Prunus cerasifera var. 'Pissardii' o Ciruelo de hojas púrpuras

Hay plantas en nuestros jardines que precisamente por poco exigentes los dejamos un poco abandonados a su suerte. Eso le pasa a mi Prunus cerasifera var. 'Pissardii' o ciruelo de hojas púrpuras, que el pobre, por lo poco que pide, normalmente salvo la capa de estiércol que pongo al inicio de la temporada bajo los acolchados de todas las plantaciones, pocos cuidados le prodigo.
Y ahí sigue, creciendo a buen ritmo y sin presentar complicaciones ninguna ni de enfermedades, ni de exigencias con la tierra y aguantando estupendamente bien la sequía una vez está asentado.
Eso sí, busqué "su mejor perfil". Me explico. Podría haberlo plantado en cualquier otro punto del jardín pero busqué un efecto concreto al hacerlo, de ahí que justo crezca dónde lo hace. Hace unos años, cuando ya teníamos pensando venirnos a vivir aquí pero aún no nos habíamos trasladado, mi lugar de trabajo estaba rodeado de vegetación, enormes y preciosos árboles bordeando unos caminos con rincones algunos muy hermosos. Yendo hacia el bar para desayunar dentro del recinto vi un Prunus cerasifera var. 'Pissardii' y tuve que pararme un par de minutos a deleitarme con el efecto que el sol producía a través de sus hojas. Estaban encendidas, doradas, rojizas algunas según incidía la luz y la brisa movía las hojas. Qué hermoso me pareció!! Y como ya estaba pensando en este jardín decidí que necesitaba tener aquella visión buena parte del año.
Pensé mucho su ubicación y encontré este lugar como el idóneo. A primera hora de la mañana mientras estamos iniciando la primavera el sol incide de tal forma que cuando voy bajando este camino de las acidófilas traspasa con sus rayos las hojas del prunus produciendo aquel efecto que vi en la zona que rodeaba mi lugar de trabajo. Luego, avanzado ya el verano desaparece porque el sol está demasiado alto cuando cae sobre el ciruelo.
Pero la preciosa visión de las hojas vistas a trasluz también se produce por las tardes si se viene subiendo este mismo camino. Cuando nace y cuando muere, el sol baña la vegetación de este arbolito y anima su preciosa coloración de tal forma que me quedo prendada de él cada vez que paso a su lado y acepto como un regalo los mil matices y destellos que produce.
La verdad es que merece la pena pensar bien el lugar de las plantaciones y no hacerlo a tuntún, porque en ocasiones, podemos disfrutar de las plantas no solamente por sus flores o su aroma que suele ser lo habitual. Son tantos los aspectos con los que podemos gozar con ellas... que sí, merece la pena buscarles en nuestro jardín el mejor lugar posible.
Me hubiera gustado mostraros alguna fotografía en las condiciones que explico pero no he encontrado ninguna y la verdad, es tarde y ando un tanto cansada así que en otra ocasión será...Esta que muestro a continuación no es a trasluz pero lo cierto es que estos prunus se ven muy modificados según venga la luz y podéis ver como el sol las colorea produciendo tonos más vistosos y vibrantes. Esta fotografía es del verano pasado. Se nota el crecimiento que ha tenido. Sí!!

Aunque ya digo que fue con la idea de tener en mi propio jardín ese efecto del sol a través de sus hojas, lo cierto es que también me regala una preciosa floración cada año. Diminutas flores rosa/malva cuajan todas sus ramas con un follaje aún incipiente.
Tan pequeñas y tan bonitas!! Tan sólo cinco pétalos y un manojo de estambres con filamentos casi transparentes y anteras oscuras. Qué preciosidad! La belleza de los simple... :)
Lleva días lloviendo y la vegetación aunque retrasada con relación a otros años, está crujiente y verde. Esta zona del jardín estaba preciosa hoy y el prunus resaltaba especialmente entre la hiedra, la Genista 'Porlock' con los miles de capullos ya formados y que en breve teñirán esta zona de amarillo.
Hoy ha sido un día estupendo para mí en el que he podido gozar de mi jardín a mis anchas. Sin un sol radiante pero con una luz hermosísima, he trabajado con una buena temperatura y he podido estar todo el día trajinando en el jardín así que he subido y bajado este camino varias veces y cada vez que lo hacía algo de él me despertaba una sonrisa. La Sorbaria Sorbifolia 'Sem' estaba esplendorosa y la mata de Euphorbia characias 'Glacier Blue' va cada año haciendo más méritos para convertirse en una de mis plantas favoritas.
Las mimosas, este año con un buen retraso como todo, enmarcaban la floración de este ciruelito y hacían destacar más si cabe su preciosa floración. Me ha parecido que esta zona estaba tan bonita que  no he querido dejar de mostraros este camino.
Hermoso...No es cierto?

Cómo se podan las glicinias (Wisteria) en invierno. Tutorial.

