Parece un eslogan, verdad? Lo es. Yo lo suscribo!! Nuestras relaciones con estos preciosos animales son tan importantes que no me importa que este artículo sea largo. Espero que a vosotros tampoco. Hoy no quiero hablar de jardinería, hoy quiero hablar de ellos, nuestros compañeros, los perros.
Qué gran cosa me hubiera perdido si Golfi e Iker no hubieran formado parte de mi vida!!
Desde que tengo uso de razón recuerdo mi miedo a los perros. A fecha de hoy todavía no sé dónde anclaba sus raíces este pánico. Jamás me mordieron ni me hicieron daño alguno. Simplemente me daban miedo. Pero no era una ligera prevención. No! Era auténtico terror!!! Tanto es así que me recuerdo ya de muy adulta ir por una calle y de ver un perro encaminarse hacia mí, inmediatamente daba la vuelta a la manzana si era preciso con tal de no cruzarme con el animal.
Jamás había acariciado uno y por supuesto mucho menos cogí ninguno en mis brazos. Era un pánico irracional y que yo no podía gobernar. Lo cierto es que este miedo me hacía sentir profundamente mal. Precisamente por lo irracional, porque no sabía argumentar cuales eran las razones que me hacían imposible estar al lado de ninguno de ellos. Nunca les desee ningún mal, ni hubiera consentido que se les hiciera daño pero no los podía tener cerca. Simplemente me producían terror!!
No fue hasta mucho más allá de los cuarenta cuando me plantee la convivencia con un perro. Había conocido a mi última pareja y él convivía aquí en Madrid con Golfi, una perrita a la que siempre agradeceré que me diera la oportunidad de poder perder este miedo a los perros. Aquella incipiente relación con él no era posible si no intentaba yo vencer mi pánico. Y lo intenté, sí, pero de no ser ella como era, de haber sido Golfi como es ahora Iker, puedo asegurar que jamás me hubiera resultado posible lograrlo.
El día que conocí a Golfi cuando vino a Málaga por primera vez yo estaba preparada para sufrir un ataque de pánico al verla pero no, se abrió la puerta del coche y en su interior vi aparecer un ser enroscadito que me miraba con unos ojos enormes y llenos de una inocencia que desde el primer segundo me conmovió. Tuve claro que aquellos ojos correspondían a un ser que sentía más miedo que yo incluso y a partir de ahí todo fue posible!!
No saltaba como lo hace Iker, ni se lanzó poniéndome las patas en los hombros, cosa que me hubiera provocado salir huyendo presa del pánico, ni era nerviosa. Estaba tranquilita, tímida, como no atreviéndose y, como si supiera que yo necesitaba de sus movimientos lentos, de que me diera algo de tiempo, esperó que fuera yo la que interactuara con ella, sin ladrar y sin moverse siquiera. Sentí enseguida un deseo imperioso de tocarla. De vencer aquel miedo estúpido que tuve toda mi vida. De sobreponerme y superarme. Y lo logré, pero lo cierto es que fue más mérito suyo que mío!
Qué linda era Golfi!! Aquellos ojitos me desarmaban y me enternecían. Era una perra tranquila y dócil que sólo era capaz de desmadrarse cuando corría como una loca en el campo. Cómo disfrutaba ella y cómo disfrutaba yo viéndola llena de vida y de alegría en sus carreras por los campos alrededor de la casa!!
Empecé a observarla, empecé a conocerla y no tardó ni unos días en surgir dentro de mí un sentimiento nuevo. Absolutamente nuevo. Sentía cariño por un perro!! Yo, que me pasé la vida evitándolos!! Increíble! Qué bien me sentía con aquel sentimiento hacia ella!
Y Golfi era tan agradecida... Estaba siempre deseosa de ternura y no escatimaba demostraciones cada vez que yo le daba cualquier muestra de cariño.
Me sorprendí al comprobar su personalidad. Sí, los perros no eran todos iguales. Como no lo somos las personas. Golfi tenía su propia personalidad. Sus propios gestos. Sus manías. Igual que yo!! Me parecía adorable cuando le daba un trozo de pan y ella rápidamente se iba con él en la boca a comérselo despacito sentada en su alfombrita. Se lo comía a pequeños bocados, deleitándose (Igualito que Iker que le falta tiempo para engullirlo y no es la primera vez que se atraganta haciéndolo ajajajaja)
Pasó todavía un año hasta que llegamos a convivir los tres pero durante todos los fines de semana de aquel año, tuve la oportunidad de esperar ansiosa mi ración de tiempo con ella y empecé a sentir que en parte, comenzaba a sentirla como mía. Sí, me veía capaz de convivir con ella cuando llegara el momento y eso me hacía sentir un orgullo tremendo de mí misma y de mi cambio.
