Primera poda de un rosal trepador joven (Rosa 'Eden rose 85') y otras consideraciones

Ayer fue un día precioso. Frío pero con un sol resplandeciente. Ello me animó a afrontar una tarea pendiente y que no podía aplazar demasiado, la primera poda de este precioso rosal.
He dudado algo a la hora de titular este artículo. En efecto hoy hablaremos de la poda de un rosal trepador, en concreto un Rosa 'Eden rose 85' pero esta poda tiene una peculiaridad, nos centraremos fundamentalmente en el establecimiento de cual será la estructura de este rosal en el futuro. Me voy a explicar.
Este Rosa 'Eden rose 85' o Rosa 'Pierre de Ronsard', que de las dos formas se le conoce, lleva plantado en mi jardín desde el diciembre de 2014. Es decir, que ha florecido tres veces (2015, 2016 y 2017). Pero hasta ahora no he querido practicarle una poda estricta. He cortado alguna rama que molestaba al paso, he eliminado flores ajadas...y poco más.

Más de una vez os he comentado que no soy proclive a podar los rosales durante sus primeras temporadas y mucho menos un trepador. Me gusta dejarlos crecer a su aire durante los primeros años, que vayan haciendo su estructura libremente, un poco como ellos quieran...
Estos primeros años sin poda me permiten familiarizarme con el rosal, observar cómo crece, cómo florece, qué tendencias tienen y así, cuando llega la hora de podar, el rosal habrá tenido tiempo de tener una estructura formada de la manera a la que tiende genéticamente y sobre la que será más fácil practicar una poda correcta
Lo contrario, podar desde el inicio, creo que manipula en exceso el rosal, lo conduce o interviene en su crecimiento a veces artificialmente provocando que durante un tiempo crezca en un sentido pero ya se sabe, "la cabra siempre tira al monte" y al final, el rosal, se saldrá con las suyas y acabará creciendo según sea su tendencia natural por mucho que nos afanemos tratando de constreñir su espacio o intentando que se desarrolle de un modo que no le es natural. 
Entiendo la poda como una técnica no de reducción del tamaño si no de limpieza del arbusto/árbol que favorece su salud y que incrementa la floración pero siempre bajo "las leyes" de crecimiento que el rosal imponga, no de las que impongamos nosotros a nuestra conveniencia.
Esa es la razón por la que hasta este invierno no me he planteado una verdadera poda de este rosal.
Pasadas ya tres temporadas, el rosal ha desarrollado ya una estructura. Cuenta ya con largas ramas de suficiente calibre y tamaño como para ser conducidas sobre un soporte, en este caso una celosía. 
En mi clima todavía, a estas altura de febrero, es quizás demasiado pronto para podar los rosales. Es cierto que no podremos retrasarnos mucho porque algunos están empezando a brotar y la mayoría tienen ya las yemas rojas (síntoma de que se están activando y pronto empezarán a abrirse y a desarrollar las hojas) Pero este año está haciendo en febrero un frio tremendo. Se producen heladas intensas con mucha frecuencia. Ya sabemos que la poda fomenta el crecimiento y es peligroso podar en este momento en que hay tantas heladas porque hay el peligro de que con la poda las yemas se animen a sacar brotes y esta vegetación recién nacida, tierna y delicada, es fácil que se congele con las heladas.
De ahí que voy a esperar un poco a que pase estas semanas de temporal de frío y nieve y luego podaré la totalidad de rosales del jardín.
He hecho la excepción con este rosal porque aunque estaba atado a la celosía, lo cierto es que tenía ramas tremendamente largas que se desarrollaron durante el verano/otoño pasados y como está haciendo un viento fortísimo, temía que se rompieran con una ráfaga fuerte. Un rosal trepador es una planta con muchísimo peso que tira con fuerza de cualquier soporte cuando sus ramas son movidas por el viento.
Por su ubicación no es fácil acceder a la parte alta del rosal y teniendo en cuenta que para mí subirme a una escalera es un mal trago porque tengo vértigo, ya que me ponía, me parecía una pérdida de tiempo subirme a una escalera solamente a atar ramas cuando dentro de un par de semanas tendré que volver a subirme a la escalera para podarlo. 
Bien, os pongo una fotografía que evidencia mejor que la siguiente el desarrollo actual de este rosal. Se trata de una foto de noviembre del año pasado. Como podéis comprobar, aunque es un rosal joven, ya ha desarrollado toda una estructura y tiene madera suficiente para establecer cuales serán las ramas que conformarán su esqueleto básico en los próximos años.
Las heladas, el frío, la lluvia... provoca que las hojas vayan cayendo y así estaba este mismo rosal esta mañana cuando me disponía a afrontar el trabajo de su poda.
Para quienes no tengan mucha experiencia en la poda y sea un trabajo que le provoca algo de ansiedad porque no sabe por dónde empezar, me gustaría tranquilizarles. 
Escribí hace unos años un artículo que podéis visitar sobre Cómo se podan los rosales trepadores, además, en concreto, esta poda que explico está aplicada sobre otro Rosa 'Pierre de Ronsard' que cultivé en mi anterior jardín. Creo que este post tiene suficiente detalle y extensión como para justificar que en este de hoy no vaya a explicar algo nuevo en el sentido estricto de la poda. En aquel articulo explicaba como florecen los rosales trepadores, en qué ramas. También aclaraba cómo reconocer qué es una rama principal y cual una secundaría. A cuántas yemas había que cortar las secundarias; por qué era conveniente atar las ramas de este tipo de rosal lo más horizontalmente que se pudiera. En fin, paso a paso y con muchas fotografías os animaba a acompañarme en todo el proceso de la poda con todo detalle.
Todos estos conceptos doy por hecho que los conocemos ya y no voy a pararme hoy a repetirlos de nuevo. Aquellos lectores que desconozcan estos temas les animo a visitar este artículo que le dará una idea bastante buena de cómo podar un rosal trepador.
La poda tiene mucho de lógica y comprobaréis que que teniendo un poco de paciencia, mucho de observación y la firme creencia de que llegar a ser un buen jardinero es un camino largo de aprendizaje lleno de algunos éxitos pero también de muchos fracasos y que solamente equivocándose se aprende... Teniendo esto claro, el podar con soltura y seguridad es cuestión de tiempo, de práctica, de, sobre la base de errores del año anterior poner en práctica las rectificaciones oportunas.
Tranquilos, los rosales son de las plantas más fuertes que hay en el jardín. Como siempre digo, junto con un perro que te perdona siempre, los rosales son seres de floja memoria con relación a nuestros errores de poda. No tengáis miedo, una rama cortada incorrectamente tiene fácil arreglo: a su lado hay infinidad de yemas que en poco tiempo darán lugar a otra rama que sustituirá a la que se cortó mal o cuando no se debía. Será cuestión de esperar una o dos temporadas más y el error cometido ni siquiera vosotros lo veréis.
Eso sí, no os precipitéis. Es mucho mejor leer, ver imágenes, mirar con detenimiento vuestro ejemplar... en definitiva, antes de podar hay que entender. Sí, entender qué estamos haciendo. Por qué estamos cortando esas ramas y no otras y por qué lo hacemos a esa altura y no a una diferente
No se trata de intentar localizar un blog o un libro que dé una "receta" pormenorizada indicando cada corte, cada rama a eliminar... Eso no existe!! Un buen libro o un blog o una página de Internet os explicará de qué manera crece cada variedad de rosal y cuales son las pautas generales de poda de cada grupo pero si cuando podamos no entendemos qué y por qué estamos haciéndolo así, estaremos aplicando reglas de memoria y no entendiéndolas. En todo caso, cada rosal es único. La variedad, la ubicación, el gusto del jardinero... aún teniendo en cuenta unas reglas básicas, siempre habrá pequeñas diferencias de un jardinero a otro y de un rosal a otro.
Hay infinidad de información en libros e Internet sobre este tema. Repito, quien lo desee puede visitar el artículo que os mencioné hace un momento y veréis que es muy fácil comprender en qué ramas florecen los trepadores. 
No hay prisa, no es obligatorio podar hoy que pensábamos hacerlo pero no tenemos claro el asunto. Es mejor aplazar el trabajo unos días y visitar páginas de blogs serios, leer libros, preguntar a amigos con conocimientos suficientes, observar vuestros rosales e incluso si tenéis fotografías de la primavera anterior, serán de gran ayuda. Estas fotografías os "delatarán" aspectos que ahora, queriendo podar sois capaces de ver y que entonces, entusiasmados por la floración, os pasó desapercibidos.
Si precisamos un par de días para tener claro cual es el tipo de crecimiento que tienen los rosales trepadores pero cuando nos disponemos a apretar las tijeras estamos seguros de qué estamos haciendo, habremos ganado mucho y sobretodo nuestro rosal nos lo agradecerá con una espléndida floración la siguiente primavera.
A modo de resumen de aquel artículo del que estoy hablando
* Los rosales trepadores florecen en las ramas secundarias que nacen de las principales. 
* Las ramas nuevas generalmente (crecidas en el verano/otoño anterior) no desarrollan ramas laterales en el mismo año y por tanto solamente florecen en su ápicae (en el extremo final).
* La estructura de un rosal trepador no conviene que esté saturada de ramas principales con 5 ó 6 (a lo sumo 7) tenemos más que de sobra para cubrir una gran extensión de pared. La presencia de demasiadas ramas provoca falta de ventilación y esto a su vez peligro de enfermedades y plagas. Pero además hace mucho más engorrosa la tarea de la poda.
* Es preferible que estas 5/7 ramas principales broten desde el suelo y que no sean producto de ramificaciones ubicadas mucho más arriba y que nacen solamente desde dos o tres ramas que salen desde el suelo. Que salgan desde el suelo permitirá ir renovando el rosal cada año eliminando alguna de sus ramas desde abajo según van envejeciendo sin que el aspecto del conjunto del rosal se resienta.
* Colocar las ramas principales lo más horizontalmente posible fomenta el desarrollo de ramillas laterales (que son las que florecen) y por tanto incrementa la cantidad de rosas durante la floración.
* La forma idónea de colocar estas ramas principales es en abanico. Aunque esto no siempre es posible porque no siempre contamos con paredes de suficiente anchura.
* Y por último: las herramientas (serruchos, navajas, podadoras... siempre deben estar afiladas y escrupulosamente limpias. Es preferible antes de empezar a cortar, lavarlas con agua y jabón. Enjuagarlas y desinfectarlas con alcohol. Esto evitará enfermedades y plagas.

