En esta
segunda entrada sobre los tratamientos preventivos de invierno para nuestros
rosales me gustaría centrarme en el uso de dos fungicidas de contacto, los preparados a base de cobre y el azufre.
Como
decíamos en la primera entrada sobre estos temas, con el uso del aceite insecticida en invierno podemos mitigar los
efectos de las plagas sobre nuestras plantas cuando vuelvan a estar en
actividad vegetativa eliminando huevos y larvas e insectos en estado de hibernación.
La
utilización del cobre y el azufre como tratamientos preventivos nos ayudará a hacer lo propio con relación a las enfermedades fúngicas, evitando o eliminando la aparición de hongos cuando las condiciones de temperatura y humedad vuelvan a ser idóneas en primavera.
Más aún en
el caso de que durante la temporada anterior hayamos tenido rosales afectados
por plagas o enfermedades será más probable que la temporada siguiente vuelvan
a producirse. De ahí que sea tan importante la acción preventiva con
insecticidas y fungicidas.
Los productos a base de cobre podemos
aplicarlos junto con el aceite insecticida o efectuar los tratamientos por
separado, en dos
aplicaciones, dejando transcurrir unos días entre ambas.
Por el
contrario, el azufre jamás lo
aplicaremos junto al aceite, es más, es obligado dejar pasar entre 30/40 días
antes y después entre las aplicaciones de aceite insecticida y las de
azufre.
En las
plantas, las enfermedades pueden estar
producidas por bacterias. virus y hongos. Pero es un porcentaje ínfimo el
que está producido por las dos primeras. La inmensa mayoría de enfermedades están
provocadas por los hongos (Enfermedades
fúngicas).
Vamos a dejar para otra entrada el
hablar un poquito más en profundidad sobre qué son y como se comportan los
hongos.
Hoy tan
solo diremos que la actuación de estos
hongos sobre las plantas puede darse de dos formas:
- Hay hongos ectoparásitos como los del oidio (Sphaerotheca pannosa) que se desarrollan en el exterior del rosal y no llegan a penetrar en su interior.
- Pero también existen hongos endoparásitos como son los del mildiu (Peronospora sparsa) roya (Phragmidium mucronatum), antracnosis, brotitis, repilo, etc. que llegan a adentrarse en el interior de la planta atacándolo desde dentro.
El
tratamiento que utilizaremos contra unos y otros deberá ser algo distinto.
Aunque siempre tendremos en cuenta que
generalmente,
una vez contraída la enfermedad, contra
los endoparásitos como el Mildium se requerirá la acción de fungicidas sistémicos que actúen desde el
interior de la planta.
Usaremos
compuestos de cobre como los dos que hemos mencionado, el oxicloruro de cobre,
el sulfato de cobre o incluso el caldo bordelés (Sulfato de cobre con cal) del
que hablaremos en otra ocasión. Con la precaución de no hacerlo nunca a pleno
sol
Por el
contrario, contra los hongos
ectoparásitos como no llegan a penetrar en el tejido de la planta utilizaremos
compuestos a base de azufre que variando el pH de la superficie de la hoja (acidificándolo), generalmente
es suficiente para eliminarlos (Nunca a pleno sol, ni con temperaturas
superiores a los 28 grados ya que podrían producirse quemaduras)
Los
productos que usaremos contra estos hongos y las enfermedades que provocan, son
los fungicidas. Son productos que actúan sobre los hongos afectando su membrana celular, haciendo
inactivas algunas de sus enzimas o proteínas o interfiriendo en la respiración.
A diferencia
de cómo actúan los medicamentos sobre los seres humanos, para que la mayoría de fungicidas sean efectivos es preciso que se
apliquen antes de que aparezca la enfermedad o a las primeras señales de
producirse ésta.
Las secuelas y daños que causa la enfermedad en las pantas, a diferencia de lo que ocurre en los
animales y personas, no desaparecen aunque
se elimine el hongo.