Todos los fines de semana, fuera porque ellos dos iban a Málaga dónde yo vivía, fuera porque yo venía a Madrid, sábado y domingo gozaba de la convivencia con este adorable ser. Y llegué a sentir algo que nunca pensé que sentiría: añoranza de ella durante los días entresemana sin su presencia.
Era una Navidad, la de 2009 cuando pretendimos regalarle a mi hija un perrito. Buscamos un perro que de adulto fuera grande, con un buen carácter, alegre... No tardamos en encontrarlo. Contactamos a través de Internet con su dueña en Torremolinos (Málaga) y fuimos a elegir qué perrito de la camada queríamos. Inmediatamente me enamoré de él. Enseguida supe que yo quería a Iker (por aquel entonces no tenía nombre y en mi mente era el cachorro de las cejitas en forma de lunares).
Lo vi desesperado dando empujones a sus hermanos tratando de no permitir que nadie le arrebatase la teta de su madre. ajajjaja —Éste bruto, este de las cejas como lunares!!— Me pareció simpático, luchador y un truhan de cuidado!!
Golfi era de él y el hecho de acordar con la dueña que me lo entregaría pasados dos semanas para que el cachorro tuviera algo más de tiempo para tomar la leche de su madre, me hacía sentir algo extraña. Un perro mío!! Ufff...voy a tener un perro! Es la cosa más normal del mundo pero claro, por aquel entonces para mí tan sólo unos meses antes tener un perro hubiera sido impensable.
Lo recuerdo con cariño, yo estaba terminando mi última jornada de trabajo antes de comenzar las vacaciones de Navidad y esperaba que mi hija y él llegaran a casa para irnos después a pasar las Fietas con mi familia en Extremadura.
La pareja de argentinos que traía a Iker entró en el despacho y yo vi un pequeño perrito que ya había crecido bastante desde la última vez que lo vi hacía tan solo quince días. Me lo entregaron envuelto en una toalla. Qué linnnnnnnndo era!!
No es porque sea mío, es que era precioso. Palabra de honor!! No sabía ni como cogerlo, salí del trabajo y me encaminé hacia casa dando un lento paseo. Recuerdo que la gente me miraba por la calle. Y yo estaba tan orgullosa de él! :) Bueno, miraban a Iker. Y no me extraña porque era un cachorrito adorable!! :)
LLegué a casa. No tenía pocillo de comida, ni comida, ni cunita... Se me ocurrió que quizás le gustase un poco de pan migado en leche tibia y...la devoró!! Menudo era (y menudo es a la hora de comer. Un verdadero carpanta!!)
No estaba acostumbrado a estar solo. Había sido destetado hacía unas horas y no soportaba quedarse en la estancia dónde yo lo dejaba, me perseguía por todo el piso y lloraba sintiéndose abandonado en cuanto me veía separarme de él.
Ese fue otro descubrimiento. Los perros lloraban!! Sí, lloran, el sonido que emiten cuando están tristes o contrariados no permite ninguna duda. Lloran!! No puede confundirse con un ladrido. Es llanto...tan triste y tan profundo a veces como el de los humanos!
Llegó él y llegó mi hija con Golfi y a partir de ahí la tortura de la pobre perra comenzó. Iker la perseguía de noche y de día buscándole unas tetas que había perdido (las de su madre) La mordía las patas, la tiraba de la cola, se espachurraba sobre ella. Golfi ya estaba al borde de la depresión. La pobre no podía aguantar más la insoportable persecución del cachorro. Esta foto creo que es la prueba más evidente del estado de abatimiento de la pobre Golfi ajajjajaja
Por una serie de circunstancias Iker no llegó nunca a vivir con mi hija y yo quedé dueña de él. Asistir a los primeros meses de su desarrollo fue maravilloso. Era un auténtico bebé!! Y a todos nosotros nos enternecía.
