Mostrando las entradas para la consulta Receta (mezcla casera) de abonos naturales de abonos ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta Receta (mezcla casera) de abonos naturales de abonos ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas

El uso de sales de Epsom (sulfato de Magnesio) como fertilizante en el jardín

Aunque en nuestro país no es muy frecuente que los jardineros usemos las sales de Epsom, no es así en absoluto fuera de nuestras fronteras. El sulfato de magnesio (que en realidad es lo que son estas sales) viene usándose desde hace generaciones en jardinería y en concreto, se suele aplicar más a rosales, tomates y pimientos por infinidad de jardineros británicos y estadounidenses.
Es mucho más conocido el uso de estas sales para hacer baños de pies y para (dicen) curar ciertas dolencias que aplicadas en jardinería. Por cierto, en cualquier farmacia podréis encontrarlas  a la venta pero yo os aconsejaría que las adquiráis en distribuidores de productos de jardinería porque os van a resultar mucho más baratas.
Es cierto que resultan un tanto difíciles de encontrar en viveros y establecimientos del ramo, precisamente porque no son demasiado conocidas aquí. Por si alguno de vosotros ve imposible comprarlas en su zona os puedo facilitar el enlace a un establecimiento de renombre aquí en Madrid dónde no solo encontrareis sales de Epsom si no muchos otros productos difíciles de localizar. Se trata de Manuel Riesgo S.A. ahí las podréis adquirir al precio (a fecha de hoy) de 5,95 € el kilo. Como podéis comprobar, es un producto quizás algo difícil de localizar pero absolutamente asequible. Tienen servicio de envío a cualquier parte de España y no son nada caros en los portes. Por cierto, más rápido, imposible!!
Advierto que me temo que este será un artículo no muy divertido para alguno de vosotros jajajaja pero a riesgo de que alguno lo considere así, creo que el tema de hoy puede ser interesante para otros muchos jardineros.

Veamos antes de nada qué son las sales de Epsom.