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Bien, comencemos:
Os aconsejo que antes de decidir qué ramas formarán esta estructura de la que hablamos, os paréis a mirar bien el rosal, ver qué ramas están delante y detrás de otras. Pensad en qué zonas queréis cubrir, cuales serán las previsiones de crecimiento la siguiente temporada y en función de ello elegid con qué ramas de las que tenéis ahora os quedáis, hacia qué lado irá cada una y todo ello en función del tamaño y disposición del espacio que tengáis la pretensión de cubrir.
En mi caso, mi pretensión es que este rosal, con el tiempo, cubra buena parte de la fachada sur del garaje (la que se ve la ventana) y se desarrolle también sobre el lateral y la parte superior de la puerta del garaje. Como es patente son muchos metros para llegar a la parte central de la puerta y por tanto tendré que esperar otra temporada más para que las ramas lleguen a esa altura pero ya tengo madera suficiente para establecer las ramas principales y su dirección.
Miremos este rosal. Si en lugar de estar en una esquina como está plantado, creciera en mitad de una pared toda ancha me sobrarían varias ramas pero preciso cubrir dos paredes, así que voy a conservar siete de las ocho ramas que salen del suelo.
Afrontemos en primer lugar la eliminación de las ramas gruesas que nos sobran. Qué rama me sobra? Es esta que coloreo de azul en la siguiente fotografía. Fijaos, está envejecida a pesar de no ser antigua porque nada en este rosal lo es. Seguramente se trata de la rama con la que venía cuando lo planté. Está llena de ramillas que no tienen demasiada fuerza y no tiene suficiente largo. En todo caso tiene una curva abajo que me molesta para colocar las demás. Decido eliminarla.
Tiene ya un calibre como para no poder cortarla con las tijeras de podar. Utilizo para ello un pequeño serrucho curvo
El corte no ha quedado perfectamente limpio por abajo, con una navaja de injertar repaso el borde hasta dejarlo bien pulido.
A continuación aplico masilla cicatrizante para evitar que entren patógenos a través de la herida.
Eliminada!! El material de poda constituye una buena cantera para hacer esquejes para uno mismo o para regalar a los amigos. Rosales más baratos? Imposible!! jejeje
De acuerdo...eliminada la rama que nos sobraba, estas son las ramas que utilizaremos. Partes de ellas para que vayan cubriendo la pared sur y el resto para que ascienda hasta llegar a la parte superior de la puerta del garaje.

Vamos a seguir este trabajo de poda por el lateral, a la fachada sur y elijamos inicialmente tres ramas para que vayan cubriéndola. Luego elegiremos otras dos para la parte más alta de esta misma pared. De momento nos centramos en estas tres más bajas.
Cada maestrillo tiene su librillo. Antes de atar definitivamente las ramas, las ato provisionalmente de forma floja para comprobar si me gusta la posición. Luego, cuando me cercioro de que he elegido bien las ramas y su ubicación aprieto las lazadas o las elimino para reubicar la ramas que esté mal.
Aquí están. Ufff... mucho lío? Es una maraña de ramas? No hay quién se aclare? Ya veréis como no y cómo con paciencia lograremos tres ramas claramente establecidas.
Fijaos en una cosa. Mirad esta fotografía. Esta es la rama que ubicaré en la parte más baja de la celosía. Quiero aprovechar para explicar una cosa muy sencilla pero que creo que conviene saber. 
A ver, repetimos siempre que en la poda de los trepadores cortamos todas las ramas laterales que brotan de las principales. 
Eso es cierto en general. Pero ahora yo  pregunto: Y si era rama principal es demasiado corta y ha florecido en su final de manera que no tiene ya rama apical que le permita seguir creciendo? Nos quedamos con una rama muy corta y un vacío en la pared? Por supuesto que no!!
La rama principal es esta, la que termina en un tocón (pequeño trozo de rama muerta) en la punta de la flecha color azul. 