Solo transcurrieron unos meses desde entonces para que formáramos un grupo de cuatro conviviendo juntos en Madrid: Él, Golfi, Iker y yo!! Éramos una familia de cuatro. Dos perros y dos humanos. Alguien puede decir que esta afirmación es una exageración. No lo es. Nuestros perros eran uno más de la familia. Distintos de nosotros los humanos, pero no fueron nunca simples animales. Eran parte de nosotros, de nuestro grupo, de nuestra casa. Formaba y forman parte de nuestras vidas.
Y merecen el respeto, la consideración, el cariño, el cuidado, la ternura que merecemos todos los seres humanos.
A partir de irme yo a vivir a Madrid con mi pareja y nuestros dos perros, empezó mi verdadero aprendizaje sobre ellos. Toda una aventura y toda una experiencia. Conocerlos, convivir con ellos solo me reportó alegrías y sentimientos de los buenos, de los que te salen del alma y te hacen mejor persona.
Perros eran los dos pero tan distintos! En nada se parecían el carácter de Golfi y de Iker. La una tranquila, sumisa, dócil, obediente, tierna y delicada. El otro un verdadero botarate jajajaja inquieto, bruto, díscolo, desobediente, alegre, incansable, vamos...un animal de bellota!!
Ahora que nadie nos lee: No lo decía pero en mi corazón siempre tuve mi preferido ajjajajaja Sí, Iker me tenía robado el corazón desde el primer día!! Siempre ha sido tan alegre, tan simpático, tan listo... Ay...sí, yo quería una pizquita más a Iker ;)
No sólo me tenía robado el corazón a mí, se lo robaba a todo aquel que podía. El muy truhán!! Se encargaba de hacer todas las demostraciones que podía para ganarse una galleta. Aquí le tenéis mostrando sus habilidades (dar una patita y luego la otra, y una vuelta si se lo pides) tratando de convencer a toda la chiquillería que había aquel día en Los Picos de Europa. Y vaya que si se las demostró!! Hasta que terminó con el paquete de galletas que tenían las pobres niñas que entusiasmadas con el perro iban dándole galleta a galleta para que él siguiera haciendo sus monerías.
He visto que los sentimientos de otros dueños como amigos y vecinos hacia sus perros han sido muy semejantes a los míos. Los acontecimientos de la vida de sus animales se vivían como auténticos acontecimientos en la familia. Aquí el diminuto cachorro de la perrita de nuestro vecino.... no puede ser más bonito!!
Cuantas cosas he aprendido de mis perros estos años!! Mi convivencia con ellos, me enseñó tantas cosas que de ellos desconocía!! Descubrí su absoluta lealtad, descubrí hasta qué punto sentían cariño por nosotros dos; descubrí lo fieles que eran y lo poco que les costaba perdonar cualquier regañina. No conocían el rencor. Ellos, les riñeras o no, solo tenían necesidad de ti y de tu cariño. Era imposible no dárselo. Cómo no acariciar, cuidar, proteger a unos seres tan hermosos y tan absolutamente buenos!!
He llegado a descubrir en ellos cosas que solo el que es dueño de un perro conoce. Son capaces de saber si estás triste, si precisas de ternura...y se acercan, y te lamen y recuestan su cabeza sobre tus piernas como diciéndote: Estoy aquí, a tu lado!! :) No estás sola. Me tienes a mí! Y así es, los tienes a ellos!!
Y miran a tus ojos! Los ojos de un perro hablan. Comunican. No son los ojos de un pájaro o de otro tipo de animal. Sus ojos se meten en el alma!! Jamás hubiera dicho hacía unos años que un animal puede comunicarse tanto y tan bien con un humano. Qué feliz me han hecho desde que les he dado la oportunidad de acercarse a mí!!
Hace unos años Golfi murió víctima de una leishmaniasis. Pobrecilla!! Tuvimos que sacrificarla porque estaba sufriendo mucho. Afortunadamente algo tan doloroso se hizo de un modo que fuera respetuoso con ella. Se hizo a solas, con su dueño (mi pareja) y los dos tuvieron la oportunidad de mirarse a los ojos por última vez y seguro que charlaron, que recordaron su vida juntos... Sé que Golfi sintió el profundo amor que él experimentaba por ella y sé que las caricias que él le daba mientras tomaba sus últimas golosinas y se iba adormeciendo permitieron a Golfi comenzar su partida sintiéndose tranquila.
