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Hoy he plantado un poco de otoño: Un Liquidambar Styraciflua

Siempre he querido tener un Liquidámbar desde antes incluso de saber que eran liquidámbares aquellos árboles tan hermosos que yo veía con toda la gama de rojos, amarillos y naranjas... Lo compramos el otro día en uno de los mejores viveros que yo conozco de Madrid, en "Los Peñotes", No sé ni cómo pudimos meterlo en el coche!!! Pero se vino con nosotros a casa... y hoy ya está en tierra. 
El Liquidambar Styraciflua, también llamado Árbol del ámbar por la resina de su corteza. Es un árbol caducifolio cuyas hojas se asemejan a la de los arces y que ofrecen unas coloraciones otoñales expectaculares. Estas coloraciones solo se dan si recibe un abundante sol y los otoños son fríos. Prefiere los suelos un tanto ácidos para no presentar problemas de clorosis. Necesita mucha materia orgánica para crecer feliz y bastante humedad en el suelo.
Los primeros años tiene un lento crecimiento pero a partir del tercero o cuarto la velocidad a la que crece aumenta.  No es un árbol para jardines pequeños. En unos 15 años puede alcanzar un diámetro de 6 ó 7 metros. En sus primeros años de crecimiento tiene una forma piramidal, ensanchándose cuando va madurando.  
Es un árbol de bastante tamaño, así que había que buscar un espacio dónde recibiera mucho sol y tenga el espacio que necesita para crecer holgado.
Me he paseado por el jardín buscándole el mejor sitio posible y creo que dónde lo he plantado finalmente estará bien. La esquina NO del garaje tiene a su alrededor un buen espacio. Las ramas de los dos olmos grandes que tengo dejan muchos metros libres ahí. De todos modos aunque tenía la impresión de que había espacio suficiente me he cerciorado colocando piñas formando un círculo de 6 metros de diámetro para comprobar hasta dónde pueden llegar las ramas en unos cuantos años. 
Y sí, vi que había sitio suficiente. Después, cuando pasen diez o quince años, Dios dirá.. ya buscarán sus ramas su lugar entre los árboles que lo rodearán.
 
Los nociones sobre el crecimiento de los líquidámbares que me ha dado mi amiga Claudia Bond han sido de gran ayuda para mí a la hora de decidir el lugar de plantación. Mi amiga Claudia es una argentina deliciosa con un jardín de esos de película y con la que comparto de vez en cuando ratitos de charlas sosegadas y salpicadas por un humor que me encanta.
En fin, a lo que voy, he comprobado que en ese lugar de plantación, incluso tendrá más espacio para extenderse por la zona NE dónde hay muchísimos metros hasta llegar a las ramas de los dos grandes pinos. Quedarán bonitas sus ramas sobre el tejado del garaje y harán un preciso contraste en otoño junto a los verdes más pagados de los pinos. Además, proyectarán una sombra estupenda sobre la zona situada al norte del garaje, permitiéndome crear ahí algo que tengo pensado para el año que viene: un jardín "secreto" que tendrá entrada por la parte oeste de esta zona y que enmarcaré con dos Corylus Maxima Purpurea (Avellano púrpura) que precisan de una semisombra en climas muy calurosos como el mío en verano.
Pero no me enrollo con mis sueños...sigo con la plantación del Liquidámbar. 
Aunque tenía comprobado el espacio alrededor de la zona elegida, no he querido plantarlo hasta asegurarme del sol que recibiría en ese sitio. Como siempre, he consultado las fotografías que a mí me gusta llamar "fotografías de sombras" ajjaja porque son fotos de todas las zonas del jardín a las distintas horas del día mientras hay sol. De ellas me sirvo a la hora de decidir el lugar de las plantaciones porque aunque no están tomadas en el solsticio de verano exacto, lo están en julio cuando las sombras que proyectan las plantaciones son bastante semejantes. He comprobado por estas fotos que el lugar elegido tiene una insolación adecuada Recibirá todo sol durante buena parte del día.
El siguiente paso ha sido procurar al árbol el sustrato que precisa para que se desarrolle adecuadamente. Mi suelo ya sabéis que es arenoso, con cierta acidez y sin problema de drenaje pero eso ya se sabe, también tiene sus inconvenientes: no retiene la humedad. 
Me he dejado aconsejar por mi amigo Julián Ok que es un hacha en todas estas materias de árboles. él tiene varios y le funcionan muy bien. Julián es un trabajador incansable, ingenioso y habilidoso como pocos...es increíble la envergadura de los trabajos que afronta en su jardín!!  Hace las cosas a conciencia, como lo hacía la gente de antes. Por eso para mí es fiable como pocos.
Así que haciendo caso a sus consejos he rellenado el hueco de plantación (unos 60 x 60 cm) con una mezcla de la tierra de mi jardín a la que he aportado unas buenas paladas de humus de lombriz y en la parte más honda, sin que toque las raíces del cepellón también he agregado algo de estiércol de caballo bien maduro. 
La pendiente de mi parcela me ha obligado a nivelar el terreno alrededor del alcorque que he hecho alrededor del tronco para que el agua de lluvia que viene desde arriba o la del riego, no resbale por él y salga hacia abajo sin humedecer las raíces del árbol. El alcorque lo he dejado bastante profundo para que quepa buena cantidad de agua que empape en profundidad las raíces cada vez que lo riegue. Y es que estos árboles necesitan que no se descuide su hidratación especialmente en los dos primeros años tras su plantación.
Y bueno, aquí podéis ver mi arbolito rodeado de piñas jajajaja, tendrá unos dos metros y medio, quizás algo más y ya no le quedaban casi hojas cuando lo compré pero quiero pensar que el año que viene pintará sobre mi jardín unos bellos colores otoñales y aportará una sombra fresca y agradable a la zona situada tras él.
Anhelo que sus ramas lleguen a la zona de esas piñas pero mientras lo hacen disfrutaré con su lento crecimiento estos primeros años y esperaré con ilusión cada otoño para que derrame rojos y amarillos sobre mi jardín



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