En teoría las tres ramas que salen en su parte final tendríamos que cortarlas pero en lugar de hacer eso, puesto que esta principal es demasiado corta, lo que haremos es usar una rama de las secundarías y la guiaremos horizontalmente a modo de prolongación de la rama principal. Problema resuelto!! ;)
Eliminaremos las demás secundarias. Bien  ya tenemos lista la primera rama.
Vamos con la segunda rama. Uy! Qué lío, no? No, no es lío alguno. Ya veréis.
Con esta ocurre algo parecido. Fijaos bien. La rama principal tiene su extremo en la flecha verde de la derecha y crece en su extremo formando una curva hacia arriba que además de estéticamente fea, igual que antes, si terminara aquí no tendríamos suficiente largo. Trataremos este último tramo de la rama como si fuera una secundaria y utilizaremos una rama de segundo orden que se ha desarrollado muy larga para usarla de principal (la que llega a la flecha verde de la izquierda).
El resto de esta segunda rama principal la podamos como de costumbre. Cortando a tres o cuatro yemas todas las ramas laterales. Aquí la tenemos ya lista.

Cada jardín tiene sus peculiaridades y no en todos hay que aplicar las mismas técnicas. En el mío, el año pasado observé problemas con insectos que taladraron algunos tallos de rosales. Es un problema grave que de no atajar a tiempo puede conducir a la muerte de un rosal en casos graves. Los insectos entran a través de los cortes y penetran devorando la médula del tallo, depositan sus huevos en el interior excavando túneles que lógicamente deterioran e incluso provocan la muerte de la rama.
En cortes de ramas a partir de 0,75 cm de diámetro yo aplico una gota de cola blanca para taponar la cicatriz y evitar la penetración de los insectos. Esta cola blanca forma una capa protectora. Como es lógico no vale la cola escolar que se elimina con agua. Una pequeña gota que inicialmente es blanca pero que en un rato se vuelve transparente y listo. Es un poco fastidioso ir haciendo esto en todos los cortes de cierto calibre pero, qué remedio. Mejor prevenir que curar!!
Un detalle más que se repite igual en la tercera rama. A esta altura ya no tengo demasiadas ramas. Utilizo una lateral de la tercera rama y no la podo. Me servirá como rama principal para rellenar esta zona.

Vemos pues que aunque las ramas principales no lleguen a tener el largo que necesitamos, una manera de "alargarlas" es utilizar una rama lateral que haya crecido mucho y que brote del extremo de la rama principal. Esta rama lateral nos sirve para prolongar y pasará a ser principal al no ser tratada como secundaria (podada)
Observad que además de estas tres ramas que he comentado he dejado otras dos que las he conducido hacia la derecha para que según vayan creciendo se puedan conducir por encima de las tres anteriores y cubran la parte superior de la celosía
De momento vamos a dejar esta fachada y nos vamos a centrar ahora en las ramas que irán ascendiendo por la pared izquierda de la puerta del garaje. En este caso no podremos tumbarlas porque el ancho de la pared no lo permite. De manera que hasta que lleguen a la altura de la parte superior de la puerta del garaje no podrán adoptar demasiada horizontalidad.
Para colocar las ramas que formarán la estructura de la fachada este del garaje (la de la puerta) he preferido podar hasta abajo todas las ramillas laterales. Para qué? Pues para poder mover mejor las ramas. Poner esta por delante de aquella teniendo delante la menor cantidad de madera posible.


De acuerdo. Observemos qué tenemos en este espacio. Nos quedan cuatro ramas (tres las habíamos utilizado para la otra fachada). Son gruesas, se han desarrollado alejándose del muro. Presentan cierta curvatura. Todo tiene arreglo.


Estamos en un momento decisivo del desarrollo del rosal. Esta primera poda que es la que decidirá las ramas principales es determinante. Por eso es importante ubicar lo mejor posible las ramas incluso en su parte inferior. 
No es bonito un pie tan alejado del muro. Pero además, si dejamos estas ramas muy alejadas, las laterales que desarrollarán estarán aún más distantes de la fachada y probablemente se meterán en la zona de paso de acceso de la puerta. Conviene por tanto "acercarlas" al muro y tratar de corregir la curvatura que presentan.
No podemos enderezar ramas tan gruesas de una atacada. Si las forzamos en exceso nos arriesgamos a que se quiebren. Ataremos bien fuerte en la parte de abajo forzando hasta dónde veamos que resisten. Esta atadura es provisional. Cuando pasen unos días apretaremos el cordel de nuevo y así, dejando trascurrir unos días, paulatinamente iremos acercando las ramas a la pared. Hay que tener paciencia y no forzarlas demasiado rápido. Mejor esperar e ir poco a poco.
A veces por exigencias del espacio, dos ramas coinciden en un punto. En este caso no es aconsejable permitir que rocen la una con la otra. El viento las mueve y las heridas que se producen con las espinas pueden dañarlas y favorecer la entrada de patógenos.
Tan fácil como poner algún tipo de material blando que impida este roce. Yo he usado un trocito de tubo de riego. Et voilà!! La propia presión entre las dos ramas en este caso mantiene el plástico en su sitio.
Otro asunto que no quiero olvidar. Siempre intentamos ir aflojando las ataduras conforme las ramas van engrosando pero a veces se nos pasa alguna. Mirad esta atadura, está provocando un verdadero estrangulamiento en la rama. Fuera!!
Cubrir la parte superior de esta pared no requerirá más que una o dos ramas. Además, por mi problema de vértigo tampoco quiero que llegue a demasiada altura para que no me obligue a subirme a los peldaños más altos de la escalera.
He conducido una rama justo por encima del hueco de la puerta pero no me gusta dejar marcado el ángulo. Prefiero poner alguna rama que "redondee" esta esquina que forma este hueco que lógicamente es rectangular. 
Es posible que alguna de estas ramas que he ubicado casi verticalmente (por exigencias del espacio) las utilice para formar un arco sobre la puerta que separa el huerto de la rampa del coche. Ya veremos.

De momento así he dejado esta tarde el rosal. Están todas las ramas podadas, defoliadas, bien atadas y colocadas... Listas para afrontar el buen tiempo que llegarán antes de lo que pensamos.
Entre este rosal creciendo a lo loco, con ramas desgarbadas y sobresaliendo en exceso de la fachada y este de esta tarde una vez terminado el trabajo de poda y colocación de ramas hay un buen trecho.

Por último, he aprovechado ahora que está todo sin hojas, para, con la manguera a mucha presión, limpiar bien las paredes y las celosías así como para lavar todas las ramas. Algún pequeño nido de insectos así como larvas o huevos que estén pegados, algunos al menos se eliminarán con esta limpieza.

Por supuesto no olvidamos una limpieza escrupulosa del suelo que rodea el rosal. Las hojas que he ido quitando son viejas, algunas seguramente tendrán huevos o insectos en estado larvario y probablemente esporas así que su eliminación conviene para evitar enfermedades y plagas. (No hace falta repetir que este material no debe usarse incorporándolo a las composteras).
Ya sabemos que no está todo el trabajo hecho. Un buen riego en profundidad, la aplicación de la cuarta pulverización con aceite mineral mezclado con oxicloruro de cobre...antes de que comiencen a brotar las hojas. Y no tardaremos en empezar a aplicar los tratamientos contra oídio si tenemos este problema en nuestro jardín.
Ah! Por cierto. Os pasa que con los años las etiquetas que vienen con los rosales cuando los plantamos y que reflejan la variedad terminan perdiéndose o tan quemadas por el sol que no se pueden leer? La identificación de los rosales creo que es asunto importante. Generalmente sabemos de qué variedad se trata pero cuando tenemos muchos a veces dudamos. Verdad' Yo suelo colgar una etiqueta de plástico sobre la que escribo la información del rosal con rotulador indeleble. Ato la etiqueta a una rama que luego me resulte fácilmente visible con un alambre muy muy fino.
Pero en este caso la tarde ha dado para dos cosas más: he logrado sacar una rama con raicillas y que crecía alejada del rosal, así que un nuevo ejemplar!! Y un segundo lo tendré tan pronto arraigue una rama de este rosal que crecía en la base y que he puesto a acodar. Pero esto os lo explico en la próxima entrada, que bastante larga ha quedado esta!! 
Que paséis buen día, queridos lectores!! 