Las
aplicaciones de fungicidas pueden efectuarse como polvos, en forma líquida, de gránulos, etc siendo absolutamente
imprescindible el uso de guantes y
mascarillas en la aplicación (como en cualquier producto fitosanitario)
Los
fungicidas pueden ser de contacto y sistémicos según su forma de actuación
sobre la planta:
- Son fungicidas de contacto (llamados también protectores) aquellos que permanecen en
el exterior de la planta actuando solamente desde fuera de ella sin llegar
a penetrarla, únicamente dónde se ha depositado el producto. Este
tipo de fungicidas se deben usar antes de que a enfermedad se manifieste,
antes de que haya esporas, impidiendo así que los esporangios
(contenedores de las esporas) germinen y puedan llegar al interior de la
planta penetrándola para absorber la savia. De ahí que este tipo
de fungicidas sea más bien preventivo más que curativo y también
que sea importante cubrir concienzudamente todas las partes de la planta
con ellos.
Los fungicidas no sistémicos o de contacto permanecen sobre la
superficie del rosal quedando adheridos a él, así las esporas no pueden
germinar al caer sobre la planta debido a la acción del producto.
Al estar la planta en constante
crecimiento, se requieren por ello repetidas aplicaciones para
proteger el crecimiento nuevo, así como para volver a
aplicar producto allí dónde el agua o el riego lo han
eliminado e incluso dónde la luz ambiental ha producido su degradación.
Deben aplicarse antes de que
aparezcan los síntomas de enfermedad . Si el hongo ya ha infectado la planta,
los fungicidas de contacto hacen ya poco efecto.
- Por el contrario los fungicidas
sistémicos (también llamados erradicadores) llegan a
penetrar en las distintas partes de a planta siendo absorbidos por las
hojas actuando desde su interior del rosal. Son fungicidas que
pueden utilizarse de modo preventivo pero además tienen a ventaja de ser
más eficaces cuando el rosal ya ha enfermado en contraposición a los
fungicidas de contacto que son más preventivos.
Hay quienes piensan, no sin bastante
lógica, que el uso de fungicidas sistémicos cuando no sean precisos
provoca que otros hongos endoparasitarios aumenten su resistencia a estos
productos provocando que lleguen a no ser eficaces o a necesitar dosis más
elevadas. De ahí que se aconseja el uso de fungicidas de contacto como
el cobre o el azufre y únicamente en casos necesarios, ante las enfermedades
endofúngicas, utilizar fungicidas sistémicos.
Más adelante hablaremos con detenimiento sobre los fungicidas
sistémicos.
Preparados a base de COBRE: Se trata de fungicidas (y
bactericidas) de contacto concentrado que actúan tanto de forma preventiva como curativa (hasta cierto punto) en
enfermedades provocadas por distintos hongos eliminando sus esporas o impidiendo que éstas germinen. Es
especialmente efectivo contra roya,
mancha negra, oídio y mildium.
El cobre podemos adquirirlo en distintas combinaciones químicas, dos de ellas son el oxicloruro de cobre y el óxido cuproso.
Se puede adquirir en forma de polvo para espolvorear, suspensiones, polvo mojable, gránulos solubles o dispersables, etc.
Así pues, tanto el oxicloruro de cobre como el óxido cuproso son productos válidos para ser usado como preventivos de enfermedades durante el periodo en que nuestros rosales no están con actividad vegetativa.
Yo uso estos dos en concreto pero podéis encontrar en el mercado
muchísimos otros ofrecidos por casas de vuestra confianza que os darán
igualmente estupendos resultados.
Modo de aplicación de los productos
cúpricos:
- Es imprescindible leer las instrucciones de uso que indica el envase del producto y ceñirnos exactamente a ellas en lo que hace a la dosificación y modo de empleo.
- Tenemos que asegurarnos de que el producto deben cubrir lo mejor posible todo el follaje
- No se recomienda su aplicación en días fríos y húmedos.
- Es aconsejable cubrir con ellos también el sustrato que rodea al rosal y no solamente la planta
- Pueden mezclarse a la hora de su aplicación con aceites insecticidas. Si alguien quiere consultar la entrada que colgué sobre estos productos puede pinchar en este enlace.