La mayoría de plantaciones precisan solamente de una poda anual. En el caso de la Glicinia o Wisteria es necesario hacer dos podas anuales. Una en invierno y la segunda en verano.
Hablamos hoy de la primera poda que durante el año se aplica a las Glicinias. Se llama poda de floración.
De la segunda hablamos en julio del año pasado. Es la poda de limpieza y como allí explicamos, se realiza varias veces a lo largo del verano o incluso si crece demasiado, alguna en otoño.
Veamos en primer lugar qué habíamos hecho durante el verano pasado. Decíamos en aquel artículo que había que ser muy perseverante cortando a unos 30/40 cm todas las ramas laterales que durante la estación cálida crecen a un ritmo vertiginoso. Es la forma de contener su crecimiento y evitar que nuestra Glicinia se convierta en un verdadero monstruo.
Así pues, este era el estado en que nos dejamos nuestras Glicinia tras la última poda de limpieza del año
Cuando llega el final del otoño/inicio del invierno, la coloración del follaje comienza a tornarse amarillo, creando una zona dorada de gran hermosura allí dónde crece.
Una vez pierde la hoja, la planta, como todas las caducifolias se "echa a dormir" y no comenzará su actividad hasta el final del invierno. Momento en que notaremos este inicio de la temporada viendo como sus yemas florales (se abren las flores antes que broten las hojas) comienzan a engrosar.
Este sería el mejor momento para podar. Evidentemente este proceso ocurrirá en nuestros jardines dependiendo de dónde esté ubicado. En zonas más cálidas que la mía, a mediados de invierno ya se pueden ver engrosadas estas yemas. En mi caso,  se produce algo más tarde, en marzo aproximadamente. Y esto se retrasa más en años con inviernos como este último que hemos tenido durante el que ha habido unas temperaturas bastante bajas hasta bien avanzado el invierno e incluso todavía se produce alguna helada aunque no sean ni intensas ni prolongadas.
Aunque es hoy cuando cuelgo este artículo, ha sido hace un mes cuando practiqué esta poda de floración. El estar liada con tramitaciones y papeleo me ha impedido colgarlo en su momento pero he pensado que aunque esta poda ya debería estar hecha hace un mes, dado que este año está siendo tan especial y no termina de entrar la primavera, es posible que os pase a algunos de vosotros lo que a mí en mi jardín: que la floración de las glicinias este año se retrasará un poco de hecho la activación de las yemas florales se ha producido este año bastante más tarde que suele hacerlo. De ahí que si vuestra trepadora tiene todavía los capullos de flor sin abrir, podéis sin problema practicar esta primera poda de la temporada.
Os muestro el estado de las yemas de flor cuando yo la podé en marzo.

Si os fijáis en el estado de madurez vemos que recién comenzaron a despegar esa especie de "escamas" que cubren y protegen sus yemas. Si las comparamos con el estado actual claramente en este mes han engrosado muchísimo y empieza a estar próximo el momento de la floración.

No hay prisa en aplicar esta poda de invierno mientras no observemos con claridad que comienza la actividad vegetativa de nuevo.
Dado que hemos ido conteniendo nuestra glicinia durante el verano y otoño, no tendremos ahora una planta excesivamente crecida ni con ramas liadas ya que las eliminamos durante el anterior período vegetativo cortando las ramitas laterales a unos 30/40 cm.
Bien, entremos de lleno en el modo de hacer esta primera poda o poda de floración.
Qué tenemos que hacer ahora, en esta poda de floración? Muy simple. Sencillamente volver a acortar estas ramas laterales que cortamos durante el verano y otoño pasado.

Estos cortes fomentarán el desarrollo de las yemas que hay en el inicio de estas ramitas laterales (en la zona más alejadas a su unión con las principales). Recordemos que lo que nos interesa es tener muchas ramitas secundarias cortas y por tanto cortarlas hará que las propias de la rama secundaria se desarrolle y a la vez, las yemas latentes de las ramas principales también se animen a brotar formando con ello más ramitas laterales.
Miremos un poco más de cerca estos cortes. Comprobaremos antes de volver a cortar las ramitas laterales que a lo largo de ellas se han desarrollado yemas de hoja y yemas de flor.
Permitidme un inciso para los que no leyeron el artículo sobre la poda de limpieza que hicimos en verano: vamos a diferenciar los dos tipos de yemas. Yemas vegetativas (que producirán hojas): Vemos que en este momento del año están sin activar. Todavía permanece en su exterior la capa endurecida que las cubre y protege de las bajas temperaturas. Y es que ya sabemos que las hojas no brotarán en la glicinia en tanto no se produzca la floración. De ahí que no veamos la actividad vegetativa en ellas.

Comparemos las yemas anteriores con estas yemas de flor. Mucho más gruesas, mucho más grandes. Fijaos, las escamitas externas que las cubren están empezando a abrirse para permitir que las flores que guarda en su interior empiecen a desarrollarse. Son aterciopeladas, blanditas... 
Ahora sí distinguimos las yemas vegetativas de las yemas de flor. A que sí? Es fácil porque son absolutamente distintas las unas de las otras!!

Volvamos de nuevo a nuestras ramillas laterales tal como nos las encontraremos justo antes de la poda de invierno.

Y ahora, mis queridos lectores, sabiendo que sois todos muy, muy observadores me diréis "pero si practico los cortes por dónde indicas las rayitas fucsia, estaré perdiendo algunas flores". 

Pues sí, practicando estos cortes perdemos algunos gajos florales. Es cierto. Pero quisiera explicar algo que desde mi punto de vista justifica que los cortes se hagan de manera que al menos se reduzcan a la mitad las ramas laterales que teníamos de la temporada anterior:
Lo primero, considero necesario aclarar que mi glicinia es joven, en realidad hasta que pasan unos cuantos años no estará formada del todoAsí pues, estas primeras temporadas lo que estoy intentando es favorecer el nacimiento de muchas brindillas pero además que estas brindillas empiecen a ramificarse no muy alejadas de la planta.
Aquí podéis observar las pequeñas ramillas ya cortadas y que están empezando a cuajar esa rama principal que recorre la parte superior de la baranda.