Pon un perro en tu vida!!

Parece un eslogan, verdad? Lo es. Yo lo suscribo!! Nuestras relaciones con estos preciosos animales son tan importantes que no me importa que este artículo sea largo. Espero que a vosotros tampoco. Hoy no quiero hablar de jardinería, hoy quiero hablar de ellos, nuestros compañeros, los perros.
Qué gran cosa me hubiera perdido si Golfi e Iker no hubieran formado parte de mi vida!!

Las hojas de los rosales en invierno: ¿Defoliar? ¿No defoliar? ¿Cuándo?

A las puertas del invierno. Los rosales son teóricamente arbustos caducifolios. Digo teóricamente porque el comportamiento que las hojas de los rosales tienen, depende en buena parte del clima dónde se cultivan
En climas suaves, los rosales incluso no llegan a estar en período de dormancia nunca y aunque disminuida siempre tienen algo de actividad vegetativa y conservan la mayoría de sus hojas a lo largo de todo el año.

Por el contrario, en climas fríos como el que tiene mi jardín, los rosales tienen sus hojas ya muy castigadas por las heladas. En un alto porcentaje se han caído o tienen un color muy amarillento/aranjado que hace prever que en breve caerán en buena parte. 
Al final del invierno, de no intervenir el jardinero, los rosales aún conservan buena parte de sus hojas, en un estado lamentable, eso sí. El engrosamiento de las yemas a partir de febrero provocará la caída definitiva de muchas de las hojas que aún permanecen prendidas de sus peciolos y el rosal empezará su actividad vegetativa conservando parte de la vegetación de la temporada anterior.
En otros climas más fríos aún los rosales quedan totalmente desnudos de hojas.
A estas alturas del año en casi todos los jardines los rosales lucen ya hojas viejas, muy dañadas, a veces incluso con insectos en estado larvario en su envés...
  

Qué hacemos con estas hojas? Buena pregunta!! No tengo una respuesta única. Me explico.
Teóricamente conviene eliminarlas porque en estas hojas viejas y muchas enfermas, se conservan esporas y larvas cuya conservación no tiene beneficio alguno para el rosal. Muy al contrario, su permanencia en el rosal permite que sigan estando en ellas esporas e insectos en estado larvarios que una vez vuelvan a subir las temperaturas en primavera, favorecerán el desarrollo de enfermedades y plagas al inicio de la estación.


Luego está claro que si no matizamos, la respuesta es sí, sin duda, conviene eliminarlas!
Bien, esto lo tenemos claro. Ahora vienen dos preguntas?:
La primera es: Hay que eliminar las hojas de todos los rosales? 
Si hemos dicho que defoliar los rosales en invierno contribuye a eliminar buena parte de las plagas hivernantes y de esporas, parece lógico que eliminemos las hojas de todos los rosales. Es cierto, sí, y realizarlo en un arbusto de un metro de altura no es nada ni difícil ni una labor que tardemos en llevarla a cabo más allá de media hora (con limpieza del suelo incluido).


Pero.... y defoliar un rosal trepador adulto? jejejeje La cosa ya no parece tarea tan fácil y rápida. Verdad?
Hasta ahora, y hablo de que éste es el cuarto invierno que cuido de mi jardín, he realizado escrupulosamente esta tarea cada año. Todos y cada uno de mis rosales han sido desnudados de sus hojas manualmente y de forma meticulosa. Ya el año pasado cuando empecé a afrontar la labor me plantee si la siguiente temporada (ésta de este año) podría seguir llevando a cabo este trabajo.
Hasta ahora, los rosales no son todavía enormes. Incluso el trepador más grande que tengo, un jovencísimo Rosa 'Eden Rose 85' (O R. 'Pierre de Ronsard') no ha llegado ni con mucho a alcanzar la envergadura que tendrá en breve. Así está el "pequeñuelo" listo para comenzar su tercer año. En dos o tres años, reconozco que dudo mucho que pueda defoliarlo. Ni subiéndome a una escalera (con el peligro que para mí supone esto porque tengo vértigo) podré alcanzar algunas de sus ramas.

Este año me armaré de paciencia. Comenzaré un sábado o domingo bien temprano y me pondré como meta del día exclusivamente eliminar sus hojas. Pero con las trazas que lleva, el crecimiento que tendrá esta primavera, hará imposible que pueda volver a realizar este trabajo.
Esta siguiente imagen corresponde a un Rosa 'Eden Rose 85' que yo cultivaba en mi anterior jardín y que tenía tan solo cuatro años. No sé vosotros, yo lo veo y me siento incapaz de dejarlo desnudo ajajjaja.
Bien, asumido que en ocasiones, ciertos rosales alcanzan un tamaño que para muchos jardineros (entre los que me encuentro) les resulta imposible afrontar su defoliación, sentí curiosidad por buscar alguna información que me diera ideas de algún sistema para eliminar estas hojas que no fuera el hacerlo de forma manual.
Comentaré lo que he encontrado porque lo he leído en bastantes páginas y algunas de ellas creo que tienen garantías en cuanto a la seriedad de la información que suelen ofrecer.Parece ser que rociar a conciencia (el haz y el envés) el rosal con una mezcla de polisulfuro de calcio mezclado con aceite de invierno en un día soleado (esto importante) provocará que las hojas se "quemen" facilitando que la mayoría caigan por sí solas.
Aclaro que yo no lo he probado aunque también digo que en el momento que encuentre dónde puedo hacerme con este producto voy a intentar comprobar qué resultados da el sistema.
Aun sin saber si el azufre que contiene el polisulfuro de calcio reacciona igual que el azufre micronizado cuando se mezcla con aceite de invierno, sospecho que debe ser efectivo para el fin que buscamos dado que precisamente siempre se advierte  de que no se mezclen nunca el azufre y el aceite de invierno, incluso se acoseja que se dejen transcurrir al menos 30 días desde la aplicación de tratamientos a base de azufre antes de la aplicación del aceite. Y ello mucho menos en días soleados por el peligro de que las hojas se quemen.
Por tanto, parece bastante probable que precisamente, como buscamos eso, que se quemen y caigan, voy a probarlo en alguno de mis rosales y cuando lo haga os hablaré de cómo me ha funcionado. No creo que la defoliación que produzca haga ningún daño al rosal ahora que están prácticamente sin actividad vegetativa.
Si no logro comprar polisulfuro de calcio antes de que llegue el momento de la poda, tendré que hacerlo manualmente como he hecho hasta ahora pero intentaré el asunto. 
Desde luego si el método es efectivo e inocuo, me parece una forma rápida y fácil para lograr deshacernos de esas hojas viejas del rosal evitando así (al menos en parte) enfermedades y plagas en la siguiente estación.
Para quién lo desconozca diremos que este producto concentrado se utiliza para el control de plagas hibernantes de cochinilla, áfidos, ácaros y de forma preventiva para controlar el oídio. Se usa en pulverizaciones mezclado con agua y diría que está aceptado en agricultura ecológica cuando se trata de un formulado al 18,5 % y es utilizado sobre frutales de hoja caduca y parrales de vid.
Para los curiosos, aquí tenéis un vínculo del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente en el que se ofrece información detallada sobre este producto.
Bien ahora vendría la segunda pregunta: Cuándo eliminamos estas hojas viejas de los rosales? Antes o después de la poda?
Aunque solamente sea por razones de economía de tiempo parece lógico pensar que es más práctico eliminarlas inmediatamente tras la poda dado que el tamaño de la planta se reduce y por tanto la cantidad de hojas a eliminar también será menos.
Por qué entonces convendría hacerlo antes de la poda si nos llevará más trabajo? Os daré las dos razones que yo encuentro para hacerlo así.
A mí me resulta más fácil podar con los arbustos completamente desnudos. Veo mejor su estructura y accedo más fácilmente a las ramas que deseo podar