Se trata de sulfato de magnesio heptahidratado altamente soluble en agua. Los primeros suministros subterráneos del sulfato de magnesio se descubrieron en una zona de Inglaterra, Epsom (de ahí su nombre) durante el Renacimiento. Y el que lleve la palabra sal en su nombre común no tiene nada que ver con su composición, no es químicamente en absoluto una sal, simplemente es por la semejanza física (pequeñas partículas blancas cristalinas) que se asemejan a la sal de mesa (Cloruro sódico).
Así su composición química es:
- 13% de azufre. Un elemento que difícilmente falta en los suelos.
- 10 % de magnesio
Es el momento de la poda en muchas zonas de España y lo normal es comenzar a poner en marcha nuestro calendario de nutrición para nuestros rosales. Recordemos que calcio, magnesio y azufre son los tres elementos que son considerados como nutrientes secundarios para las plantas. Y se llaman secundarios no porque tengan una importancia secundaria comparándola con los primarios (Nitrógeno, Fósforo y Potasio) si no porque las plantas los precisan de ellos en menor cantidad. Pero un déficit en cualquier nutriente secundario es tan importante como una carencia en uno primario.
El magnesio interviene en muchos procesos de síntesis proteínas, ayuda en la activación de muchas de las enzimas en las células e interviene en la síntesis de proteínas pero sobretodo, el magnesio formar parte del núcleo central de la molécula de clorofila (se trata del pigmento que da el característico color verde a las plantas y mediante el que se lleva a cabo el proceso de la fotosíntesis).
Algunos nutrientes se dice que tienen más y menos “movilidad” en las plantas. El magnesio es un nutriente con gran movilidad, de ahí que un cultivo deficitario muestre primero su sintomatología en las hojas más viejas primero. La planta, sometida a una carencia de este elemento, envía todo el magnesio disponible al tejido que en ese momento tiene activamente en crecimiento. Según van madurando las hojas cada vez más cantidad de magnesio se inmoviliza al incorporarse a la pared celular. Si en este momento no se hacen aportaciones de magnesio la clorofila se degrada dando lugar a los típicos amarilleamientos de las hojas. En tanto la carencia va en aumento, las zonas entre las venas tiende a presentar de forma más clara esas clorosis que comentamos mientras que las venas permanecen verdes.
En casos extremos y graves las hojas pueden llegar a presentar zonas de necrosis.
Hay que recordar también que la capacidad de absorción de un nutriente por las plantas, no está en relación siempre con su presencia o no en el suelo. En ocasiones, existiendo un elemento en él, la planta, debido a otros motivos, no tiene capacidad de absorberlo. Y no solo eso, la asimilación de un elemento está en estrecha relación con la presencia de otros en el suelo. De ahí que la química del suelo sea un asunto de difícil comprensión para quienes no  somos más que meros aficionados y que sea aconsejable toda la cautela del mundo a la hora de aplicar a tontas y a ciegas elementos que no tenemos seguridad que nuestro suelo necesite.
A veces es la demasía de un elemento lo que imposibilita a las plantas la asimilación de otro. El metabolismo de magnesio de las plantas está estrechamente relacionado con el metabolismo de otros nutrientes por parte de las plantas. En las plantas deficitarias en magnesio, sin embargo, no es inusual que las órganos vegetativos tengan más fósforo que los de plantas sanas. Al mejorar los niveles de magnesio se tiene un efecto positivo no solo en la extracción y transporte de fósforo sino que también en la concentración de fósforo en las hojas.
Así, si en ese suelo hay altos niveles de calcio, potasio o sodio, la planta tendrá más problemas en la asimilación del magnesio presente en el suelo. Es decir, que vemos cierta “competencia” en este proceso de su absorción por las raíces de las plantas.
Lo cierto es que un análisis de nuestro suelo sería en teoría altamente recomendable antes de hacer cualquier aplicación. Pero vamos a ser prácticos y realistas. Quien hace un análisis del suelo de su jardín? Francamente, salvo casos o situaciones muy concretas y problemáticas, muy pocos jardineros. Esa es la verdad.
Aún así, todos aplicamos fertilizantes sin tener la certeza de que nuestro suelo está carente de determinados elementos. Eso sí, si queremos no arriesgarnos demasiado en dañar a nuestras plantas, la prudencia y la mesura es en el caso de los abonos (como en casi cualquier tratamiento sobre las plantas) una buena forma de actuar. Dosificaciones más bien bajas serán siempre mucho menos perjudiciales y causarán menos daños que los excesos.
Y si lo que usamos en nuestro jardín son fertilizantes orgánicos (no químicos) será muy difícil que causemos daños por altas dosificaciones ya que este tipo de fertilizantes tienen en su composición niveles de nutrientes más bajos que los químicos.
Las consultas que he realizado no me han llevado a lugar alguno con solvencia en el que se sostenga que los rosales son plantas que requieran más cantidad de magnesio que cualquier otro cultivo. Igualmente pasa con los tomates o pimientos a los que se les suele aplicar. Es posible que haya algún estudio en este sentido pero yo, sinceramente, no lo he encontrado. Agradecería que si algún lector tiene conocimiento de estudios en esta línea lo comparta aquí mediante los comentarios.
En teoría, si el suelo es fértil, su pH es ligeramente ácido y el magnesio no es deficitario, no sería preciso más aportaciones. 
La deficiencia del magnesio puede ser un problema más frecuente en suelos arenosos (y por tanto que se lixivian fácilmente), ácidos, sometidos a alta precipitación. 
Precisamente por esa capacidad que tiene el magnesio de disolverse en el agua, también es fácil que con lluvias muy abundantes y en determinados tipos de suelos, se lixivie con cierta facilidad. Por ello, en zonas con alta pluviosidad debería aplicarse con mayor frecuencia pero en dosis precisamente con el fin de disminuir las pérdidas por lixiviación
El magnesio solo es necesario en plantaciones cuyo suelo sea deficitario del mismo. Generalmente en suelos con pH alto, muy arenoso, erosionados, con grandes dosis de potasio es más probable que haya carencia de magnesio. En suelos con buenas y continuadas aportaciones de materia orgánica probablemente no tienen carencia alguna de este elemento.
Resultado de imagen de Magnesium deficiency in leaves university
Imagen de. Virginia Polytechnic Institute and State University
Los síntomas de la deficiencia de Mg es la palidez en los márgenes de la hoja con anchas bandas de verde normal a lo largo de la vena central y varias de las grandes venas laterales. El verde normal forma una forma como un dibujo estilizado de un árbol de Navidad.
Clorosis en una rosa Rugosa.
Imagen de. University of Minnesota Extension
La clorosis que provocan las carencias de algunos elementos, para alguien como nosotros que no somos especialistas, son difíciles de distinguir en los síntomas que aparecen en las hojas por ser muy semejantes entre ellas. Así, seguramente para la mayoría de nosotros, nos parecerá una clorosis férrica algunas que realmente no lo son. Esta por ejemplo del magnesio se asemeja mucho a las que provoca la carencia de hierro.
El magnesio se puede lixiviar más fácilmente con respecto al calcio, haciendo que suelos arenosos ácidos sean particularmente vulnerables a la deficiencia del magnesio. 
Por otro lado, si tenemos que mencionar la principal ventaja del sulfato de magnesio como fertilizante sería su gran solubilidad.  En condiciones de humedad del suelo, esta capacidad favorece el hecho de que podamos poner de forma casi inmediata el magnesio a nuestras plantas.
Sabiendo que la seguridad de conocer verdaderamente nuestro suelo nos la proporcionaría un estudio del mismo, como decíamos antes, son pocos los jardineros que en nuestro país solicitamos a un laboratorio un estudio del mismo. 
La mayoría de nosotros hacemos aportes de nutrientes lo más completos posibles a nuestras plantas con la esperanza de poner  su disposición todo el abanico de los que precisan, guiados generalmente por la lógica y por un conocimiento mínimo de las características de nuestro suelo pero sin tener un análisis exhaustivo. 
De este modo procuramos incorporar a nuestras plantas fertilizantes que contengan todos los macro y micronutrientes. Al fin y al cabo nuestra afición es una actividad lúdica y el cuidado de nuestro jardín no lo planteamos como un laboratorio en el que la exactitud es de vital importancia. Sabiendo esto, la prudencia es la que nos suele guiar (o debería) en las dosificaciones.
Muy distinta es la rutina alimentaria en plantaciones industriales, viveros o especialistas en el cultivo de rosales con fines comerciales. Pero claro, ahí las condiciones de crecimiento están totalmente controladas y nada tienen que ver con el cuidado de un jardín doméstico.
Si actuamos con prudencia en la dosificación, al ser el sulfato de magnesio altamente soluble en agua y por tanto filtrándose rápidamente a través del suelo, es difícil que podamos dañar nuestras plantas (repetimos, con dosis prudentes).
Por lo que hace a la forma de aplicación son varias las maneras de su incorporación en el jardín. 
Las sales de Epsom suelen aplicarse igualmente directamente sobre el suelo alrededor de los rosales y en ocasiones un ligero escarbado de los primeros centímetros de terreno bastan para que el riego que se proporciona a las plantaciones facilite la disolución del sulfato de magnesio. Un riego posterior diría que es conveniente.