Qué ocurría cuando por ejemplo en un rosal trepador practicamos un corte en una rama laterales? Pues que precisamente por la tendencia que todas las plantas tienen, tienden a desarrollar las yemas más próximas al corte y por tanto lo más probable es que las siguientes ramificaciones que surjan de ellas se produzca también en su final. 
Qué pasaría si no cortamos ahora estas ramas y las dejamos a los 30/40 cm del verano? Pues que estaríamos de alguna manera favoreciendo que todo el desarrollo vegetativo se produjera muy alejado de la planta. Es decir, que estaríamos fomentando que nuestra planta engrosara excesivamente. Si nos gusta una gran masa vegetativa hueca, muy separada de las ramas principales no hay problema pero yo personalmente, no quiero que de mi baranda cuelgue un grueso esqueleto de ramas que van a aumentar el peso que soportará la propia baranda y que me separará los racimos florales en los siguientes años cada vez más lejos del esqueleto de la glicinia.
Y por último, cortes más próximos a su unión con las ramas principales, darán lugar a "brindillas" o "espuelas" más ramificadas desde abajo, más cortas. Con los años, lógicamente, como cada vez saldrán más ramillas de estas espuelas, poco a poco se irá formando unas estructuras más largas y alejadas de la planta pero de momento, como mi glicinia es muy joven, aún no las ha desarrollado del todo.
Os muestro una espuela: Podéis ver como poco a poco, año a año, se van ramificando. Si observáis, como he ido cortando bien apuradas las ramillas que han ido surgiendo de sus yemas, se está produciendo una ramificación bastante densa.
Cuando pasen unos años podré mostrar mi propia glicinia ya adulta y bien formada, de momento solo puedo invitaros a que me acompañéis en su formación pero no quiero dejaros sin la oportunidad de observar el resultado que se produciría en el caso de unan glicinia adulta.
Por cierto, olvidaba ya casi mencionar que esta poda hay que hacerla con sumo cuidado. Las yemas florales están empezando a engrosar y son muy delicadas así que manipulemos con cuidado los tallos al cortarlos porque las yemas se desprenden con suma facilidad si no andamos con ojo.
Como soy de la opinión que una imagen vale más que mil palabras, os muestro unas fotografías de unas preciosas glicinias que tienen muchos, muchos años a sus espaldas. No hay que ver más que los gruesos troncos que ascienden sobre los pilares que sostienen el pórtico. Se trata de una planta que crece en un vivero de Madrid que es el que más me gusta de todos!! Y constituye además un claro ejemplo de un perfecto trabajo de poda.

Fijaos en la infinidad de ramas laterales que brotan de las principales que recorren horizontalmente el tejadillo:

Evidentemente esta cantidad de espuelas no se logra en un año ni en dos ni en tres. Es cosa de practicar perfectas podas, a su tiempo y de manera sistemática durante varias temporadas hasta llegar a tener una planta bien formada
Perfectamente conducida. Creciendo por dónde el jardinero quiere que crezca y con tal cantidad de brotes laterales que luego produce una floración digna de pasarse ante ella muchos, muchos minutos y por supuesto, de gozar del magnifico aroma que desprenden tal cantidad de gajos florales a la vez.

Los jardineros que cultivan jardines sin heladas no tendrán el problema del que voy a hablar a continuación. Los que vivimos en las zonas más frías de nuestro país tenemos que llevar algo de cuidado con las bajas temperaturas una vez se empiezan a engrosar las yemas florales.
Las heladas primaverales pueden provocar la desecación de las yemas florales antes de que se produzca la floración. Aunque la planta soporta heladas muy profundas sin perturbación alguna, con las yemas florales no ocurre lo mismo. Heladas profundas pueden provocar incluso que las yemas empezando a abrirse se lacien y caigan antes de abrirse.
Esto pasó la primavera pasada. La mayoría de capullos amanecieron lánguidos y apagados para secarse en pocos días y caer sin llegar a ver las flores.
Aquí los tenéis!! Ya estaban empezando a alargarse...quince días y hubiera florecido espectacularmente. Pues no, veintitantos de marzo y heló...
De manera que la mejor manera, una vez iniciado el engrosamiento de los capullos, para evitar esto es cubrir las ramas con algún tipo de protección que los proteja. Yo he usado una manta térmica.

Cuando practicamos la poda puede ser un buen momento para afrontar la nutrición de nuestra glicinia.
Yo estoy muy interesada en no permitir un desarrollo gigantesco de la planta, de manera que creo que tienen suficiente nitrógeno en el suelo para abastecer de sobra a la glicinia para su crecimiento. Me interesa más bien aportar potasio y fósforo.
Uso por ello como abono el Fosfato monopotásico NPK (0-52-34)

Es frecuente que esta planta sufra de algo de clorosis, de ahí que junto con el fosfato incorpore al suelo quelatos de hierro precisamente para prevenir problema de asimilacion de hierro que menciono.
Como la incorporación de una buena capa de estiércol a todas las plantaciones la hago algo mas avanzada la temporada. Concretamente ahora a finales de marzo o principios de este mes. Es después cuando bajo el acolchado he puesto una generosa capa de estiércol bien maduro que aporta buena cantidad de materia orgánica al suelo, nutriéndolo y llenándolo de vida. Así no se alimenta solamente la planta, sino que se nutre el suelo y se enriquece.
Hace un par de semanas que estoy echado el estiércol al suelo de todas las plantaciones así que metida en faena no recordé hacer fotografía cuando se lo incorporé a la Glicinia. Mis disculpas! 
Bueno, pues podada, protegida de las heladas, nutrida con fosfato de monopotasio, quelatos incorporados y un profundo riego después para, pasados unas semanas más, recibir el estiercol... y esta glicinia está lista para afrontar su próxima floración dentro de muy, muy poco.

Podéis visitar este artículo si queréis información sobre el cultivo de las glicinias: Wisteria (Glicinias). Necesidades y elección de la variedad.
Para consultar de qué manera efectuar la poda de verano (poda de limpieza) este es el vínculo: Cómo se podan las glicinias (Wisteria) en verano. Tutorial.

Feliz lunes, queridos amigos. Un abrazo a todos!! :)
María.

Nieve a las puertas de la primavera

Tengo la suerte de tener un gran ventanal frente a mi cama. Ello me permite tener la maravillosa sensación de ver el cielo, los árboles y buena parte del jardín tan pronto abro los ojos por la mañana. Esta es la visión que tengo cuando comienzan todos mis días y también la última que tengo por la noche antes de dormir.
Jamás cierro la persiana por las noches. Por mucho que llueva o haga frío. Renunciar a esa visión para comenzar mi día se me hace impensable.
Anoche me dormí tarde así que mi hora de despertar se ha retrasado un poco. Ver los copos de nieve tras los cristales m

Fomentan los brotes basales de los rosales la aplicación de sales de Epsom (Sulfato de Magnesio)?