Pero además, le veo otra ventaja y es que yo suelo hacer tres aplicaciones de aceite de invierno para combatir plagas hibernantes y esporas. Comienzo en noviembre/ diciembre y voy aplicando cada mes hasta que podo. Hace unos días he realizado la segunda aplicación del aceite de invierno y lo he hecho con los rosales todavía con bastantes hojas. Me gustaría que la tercera aplicación fuera ya con los rosales desnudos y ello porque indudablemente me permitirá empapar a conciencia todos los tallos y yemas latentes si no tengo hojas que me estorben.
Pero se me ocurre otra razón más y es el ahorro económico. Cada vez que hago una aplicación de aceite de invierno más oxicloruro de cobre a todos los arbustos y pequeños arbolitos de mi jardín me supone llenar al menos 5/6 mochilas de 12 litros. Haced las cuentas y veréis que no sale barato precisamente.
Impregnar bien por ejemplo un rambler con las hojas todavía en las ramas indudablemente se lleva mucha más cantidad de mezcla que hacerlo sobre un rosal desnudo.
Vemos por tanto que aunque teóricamente convendría eliminar  las hojas de todos los rosales, no siempre dispondremos del tiempo, de la energía e incluso por dificultad de acceder a algunas partes del rosal, podremos realizar este trabajo.
De otra parte, el hacerlo antes o después de la poda parece bastante indiferente estando como están los rosales sin actividad. Si la permanencia de las hojas no os dificulta la tarea que tendremos que realizar allá por febrero (en climas fríos con heladas) podría realizarse perfectamente después. Así nos ahorraríamos eliminar hojas de ramas que se van a cortar en febrero.
En caso contrario, como es mi caso, y como me supone una tarea en la que no voy a tardar ni un día ni dos, me lo tomo con calma y en este mes que me queda hasta la próxima aplicación de aceite de invierno con oxicloruro de cobre, iré poco a poco eliminando las hojas de todos los rosales que pueda. Haciéndolo así la tarea no será tan laboriosa y cansada.
Digamos por último que si la eliminación de las hojas viejas es un asunto de higiene muy importante, no lo es menos la escrupulosa limpieza del suelo tras realizar este trabajo.

Una vez defoliado el rosal hay que barrer bien todo el terreno que rodea la base para evitar precisamente que la permanencia de hojas infectadas de esporas y larvas permanezcan en él y contribuyan a contagiar la planta en primavera.
Ya lo hemos comentado varias veces pero lo repetimos aquí, las hojas de los rosales, precisamente porque tardan bastante en compostarse, porque tienen aguijones que pueden dañarnos a la hora de manipular el compost con las manos, pero sobre todo porque son un foco de infección, no deben incorporarse a la pila del compost si no que es preferible quemarlas si disponéis de un lugar y espacio para ello en el jardín o embolsarlas y tirarlas a la basura.
Aquí lo dejo...por cierto, como van las compras navideñas? Decidido el menú de Nochebuena? Disfrutando ya de la compañía de algunos de vuestros queridos familiares? En breve yo iré a por mi madre y estará aquí conmigo un tiempo, lo cual, para mí es una gran alegría el poder estar junto a ella al menos un tiempecito.
Un saludo, queridos lectores.


Bebedero para pájaros de cemento

A veces, de los errores, salen cosas que no están del todo mal. Me explico. Este verano intenté hacer algunos recipientes para el jardín construidos con algo que se conoce como hypertufa pero no tuve mucho éxito y lo cierto es que no persistí en el intento. Tendré que volver a intentarlo cuando pase el frío fuerte.

La cuestión es que me había llevado al jardín secreto todos los bártulos. La carretilla, pala, saco de cemento, arena, turba, vermiculita y tenía ya todo lo que precisaba para hacer estos recipientes. Hice uno que quedó precioso pero mi impaciencia dio al traste con la prueba. Se rompió!! Si es que a veces no tengo espera. A ver si me hago mayor y me atempero un poco ajjajajaj (más mayor quiero decir! ;))

No era cuestión de devolver todas las cosas a su sitio sin haber logrado nada, eso me hubiera frustrado mucho, así que me dio por intentar hacer un bebedero de cemento.
No quería un cemento liso y pulido que tuviera una apariencia artificial en el jardín. Pretendía un cemento con aspecto rugoso, áspero, con oquedades dónde con el tiempo se acumulara la tierra, la humedad, incluso alguna semilla y que pudiera "envejecer" con mayor facilidad.

Como en realidad no tenía muchas esperanzas de que me quedara bonito no hice fotografías de todo el proceso. Pido disculpas!1 
Pero os explico más o menos el proceso:
1.- Su realización fue muy simple y sencilla. Usé como molde un gran barreño de los que se suelen tener en los lavaderos. Bastante profundo.
2.- A continuación recorté en forma de corazón un trozo de esponja floral (material que suele ser verde, una especie de espuma densa que se usa para hacer arreglos florales y que se puede encontrar en los chinos).
3.- Pero quería que este corazón tuviera en su base una especie de hueco para que cupiera más agua y que pudiera usarse como bañera si los pájaros decidían darse un baño. A la vez, pensé que depositando pequeños guijarros en él embelleciera el recipiente y serviría para formar una especie de rampa que animara a los pájaros a meterse en el agua sin peligro de ahogarse. 
De modo que recorté un trozo bastante informe también de esponja floral para colocarlo debajo del corazón.