Estos últimos cuatro años ya solo nos quedó Iker y él se ha encargado de alegrarnos los días y de que sintiéramos su cariño con unos empujones y unas expresiones de alegría al llegar a casa que te hacen tambalear y si te descuidas vas al suelo. Hay amores que matan ajajjaja
Sigue, a pesar de que ya no es un jovenzuelo, con un carácter de eterno adolescente. Inmaduro, alegre, revoltoso... Bruto como un arao!! Pero te enternece su vitalidad, su alegría, sus ganas de agradarte, sus intentos de aprender para darte gusto, sus ganas de jugar.... Ay, mi Iker!!
Ahora vivo sola con él y estoy segura que esta última etapa de mi vida dura y dolorosa lo hubiera sido mucho más sin él. Tenerle a mi lado, que vega persiguiéndome allá dónde vaya del jardín, su búsqueda de mis caricias, su acercarse suavemente a mi cuando me presiente triste.... Sí, Iker es un ser verdaderamente importante de mi vida.
Empecé con un eslogan. Lo repito. Pon un perro en tu vida!! Si alguno de vosotros me lee y se ha planteado tener en casa uno pero piensa en los contras: En el tiempo de cuidado que precisan. En lo que te coartan la libertad de movimientos. En lo que ensucian. En lo que gastan, sí, porque gastan!! Tienen necesidades (como nosotros), tienen que ir al veterinario. Hay que tener al día sus vacunas. Deben protegerse de los parásitos con collares especiales, necesitan ser transportados de forma adecuada en los vehículos...Sí, todo esto es cierto. Sin duda!! A pesar de ello, yo les diría que lo piensen. Que sopesen si están dispuestos a ofrecer su tiempo y algo de su energía económica en su cuidado, si tienen el espacio adecuado al tamaño del animal, si son conscientes de que precisan salir, pasear, la higiene necesaria, recibir caricias e interactuar con ellos. No son un florero ni un adorno. Ni "cosas" que puedan abandonarse. Que una vez asumida nuestra responsabilidad hacia ellos, se debe cumplir. No son algo de lo que nos encaprichemos en un momento sin reflexión de lo que conlleva su cuidado y que luego, caprichosamente podamos abandonar si nos cansamos de sacarlo a pasear. Sí, todo esto hay que pensarlo antes de traer un perro a casa. Una vez en ella, nuestro perro entrará a formar parte de nuestra familia. No podemos olvidar esto de ninguna manera.
Son seres con dignidad y merecen ser felices junto a nosotros.
Pero a los que estén dispuestos a ofrecer lo que ellos precisan, yo les diría que no se arrepentirán. Que será mucho más lo que reciban que lo que den y que un perro, su perro, se convertirá en una pieza significativa de su vida!! Tendrán un amigo fiel al lado, tendrán un ser incondicional que sólo necesita nuestro amor para ser felices junto a nosotros.
Hay muchos perros que han sido abandonados, que han sido maltratados, que están esperando ansiosos las caricias de las manos de un dueño tierno y protector con él. Si os sentís capaces de la responsabilidad que conlleva tener uno...adelante!! Él te necesita y tú terminarás necesitándolo a él. Pon un perro en tu vida!!
Desde aquí, desde El Jardín de la Alegría, Iker y yo os deseamos Felices Fiestas, queridos amigos!!
Qué gran cosa me hubiera perdido si Golfi e Iker no hubieran formado parte de mi vida!!
Desde que tengo uso de razón recuerdo mi miedo a los perros. A fecha de hoy todavía no sé dónde anclaba sus raíces este pánico. Jamás me mordieron ni me hicieron daño alguno. Simplemente me daban miedo. Pero no era una ligera prevención. No! Era auténtico terror!!! Tanto es así que me recuerdo ya de muy adulta ir por una calle y de ver un perro encaminarse hacia mí, inmediatamente daba la vuelta a la manzana si era preciso con tal de no cruzarme con el animal.
Jamás había acariciado uno y por supuesto mucho menos cogí ninguno en mis brazos. Era un pánico irracional y que yo no podía gobernar. Lo cierto es que este miedo me hacía sentir profundamente mal. Precisamente por lo irracional, porque no sabía argumentar cuales eran las razones que me hacían imposible estar al lado de ninguno de ellos. Nunca les desee ningún mal, ni hubiera consentido que se les hiciera daño pero no los podía tener cerca. Simplemente me producían terror!!