 También pueden disolverse previamente en agua e incorporar la mezcla como riego.


Digamos aquí para aquellos que sospeche de alguna carencia en este sentido o que quieran hacer alguna aportación de este elemento que una aplicación foliar de una cucharadita de sales de Epsom disueltas en cuatro o cinco litros de agua pueden constituir en algunos casos un buen tratamiento.

En todo caso, en el caso de los tomates, si hubiera carencia de magnesio indudablemente la aportación del mismo (como de cualquier otro elemento del que fuera deficitario el suelo) redundará en beneficio de la salud y crecimiento de la planta pero seguramente no tendrá efecto alguno sobre el rendimiento de los frutos.
Eso sí, de hacer aplicaciones en forma de pulverización, no deberíamos practicarlas en días soleados, ni con altas temperaturas o dando los rayos de sol mientras trabajamos con la mochila. Tengamos en cuenta que una pulverización con sales de Epsom mientras se están dando altas temperaturas pueden producir el quemado de las hojas.
Bien, hasta aquí, amigos!! He preferido hablar primero de qué son las sales de Epsom y aplazar para el siguiente artículo el comentar un consejo muy extendido (y controvertido)  de su uso entre algunos jardineros experimentados: Para favorecer los brotes basales de los rosales. Así el próximo no resultará tan largo.
Seguro que el próximo post os resulta más entretenido. Los temas polémicos siempre son mucho más jugosos !! :P
En fin, mis disculpas por los "peñazos" que en ocasiones cuelgo a modo de artículos. Sé que son temas áridos estos de los fertilizantes pero estoy igualmente convencida que "jardinearemos" mejor no solamente a base de experiencia si no también de conocimiento. De ahí que dedicar algún tiempo a temas que no son tan divertidos pero cuyo conocimiento resulta imprescindible, me parece necesario.
Que paséis un estupendo fin de semana...y que siga la bendita lluvia cayendo sobre nuestro país!! ;)



Es posible que también te interese artículos relacionados con el tema de hoy:


Demos a nuestras rosas un té de fertilizantes orgánicos (Abono líquido)

Ahora nuestras rosas están en pleno apogeo. Habéis pensado alguna vez cuánta energía puede gastar un rosal para "fabricar" una rosa? Aunque no tengo la respuesta, reconozco que sí lo he pensado muchas veces. Me pongo delante de un rosal y a veces me viene a la cabeza eso, la de nutrientes que deberán necesitar para hacer esas maravillas. Una ayudita en forma de un nutritivo pero suave té (abono líquido) les vendrá de lujo para seguir ofreciéndonos más y más rosas.
Los jardineros jóvenes que me lean quizás no sabrán de qué hablo pero los de mi generación (la de los sesenta) reconocerán algunas de las cosas que voy a comentar ahora y que guardo con cariño en mi memoria. Lo siento, antes de entrar en materia me apetece enrollarme un poco jajajaja :D Se siente!!
Mi madre, creo que para descansar un poco de mí, ajajjaja me largaba todo el verano al pueblo (Yo encantada!!) Allí vivía con mis abuelos, mis primos y mis tíos y en aquel lugar de Extremadura podía establecer una relación con el entorno que a mí me parecía mágica. Una casa que construyó mi abuelo con sus propias manos. Unas paredes de casi de un metro de anchas, de piedra por dentro, de cal por fuera. Ay!! qué fresquita era aquella casa en verano... :) y cuánto pensaba yo que sabían de plantas mi abuela y mi tía que mantenían aquellos macetones de aspidistras lustrosos como mis zapatos de charol!! Me paraba a mirar los bichos sobre la eterna mata de margaritas que había bajo la ventana de la salita, en el diminuto pero primoroso patio que había en un lateral de la casa. Me encantaba romper el corazón de las flores para mirar dentro y descubrir qué había. Qué curiosa he sido siempre!! Ummm cuánto tendrían que aprender algunos diseñadores de jardines de esa jardinería humilde pero que rezumaba amor por las plantas y que se basaba en el ensayo y error para ir aprendiendo!! 
Como digo, me relacionaba con la Naturaleza de una manera que era imposible establecer en la ciudad (Barcelona) dónde yo vivía de continuo. Recuerdo con especial ternura un verano, podría ser el de 1967/1668 en el que siendo yo chica, siete u ocho años a lo sumo y con las piernas más delgadas que la Olivia de Popeye, iba con mi mícal (un pequeño cernícalo) sobre el hombro o incluso sobre la cabeza y atada la pata con un cacho de cuerda que yo sostenía en mi mano para que no volara. Nunca llegó a picarme ni agredirme Y yo tan contenta!! No veas lo orgullosa que me sentía de tener aquel "juguete" tan original. Ahora que lo pienso no sé como no me daba corte ninguno andar por el pueblo con aquello sobre la cabeza!! :D

