Desde el primer día que comencé a diseñar mi jardín pensé en
introducir en el huerto algún árbol frutal. Cuando planifiqué el huerto lo hice
con la idea de que no fuera una zona perfectamente acotada si no que los
límites entre el huerto y el jardín quedaran un tanto difusos. Me gustaba la
idea de que en él creciera algún rosal y otros arbustos y a la vez, que hubiera
algún frutal más allá de la zona que era propiamente huerto.
Imagen de Wikipedia |
Como he comentado alguna vez en mi jardín había al menos tres árboles
que estaba decidida a eliminar pero que el tamaño de los mismos hacía que se
tuviera que buscar el momento adecuado para estos trabajos tan costosos.
La temporada pasada podría ya haber plantado algún frutal pero preferí
eliminar ates estos árboles que menciono para planificar en detalle este tema y
durante estos meses leer e informarme sobre estos asuntos de frutales sobre los
que reconozco no tenía hasta ahora los más mínimos rudimentos que me dieran
algo de seguridad a la hora de elegir las especies de frutales que sería
conveniente cultivar en él y las variedades concretas más adecuadas.
La semana pasada por fin los eliminé. Reconozco que cierta pena me ha
dado pero las cosas como son, eran árboles constantemente enfermos, mal podados
o mejor, jamás podados, de modo que estaban abigarrados y ello impedía una
correcta ventilación y en concreto el albaricoquero, además de estos problemas
tenía otro que tarde o temprano les llega a todos: la edad. Este último año no
dio ni un solo albaricoque sano, las hojas ya brotaban enfermas y presentaba
graves problemas de gomosis.
El
clima. Evidentemente este es el factor más determinante a la hora
de poder cultivar o no un frutal en nuestro jardín. Al igual que ver un arbusto
cultivado en muchos jardines cercanos al nuestro es el mejor indicador de que
es una zona propicia para su cultivo, ver ciertas especies o variedades de
frutales también nos dará buenas pistas sobre qué frutales son los más
convenientes.
No obstante tampoco es obligatorio ceñirse a los cultivos que veamos,
simplemente conviene informarse bien sobre las necesidades de las especies que
no veamos en las proximidades de nuestro jardín.
Que el jardín tenga un clima en el que se produzcan
frecuentemente heladas en invierno impide el cultivo al aire libre de ciertos
frutales como los cítricos y que requerirían de protección invernal
para que pudieran seguir viviendo.
Estoy decidida a tener un limonero. Me entusiasma la idea de tener uno
de los que llaman "luneros". Soy bastante cocinera y poder echar mano
de los propios limones de mi huerto a la hora de cocinar es una idea que me
encanta. Así que tendré que estar dispuesta a cultivarlo en contenedor de
manera que sea posible su traslado al garaje durante los meses invernales si
quiero que sobreviva.
De todos modos no conviene plantar frutales que no aguanten las
temperaturas invernales de nuestro jardín si éste es muy frío.
Si las bajas temperaturas son una desventaja para el cultivo de
ciertos frutales, el frío del que gozamos en jardines ubicados como el mío en
el interior de la Península, nos da ventajas a la hora del cultivo de otros. Muchas especies
precisan para fructificar que durante el invierno haga frío para que sus yemas
puedan llegar a madurar.
Cada frutal precisa un tiempo de permanencia a 7º centígrados (o
menos) durante el tiempo que está en parada vegetativa. Es lo que se llama "horas
de frío".
Expliquemos un poco este concepto. Cuando llega el otoño, los días se
acortan y las temperaturas bajan, estos dos factores provoca que los frutales
caducifolios pierden sus hojas y entren en lo que llamamos "parada
vegetativa". A partir de ese momento digamos que es como si el frutal
fuera "acumulando" horas de frío durante el invierno. Cada
especie está programada genéticamente para que una vez ha acumulado la cantidad
de horas de frío que precisa vuelva a entrar en actividad. Este proceso de
llama "vernalización". El número de horas de frío que cada
frutal precisa para que sus yemas florales se abran es variable según la
especie y la variedad.
Así, cualquier cambio en el tiempo puede afectar la fructificación de
la siguiente temporada. Por ejemplo, los años en que el frío se retrasa,
también se retrasa la brotación puesto que el frutal tiene menos tiempo para
llegar a acumular las horas de frío que precisa para salir de letargo.