No fue hasta mucho más allá de los cuarenta cuando me plantee la convivencia con un perro. Había conocido a mi última pareja y él convivía aquí en Madrid con Golfi, una perrita a la que siempre agradeceré que me diera la oportunidad de poder perder este miedo a los perros. Aquella incipiente relación con él no era posible si no intentaba yo vencer mi pánico. Y lo intenté, sí, pero de no ser ella como era, de haber sido Golfi como es ahora Iker, puedo asegurar que jamás me hubiera resultado posible lograrlo.
El día que conocí a Golfi cuando vino a Málaga por primera vez yo estaba preparada para sufrir un ataque de pánico al verla pero no, se abrió la puerta del coche y en su interior vi aparecer un ser enroscadito que me miraba con unos ojos enormes y llenos de una inocencia que desde el primer segundo me conmovió. Tuve claro que aquellos ojos correspondían a un ser que sentía más miedo que yo incluso y a partir de ahí todo fue posible!!
No saltaba como lo hace Iker, ni se lanzó poniéndome las patas en los hombros, cosa que me hubiera provocado salir huyendo presa del pánico, ni era nerviosa. Estaba tranquilita, tímida, como no atreviéndose y, como si supiera que yo necesitaba de sus movimientos lentos, de que me diera algo de tiempo, esperó que fuera yo la que interactuara con ella, sin ladrar y sin moverse siquiera. Sentí enseguida un deseo imperioso de tocarla. De vencer aquel miedo estúpido que tuve toda mi vida. De sobreponerme y superarme. Y lo logré, pero lo cierto es que fue más mérito suyo que mío!
Qué linda era Golfi!! Aquellos ojitos me desarmaban y me enternecían. Era una perra tranquila y dócil que sólo era capaz de desmadrarse cuando corría como una loca en el campo. Cómo disfrutaba ella y cómo disfrutaba yo viéndola llena de vida y de alegría en sus carreras por los campos alrededor de la casa!!
Empecé a observarla, empecé a conocerla y no tardó ni unos días en surgir dentro de mí un sentimiento nuevo. Absolutamente nuevo. Sentía cariño por un perro!! Yo, que me pasé la vida evitándolos!! Increíble! Qué bien me sentía con aquel sentimiento hacia ella!
Y Golfi era tan agradecida... Estaba siempre deseosa de ternura y no escatimaba demostraciones cada vez que yo le daba cualquier muestra de cariño.
Me sorprendí al comprobar su personalidad. Sí, los perros no eran todos iguales. Como no lo somos las personas. Golfi tenía su propia personalidad. Sus propios gestos. Sus manías. Igual que yo!! Me parecía adorable cuando le daba un trozo de pan y ella rápidamente se iba con él en la boca a comérselo despacito sentada en su alfombrita. Se lo comía a pequeños bocados, deleitándose (Igualito que Iker que le falta tiempo para engullirlo y no es la primera vez que se atraganta haciéndolo ajajajaja)
Pasó todavía un año hasta que llegamos a convivir los tres pero durante todos los fines de semana de aquel año, tuve la oportunidad de esperar ansiosa mi ración de tiempo con ella y empecé a sentir que en parte, comenzaba a sentirla como mía. Sí, me veía capaz de convivir con ella cuando llegara el momento y eso me hacía sentir un orgullo tremendo de mí misma y de mi cambio.
Todos los fines de semana, fuera porque ellos dos iban a Málaga dónde yo vivía, fuera porque yo venía a Madrid, sábado y domingo gozaba de la convivencia con este adorable ser. Y llegué a sentir algo que nunca pensé que sentiría: añoranza de ella durante los días entresemana sin su presencia.
Lo vi desesperado dando empujones a sus hermanos tratando de no permitir que nadie le arrebatase la teta de su madre. ajajjaja —Éste bruto, este de las cejas como lunares!!— Me pareció simpático, luchador y un truhan de cuidado!!
Golfi era de él y el hecho de acordar con la dueña que me lo entregaría pasados dos semanas para que el cachorro tuviera algo más de tiempo para tomar la leche de su madre, me hacía sentir algo extraña. Un perro mío!! Ufff...voy a tener un perro! Es la cosa más normal del mundo pero claro, por aquel entonces para mí tan sólo unos meses antes tener un perro hubiera sido impensable.