Podéis ver en este calendario que a estas alturas de final de diciembre ya he hecho dos aplicaciones de cobre mezclado con aceite insecticida:
- A primeros de noviembre
- A primeros de este mes de diciembre
- y la tercera la tengo prevista para el momento en que haga la poda que imagino que será allá por primeros de febrero o cuando las heladas ya no sean tan fuertes.
- El número de fumigaciones dependerá de la persistencia o peligro que haya de estas enfermedades. En mi caso me gusta mezclar el cobre con el aceite en cada una de las tres aplicaciones que efectúo durante el otoño e invierno.
- Podéis ver este calendario por el que estoy rigiéndome. Sobre él me gustaría volver a repetir que es lo que yo estoy realizando en mi jardín ubicado en zona con un clima frío con heladas y que evidentemente el tema tendría que adaptarse si el jardín está ubicado en otras zonas de climas más cálidos, con suelos diferentes e incluso con variedades de rosales distintas a las que yo cultivo.
AZUFRE en polvo:
Como todo este tipo de fungicidas de
contacto, es más preventivo que curativo además tiene efectos
acaricidas. No obstante también tiene algún efecto curativo en las primeras
fases de crecimiento del hongo.
La efectividad del azufre micronizado es
sobretodo sobre los hongos que provocan los oídios y a botritis. Aunque también
tiene algún efecto sobre las royas y algunas manchas de las hojas..y es preventivo de la aparición de la araña
roja
La actuación de azufre consiste en el
cambio de pH de la superficie de las hojas acidificándola además de secar la zona dónde se
aplica, estableciendo
con ello un ambiente hostil para el desarrollo de los hongos. Un medio seco y
con un pH neutro es el medio más favorable para de desarrollo de los hongos.
El azufre micronizado aplicado
en forma de espolvoreo tiene dos
inconvenientes de una parte que estéticamente
afea bastante los rosales que se tornan amarillentos tras su aplicación, de la
otra que la propia aplicación se hace difícil
si se trata de llegar a todas las partes de la planta..
Estos dos
problemas se palían bastante azufre soluble como el de la marca Compo.
Deberemos tener en cuenta a la hora de su aplicación, además de la dosis indicada en la etiqueta:
- Procuraremos que una vez mezcado el producto con agua no debe permanecer en reposo durante demasiado tiempo. Yo suelo mover la mochila de vez en cuando para que la mezcla no deje de ser homogénea.
- Si tenemos por costumbre aplicar caldo bordelés tendremos en cuenta que el azufre siempre lo aplicaremos después del caldo y no antes.
- También deberemos abstenernos de aplicar azufre cuando las temperaturas estén por encima de los 30º por el peligro que tendríamos de quemar las hojas del rosal. Jamás aplicar ningún producto a pleno sol.
- Y por último, y repitiendo dada la importancia del tema: deberán respetarse los plazos entre las aplicaciones de un aceite insecticida y el azufre. En este calendario se refleja el periodo de seguridad 30 días. La segunda aplicación de aceite insecticida la hice el 8 de este mes de diciembre y si el tiempo permite que el 8 del próximo enero pueda aplicar el azufre habrá pasado otros 30 días hasta el momento en que quizás haga la poda y la última aplicación de aceite insecticida.
- No olvidar que cada jardín es único!!: Quisiera insistir en que cada jardinero debe establecer el momento idóneo para las aplicaciones de estos productos, el número de veces que lo aplicará así como los productos que utilizará para ellas.
Durante la primavera sobre todo Munsteand Wood no dejó de padecer algo de oidio y lo contagió a algún otro. Pero, sinceramente, no ha sido el oidio ningún problema grave.
Por eso, para evitar el problema que parece que ha estado más extendido qeu ha sido el de los pulgones, he decidido hacer tres aplicaciones de aceite insecticida durante el otoño y el invierno.
De haber sido el oídio o alguna otra enfermedad fúngica un problema mayor que las plagas habría eliminado alguna aplicación de aceite para sustituirla por azufre. Digo eliminar porque el hecho de tener que respetar los plazos entre la aplicación de ambos productos no habría permitido por razones de plazos, tres de aceite.