Cultivo muchos rosales del hibridador británico David Austin. Muchas de las variedades producidas en esta casa inglesa tienen una características que si bien a muchos puede no gustar en sí misma es parte de su "personalidad" y es que cabecean. Los peciolos que sostienen las rosas se arquean bajo su peso y tratándose de arbustos todavía sin alcanzar la altura de la madurez, dificulta en parte el disfrute de las rosas.
Esto no cambiará por mucho que el arbusto crezca pero está claro que alcanzando algunas rosas el tamaño y peso que alcanzan, en ejemplares jóvenes es mucho más fácil que las ramas todavía sin tener el grosor y fortaleza que tendrán cuando se asienten bien el rosal, no sostengan con facilidad el peso de las flores y tiendan a tumbarse hacia el suelo.
Lo he observado en muchos de ellos. Los primeros años de cultivo en tanto no se desarrolla una estructura fuerte y adquieren un tamaño algo más respetable se comportan así. Las ramas se mantienen más o menos verticales mientras los capullos no han abierto pero es empezar a abrir del todo las rosas de mayor tamaño o peso y empezar a bajar excesivamente algunas de las ramas hacia la superficie, tanto que en alguna ocasión llegan a tocar el suelo. Eso le pasa a algunos de mis rosales. Que son demasiado jóvenes y no tiene altura suficiente. En los maduros aunque las ramas arqueen se cuenta con espacio suficiente como para que la rosa baje pero no llegue a tumbarse sobre el suelo.
El arqueo que presentan algunas variedades cuando son adultas me parece precioso porque en mi opinión confiere gracilidad y movimiento al arbusto pero otra cosa es este problema que estoy comentando. Las rosas se embarran, se ensucian en contacto con la superficie del suelo y el conjunto adolece en mi opinión de cierto descuido ofreciendo un aspecto algo desaliñado.
Así que en previsión de lo que iba a pasar he pensado en paliar algo el problema poniendo un soporte que será provisional pero que me permitirá disfrutar de la floración sin ver las flores tumbadas por el suelo.
Lo ideal hubiera sido disponer de unas ramas de avellano o cualquier otra madera flexible y dúctil que ofreciera las mismas ventajas pero que visualmente se hubiera camuflado mejor. Pero, qué se le va a hacer!! Se me ha pasado el tiempo y no he ido a recogerlas. Mira que lo pensé hace unos meses, pero bueno, entre unas cosas y otras la cuestión es que las rosas se están abriendo y yo no tengo aún mis ramas de avellano. Al año que viene será... :)
En otras ocasiones he probado a solucionar este problema clavando tutores alrededor del perímetro del rosal y extendiendo horizontalmente cuerdas de jardinería verdes y finas entre ellos a modo de soporte pero la verdad, no me ha resultado cómodo. Y el año pasado, ante el mismo tema, se me ocurrió que fabricando a los rosales una especie de "paraguas" en cuyas "varillas" pudieran sujetarse sería una buena solución.
Lo pondré en otros rosales que tienen el mismo comportamiento. Esta vez he empezado por dos cuyas rosas, unas por el tamaño increiblemente grandes y las otras por el peso debido al número infinito de sus pétalos, Rosa 'Young Lycidas' y Rosa 'Alan Titchmarsh'
Estos tutores de PVC (creo que son de este material) me costaron a 0,95 € y los compré inicialmente para sostener la tela antiheladas en el huerto y sin contar con otro material en este momento he decidido utilizarlos. Destaca el color. Sí, pero no sé si es que quiero conformarme y mentalizarme a mí misma ajjaja pero no lo veo del todo feo. Ya digo, unas ramas de algún árbol hubieran sido más discretas pero en fin, será cuestión de poco tiempo, los rosales seguirán creciendo y no tardando mucho quedarán ocultos por las nuevas hojas y rosas. Esta vez más que la estética buscaba solucionar un pequeño problema y para ello estos tutores dispuestos de esta forma me han sido útiles. Y en todo caso dos euros que es lo que me he gastado en cada rosal tampoco es para pensárselo mucho si tengo que cambiarlos.
Me he valido de dos por rosal. Son largos, creo que más de dos metros cada uno y como se ve huecos y bastante finos pero muy resistentes.
He facilitado la introducción de los extremos de los tutores clavando previamente en instrumento que me sirve para ayudarme a eliminar las malas hierbas con raíz (no recuerdo como se llama ). Para que los tutores no se suelten hay que clavarlos bastante hondos. Sólo así la fuerza que ellos mismos ejercen en sentido contrario a como están curvados no será suficientemente potente como para arrancarlos de la tierra. Una vez introducido un extremo no he tenido más que introducir el otro en el punto opuesto de una circunferencia imaginaria alrededor de la base del rosal.
El siguiente tutor simplemente cruzando por encima al anterior y arriba, dónde se cruzan ambos, una brida o un cordel me ha servido para mantener ambos tutores firmemente sujetos el uno al otro, lo que facilitará el equilibrio de la estructura.
Donde me ha ido conviniendo he atado con cordel de jardinería las ramas más largas y problemáticas. Sin más. Sin cuerdas en medio y sin más complicación. Creo que la cosa ha mejorado.
La idea creo que está bien lo que quizás falla según el gusto es el color del material :) Una vez terminadas las dos estructuras he caído en la cuenta de que quizás hubiera resultado aún mejor habiendo usado tres tutores en lugar de dos solamente. De momento para esta floración primaveral, el problema está resuelto. Dios dirá la siguiente... :)
Me parece una idea genial. Me has inspirado. Graciassss
ResponderEliminarBaratito y rápido, eh! jejeje Gracias por tu visita.
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