Tengo la suerte de tener un gran ventanal frente a mi cama. Ello me permite tener la maravillosa sensación de ver el cielo, los árboles y buena parte del jardín tan pronto abro los ojos por la mañana. Esta es la visión que tengo cuando comienzan todos mis días y también la última que tengo por la noche antes de dormir.
Jamás cierro la persiana por las noches. Por mucho que llueva o haga frío. Renunciar a esa visión para comenzar mi día se me hace impensable.
Anoche me dormí tarde así que mi hora de despertar se ha retrasado un poco. Ver los copos de nieve tras los cristales m