Debía ser un pollo y a fecha de hoy todavía no entiendo por qué no se escapaba incluso cuando le quitaba la cuerda. Para que no lo hiciera pensé que lo mejor era buscarle yo misma el sustento correteando por las eras de los alrededores del pueblo y de paso probar a ver si tenía la suerte de que me dejaran conducir aquel maravilloso artilugio que era el trillo. Cosa difícil porque mi abuelo y mis tíos no se equivocan pensando que no haría caso ninguno de sus consejos de ir despacio y azuzaba a las bestias hasta que me salía de la parva y dañaba las cuchillas de aquel maravillo artefacto bajo el que crujía el cereal de los haces puestos en el suelo y claro, luego ya no me dejaban conducir más. No me extraña!!
A la búsqueda de su alimento estaba dispuesta a ensartar en una caña de trigo seco unas cuantas langostas y alguna que otra chicharra o cualquier bicho que se encontrara y se dejara pescar y ofrecérselas al pequeño mícal que a todas luces disfrutaba con las "brochetas" y en un pis pas daba buena cuenta de ellas. Vivía aquella ave a cuerpo de Rey. Sí señor.
Cocinar aquella "brochetas" repugnantes jajaja me costaba horas de andar corriendo sin descanso tratando de cazar los insectos con un cacho de cartón en la mano y no veas lo difícil que era!!
A veces, deshidratada ya, entraba como una ráfaga en casa y casi me atragantaba bebiendo el agua que tomaba de la tinaja de barro que tenía mi abuela en una esquina del zaguán con el vaso que había sobre la tapa de madera que cerraba la boca del recipiente. Qué fresca y qué rica estaba!! Y nadie pensaba en microbios ni en contagios teniendo en cuenta que bebíamos todos del mismo vaso jajaja
Entonces salía rauda y veloz mi abuela (porque si no se daba prisa yo desaparecía como un rayo a retornar a mis quehaceres culinarios) y me agarraba por detrás asiento bien fuerte la ropa que llevara y entonces ya no había escapatoria!!
— Un caldito!! (Aquello no era una pregunta. Aquello era una orden directa y sin posibilidad de negociación)
— Que no!! Que no. Que hace mucho calor, abuela!!! — Gritaba tratándome de zafarme. Qué me lo creía yo que iba a escapar de aquella extremeña con la cabeza más dura que una piedra y una determinación y capacidad de trabajo que todavía me asombra!!
— Un caldito, sí. Que gastas muchas energías corriendo todo el día buscando bichos!! Hale...y te endilgaba una taza de porcelana (que siempre tenía un despostillón en el culo) y quisieras o no, tenías que tomarte aquel caldo que sólo las abuelas (y algunas madres de ahora) saben preparar. Que a mí, con aquellos calores y la impaciencia de mi búsqueda "insectívora" no veía la hora de terminarlo pero que reconozco que estaba hecho con la sabiduría de los fogones viejos, como se hacían los caldos entonces...a fuego lento y con los avíos de una matanza de carnes criadas sin piensos y con las bellotas de las preciosas dehesas extremeñas.
Pues eso digo yo a mis rosas ahora:
— Un té!! Para reponer fuerzas!! ;)


Bromas aparte... En este período en que las energías que están consumiendo en florecer los deja exhaustos, sería buena cosa que puedan reponer las energías gastadas. En suelos arenosos y dónde los nutrientes se lixivian con tanta facilidad como en el mío, no me parece mala idea aportarles este fertilizante líquido que repondrá algún nutriente que falte y facilitará el que los rosales reflorecientes tengan disponible entre sus raíces el alimento que precisan para producir las siguientes floraciones.
El año pasado fue la primera vez que sustituí el abono químico por una mezcla de orgánicos elaborada por mi y cuya receta compartí con vosotros en un artículo (Incluyo los vínculos abajo).
Esta mezcla de abonos orgánicos la apliqué también en seco en verano. Y puesto que he visto que los resultados fueron estupendos, he vuelto a repetir esta temporada.
Tras la poda, al inicio de la estación, he hecho de nuevo la aportación de esta mezcla de abonos orgánicos directamente sobre el suelo, en seco (en seco los ingredientes, no el suelo ya que he efectuado riego en profundidad antes y después de la aplicación!!)
No es cosa de volver a darles otra dosis. Sé que hay  jardineros que abonan cada mes. No digo que funcione mal, lo que os cuento es lo que yo hago y creo que me funciona bastante bien. Evidentemente hablo siempre de las variedades de los rosales que yo cultivo, en mi jardín, con el suelo concreto que yo tengo y con el clima de mi zona. Sé que repito esto hasta la saciedad. No me importa hacerme pesada. Lo que no quisiera es que se me entendiera nunca como que estoy dando "recetas" o consejos de aplicación general, en cualquier momento el año, sin tener en cuenta el tipo de jardín, de suelo o de rosal. En absoluto!! Tan solo cuento mi experiencia y si de algo puede valeros, yo estaré encantada de que os facilite en algunos casos o que pueda orientar a los jardineros que terminan de iniciarse en el cultivo de rosales. 
Debo deciros también que me encantaría que si tenéis experiencia en la aplicación de abonos orgánicos me contarais como os ha funcionado o cuales son vuestra técnicas. Un blog de jardinería está para eso, para compartir, para exponer dudas e incluso para discrepar. Por qué no? También así se aprende si se hace con respeto.
Cada jardinero conoce su jardín y cada aficionado conoce perfectamente sus rosales. Debemos observarlos, conocerlos, tener presente la cantidad de lluvia, la humedad atmosférica, el suelo dónde crecen nuestros rosales, las temperaturas que soportan... y en función de ello aplicaremos unas u otras técnicas. Incluso siendo las mismas técnicas, el momento de su aplicación no será el mismo en unos jardines con un clima que otros con unas condiciones climatológicas distintas.
Como os comentaba el año pasado probé esta mezcla de fertilizantes orgánicos por dos veces (tras la poda y en verano). También apliqué por primera vez un té de compost que hice para fertilizar los rosales que se habían plantado al inicio del año y que no quería darles más que un fertilizante suave, más aún que la mezcla en seco.