Lo mismo ocurre cuando disfrutamos de inviernos inusualmente
poco fríos que provocan el retraso en la entrada en parada
vegetativa y provocando que el frutal emplee en este tiempo que permanece
en actividad vegetativa una energía que luego no tendrá para la floración y
cuajado de los frutos.
Entendemos pues que si cultivamos un frutal en una zona con un clima
que no permite que el árbol esté por debajo de 7º el tiempo que precisa se
producirá un retraso en el momento en que las yemas broten incluso se puede
producir la caída de las yemas vegetativa. Al retrasarse el momento en que la
savia vuelve a funcionar en el árbol se produce también un retraso en la
floración y prolongándose ésta más allá de lo aconsejable. En estos casos la
floración será menos abundante.
El árbol ha gastado demasiados nutrientes en el tiempo de permanencia
en actividad antes de entrar en reposo y algunos frutos que llegan a cuajar
caen prematuramente por falta precisamente de la energía y nutrientes precisos
para que crezcan.
Vemos así cuan importante es que el clima de nuestro jardín
proporcione las horas de frío que el frutal que queremos cultivar precisa. Los
datos de las horas de frío que se producen en la zona geográfica dónde
se ubica nuestro jardín se pueden encontrar en las estaciones
meteorológicas y en general no es un dato difícil de obtener
consultando páginas web especializadas.
Para dar una idea aproximada podemos ver en la siguiente imagen las
necesidades de horas de frío de algunas de las especies más comunes en nuestros
huertos.
Imagen del Departamento de Agricultura y Alimentación de Aragón
Dentro del clima, otro datos que deberíamos considerar es en
qué momento se produce la floración del frutal y el comienzo del cuajado de los
frutos y que estos dos momentos no coincidan con las heladas de nuestro
clima es algo que debemos tener muy en cuenta a la hora de hacer la
elección si no queremos que si esto ocurre no haya producción de
fruta esa temporada ya que las flores caen al suelo cuando hiela en plena
floración.
Las heladas tardías hicieron que le año pasado no pudiera recoger
prácticamente almendras. Se abrieron poquísimas flores y las que se abrían
duraban un suspiro en el árbol.
Si estas heladas tardías se producen con cierta frecuencia en nuestro
jardín deberíamos elegir en la media de lo posible especies y variedades de
floración algo tardía para evitar los daños.
Los
frutales en general precisan estar a pleno sol para
fructificar bien. La orientación del sitio de cultivo es por ello muy
importante a la hora de decidir si ese espacio es o no adecuado para
nuestro frutal. Un árbol que crece en sombra no crecerá ni sano ni producirá
las cosechas que esperamos.
Al igual que decíamos en los aspectos a tener en cuenta a la hora de
elegir un árbol en general para el jardín, pasa igual con los frutales, que
proyectan sombra. Si vamos a ubicarlo en el huerto deberíamos tener presente esta
sombra que proyectará con el tiempo sobre el resto de cultivos del
huerto. Si precisan de mucho sol esta sombra les afectará negativamente,.
Las
características del suelo de nuestro jardín dónde se han de
desarrollar las raíces debe ser apto para el frutal elegido. No todos tienen
las mismas necesidades. Algunos requieren de suelos más o menos alcalinos,
otros son más delicados en cuanto al encharcamiento en sus raíces, los hay que
no crecen bien en suelos arcillosos o demasiado húmedos...por ello asegurarnos
de proporcionar el suelo adecuado o de elegir la especie o variedad que se
adapta al suelo de nuestro jardín nos evitará problemas en el cultivo del
frutal.
El
tamaño de las raíces de algunos frutales son bastante poderosas y no debemos olvidar
que los cultivos próximos podrían verse afectados por el agua que del sustrato
circundante tomará el frutal para su propio consumo en detrimento de los demás
cultivos pudiendo por ello constituirse en una poderosa competencia en sus
necesidades nutricionales e hídricas.
El
tamaño que el árbol adulto alcazará tampoco será un aspecto que
olvidemos. Sepamos que la inmensa mayoría de frutales que cultivamos están
injertados en un portainjertos. Según de qué tipo sea éste el frutal adquirirá
un tamaño u otro. Del portainjertos depende por tanto el vigor que tenga el
frutal en buena medida.
Si no disponemos del suficiente espacio para cultivar un frutal
determinado, será mejor elegir otra especie u otra variedad o plantearse
cultivar el frutal injertado en patrones enanizantes que impiden
que el frutal llegue a desarrollar su parte aérea con unas dimensiones muy
inferiores a los normales de la especie.