4.- Forré con una bolsa de basura el barreño cuadrado (para luego,  una vez seco, poder extraer fácilmente el bebedero).
5.- Hice la mezcla de cemento (una palada de cemento, dos de arena, una de grava y algo de agua). Usé arena bastante gruesas para darle mucha textura a la mezcla.
6.- Deposité una buena capa (5 cm) en el fondo del barreño. Puse en el centro el trozo de espuma floral que luego sería el "hueco" bajo el corazón. Agregué más cemento al barreño hasta llegar a la altura que quería el corazón.
7.- Puse sobre el trozo de espuma floral de abajo, el corazón y rellené todo a su alrededor con cemento.
8.- Como la mezcla tenía grava algunos pequeños guijarros aparecieron arriba pero yo quería que algunos de ellos se vieran limpios, así que, antes de que la mezcla secara introduje algunos guijarros en la superficie del cemento.
9.- Procuré que la parte superior del bebedero no resultara lisa si no que tuviera pequeños desniveles. Incluso con un cuchillo practiqué alguna grieta.
10.- Esperé una semana (esta vez quería asegurarme  ajjajaja y que no se me rompiera) y tirando de la bolsa de plástico con la que forré el barreño saqué el bebedero. Pesa como un muerto!! Lo puse boca abajo para que se secara bien por la zona que había estado en contacto con el plástico y lo dejé unos cuantos días antes de manipularlo.
En fin, a falta del recipiente de hipertufa que era mi verdadero proyecto (y que no desisto de lograr jajajaj), hice este bebedero que creo que no quedó del todo mal.
Lo he tenido medio abandonado allí dónde lo hice, en le jardín secreto echando constantemente agua en él para que el cemento se lavara bien. No es cosa de dar de beber agua tóxica a los pájaros. Verdad? :)
Pero el otro día decidí ya buscarle un buen lugar para usarlo para el propósito para el que lo construí. 
Brrrr qué aspecto tiene ahora el jardín! El normal en esta época, claro. Es casi casi invierno!!! Pero qué hermoso está el suelo en diciembre... el acolchado se cubre con las hojas de los olmos y da un aspecto tan precioso! Cuanta belleza hay siempre en el jardín...no importa el momento, siempre hay hermosura en él.

Cerca de un banco de piedra que tengo en el margen del camino que recorre el seto norte creo que quedó bien. Tiene la sombra de la encina, lo que impedirá que el agua se evapore demasiado deprisa y que, en verano, se mantenga más o menos fresca. Además, las ramas de la encima que no es muy alta, servirá para que los pájaros huyan hacia ellas en el caso de que venga algún depredador.
Pero además, este seto tiene instalado riego por goteo así que he aprovechado y he ubicado el bebedero por debajo del nivel de una tubería de modo que uno de los goteros, cuando esté en funcionamiento el riego, dejará caer agua sobre el bebedero. Así, si me olvido de llenarlo, el propio riego lo hará por mí. Con limpiarlo bien con la manguera a presión una vez cada pocos días, los pájaros de mi jardín tendrán otro espacio dónde darse un refrescante baño en los calurosos días de verano y dónde tomar un trago de agua. 

Con el tiempo se integrará mejor cuando vaya envejeciendo. Se verá menos artificial. Eso pienso. Ya veremos. Os gusta cómo ha quedado? A mí no me disgusta. Quizás demasiado pequeño. No?

NOTA. Quizás alguno de vosotros quiera saber qué hay que tener en cuenta a la hora de ubicar y construir un bebedero para los pájaros del jardín. Aquí tenéis un enlace a un artículo que habla de esto.

Cómo trasplantar un árbol o arbusto grande y consolidado con zanja y poda de raíces

Hace unos días, en un Grupo de Facebook, una amiga me pidió consejo sobre el trasplante de un precioso Corylus avellana 'Contorta' al que le tiene un especial cariño y no desea dejar en el jardín que hasta ahora cultivaba y dónde crece hace muchos, muchos años! Como es lógico prefiere intentar llevárselo al nuevo jardín. La forma de efectuar el trasplante de un ejemplar consolidado como es éste requiere de mucho cuidado, de previsión, de tiempo para realizarlo y de ganas de currar jajajaja Pero merece la pena intentarlo.

Pensé que hasta ahora no habíamos tratado este asunto de los trasplantes en el blog y que podría ser interesante escribir un artículo sobre el mismo. A ello vamos!!
En ocasiones nos vemos obligados a realizar el trasplante de un arbusto o incluso un pequeño árbol a una nueva ubicación en el jardín.
Sea porque ha crecido más de lo que pensábamos y el espacio inicialmente asignado resulta ya demasiado reducido; sea porque las plantaciones cercanas están creciendo demasiado densas junto a él; incluso puede darse el caso de que, han pasado los años y su crecimiento está estorbando el paso de un camino o de un acceso. O simplemente porque, por razones estéticas, no nos gusta allí dónde crece. La cuestión es que nos vemos en la tesitura de cambiar la ubicación del arbusto o arbolito.
El sistema para hacer este trasplante y el momento del año para realizarlo dependerá de tipo de planta y sobretodo de su tamaño.
En todo caso, y usemos el sistema que usemos y lo hagamos en la temporada del año que lo hagamos, debemos recordar que el éxito depende en buena manera de que en todo momento la hidratación no se descuide.
Tanto antes de empezar a extraer la planta de su lugar, como una vez replantada en su nuevo sitio y sobretodo durante el primer año tras su trasplante, el arbusto no debe sufrir en ningún momento carencia de agua. Solo manteniendo los riegos precisos podremos paliar el estrés que siempre supone un trasplante.
Si se trata de especies de hoja perenne es preferible afrontar estos trabajos al inicio de la primavera. En caso de que estemos trasplantando un arbusto o árbol caducifolia el otoño es la estación más conveniente para hacerlo.
Indudablemente tenemos la opción de trasladar el ejemplar a raíz desnuda si es caducifolio y su tamaño es pequeño. Pero si lo que pretendemos es mover de lugar de plantación es un ejemplar perennifolio, el sistema de raíz desnuda no nos resulta válido. Sí o sí, habrá que trasladarlo con las raíces acompañadas del suelo correspondiente.
Muchos de nosotros hemos plantado muchas veces rosales a raíz desnuda, pues el caso de un arbusto o árbol es el mismo: un ejemplar extraído del suelo dónde crecía sin la tierra.
Veamos los dos casos que suelen producirse a la hora de trasplantar:

Primer caso: ARBUSTO DE PEQUEÑO TAMAÑO  y QUE O LLEVA MUCHO TIEMPO CRECIENDO EN UN LUGAR.

El caso menos problemático es este, el de un ejemplar que lleva poco tiempo creciendo en ese lugar y, al no haber tenido tiempo de desarrollar un cepellón de raíces demasiado grande, su traslado no será tan complicados y además siempre será más fácil su arraigo.
Iremos recortando todo alrededor del cepellón con una pala de punta recta haciendo que penetre verticalmente en el suelo. Con esto habremos recortado todas las raíces que sobresalen del cepellón hacia el suelo. Generalmente, si el arbusto es pequeño, simplemente con dos palas clavadas verticalmente y que ejerzan cierta presión la una frente a la otra, será suficiente para sostener el cepellón y extraerlo del suelo.

Pero si el tamaño es ya algo mayor o por la dureza del suelo vemos que esto se hace difícil, convendría una vez recortado el cepellón, eliminar el suelo que lo rodea formando una pequeña zanja a su alrededor. De esta manera tendríamos el espacio necesario para maniobrar mejor con las palas.
Es de vital importancia que el cepellón se mantenga todo lo unido que se pueda e impedir sobretodo que se rompa. La ruptura de las raíces pondría en juego las posibilidades de que arraigue de nuevo una vez plantado en su nueva ubicación incluso puede ocasionar la muerte del arbusto.

Segundo caso: ARBUSTO O ÁRBOL DE GRAN DESARROLLO CONSOLIDADO Y QUE LLEVA CRECIENDO EN EL LUGAR MUCHO TIEMPO.