Llevo muchos años cuidando rosales en más o menos cantidad. Antes no eran ciento y pico como ahora, pero no he dejado de cultivar siempre rosas aunque hayan sido pocos arbustos. El asunto es que es en este jardín cuando he decidido usar la fertilización con orgánicos y aquí es dónde mi experiencia se limita a estos tres años y pico que llevo cuidando de este jardín de ahora. Por eso, cada vez que aplico una mezcla nueva, trato de ser prudente y si acaso quedarme corta mejor que llegar a dañar raíces u hojas con mezclas demasiado potentes. 
Lo cierto es que en vista de los resultados yo diría que tanto la mezcla de orgánicos en seco como el té de compost dieron floraciones muy abundantes. Pero ya no hablo solamente de las rosas, el estado de los rosales en general a mí me parece que es bastante bueno, el follaje está sano, la mayoría crecen vigorosamente... así que ello me da más confianza para seguir aplicando las mismas técnicas que comencé el año pasado.
Quisiera aclarar, porque es algo que algunos me han preguntado, que yo no estoy en absoluto en contra del uso de abonos químicos. Pero voy a matizar esta afirmación. No estoy en contra siempre que se respete el suelo. Me voy a explicar.
Llevar a cabo la fertilización completa de un jardín muy grande como el mío, a base exclusivamente de abonos orgánicos sería mi aspiración y creo que la de cualquier jardinero orgánico. Lo cierto es que disponer de la cantidad de fertilizantes de este tipo que se precisarían, a mí al menos, se me hace imposible. Son metros y metros de plantaciones y ello conllevaría poder elaborar no solamente el compost que cabe en una de mis dos compostadoras (que es lo que logro en un año) si no muchas otras más. Ni dispongo el material de poda, restos, etc..ni mi cocina genera tanto desechos orgánicos. 
Si mi jardín tuviera otro tipo de suelo más arcillo, que retuviera mejor los nutrientes, probablemente solo usaría el estiércol curado pero mi suelo es el que es y pierde el agua y los nutrientes con extrema facilidad como os comento siempre.
Como sabéis hago dos aportaciones muy, muy generosas de estiércol curado a todo el suelo de todas las plantaciones. Ello me permite nutrirlo, que sea más mullido, que se oxigene mejor, aportarle vida, materia orgánica y posibilitar el crecimiento de microorganismos que a su vez ponen los nutrientes del suelo a disposición de las raíces de las plantas...digamos que no permito que mi suelo se empobrezca y muera la vida que hay en él si no lo contrario.
Pero como todos sabemos, el estiércol y el compost no son ricos en macronutrientes y los que tiene son muy variables dependiendo del tipo de estiércol o de compost, de los elementos que lo componen y del estado de madurez en el que se aplica. Es más el beneficio que aporta al suelo en cuanto a su estructura por la materia orgánica que se deposita en él.
Lo repito, la parcela al llegar yo aquí tenía un suelo literalmente muerto, desnutrido, falto absoluto de riego o aportaciones de fertilizante alguno y cargado hasta las trancas de herbicidas. Transformar este suelo me llevará años. No importa, yo tengo paciencia y ganas de trabajar!! Seguramente dentro de unos años prescinda de la aplicación de abono químico que hago a los arbustos al inicio de la temporada pero de momento, creo que debo tener la seguridad de que el suelo tiene NPK suficientes para que las plantaciones crezcan con salud.
Una estructura de suelo saludable y un pH correcto es tan importante como la aplicación de fertilizantes a la hora de prevenir deficiencias nutricionales y a la larga de enfermedades y plagas en las rosas.
El uso de fertilizantes orgánicos mejora la estructura del suelo cosa que no hacen los químicos. Los gusanos y microorganisos beneficiosos precisan de algún tipo de material orgánico para nutrirse y mantenerse sanos y para ello es necesario hacer aportaciones constantes de enmiendas y de abonos orgánicos.
Los abonos orgánicos no solo nutren los rosales, también nutren el suelo, lo mejoran, aportan materia orgánica y modifican su estructura. Y ello porque en sí mismos constituyen materia orgánica. Sustancias absolutamente necesarias para que el suelo permanezca vivo, lleno de microorganismos que facilitarán que los rosales puedan disponer de los nutrientes presentes en el suelo muchas veces pero en condiciones que no les permiten absorberlos.
El aporte puntual y comedido de los abonos químicos no es que sea radicalmente negativo pero pretender cultivar de forma saludable los rosales en un suelo sin nutrir orgánicamente nunca, sin aportarle materia orgánica ni nutrientes para la microfauna… es bastante complicado!! El uso exclusivo y constante de este tipo de fertilizantes provoca que  a la larga se pierda la materia orgánica y que decrezcan los organismos vivos tan importantes para construir un suelo de calidad. En este proceso el suelo va perdiendo su capacidad para retener el agua y al aplicar estos fertilizantes químicos cada vez más cantidad se lixiviará filtrándose a través del suelo hacia las capas profundas dónde las raíces del rosal ya no tendrán acceso a ellos.
Lo que vengo a decir es que abono químico sí, siempre que en paralelo se cuide el suelo con aportaciones que lo enriquezcan, que favorezcan la vida que hay en él y siempre que el tema no se limite a fertilizar las plantas aportando nutrientes para ellas pero dejando el suelo empobrecido.
Sé que son comentarios que muchos de los que escribimos un blog repetimos hasta la saciedad pero creo que hay que hacerlo. Que nos concienciemos de la importancia de respetar el suelo de nuestro jardín ya no es solo importante para nuestras plantas particulares, es importante para la naturaleza que nos rodea y que rodea a nuestros vecinos.