Las aficiones o actividades cuyo desarrollo interviene muy directamente en la economía del país, generalmente tienen la suerte de tener detrás muchas investigaciones científicas que contribuyen a que los aficionados actúen aplicando procesos con la seguridad que otorga el estar abalados por estudios con solvencia demostrada (Científicos).


Solo debemos comparar la jardinería y la agricultura. A la industria le interesa lógicamente más el sector de la agricultura que invierte económicamente mucho más en sus campos que nosotros (los jardineros) en nuestros jardines. Que un elemento químico sea o no beneficioso para el cultivo de rosales o que una técnicas convenga o no para determinados fines en el crecimiento de estos arbustos, por ejemplo, no resulta a la industria del mismo interés que el que un producto o una técnica que, de demostrarse científicamente su efectividad, será asumida por miles de agricultores. con el beneficio económico que ello supone. 
Además, ya no solo de parte de empresas privadas, las instancias gubernamentales, como es lógico, invierten, subvencionan y realizan muchos de estos estudios, sea en beneficio de los intereses del propio agricultor, sea para ahondar en el conocimiento que ciertas técnicas pueden perjudicar  (o no) al medio ambiente.
Por tanto es lógico que se lleven a cabo muchos más estudios científicos relacionados con la agricultura que con nuestra afición que no arrastra detrás un movimiento económico importante. Aunque también es cierto que muchos de estos estudios orientados al campo agrícola nos puedan valer a nosotros también.
Esta situación explica el hecho de que muchas veces las técnicas, productos o manera de cultivar nuestros rosales (Y plantas en general) sean transmitidas de jardinero en jardinero  de boca en boca y que los estudios científicos muy frecuentemente y para muchos temas, no existan en la cantidad que precisaríamos. Es habitual que muchas de estas técnicas estén solo respaldadas por la comprobación puntual y personal de un jardinero o grupos de ellos pero no tengan las garantías que otorga un estudio en términos científicos.
La mayoría de nosotros somos bienintencionados, muy tendentes a aplicar métodos y productos que nos transmiten otros jardineros más experimentados, sin exigir mucho más (y si se trata de "remedios" y "trucos" caseros, mucho más). 
A falta de estos estudios científicos en general la experiencia suele ser para nosotros el mejor aval. Y es lógico el valor que le damos a la experiencia (siempre es un grado!! Cómo no!!) pero aún considerando que la experiencia debe tener y tiene un gran peso en nuestra afición, no siempre es garantía absoluta de lo correcto o conveniente
Estoy segura que ponemos en práctica (yo la primera) muchísimas cosas que no están avaladas en absoluto por la investigación científica, incluso que está demostrado que no son efectivas. 
Me viene ahora a la cabeza las famosas cáscaras de huevo aplicadas alrededor de una planta con la idea de evitar a los caracoles. Cuántas veces habéis leído este consejo? Muchas, verdad? Lo vamos repitiendo sin más. Y de un jardinero pasa a otro extendiéndose como la pólvora. Si nos funciona (y eso supone que vemos desaparecer los caracoles de nuestro bancal) lo transmitimos jurando sobre la Biblia su efectividad (Lo mismo no ha sido las cáscaras si no cualquier otro factor que ha cambiado en nuestros cultivos la explicación de esta desaparición, pero nosotros, jardineros bienpensantes, ni nos lo planteamos, le adjudicamos el mérito a las cáscras y nos quedamos tan tranquilos estableciendo una relación de causa/efecto. Si no nos resulta, lo seguimos transmitiendo aunque a nosotros no nos haya valido de nada, entonces le agregamos lo de "prueba a ver" o "a mí no me fue bien pero por si acaso prueba". Es difícil luchar contra estos mitos repetidos hasta la saciedad a través de tantas generaciones de jardineros.
Por cierto, lo he probado muchas veces y jamás de los jamases me ha dado resultado alguno. Los caracoles han persistido y solo han desaparecido con cáscaras o sin ellas, cuando otras condiciones en el cultivo han variado.
Dicho esto me gustaría centrarme hoy en otro de esos consejos que desde muy antiguo jardineros de todo el mundo, aficionados al cultivo de rosales, han aplicado a sus plantas con la idea de fomentar con ello el surgimiento de brotes basales: las sales de Epsom o sulfato de magnesio.



Aclaro desde ya que estoy centrándome hoy en la relación que muy frecuentemente se establece entre estos brotes basales y la aplicación de sales de Epsom, no pretendo en absoluto decir que no se aconseje la aplicación de este producto cuando hay una carencia de Magnesio en el suelo o que incluso aplicaciones en dosis prudentes (para no provocar desequilibrios nutricionales) no puedan ser beneficiosas para el crecimiento de las plantas y convenga añadir el magnesio en el plan de alimentación que establecemos en nuestro jardín.
Es decir, el magnesio es necesario cuando el suelo es deficitario de él y quizás no perjudica si preventivamente lo añadimos de forma prudente en nuestro plan de abono a las plantas. Seguramente las plantas se verán beneficiadas de estos aportes mínimos. Pero una cosa es que nos aseguremos de que añadimos al suelo una nutrición variada que incluya todos los elementos necesarios y otra que lo hagamos con la idea de que salgan brotes basales en los rosales. Sencillamente hablo hoy de la relación causa/efecto que se afirma en algunos lugares. 
Las consultas que he realizado en todo caso, no me han llevado a lugar con solvencia alguno en el que se sostenga que los rosales son plantas que requieran más cantidad de magnesio que cualquier otro cultivo. Igualmente pasa con los tomates o pimientos a los que se les suele aplicar.
Vimos en el artículo anterior qué eran las sales de Epsom y su uso como enmienda o fertilizante en jardinería.
Y aunque allí decíamos que la seguridad de la necesidad de hacer estos aportes nos la daría un estudio de nuestro suelo, lo cierto es que no solemos analizar el suelo de nuestro jardín y si actuamos con prudencia en la dosificación, al ser el sulfato de magnesio altamente soluble en agua y por tanto filtrándose rápidamente a través del suelo, es difícil que podamos dañar nuestras plantas (repetimos, con dosis prudentes).
En estas consultas tampoco me ha dado la impresión de que los investigadores declaren verse muy impresionados por los efectos de su uso en el crecimiento de las plantas, a pesar de ellos los jardineros seguimos transmitiéndonos el consejo de su utilización en el jardín para fines concretos.
Como os comentaba hace un momento, muchos jardineros experimentados (más en otros países que en el nuestro) llevan décadas aconsejando el uso de las sales de Epsom para fomentar el brote de crecimientos basales (nuevos tallos que nacen de la base del rosal por encima del punto de injerto en los rosales injertados y de cualquier zona de las raíces alrededor del arbusto en el caso de los que crecen en sus propias raíces).