Lo recuerdo con cariño, yo estaba terminando mi última jornada de trabajo antes de comenzar las vacaciones de Navidad y esperaba que mi hija y él llegaran a casa para irnos después a pasar las Fietas con mi familia en Extremadura.
La pareja de argentinos que traía a Iker entró en el despacho y yo vi un pequeño perrito que ya había crecido bastante desde la última vez que lo vi hacía tan solo quince días. Me lo entregaron envuelto en una toalla. Qué linnnnnnnndo era!!
No es porque sea mío, es que era precioso. Palabra de honor!! No sabía ni como cogerlo, salí del trabajo y me encaminé hacia casa dando un lento paseo. Recuerdo que la gente me miraba por la calle. Y yo estaba tan orgullosa de él! :) Bueno, miraban a Iker. Y no me extraña porque era un cachorrito adorable!! :)
LLegué a casa. No tenía pocillo de comida, ni comida, ni cunita... Se me ocurrió que quizás le gustase un poco de pan migado en leche tibia y...la devoró!! Menudo era (y menudo es a la hora de comer. Un verdadero carpanta!!)
No estaba acostumbrado a estar solo. Había sido destetado hacía unas horas y no soportaba quedarse en la estancia dónde yo lo dejaba, me perseguía por todo el piso y lloraba sintiéndose abandonado en cuanto me veía separarme de él.
Ese fue otro descubrimiento. Los perros lloraban!! Sí, lloran, el sonido que emiten cuando están tristes o contrariados no permite ninguna duda. Lloran!! No puede confundirse con un ladrido. Es llanto...tan triste y tan profundo a veces como el de los humanos!
Llegó él y llegó mi hija con Golfi y a partir de ahí la tortura de la pobre perra comenzó. Iker la perseguía de noche y de día buscándole unas tetas que había perdido (las de su madre) La mordía las patas, la tiraba de la cola, se espachurraba sobre ella. Golfi ya estaba al borde de la depresión. La pobre no podía aguantar más la insoportable persecución del cachorro. Esta foto creo que es la prueba más evidente del estado de abatimiento de la pobre Golfi ajajjajaja
Por una serie de circunstancias Iker no llegó nunca a vivir con mi hija y yo quedé dueña de él. Asistir a los primeros meses de su desarrollo fue maravilloso. Era un auténtico bebé!! Y a todos nosotros nos enternecía.
Solo transcurrieron unos meses desde entonces para que formáramos un grupo de cuatro conviviendo juntos en Madrid: Él, Golfi, Iker y yo!! Éramos una familia de cuatro. Dos perros y dos humanos. Alguien puede decir que esta afirmación es una exageración. No lo es. Nuestros perros eran uno más de la familia. Distintos de nosotros los humanos, pero no fueron nunca simples animales. Eran parte de nosotros, de nuestro grupo, de nuestra casa. Formaba y forman parte de nuestras vidas.
Y merecen el respeto, la consideración, el cariño, el cuidado, la ternura que merecemos todos los seres humanos.
A partir de irme yo a vivir a Madrid con mi pareja y nuestros dos perros, empezó mi verdadero aprendizaje sobre ellos. Toda una aventura y toda una experiencia. Conocerlos, convivir con ellos solo me reportó alegrías y sentimientos de los buenos, de los que te salen del alma y te hacen mejor persona.
Perros eran los dos pero tan distintos! En nada se parecían el carácter de Golfi y de Iker. La una tranquila, sumisa, dócil, obediente, tierna y delicada. El otro un verdadero botarate jajajaja inquieto, bruto, díscolo, desobediente, alegre, incansable, vamos...un animal de bellota!!
Ahora que nadie nos lee: No lo decía pero en mi corazón siempre tuve mi preferido ajjajajaja Sí, Iker me tenía robado el corazón desde el primer día!! Siempre ha sido tan alegre, tan simpático, tan listo... Ay...sí, yo quería una pizquita más a Iker ;)
No sólo me tenía robado el corazón a mí, se lo robaba a todo aquel que podía. El muy truhán!! Se encargaba de hacer todas las demostraciones que podía para ganarse una galleta. Aquí le tenéis mostrando sus habilidades (dar una patita y luego la otra, y una vuelta si se lo pides) tratando de convencer a toda la chiquillería que había aquel día en Los Picos de Europa. Y vaya que si se las demostró!! Hasta que terminó con el paquete de galletas que tenían las pobres niñas que entusiasmadas con el perro iban dándole galleta a galleta para que él siguiera haciendo sus monerías.