Retomo y me ciño ahora al té del que empecé a hablar! Como os decía, un "empujoncito" a estas alturas de la temporada les va a venir de perlas a nuestras rosas!! Si algo tiene de ventajoso los abonos orgánicos es que es prácticamente imposible pasarnos con ellos y llegar a quemar un rosal porque son extremadamente suaves y poco concentrados. Así que no hay miedo de usarlos.
En la Red encontraréis varias recetas para hacer este tipo de té. Unas tiene más de esto y otras más de lo otro. No se pretende un fertilizante con proporciones de NPK exactas como tenemos con un fertilizante químico. Los té podemos hacerlos de infinidad de materiales. Desde tés de compost, a té de ortigas, de diversos abonos orgánicos, etc. Cada uno tendrá unos beneficios. Lo importante es que vayamos experimentando como le sienta a nuestros rosales.
De todos modos si alguno de vosotros tiene curiosidad por saber la receta que yo he elaborado, la pongo a vuestra disposición en la parte final de este artículo.
Después de buscar información y de hablar por facebook con algún amigo jardinero de los foros de aficionados a las rosas en los que participo y preguntarles por su experiencia, muchos me han reconocido que incluyen estos té como parte de su programa de fertilización. Eso sí,  cada uno de ellos vino a decirme que elaboraba la "receta" con más o menos cantidad de algunos elementos e incluso más de uno no usaba algunos de los ingredientes y otros incluían alguno que yo no he usado finalmente.
Como yo tiendo a ser bastante curiosa y no me gusta aplicar a mis rosales nada sin saber, al menos de forma aproximada, qué es lo que estoy poniendo, decidí elaborar mi propia receta aumentando o disminuyendo la cantidad de cada ingrediente en función de los nutrientes que aportaban y del resultado final que yo pretendía.
No tiene mayor importancia ni se busca como digo, exactitud en las cantidades. El que haya hecho esta tabla en la que he ido anotando cantidades y porcentajes, se debe menos a que sea necesario hacerlo cuando se elabora un té que a mi forma particular de ser jejejeje :P
Lo que sí quería era una mezcla que tuviera más sodio y potasio que nitrógeno porque ahora, lo que precisan nuestros rosales no es tanto crecer como producir floraciones abundantes. Y por supuesto que enriqueciera mi suelo con nutrientes secundarios, micronutrientes y otros elementos que aunque en ínfimas cantidades, son precisos.
De todos modos como os digo, un té puede hacerse con muchos otros elementos si no disponéis de algunos de los que veáis en cualquier receta. Sí aconsejaría a quienes os decidáis a aportarlo que busquéis información sobre qué nutriente aporta y en qué cantidad cada ingrediente que incorporéis al té. Así tendréis una idea por lo menos aproximada de si es equilibrado o no y de si incorpora el nutriente preciso para este momento el año.
La elaboración no puede ser más sencilla. 
Una vez decidido con qué vamos a "cocinar" nuestro té y saber las proporciones que de cada ingrediente vamos a incorporar, no tenemos más que pesar cada elemento y saber la proporción de agua que tenemos que añadir.
Al igual que los ingredientes que usemos y las cantidades, también puede ser un poco variable la proporción de agua en la que los diluyamos. Debería ser una mezcla que permita humedecer bien las raíces del rosal. Lo ideal sería que cada rosal recibiera unos 4 litros de té. Dependerá, claro está, del tamaño del rosal y del tiempo que lleven plantados. Un rambler de varios años, debería recibir más cantidad aún para empapar bien sus raíces. Un pequeño rosal arbustivos que sea jovencito, tendrá bastante con algo menos de esta cantidad.
Yo he calculado a cuatro litros por rosal. Los más grandes por los más pequeños. Si sobra algo podemos siempre aplicarlo a cualquier otro arbusto que veamos algo necesitado.
No he querido abonar los rugosas porque lo hago únicamente con las dos aportaciones anuales de estiércol. Así que si resto estos cinco debía hacer para 107 rosales, es decir, algo más de 400 litros.
Está claro que si tenéis pocos rosales con un cubo de esos de jardín que venden en los chinos tendréis suficiente pero si cultiváis una cantidad grande de rosales, deberéis disponer de algunos cubos más dónde os quepan tantos litros de agua como preciséis.
Otro aspecto que me gustaría comentar para facilitar el trabajo es que creo que es mejor ubicar ya de entrada los cubos vacíos en distintas zonas del jardín. Es mucho más cómodo!! Si tenemos cerca de los rosales el té, nos ahorramos viajes.
Por cierto, que no os pase como a mí con el primer cubo, que lo puse en un terreno con inclinación y si me descuido se vierte un poco por arriba :D
Una vez pesados echarlos al fondo de los recipientes e incorporar el agua con la manguera a presión. De esta manera estaremos metiendo oxígeno a la mezcla lo que redundará en beneficio del crecimiento de microorganismos. 
Llenar el recipiente hasta arriba y remover bien el conjunto con un palo.
Tapar y dejar de dos a tres días. No más de cuatro. Conviene eso sí, remover cada día para que la mezcla de materiales no se deposite abajo y se disuelva en el agua lo más posible y que la mezcla tenga oxígeno.
Es mejor tapar los recipientes para evitar que entren insectos o que caigan hojas, pétalos o incluso algún animalillo curioso. 
Un té no es un fertilizante tóxicoAl contrario, incorpora muchos microorganismos que son muy beneficiosos para el suelo como venimos diciendo. A pesar de ello, debemos manipular siempre este tipo de sustancias con guantes y mascarilla.
Evitaremos respirar el polvillo que se produce en ocasiones al volcar ciertas sustancias en los recipientes.
Durante estos días la fermentación provocará que el líquido adquiera algo de temperatura. Es normal.
Pasado el tiempo de fermentación no tenemos más que ir tomando del recipiente la cantidad de litros por rosal que corresponda y aplicarlo sobre el suelo que rodea las raíces despacito, tratando de distribuirlo bien por toda la zona.