En el artículo del día 20 de febrero (Cómo distinguir los brotes basales de los rosales y los "chupones". Un asunto de importancia!!)    comentábamos sobre estos  brotes deseados por cualquier aficionado a los rosales. Suponen la posibilidad de renovar el rosal según vayan envejeciendo los tallos más antiguos, de ahí nuestra gran alegría al verlos brotar de la base.
Todos podemos leer en muchísimas páginas que jardineros amantes de las rosas dicen usar las sales de Epsom y afirman (a veces acaloradamente) que fomenta el crecimiento de nuevos brotes basales. Pero hay alguna evidencia científica que avale esta afirmación? 
Es decir, existen estudios con suficiente rigor que demuestren que el uso de las sales de Epsom están directamente relacionado con el aumento del número de brotes basales? Si se afirma que estas sales dan lugar a estos crecimientos deben ser efectivas en todos los rosales con independencia de otras variables de cultivo. No?
Preguntémonos si se trata de un consejo respaldado por algunos estudios científicos o son simples evidencias anecdóticas?
Me disculpo con antelación por los siguientes dos tecnicismos pero creo que es imprescindible aclarar conceptos.
Antes de entrar en materia, os copio a continuación cómo define Wikipedia qué es una evidencia anecdótica:

'En el contexto científico y judicial se denomina prueba anecdótica a hechos que, pudiendo ser ciertos o no, son utilizados para llegar a conclusiones que no pueden ser deducidas de ellos. Esta quiebra del proceso deductivo se puede producir bien por la falta de conocimiento de los detalles, que impide rechazar hipótesis alternativas, o por no ser generalizables a los supuestos que propone la conclusión.'
Por el contrario, prueba científica, la misma wikipedia la define así: 

'Una prueba científica es un tipo de prueba que sostiene o refuta una teoría científica o una hipótesis. Se espera que tal prueba sea de índole empírica (obtenida por observación o experimentación) y que sea obtenida a través del método científico. Así las pruebas permiten discriminar qué teorías científicas pueden dar cuenta adecuadamente de cierto conjunto de hechos y cuáles no. Para que algo sea considerado una prueba científica, debe ser un conocimiento objetivo, verificable y reproducible. Los criterios para juzgar una prueba pueden variar según el área de estudio, pero su fuerza se basa en general en los resultados de análisis estadístico y controles científicos.'

No vamos a entrar en profundidad en lo que se considera científico y cuales son los métodos de la ciencia pero creo que todos, podemos intuir la gran diferencia entre ambos conceptos. Lo demostrado científicamente precisa de pruebas que demuestren la hipótesis, necesita de un rigor, es preciso que la "muestra" de estudio sea suficientemente amplia, variada y válida como para generalizar las afirmaciones que se hacen y que en todo el proceso de estudio todas las variables estén controladas para poder ser contrastadas. 
De lo contrario, comprobando en nuestro jardín lo que creemos efectos de un producto, si las observaciones no son sistemáticas, si los casos no son en número suficientemente amplio (muestra); si todas las demás variables de cultivo (temperatura, humedad, variedad, tipo de suelo, pH, forma de aplicación, tiempo...etc, etc) no se controlan no podremos afirmar en ningún caso una relación causa/efecto entre el producto y los brotes basales (o de lo que estemos tratando). 
Será algo anecdótico que no podrá ser elevado a categoría de generalización y como en los procesos de cultivo sabemos que son muchos los factores que intervienen en el resultado, en absoluto tendremos la seguridad de que estos brotes basales que vemos, incluso produciéndose, necesariamente son efecto de las aplicaciones de sales de Epsom y no de cualquier otro factor.
En el ejemplo de las cáscaras de huevo que comentábamos en el artículo anterior a este, comprobar que los caracoles que visitaban nuestro bancal de lechugas ha desaparecido no demuestra en absoluto que sea por efecto de las cáscaras. Hay muchas variables como temperatura, estación, abonos, sustratos, depredadores.... que pueden ser la causa de que los caracoles hayan desaparecido. No necesariamente los cáscaras.
Parece lógico, para demostrar que las cáscaras son efectivas sería preciso hacer un estudio de muchas plantaciones de lechugas controlando variables como humedad, temperatura, estación, sustrato, etc, etc, y comprobar los efectos de estas cáscaras comparándolo con las plantaciones dónde no se han aplicado siendo las demás variables exactamente iguales. Creo que se entiende. Verdad?
Bien. Sobre este tema que nos ocupa hoy tenía verdadera curiosidad desde hace años y he querido comprobar (sabiendo que ni estoy en disposición ni tengo las condiciones para realizar pruebas de suficiente rigor) en mis propios rosales si esos efectos se producían. Sin querer por ello sacar conclusiones con respaldo científico alguno de mis pruebas porque no están realizadas con suficiente rigor como digo, ni la "muestra" es suficientemente amplia para llegar a generalización alguna ni todos los parámetros se han controlado con la suficiente rigurosidad.
Como sabéis quienes me leéis asiduamente, cultivo mi jardín desde hace más de cuatro años. Decidí al venirme aquí cultivar algunos rosales con aplicaciones de sulfato de Magnesio y otro sin ellas.
Estas, a modo de resumen, serían las condiciones:
- Rosales del jardín trasero: Plantados todos con el punto de injerto hundido, misma orientación, riego recibido, nutrición, momento de poda y suelo exactamente igual unos a otros. El momento de plantación y por tanto su edad difiere ya que se han ido incorporando plantaciones durante estos años.
- Resto de rosales del jardín: Plantados todos con el punto de injerto hundido (excepto rugosas a los que no aplico nunca nada por ser sus hojas tan delicadas). Momentos de poda, riego y nutrición iguales (a excepción de las sales de Epsom) Con orientaciones muy distintas y por supuesto con distintos grados de madurez dado que se han ido plantando algunos durante este tiempo.
Dado que mi jardín es muy grande y pudiera tener un tipo de suelo ligeramente distinto de unas zonas a otras, he preferido observar con más atención qué pasaba en lo que yo suelo llamar "el jardín trasero" y con algo más de dudas qué ocurría en el resto del jardín