Hoy quería centrarme en este segundo caso de trasplante que suele conllevar mucho más trabajo, más difícil y en el que hay más riesgo de fracaso.
Es el caso de un arbusto o árbol completamente establecido y que lleva mucho tiempo creciendo en su ubicación en el jardín. Hemos hecho obras y ya no tiene disponible el espacio que en principio le habíamos asignado o con el tamaño que está adquiriendo ya molesta para el paso de un camino... 
Entramos en la dinámica de poda/mayor crecimiento/ mayor necesidades de poda. Es lo habitual. Hay que tener en cuenta que la poda no sirve para reducir el tamaño de un ejemplar. Todo lo contrario, cuanto más podamos, más fomentamos el crecimiento. Las plantas tienen el tamaño que tienen cuando son adultas y pretender reducirlo a base de podas es un error. Además, esta constante mutilación de la planta no es nada que beneficie.
En fin, la cuestión es que te ves en la situación de que tienes en el jardín un ejemplar de buen tamaño y que lleva ya muchos años creciendo en esa ubicación y nos vemos e la necesidad de cambiarlo de lugar.
El stress del trasplante. La importancia de las raíces.
En este caso su sistema radicular se habrá desarrollado en un perímetro muy superior al caso de los arbustos que tratábamos anteriormente.
Este tipo de trasplante conlleva mucho más riesgo dado que para su traslado a otra zona del jardín nos vemos obligados a dañar buena parte de las pequeñas raicillas a través de las que el ejemplar toma el agua y los nutrientes del suelo.
Recordemos lo que decíamos en un artículo en que se trataba de la importancia de las raíces: Las raíces de un árbol o arbusto son de dos tipos.
Imagen de http://www.e-junior.net/articulo/2380/germinacion-y-crecimiento-de-las-plantas
De una parte están las raíces principales. Son leñosas, gruesas, rígidas y cuya función principal es el anclaje de la planta al suelo pero también servir de conexión entre la infinidad de pequeñas y finas raíces. 
Estas raíces principales se ramifican dando lugar a raíces secundarias o laterales y en éstas, a su vez, en sus extremos se formarán las raíces más finas.
Estas raíces más finas solo están cubiertas por la epidermis radicular o rizodermis y de ellas brotan los pelos radicales.
Los pelos radicales (también llamados pelos absorbentes) aumentan la superficie que la raíz tiene para absorber nutrientes y agua del suelo. Apenas viven unos días, no tardan en secarse y desprenderse y son sustituídos por otros nuevos que se crean próximos al ápice
Teniendo en cuenta esta estructura de las raíces podremos valorar mejor los peligros del trasplante. Se entiende así mejor la necesidad de llevar sumo cuidado cuando trasplantamos un árbol o arbusto de lugar. 
Si en esta operación de trasplante rompemos demasiada cantidad de pelos radicales o dañamos los extremos de las raíces más finas eliminando la fina capa que las cubre (rizodermis) las raíces perderán su capacidad de absorción al menos por unos días, en tanto no vuelvan a desarrollarse más pelos radicales
Es lo que todos los jardineros hemos comprobado casi cada vez que plantamos o trasplantamos una planta, el conocido shock del trasplante.

De ahí también que sea necesario cuando efectuamos un trasplante o incluso cuando plantamos una planta por primera vez, efectuar una poda de parte del largo de sus ramas e incluso de sus hojas si está en actividad vegetativa o es un ejemplar perennifolio. Con ello las raíces, dañadas en la operación de trasplante, deberán abastecer a una menor masa vegetativa. De lo contrario, un sistema radicular dañado será difícil que pueda seguir abasteciendo a la parte aérea del arbusto trasplantado.
Observemos qué está pasando debajo de tierra cuando trasplantamos un arbusto de poco desarrollo y comparémoslo con lo que ocurre cuando movemos de lugar un arbusto bien consolidado y con un aparato radicular completamente crecido:

Vemos en el primer caso que aunque con la pala cortemos un círculo alrededor del cepellón, estamos en efecto eliminando parte de estas raicillas tan importantes. Pero el daño que estamos efectuando a la planta no es comparable con el que ocasionamos en un ejemplar consolidado.
Realización de una zanja en el perímetro del cepellón que queremos trasladar de ubicación
Para minimizar los daños del trasplante en este caso, se aconseja que cuando pretendemos trasplantar un ejemplar que lleva mucho tiempo creciendo en un lugar lo hagamos con un sistema algo más lento pero que nos garantizará en mayor grado el éxito del mismo.
Se trata de practicar una zanja lo suficientemente ancha como para trabajar con comodidad alrededor de todo el perímetro del ejemplar (la zanja no debería ser mucho menor de 15/25 cm y de una profundidad de al menos 30/40 cm)
El tamaño de este cepellón que dejaremos estará en función del tamaño del arbusto y también, no cabe duda, de nuestras posibilidades.
Relleno de la zanja con sustrato mullido y con mucha materia orgánica.
Por eso es importante que durante el otoño del primer año hagamos la zanja y la rellenemos con una mezcla de sustratos muy mullida, muy esponjosa, que mantenga bien la humedad y que se componga de mucha cantidad de materia orgánica
Con esta mezcla estaremos animando al desarrollo de pequeñas raicillas que se desarrollaran desde el arbusto y se adentrarán en la mezcla. Estas raicillas que serán las que permitan a la planta seguir tomando el agua y los nutrientes del suelo dónde lo ubiquemos, minimizarán los daños ocasionados por el estrés que es inevitable.
Se aconseja precisamente no realizar el trasplante hasta el año siguiente. Durante estos meses habrá tiempo del desarrollo que mencionamos.
Tenemos una tendencia a creer que pasadas las altas temperaturas del verano, las plantas no precisan riego alguno y aunque eso puede ser cierto en algunos jardines del norte de nuestro País dónde las lluvias otoñales son copiosas, en otras zonas geográficas hay que estar muy al tanto de este tema y regar en profundidad de vez en cuando incluso en invierno, especialmente cuando se preveen heladas.
En este caso, una vez hemos realizado la poda de las raíces y hemos practicado la zanja, es imprescindible que el sustrato que usaremos para rellenar así como el propio cepellón estén en todo momento con suficiente humedad. 
Una buena capa de acolchado en forma de corteza triturada o cualquier otro material nos resultará muy práctica evitando evaporaciones innecesarias y preservando las raíces del arbusto de las bajas temperaturas del invierno y del calor del verano.
En general el otoño es un buen momento para realizar la poda de las raíces. Si no podemos esperar de ninguna forma (o somos tan impacientes que no queremos hacerlo jejeje) podemos intentar llevar a cabo el trasplante la primavera siguiente. Al menos le habremos dado a la planta la oportunidad de desarrollar finas raíces en estos pocos meses. 

Pero ya digo, lo ideal es hacer la zanja en otoño y que la planta no tenga que producir su desarrollo aéreo durante los meses de actividad vegetativa si no que tenga un tiempo para dedicarse exclusivamente a reponer su sistema radicular.
En todo caso, creo que para ejemplares con un cepellón realmente grande o que lleven muchos años creciendo en un lugar, es imprescindible que transcurra este año que os comento. 