He visto que los sentimientos de otros dueños como amigos y vecinos hacia sus perros han sido muy semejantes a los míos. Los acontecimientos de la vida de sus animales se vivían como auténticos acontecimientos en la familia. Aquí el diminuto cachorro de la perrita de nuestro vecino.... no puede ser más bonito!!
Cuantas cosas he aprendido de mis perros estos años!! Mi convivencia con ellos, me enseñó tantas cosas que de ellos desconocía!! Descubrí su absoluta lealtad, descubrí hasta qué punto sentían cariño por nosotros dos; descubrí lo fieles que eran y lo poco que les costaba perdonar cualquier regañina. No conocían el rencor. Ellos, les riñeras o no, solo tenían necesidad de ti y de tu cariño. Era imposible no dárselo. Cómo no acariciar, cuidar, proteger a unos seres tan hermosos y tan absolutamente buenos!!
He llegado a descubrir en ellos cosas que solo el que es dueño de un perro conoce. Son capaces de saber si estás triste, si precisas de ternura...y se acercan, y te lamen y recuestan su cabeza sobre tus piernas como diciéndote: Estoy aquí, a tu lado!! :) No estás sola. Me tienes a mí! Y así es, los tienes a ellos!!
Y miran a tus ojos! Los ojos de un perro hablan. Comunican. No son los ojos de un pájaro o de otro tipo de animal. Sus ojos se meten en el alma!! Jamás hubiera dicho hacía unos años que un animal puede comunicarse tanto y tan bien con un humano. Qué feliz me han hecho desde que les he dado la oportunidad de acercarse a mí!!
Estos últimos cuatro años ya solo nos quedó Iker y él se ha encargado de alegrarnos los días y de que sintiéramos su cariño con unos empujones y unas expresiones de alegría al llegar a casa que te hacen tambalear y si te descuidas vas al suelo. Hay amores que matan ajajjaja
Sigue, a pesar de que ya no es un jovenzuelo, con un carácter de eterno adolescente. Inmaduro, alegre, revoltoso... Bruto como un arao!! Pero te enternece su vitalidad, su alegría, sus ganas de agradarte, sus intentos de aprender para darte gusto, sus ganas de jugar.... Ay, mi Iker!!
Ahora vivo sola con él y estoy segura que esta última etapa de mi vida dura y dolorosa lo hubiera sido mucho más sin él. Tenerle a mi lado, que vega persiguiéndome allá dónde vaya del jardín, su búsqueda de mis caricias, su acercarse suavemente a mi cuando me presiente triste.... Sí, Iker es un ser verdaderamente importante de mi vida.
Empecé con un eslogan. Lo repito. Pon un perro en tu vida!! Si alguno de vosotros me lee y se ha planteado tener en casa uno pero piensa en los contras: En el tiempo de cuidado que precisan. En lo que te coartan la libertad de movimientos. En lo que ensucian. En lo que gastan, sí, porque gastan!! Tienen necesidades (como nosotros), tienen que ir al veterinario. Hay que tener al día sus vacunas. Deben protegerse de los parásitos con collares especiales, necesitan ser transportados de forma adecuada en los vehículos...Sí, todo esto es cierto. Sin duda!! A pesar de ello, yo les diría que lo piensen. Que sopesen si están dispuestos a ofrecer su tiempo y algo de su energía económica en su cuidado, si tienen el espacio adecuado al tamaño del animal, si son conscientes de que precisan salir, pasear, la higiene necesaria, recibir caricias e interactuar con ellos. No son un florero ni un adorno. Ni "cosas" que puedan abandonarse. Que una vez asumida nuestra responsabilidad hacia ellos, se debe cumplir. No son algo de lo que nos encaprichemos en un momento sin reflexión de lo que conlleva su cuidado y que luego, caprichosamente podamos abandonar si nos cansamos de sacarlo a pasear. Sí, todo esto hay que pensarlo antes de traer un perro a casa. Una vez en ella, nuestro perro entrará a formar parte de nuestra familia. No podemos olvidar esto de ninguna manera.
Son seres con dignidad y merecen ser felices junto a nosotros.