Se trata de una franja que recorre la parte norte de la casa. Cuando lo acondicionamos, se hizo una excavación de todo este espacio en profundidad (unos 30/40 cm), se cribó para eliminar raíces y piedras y se mezcló el suelo extraído con estiércol antes de volver a rellenar todo. Es decir, que todo él tiene el mismo suelo. Era la mejor zona que se me ocurría para ver si entre mis rosales plantados en él se producían diferencias importantes en cuanto al número de brotes basales que emitían comparando los que recibirían aportaciones de sales de Epsom y los que no.
Aunque lo he repetido muchas veces, para quienes no me han leído asiduamente, debo aclarar también un dato que se me antoja determinante en este caso: Mis rosales están plantados todos (salvo los rugosas) con el punto de injerto hundido
No me gustan estéticamente los rosales cuyas ramas salen todas del mismo punto central (el nudo). Prefiero los rosales con base más ancha, aspiro a rosales más espesos, más tupidos. Que formen arbustos grandes y repletos.


También el factor anclaje me inclina a plantarlos así. Tengo claro que un cepellón ocupando una zona basal amplia desde la que salen más bastones, está mejor protegido frente al viento fuerte cuando sopla. No es la primera vez que una noche de temporal se me ha tumbado literalmente un rosal porque toda su estructura partía del punto de injerto que estaba plantado a ras del suelo (En el jardín que anteriormente cultivaba hace unos años). Los rosales plantados con el punto de injerto sobre el nivel del suelo es fácil que la tierra que los rodea se afloje con los movimientos de vaivén a los que son sometidos por las ráfagas de viento.
Además de que plantándolos como lo hago, con el tiempo terminan creciendo en sus propias raíces y me quito el problema de chupones, el factor climatológico debo decir que me permite este tipo de plantación. Los rosales soportan perfectamente las heladas que se producen en la mayor parte del territorio de nuestro país. Indudablemente hay variedades que en Canadá, por poner un ejemplo, no podrían ser cultivados de este modo.

Aquí podemos ver como la base del rosal en estos tres años ha engrosado. El número de ramas que salían directamente del suelo ha ido en aumento.
Es decir, que mis rosales tienen la posibilidad de que esos pocos centímetros de ramas de la variedad del rosal que quedan cubiertos por el suelo y los acolchados de estiércol, emitan raicillas y terminen con los años por crecer en sus propias raíces como digo y por tanto puedan emitir brotes basales desde ellas que van ampliando año a año su envergadura.