Si esta es nuestra opción es imprescindible asegurarnos que el frutal
adquirido está injertado en portainjertos como M9 u otro
semejante. Para tener garantías lo mejor es que hagamos nuestras compras en viveros
de confianza llevado por profesionales especializados que nos aconsejarán con
seriedad y garantía.
Imagen de Univiveros
En definitiva, decidirnos por un frutal u otro o por unas determinadas
variedades son asuntos de importancia. Ni es fácil ni es barato cambiar de
ubicación el frutal una vez plantado o cambiarlo por otra variedad al ver que
nos hemos equivocado. Son muchos los factores a tener en cuenta a la
hora de elegir una u otra variedad por eso, lo mejor es consultar siempre con
amigos que entiendan del tema, con vecinos que tengan en su huerto las
variedades que elegimos, meternos en foros especializados dónde siempre
encontraremos gente altruista y generosa que nos ofrecerán su
inestimable ayuda y evitarán que nos equivoquemos.
Terminamos con un último aspecto pero que es de los más
importantes: La
polinización.
Algunos frutales pueden fructificar sin tener otro frutal de la misma
especie cerca. Son los llamados autofértiles o autocompatibles y a
los que les basta su propio polen para llegar a obtener frutos. Pueden crecer
en solitario. Pero muchas de las variedades de frutales caducifolios
precisan lo que se llama un "polinizador", es decir, un individuo
de distinta variedad para que, con su polen, sus flores puedan ser polinizadas
y finalmente fructificar ya que el propio polen no es compatible para sus
flores y el árbol no llega a fructificar.
Sepamos que de lo contrario, si ponemos un frutal autoincompatible
cerca del cual no crece otro que sea compatible no llegaremos a cosechar fruta
alguna porque sus flores no podrán ser polinizadas y por tanto no se llegará a
formar el fruto.
Trataremos en siguientes artículos el tema de los frutales
autofértiles y de los que precisan polinizador con algo más de detalle.
Y una vez hecha la elección llega el momento de
adquirir los frutales. Dónde? .
Debo decir que me ha resultado absolutamente imposible
encontrar los frutales que me estoy planteando en los viveros dedicados a
jardinería que son los que normalmente frecuento. Los frutales que he
encontrado en ellos carecían de un etiquetado que permitiera conocer ni
patrones en los que estaban injertados, ni si tenían certificados
fitosanitarios y en algunos casos ni siquiera especificaba la variedad.
La oferta que he encontrado ha sido tan desoladora que cansada ya de
preguntar y de hacer visitas a un montón de ellos finalmente he tenido que
dirigirme a viveros especializados en la venta a raíz des nuda
de frutales aconsejada por miembros de foros especializados y que son grandes
conocedores de la materia. Agradezco desde aquí a J.L. Nadal su gran ayuda en
este sentido.
En ellos he encontrado el personal que me ha asesorado con seriedad y
amabilidad y para mi tranquilidad he comprobado la gran oferta que tenían para
cubrir necesidad que yo pudiera tener en este sentido. Desde portainjertos de
distinto tipo, a arbolitos de un año sin ramificar y a los que se puede
formar con la cruz suficientemente alta como para pasar por debajo de
ellos. Deseo plantar un cerezo que se haya bastante grande cerca del pozo pero
si las ramas salen desde demasiado abajo cortarían un poco la entrada al camino
del huerto. Por razones prácticas y estéticas preciso que este cerezo tenga la
cruz alta así que la solución estará en que yo misma lo forme mediante la poda.
No me vale uno de los normales con la cruz a 1/120 cm. Claro, ello me llevará
más tiempo porque tendré que partir de un frutal de un año solamente, sin
ramificar y que no tenga el ápice cortado para que pueda seguir creciendo en
altura.
Igualmente he encontrado el tipo de manzano que preciso para cultivar
sobre espaldera en el lateral de la rampa del coche. Me han informado que al
hacer el pedido puedo elegir incluso el patrón en el que deseo que estén
injertados estos manzanos. Me falta decidir si es mejor un M9 u otro.
Imagen de Wikipedia
Reconozco que hasta que he logrado dar con este tipo de vivero ya me
estaba angustiando un poco al no encontrar nada de lo que buscaba. Así que ya
veis, lo ideal es dirigirse a viveros especializados en los que encontraremos
el material adaptado a nuestras necesidades. Al menos esa es mi experiencia.