Es importantísimo que reguemos en profundidad antes de aplicar cualquier fertilizante, sea químico o sea orgánico. Facilitaremos así que la tierra húmeda absorba mucho mejor los nutrientes y no nos arriesgaremos a quemar nunca las raíces de los rosales.
No incluyo fotografías del riego previo a la aplicación del fertilizante porque en este caso concreto lleva dos días enteros lloviendo y el suelo está suficientemente empapado. Lo cual me ha venido de perlas!!
Este cazo tiene una capacidad de 2 litros así que un par de ellos a cada rosal de tamaño normalito, tres a los rambler y trepadores grandes y algo menos a los de reciente plantación.
Un poco más de agua después del té ayudará a que este fertilizante termine por distribuirse por todas la zona dónde crecen las raíces.
Este fertilizante suavecito será como un buen tónico para nuestras rosas. Sin duda ayudarán a suplir algún nutriente del que mi suelo ande deficitario.
Una cosa más! Comprobaréis que en la parte inferior del recipiente dónde elaboréis el té queda mucho material sin diluir del todo. No lo tiréis!! Podéis añadirle algo más de agua y distribuirlo por la base de otros arbustos que anden decaídos o incluso incorporarlo a las composteras.
Por último, los fertilizantes orgánicos elaborados de forma casera son biológicamente demasiado activos para poder guardarse para posteriores usos. Como os comentaba más arriba, deberemos usar el té en los tres días siguientes a su elaboración.
Por cierto, este tipo de tés pueden usarse tanto como abono líquido sobre el sustrato que rodea las raíces como en forma de abono foliar rociando directamente el té sobre las hojas del rosal.
Si queréis usar la mezcla como abono foliar metiendo los abonos en una bolsa de tela elástica de esas en las que vienen envueltos algunos jamones en la carnicería, el líquido resultante estará mucho más filtrado. No obstante, para aplicarlo con mochila, creo que si no se pasa a través de un tamiz muy fino fácilmente se obturará la boquilla. Además de que se diluyen mejor los ingredientes sueltos en el agua que metidos en la bolsa.