Es importante mencionar este dato? Pues sí, en este caso que hablamos de los brotes basales, me parece fundamental. Evidentemente los rosales que crecen en sus propias raíces desarrollan alrededor de la base una zona más amplia desde la que es más fácil que surjan brotes basales que los rosales que están plantados con el punto de injerto sobre el nivel del suelo.
Por tanto, si ya el modo en que están plantados favorece en sí mismo que de las raíces del propio rosal (de la variedad, no del portainjerto) surjan más ramas nuevas desde el suelo, no tendremos la seguridad plena de que el sulfato de Magnesio que recibirían sea necesariamente el factor explicativo de dicho surgimiento.
En todo caso, la forma de plantarlos no sería un factor que interviniera de distinta forma en unos que en otros dado que todos están plantados de la misma forma a efectos de las comprobaciones que quería realizar. Por tanto, las sales de Epsom podrían actuar de la misma forma sobre todos ellos.
Mis comprobaciones han sido muy limitadas ya que no cuento con suficientes plantaciones de rosales en el jardín trasero como para realizar una observación algo seria. De entrada, debería haber tenido la posibilidad de observar varios rosales de la misma variedad  para poder comprobar los efectos con y sin sales. Deberían ser los rosales de la misma edad, en mi caso el número de rosales que planté inicialmente los he ido aumentando.
No obstante, precisamente por lo limitado de este jardín trasero que agrupaba mismo tipo de tierra, misma orientación, misma cantidad de riego, mismo momento de poda, mismo plan nutricional..... tenía un fallo muy determinante: lo limitado de la muestra y por ello he hecho durante estos años aplicaciones de sales de Epsom en algunos rosales del resto del jardín y en otros no. Evidentemente he anotado dosis, modo y fechas de aplicación. Pero claro, estamos comparando rosales con distinta orientación, probablemente con alguna variación en cuanto al tipo de suelo y con estados de madurez diferentes...
Cuales han sido mis observaciones?
Tanto en el jardín trasero como en el resto del jardín: He visto alguna diferencia? Pues no, lo cierto es que no he apreciado diferencia alguna. Algunos rosales a los que he aplicado sales de Epsom han tenido brotes basales. Otros por el contrario, con la misma cantidad y frecuencia de aplicaciones de estas sales, no han tenido brote basal alguno. De igual forma, algunos rosales que no han recibido esta aplicación han tenido brotes basales y otros no.
Cuando se afirma que el uso de sales de Epsom provoca el nacimiento de estos brotes, se entiende que este producto es efectivo en todos los rosales. Porque si depende también de otros factores como por ejemplo de la genética del rosal (es decir, que hay rosales más y menos propensos a formar estos brotes), el momento y forma de podarlos, la forma de plantarlos etc...entonces ya estamos hablando de otras variables y no podremos poner en relación el uso del sulfato de magnesio con los brotes basales.
En mi caso, a tenor de lo que he observado en mi jardín indudablemente no puedo atribuir los brotes basales de mis rosales a la aplicación de Sales de Epsom necesariamente. De ser así, todos los rosales a los que se le ha aplicado en mi jardín deberían haber emitido estos brotes y no ha sido así en absoluto. De otra parte, por qué son las sales lo que explica estos brotes y no el hecho de que estén plantados con el punto de injerto hundido aun en el caso de tratarse de rosales que han recibido sales?
Esta es mi experiencia y como observación personal y anecdótica debe entenderse. En absoluto constituye demostración alguna. 
Cuales son mis impresiones? Fijaos que utilizo la palabra impresión y no análisis ya que ello requeriría de un rigor que no ha existido por las razones que antes mencionaba pero sí puedo ofrecer mis opiniones: 
Desde luego en mi jardín yo, personalmente, no he tenido certeza alguna de que las Sales de Epsom favorecieran estos ansiados brotes
Más bien tiendo a pensar que el hecho de plantarlos hundido su nudo favorece en gran medida este rebrote y eso en las variedades que son más tendentes a emitir estos brotes se produce en mayor medida y más fácil y rápidamente. 
Agregaría que el hecho de que yo tienda a eliminar desde la base las ramas que comienzan a ser viejas creo que puede favorecer también las cosas en este sentido. 
Sin duda, que el suelo esté bien nutrido y también lo estén las plantas favorece el desarrollo de cepellones importantes que permiten el crecimiento de las plantas y que éstas crezcan saludables. Los rosales tienden a crecer no solamente de forma vertical mediante la emisión de ramas laterales sobre la estructura ya creada del rosal, también lo hacen, cuando este cepellón y la salud de la planta se lo permite, mediante la emisión de brotes basales que van engrosando la planta.
Pero además, creo que hay variedades más propensas a emitir estos brotes basales que otras. Tengo dos Rosa 'Perennial blue', también tengo dos Rosa 'A. Shropshire Lad', varios Rosa 'Guirlande d´amour' y varios Rosa 'Perle d´Or' (en distintas zonas del jardín). Todos estos rosales que tengo repetidos se han comportado igual con magnesio y sin él.
Aprovechando que había más de un ejemplar de algunas variedades, he pensado que sería buena cosa aplicar sales en uno de los ejemplares y no aplicrlas en el otro. Puedo decir que todos ellos, con edad, suelos ligeramente diferentes y con orientaciones distintas (aunque con riego, nutrientes y momentos de poda iguales) emiten muchos brotes basales.
Pero ya digo, tan sólo son unas apreciaciones mías.
En cambio, con las mismas condiciones de cultivo e incluso a veces de suelo, hay algunas variedades que no hay manera, no han emitido en este tiempo uno solo brote basal o han generado muy pocos. Por ejemplo Rosa 'Gertrude jekyll' a pesar de haber disfrutado de magnesio no sé si en este tiempo habrá desarrollado uno o dos brotes. Lo cual es bastante poco teniendo en cuenta que además es un rosal que me traje con cepellón desarrollado desde el otro jardín. 
Aquí os pongo un Rosa 'Guirlande d´amour' al que nunca eché sales de Epsom y en cambio ha desarrollado multitud de tallos basales en estos años. comparad el grosor de la base cuando se plantó y el estado en el que está ahora mismo.

Exactamente igual ha ocurrido con los dos Rosa 'Perennial blue' que cultivo se han comportado exactamente igual. Ambos, en estos años han desarrollado muchas ramas desde la base (Uno con sales y otro sin ellas).

Sí he decir que la inmensa mayoría de mis rosales han engrosado durante estos años su base, es decir, tienen la mayoría nuevas ramas desde el suelo. De hecho he escarbado en muchos de ellos para comprobar que se están desarrollando pequeñas raicillas que partes de la zona por encima del punto de injerto y en efecto en la mayoría las llevo viendo desde hace un par de años.
Y ello sospecho que se debe más a la forma de plantarlos que a otra cosa aunque sin duda debe intervenir también la variedad del rosal como digo. En este sentido, es decir, que la variedad debe hacer sus efectos podría poner como ejemplo un Rosa 'Paul Noël' plantado el año pasado. No ha recibido ni un solo grano de sales de Epsom y aquí lo tenéis, cuajado de brotes basales. Estoy convencida de que en este caso es la tendencia de esta variedad porque tengo otros muchos ramblers y aunque han brotado mucho no lo han hecho con esta intensidad.

Puedo poner otro ejemplo con Rosa 'perle d´Or'. Tengo en el jardín tres o cuatro ejemplares. Bien, unos se han cultivado con sales y otros sin ellas. Incluso comparando los brotes que todos han emitido no he observado que las sales produjeran ni más brotes ni más fuertes ni vigorosos. Es un rosal con ramas bastante delgadas y los brotes que emite (con y sin magnesio) son también bastante delgados.


También he observado que rosales como Rosa 'Young Lycidas' ha emitido brotes tanto en el ejemplar que ha recibido magnesio como en el otro que no lo ha recibido. Este es el del jardín trasero que no ha recibido sales.


Este es otro Rosa 'Young Lycidas' al que sí se las he incorporado y que cultivo en uno de los setos.