Pero a los impacientes (como yo) les animaría a que, antes de proceder a la extracción definitiva de la planta, comprobasen que se han desarrollado suficientes raíces fibrosas en la zona de la zanja excavada y si no es así, resistieran la tentación de seguir procediendo con el traslado.
Esta fotografía muestra las maravillosas nuevas raíces surgidas hacia fuera del cepellón tras haber hecho una zanja meses antes. Como puede comprobarse el riesgo de trasplante en esta situación es mucho menor. Verdad?
http://www.ruppertnurseries.com/root-prune-root-prune-question/



El trasplante:
El tiempo que transcurra entre la poda de las raíces y el trasplante final dependerá del tamaño de la planta. Del tipo de arbusto del que se trate y de las necesidades del jardinero.
En general pensemos que cuanto más grande es una planta, más tiempo precisará para que se desarrollen esas finas y pequeñas raicillas que estamos pretendiendo y también más tiempo deberá transcurrir hasta que vuelva a asentarse en su lugar definitivo.
Este trabajo no es nada fácil. Necesitaremos ayuda de un amigo y precisaremos en ocasiones para mover el ejemplar el uso de carretillas y de otros inventos ya que el peso que puede llegar a tener el cepellón no es nada desdeñable.
Trasplantar un ejemplar consolidado y de buen tamaño sin el desarrollo de estas raíces pequeñas, supone haberle eliminado precisamente una gran de su sistema radicular, en concreto las raíces "alimenticias" de la planta y tal cual ubicarla en su nuevo lugar sin contar con los elementos que necesitará para seguir nutriéndose e hidratándose. 
Por el contrario dejar pasar unos meses entre el momento en que practiquemos la zanja y la rellenos y el momento en que efectuemos el traslado de lugar, supondrá llevarse ya un ejemplar con nuevas raicillas desarrolladas y por tanto con más posibilidades de arraigar en su nuevo lugar de plantación. Estas raicillas serán las que se desarrollen rellenando la zanja que previamente habremos cavado el año anterior y servirán al arbusto para, tan pronto esté en su lugar definitivo, contar con las herramientas precisas para tomar el agua y los nutrientes del suelo.
Siempre os digo que en jardinería la previsión y la planificación es de suma importancia. Es verdad que se pueden hacer las cosas con precipitación, tomar una decisión y llevarla a cabo de forma inmediata pero indudablemente esta forma de actuar tiene menos posibilidades de éxito.

Quisiera aclarar algo de perogrullo y es que a la hora de extraer el nuevo cepellón deberemos cavar una nueva zanja en un perímetro que abarque la zona que rellenamos de sustrato mullido y dónde se supone que se habrán desarrollado gran cantidad de raíces fibrosas.
Cuanto más separada del tallo principal esté esta zanja última, menos pequeñas y nuevas raíces estropearemos. Tengamos en cuenta que precisamente estamos usando este método para intentar llevarnos la planta con la mayor cantidad de esas raíces por tanto tengamos sumo cuidado a la hora de la extracción.
El cepellón que nos "llevaremos" con la planta será  por tanto de mayor diámetro que el que inicialmente habremos recortado.

Este aspecto hay que tenerlo en cuenta y sopesar las necesidades del ejemplar según su tamaño y las posibilidades reales que nosotros personalmente tendremos en el momento de inicial de podar las raíces ya que repercutirá en el tamaño y peso del pan de tierra que tendremos que mover de un lugar a otro del jardín.
También es posible, dependiendo de la planta, practicar el corte de raíces en primavera y realizar su traslado el otoño siguiente pero en este caso la planta dañada en sus raíces deberá soportar los rigores del verano lo que convierte al riego en este caso en especial un elemento absolutamente imprescindible si queremos que la planta supere el estrés (en todos los casos siempre que se trasplanta hay que cuidar del riego).
El traslado del ejemplar extraído del hoyo de plantación
Para efectuar el traslado hay varios sistemas que nos pueden ayudar y facilitar el trabajo.
Este trabajo es difícil realizarlo un jardinero solo. Casi que creo que es imprescindible que alguien nos ayude. Así pues, convendría que mientras uno de los jardineros, ayudándose de la pala inclina el cepellón antes de extraerlo, el otro, aunque sea con dificultad, intente meter la mitad de una arpillera de tamaño suficiente para envolver todo el cepellón final. Luego, inclinando el pan de tierra en dirección contraria, uno de los jardineros tirará de la arpillera hasta tener cubierto todo el cepellón.
Una vez metida la arpillera es imprescindible cubrir con ella el cepellón por la parte superior. Para ello, conviene que la aspillera (o el material que usemos para tal fin) sea de tamaño generoso. Mediante alambre, clavos, cuerdas, o del modo que se nos ocurra es aconsejable que quede bien sujeta.
Envuelto así el cepellón puede intentar sacarse del hoyo de plantación. Es importante que sepamos que nunca debemos tirar del tronco si no ejercer la fuerza desde el cepellón hacia arriba. Lo contrario es arriesgado y puede ocasionar la ruptura de la base de la planta.
Una vez fuera del agujero podríamos ubicarlo sobre un trozo de malla de alambre flexible colocada ya a nivel del suelo. Con esta malla forraremos por fuera la arpillera formando una especie de "jaula" y lograremos que el conjunto esté suficientemente consolidado para que aguante el traslado de lugar sin que se rompa ni se dañe el pan de tierra.
En ocasiones el tamaño de estos cepellones es tan grande y pesa tanto que no es nada fácil eliminar estos materiales de los que nos valemos para su traslado.
El viaje hasta el lugar definitivo no es tampoco fácil. El peso y la envergadura de la planta es a veces tan grande que es bastante complicado trasladarlo a través del jardín.
Si queréis ver en detalle un el "paseo" que tubo que hacer una de mis catalpas desde la entrada a su lugar de plantación podéis pinchar en el enlace. Comprobaréis que era tanto lo que pesaba que nos vimos obligados a poner el árbol sobre unas puertas sobre las que lo hacíamos desplazarse. En fin, toda una odisea!!

Debemos saber si la arpillera que estamos usando es sintética o natural sin tratamiento alguno. Si es este el caso, aunque quedara algún trozo de ella bajo tierra el tiempo se encargaría de ir deteriorándola y llegaría a "compostarse" de forma natural sin ocasionar daño alguno a la planta. De todos modos es mejor intentar eliminarla en su totalidad si no resulta posible.
Lo que sí hay que quitar del todo es la malla metálica y clavos, cuerdas o cualquier material del que nos hayamos valido para sujetar y envolver bien el cepellón.
Os muestro qué tamaño (y peso) puede llegar a tener un cepellón de un árbol cuando estamos trasplantándolo (en este caso desde el vivero a mi jardín. Creció en el suelo y meses antes de traerlo a mi jardín hicieron la zanja)

La plantación en el lugar definitivo

Y por último, previamente al día que tenemos decidido realizar el trasplante, deberíamos tener ya listo el hoyo de plantación como es lógico. De no ser así estaríamos exponiendo el cepellón a unas condiciones en las que puede resecarse y que las raicillas se dañen.
Por supuesto, antes de llegar a meter el arbusto en este hoyo tendremos que regar copiosamente la zona para que sea recibido por un suelo bien húmedo (no encharcado) y en paralelo nos aseguremos de que este hoyo tienen un perfecto drenaje.
Durante al menos el siguiente año una vez plantado definitivamente el arbusto continuaremos cuidando escrupulosamente de su hidratación. En tanto el arbusto no reponga del todo su sistema radicular, estará mermado en su capacidad de abastecer a la planta del agua y de los nutrientes que precisa. Que el suelo que le rodea esté húmedo es una forma de ayudar a su posterior y definitivo arraigo.

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