialmente en verano pero si vemos que las hojas están mustias a primera hora de la mañana no hay duda de que nuestro rododendro precisa urgentemente un buen riego a fondo.
Lo mejor en este caso es un riego despacio, gota a gota durante mucho tiempo para que la bola central de raíces pueda absorber el agua y empaparse a fondo.
En verano, durante los días de más calor o en días de fuerte viento, para evitar al desecación del follaje, nuestro rododendro agradecerá que nebulicemos sobre él con la manguera.
El suelo debe estar húmedo pero no empapado por eso el sustrato en el que plantamos un rododendro debe favorecer que las raíces no pierdan humedad pero a la vez debe permitir un perfecto drenaje. De hecho, los rododendros pueden contraer la Phytophthora ramorum tanto por sequía como por exceso de agua.
Aunque no toleran el suelo con agua estancada hay que tener presente que sus raíces, al ser superficiales, se secan con facilidad. Por ello, tener bien hidratados nuestros rododendros en verano incluso aunque la planta esté arraigada pero especialmente este asunto es prioritario durante el priemr año después de plantarlo ya que las raíces aún no han crecido del cepellón inicial hacia la zona circundante dónde lo hemos plantado. Tener el suelo constantemente hidratado (no encharcado) ayudará a que la planta se establezca.
Un asunto a tener en cuenta cuando el rododendro se encuentre con cierta proximidad a un árbol o arbusto es que el riego superficial provocará que las raíces del arbusto o árbol próximo tiendan a crecer cerca de la superficie y por tanto cerca de las raíces de nuestro rododendro dónde evidentemente no se desean como competidoras de nutrientes y agua.
Una capa de unos 8/10 cm de acolchado de materiales gruesos sobre la zona de plantación permiten que el agua penetre en el sustrato, favorece la aireación de la zona, evita que el viento deshidrate rápidamente el sustrato y al proporcionar sombra sobre él reducirá la evaporación de agua al mantenerlo fresco. Evidentemente un acolchado adecuado limita el surgimiento de malas hierbas.
Este acolchado además de que ayudará a conservar la humedad, también eliminará la necesidad de remover la tierra al limitar el crecimiento de malas hierbas. El mantillo de hojas, las agujas de pino, las astillas y cortezas son materiales orgánicos adecuados para usar como acolchado.
Uno de los acolchado más adecuados es el compuesto por trozos de corteza de pino porque finalmente se descompone en una sustancia grumosa y suave aportando nutrientes al suelo.
En todo caso no debe hacerse cultivo alguno alrededor de los rododendros para evitar dañar sus raíces superficiales. En caso de que brotaran hierbas las debemos eliminar a mano.
Es imprescindible un buen drenaje del suelo. Insuficiencias en este aspecto quizás no provoca la muerte directa de la planta pero sí favorece el desarrollo de enfermedades que pueden provocar la pudrición de las raíces así como la proliferación de insectos.
De hecho, en sus lugares de origen, los rododendros crecen en laderas de montañas dónde la propia pendiente del terreno facilita que el agua drene hacia las zonas más bajas.
Fertilización: Debemos comenzar a alimentar nuestros rododendros en marzo. No es aconsejable utilizar harina de huesos que aporta un exceso de calcio. Desde la primavera hasta mediados del verano es aconsejable abonar con compuestos eseciales para acidófilas que tienen nitrógeno en forma de urea revestida con azufre o sulfato amónico.
Si lo vemos necesario un aporte de quelatos de hierro les vendrá bien si vemos algún síntoma de carencia de hierro.
En concreto, durante la floración un abono líquido puede venirles bien cada quince días.
Hay que evitar proporcionar fertilizantes a partir de mediados de junio ya que aplicaciones posteriores pueden provocar el crecimiento de tallos que podrían no tener tiempo de madurar antes del invierno.
Mantenimiento: Al principio de la primavera debemos comprobar que las hojas caídas durante el invierno no se han agrupado alrededor de las coronas de las plantas. Pensemos que cualquier acumulación en esta zona que favorezca la falta de aireación es contraproducente.
En otoño, añadir como decimos arriba, un acolchado que ayuda a atrapar y retener la capa de nieve si se produjera y algo de sombra y protección contra el viento.
Es conveniente aplicar tratamiento preventivo con fungicidas adecuados. Podemos usar por ejemplo, Daconil es eficaz contra las enfermedades de las hojas. Es fundamental no fumigar mientras los rayos de sol incidan sobre el rododendro ya que puede quemarse. tengamos en cuenta que no es necesario fumigar cuando las temperaturas nocturnas desciendan de los 10 grados.