Pero a los que estén dispuestos a ofrecer lo que ellos precisan, yo les diría que no se arrepentirán. Que será mucho más lo que reciban que lo que den y que un perro, su perro, se convertirá en una pieza significativa de su vida!! Tendrán un amigo fiel al lado, tendrán un ser incondicional que sólo necesita nuestro amor para ser felices junto a nosotros.
Hay muchos perros que han sido abandonados, que han sido maltratados, que están esperando ansiosos las caricias de las manos de un dueño tierno y protector con él. Si os sentís capaces de la responsabilidad que conlleva tener uno...adelante!! Él te necesita y tú terminarás necesitándolo a él. Pon un perro en tu vida!!
Desde aquí, desde El Jardín de la Alegría, Iker y yo os deseamos Felices Fiestas, queridos amigos!!
Me hiciste llorar María, estamos pasando unos días muy tristes, mi perrita Gordi se esta muriendo y no queremos que muera, estamos dándole las medicinas que nos mandó el veterinario, pero no creo que se recupere. Te hablo en plural por que estamos todos mi marido, mis hijas, las parejas de mis hijas, pendientes de ella. Nos mira con esos ojitos tan tristes. Besos.
ResponderEliminarSon uno más de la familia. Nosotros tenemos a Suc, una pequeña bichón (mestiza en realidad) que es encantadora.
ResponderEliminarCuanto siento el mal trago que estás pasando, Teresa.
Os deseo felices fiestas, María! Y a Teresa, que Gordi se recupere.
Un beso!
Las mascotas son siempre uno más de la familia, ya sean perros o gatos, pero los perros además son "el mejor amigo del hombre"
ResponderEliminarPrecioso reportaje, María y también me ha emocionado lo que ha contado Teresa.
FELIZ NAVIDAD a todos!!
feliz navidad
ResponderEliminarTe leo a menudo, para aprender de tí y porque me gusta cómo escribes. Buena prueba de ello es ésta entrada. Te secundo absolutamente en todo lo que dices acerca de los perros y os deseo a Íker y a tí una dulce Navidad...
ResponderEliminar1 Que hermosos son nuestros perros !, todos, aunque no tengan una raza definida, aunque carezcan de pedigri,¿ qué importa eso ?. Yo a mi Bertita la quiero por su ternura, por su miedo de perrita abandonada y maltratada, por ser ella así, tal como es.
ResponderEliminarUnas fiestas llenas de Paz, Amor y Alegría, te deseo, María, y un maravilloso año 2018.
Feliz Navidad María, te agradezco muchísimo todo lo que nos enseñas.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
gracias por trasmitir con tanta sensibilidad.Tenemos cinco perros todos adoptados,y si,cada uno tiene su propia personalidad.Ya no concibo mi vida sin compartirla con estos seres tan especiales.Te deseo lo mejor.
ResponderEliminarMuchas gracias Maria, que maravilloso post. Los animales se lo merecen por su enorme corazón. Feliz Navidad. Besos. Preciosas fotos.
ResponderEliminarTe entiendo y comparto totalmente tus sentimientos hacia tu perro.
ResponderEliminarYo tengo dos compañeros de vida, ambos adoptados y estamos locos con ellos. Casi siempre hemos tenido perro pero estos, no sé si será por nuestra edad o porque ya vivimos solos, son muy especiales, siento por ellos una unión muy diferente a la que sentí por los anteriores.
Felices Fiestas
Me he emocionado con el relato, yo tambien tengo perros y no concibo vivir sin un perro a mi lado. Un abrazo.
ResponderEliminarFelicidades por contarnos tu maravillosa experiencia...la comparto del todo ... "sus ojos se meten en el alma"... Mi Pinky (Bichón Maltes)...es lo mejor que me ha pasado en la vida y en la de toda mi familia.
ResponderEliminarNo puedo pensar en el día que falte.
Un abrazo
Beautiful Christmas post !!
ResponderEliminarAdorei...
ResponderEliminarUma vida feliz tem que ter cachorros.
Que bonito artículo, la verdad las mascotas aportan mas de lo que uno piensa. Espero que vaya todo muy bien, y que pronto podamos conocer como va tu jardin de la alegria :). Saludos
ResponderEliminarHermosa historia de vida...muchas gracias por compartirla, y sí yo nunca había podido tener un perro en casa, hasta que llegó una y la verdad ya no podríamos estar sin ella, son una compañía indispensable en nuestras vidas. Shirley
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