 De todos modos, como os digo, sabiendo que mi experiencia por lo anecdótica, es solo eso, una experiencia solamente personal, he querido buscar en la Red información sobre el uso del este sulfato.A continuación os pongo algunos vínculos a páginas de bastante solvencia en el que se habla de este asunto. 
hhh
The National Gardening Association: Parece ser que incluso las pruebas que hicieron seis cultivadores de pimientos y rosales no son concluyentes en modo alguno. Según la National Gardening Association no hay evidencias de que el uso de las sales de Epsom vayan más allá del aporte de magnesio en suelos deficitarios de él y lógicamente si se aporta al suelo el elemento del que es carente, los beneficios pueden ser en algunos casos plantas más verdes y con algo más de vigor. Si tenéis la curiosidad de leer esta página veréis que el estudio es incluso muy limitado y que se trata tan solo de cuatro jardineros que experimentan cultivado pimientos con y sin sales y dos que cultivan rosales. En todo caso se trata como se ve de una "muestra" muy limitada. Y desde luego no afirman ninguna evidencia sólida que demuestre los efectos de la aplicación de sales de Epsom en el rebrote de nuevas ramas desde la base del rosal.
Pero hay más, incluso en páginas tan prestigiosas como de la American Rose Society en uno de los varios artículos que en ella tiene publicado Carolyn Elgar, en 2012, habla de este tema en Basal breaks – the joy of new growth.
En este artículo viene a decir que 'Es cuestionable que agregar sulfato de magnesio a un suelo que no es deficitario de este mineral provoque un nuevo crecimiento basal y que de hecho, la mayoría de investigaciones indican que no. Aconseja antes de hacer estas aplicaciones realizar siempre una prueba del suelo para ver si éste carece de magnesio ya que demasiado magnesio puede ocasionar problemas de deficiencias de asimilación de otros nutrientes". 
En el mismo artículo sí se afirma que el uso de alfalfa está comprobado su impacto en el crecimiento de los rosales pero en ningún momento, ni siquiera con el uso de este elemento, se habla de crecimientos basales.
Echemos un vistazo a lo que contiene el artículo (Epsom salts: miracle, myth…or marketing?de la Dra. Linda Cahalker-Scott mencionado en la página de  Washinton State University :
En este artículo, uno por uno va cuestionando los beneficios que a varios niveles se atribuye al sulfato de Magnesio y más bien sostiene que las sales de Epsom no constituyen ningún elixir mágico como muchos jardineros creen. De todos modos los jardineros solemos ser gente que nos encanta mimar nuestras plantas. Incluso algunas de nuestras aplicaciones no tenemos demasiada seguridad de que sean necesarias pero nos hace sentir bien ponerlas en práctica, así tenemos una sensación estupenda de "cuidar" mejor de nuestras rosas. Esta actitud de algunos la compararía con la mamá que le gusta sobrealimentar a su bebé con la idea de estar haciendo lo mejor posible para él sin tener en cuenta que los excesos son siempre perjudiciales.
Por último, quisiera compartir con vosotros un artículo que pertenece a un blog que me gusta bastante: Garden Myths En él se desmontan muchos de los mitos en los que creemos en jardinería. En concreto este vínculo os llevará a un artículo del mismo (Sal de Epsom para las plantas) en el que va comentando muchos de los supuestos beneficios de este producto. Desde su supuesta acción sobre pestes, su control de enfermedades, y por supuesto su uso en los rosales.
En este sentido, lo que a muchos niveles puede decirse de este producto no dejan de ser experiencias anecdóticas que pudiendo ser o no válidas, no pueden ser documentadas. No hay pruebas científicas de que las sales de Epsom constituyan algo más que una fuente moderada de Magnesio y evidentemente será necesario que lo incorporemos cuando tengamos constancia (sea por análisis del suelo, sea por sintomatología de las hojas) que existe un déficit del mismo. 
Y si bien es verdad que de forma preventiva agregamos abonos lo más completos posibles y aportamos nutrientes cuya falta en nuestro suelo no hemos comprobado fehacientemente, también es cierto que no podamos esperar un listado tan milagroso de efectos benéficos como se atribuyen a las sales de Epsom.
Por último, que cultivadores profesionales puedan mencionar determinados efectos de algunos productos utilizados en la nutrición de sus plantaciones hay que tener en cuenta que no pueden hacerse generalizables al sistema de cultivo de un jardín doméstico
En nada se parece las condiciones en las que crecen los rosales destinados a la venta en los campos o invernaderos de un cultivador profesional con las que gozan nuestros rosales en nuestros jardines. Para empezar porque generalmente muchas plantaciones profesionales crecen en sustratos productos de mezclas muy estudiadas, bajo control de humedad, temperatura, etc...es decir, nada parecido a un jardín normal y corriente dónde los rosales crecen en el suelo disponible en él. Más o menos transformado por efectos de enmiendas y fertilizantes pero no un sustrato parecido al cultivo destinado a la venta.
En definitiva. Sinceramente creo, y esta es mi opinión nada más, que la mejor forma de fomentar brotes basales es favoreciendo el desarrollo de un buen sistema radicular
Evidentemente un suelo rico, bien nutrido (incorporando si se quiere pequeñas dosis de sulfato de magnesio para prevenir su falta), lleno de vida producto del aporte de mucha materia orgánica; unas raíces protegidas del sol abrasador y de las heladas con una buena capa de acolchado; mantener la salud de la planta luchando preventivamente contra plagas y enfermedades; una poda adecuada... todo ello son factores que intervienen directamente en la salud de nuestros rosales y por tanto de su correcto desarrollo y estimulará el crecimiento de este sistema radicular sobre el que crece el rosal y permitirá que de él broten con el tiempo crecimientos basales. Y esto intuyo que ocurrirá antes y con más fuerza si la variedad de rosal es propicia a emitir tallos nuevos desde el suelo. En todo caso, hundir el punto de injerto a la hora de la plantación sin duda aumenta las posibilidades de que el rosal desarrolle estos brotes al crear un cepellón de raíces todas de su misma variedad y no de la del portainjerto.
Vemos por tanto que la evidencia anecdótica y los estudios científicos son dos cosas diferentes, pero la mayoría de los jardineros (yo incluida) nos inclinamos a confiar también en lo que "a nosotros nos funciona".
Indudablemente nuestra afición está en estrecha relación con lo lúdico y por tanto en el planteamiento de los cuidados de nuestro jardín no nos exigimos el control que tienen las plantaciones profesionales pero sí, deberíamos a veces cuestionarnos las cosas o al menos no dar todas por hecho.
Gracias queridos amigos por seguir estando ahí siempre. Sed muy felices!! O intentadlo al menos :)

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