* * * * * 
Y ahora, si alguien tiene curiosidad por la receta que yo he elaborado, a continuación os pongo un cuadro con las cantidades y los ingredientes que he usado para este té. Pero de nuevo repito, un té podéis hacerlo con infinidad de abonos orgánicos.

* Estiércol en pellets
* Harina de huesos
* Algas en polvo
* Harina de pescado
* Sales de Epsom

Además he incorporado también

* Quelatos de hierro
* Vinagre de vino blanco

La mezcla de estos cinco elementos daría un fertilizante muy suave pero con los tres macronutrientes (NPK) presentes en ella. Con valores más altos en fósforo y potasio que en nitrógeno.
Pero además, algunos de los ingredientes, aportarían también nutrientes secundarios como calcio, magnesio y azufre.
En esta mezcla habría también en cantidades imposibles de cuantificar ácidos húmicos y micronutrientes como boro, manganeso, cobre y zinc.
Podéis ver que como parte de la receta he incluido además quelatos de hierro y vinagre de vino blanco. Y esto es por dos razones. Una porque observo que en algunos de mis rosales, en ocasiones, presentan algún signo de déficit de hierro y me veo obligada a hacer aportaciones de quelatos de vez en cuando.
La incorporación del vinagre es porque creo que los rosales se cultivan mejor en un suelo con cierta tendencia a la acidez, sin ser esta exagerada. Un poquillo de vinagre bajará siempre (aunque en un grado mínimo) el pH del suelo.
La segunda razón es un poco subjetiva. Me explico. Diría que los rosales en la gama de púrpuras, violetas... producen rosas en tonos más fríos, más azuladas, más tendiendo al violeta que al magenta, cuando crecen en terrenos algo más ácidos pero ya digo, como no he hecho pruebas rigurosas que me permitan afirmarlo con rotundidad, solo digo que quizás es una apreciación subjetiva. 
Debo decir que estos dos últimos ingredientes no los he considerado a la hora de las proporciones de nutrientes lógicamente dado que no añaden ni nitrógeno, ni fósforo ni potasio.
Las cantidades de abono que necesitaremos estará en función, lógicamente, del número de rosales que cultivemos. Yo he empleado el tiempo en hacer este cuadrito que en posteriores ocasiones me facilitará la labor al tener ya calculadas las cantidades. 
He pensado que podría facilitar las cosas a quienes se decidan a hacer un té incluir los datos para un número variable de plantas. Así podéis ver en el siguiente cuadro las cantidades que se precisarían para 1, 10 , 50, 100 y como es mi caso 107.
Y como con este tipo de fertilizantes no es preciso andar con exactitudes puede ser cómodo saber usar un mismo recipiente para medir todos, de manera que si sabemos lo que pesa el contenido de la misma taza llena de los distintos abonos, será mucho más rápido confeccionar la mezcla.

En fin, lo cierto es que no me ha costado mucho elaborar la mezcla. Remover un par o tres de veces al día...pues eso, mientras paseaba iba pasándome por los cubos alojados en distintos lugares del jardín y con el palo lo removía...
Lo más trabajoso ha sido ir echando los dos cazos por rosal pero al final decidí llenar una regadera grande y de ahí iba llenando los cazos.
Sí, es verdad que es más fácil echar un puñado de bolitas azules, pero éstas, aunque pondrán a disposición de vuestras rosas los nutrientes, no aportarán nada a vuestro suelo y tarde o temprano se empobrecerá. Será pan para hoy y hambre para mañana ;)
Que paséis un estupendo fin de semana, queridos lectores!!


* * * * * 
Son ya varios los artículos publicados en este blog que tratan de los fertilizantes en general y de los abonos orgánicos en particular. Pongo a vuestra disposición varios enlaces en los que se desarrollan estos aspectos y que estoy segura será del interés de algunos lectores no solo que cultiva rosales si no plantas en general.

Fertilizar o abonar nuestros rosales. Nociones generales.
Abonos orgánicos para los rosales vs. fertilizantes químicos
Receta (mezcla) casera de abonos naturales para aplicar "en seco" a los rosales tras la poda
Té de compost para los rosales. Un buen abono orgánico soluble
Algunos abonos orgánicos y enmiendas del suelo que podemos usar con nuestros rosales.
Abonado de los rosales con fertilizante orgánico a principios de verano después de la floración.
Cáscaras de huevo usadas como fertilizante para aportar calcio (Ca) a nuestros rosales


Abonado de los rosales con fertilizante orgánico a principios de verano después de la floración.

Llegó el verano y con él las altas temperaturas, la sequedad del aire, la elevación de la temperatura del suelo. La mayoría de las floraciones de nuestros rosales han terminado. Al menos las primeras. Los que son reflorecientes volverán a hacerlo cuando las temperaturas decrezcan de cara al otoño. Mientras, al menos en mi clima, entran en una especie de parada. Algo así como un letargo que les hace "esperar tiempos mejores". Aunque siguen brotando, no lo hacen con fuerza. Incluso los capullos que aún no se abrieron y que se produjeron ya durante este mes, no dan lugar a rosas del tamaño propio del rosal. Son rosas más pequeñas incluso algunas con menos pétalos las que llegan a producirse (si es que llegan en algunas variedades) durante esta estación estival.

Durante el pasado mes de mayo y buena parte de éste han dado todo de sí mismos. Han gastado ingentes cantidades de energía en producir floraciones espectaculares y en estos momentos sus reservas no están lo que se dice muy boyantes. Es el momento de darles una nueva dosis de alimento!! Para que puedan seguir creciendo algo durante este verano pero sobretodo para que cuando se acerque el fin de esta estación se encuentre con nutrientes suficientes para poder florecer de nuevo con rosas quizás no tan abundantes como en la primera floración pero indudablemente algunas con tonos mucho más profundos y hermosos.
Hay que reponer la energía gastada durante su primera floración y como ya os comenté en algunos artículos del inicio de esta estación yo decidí abonar mis rosales son fertilizantes orgánicos.
Hice una mezcla de ellos con la intención de componer una "receta" equilibrada. Que contuviera los principales nutrientes que precisan (A saber, nitrógeno, fósforo y potasio) pero también algunos otros que aunque aún siendo secundarios, también les son necesarios para crecer sanos y tener abundantes floraciones (Calcio, magnesio y azufre) E incluso tuve en cuenta muchos de los elementos traza (Boro, cloro, cobre, hierro, manganeso, zinc, etc) que si bien es cierto que son mínimas las cantidades que precisan nuestros rosales no por ello pueden vivir adecuadamente sin su presencia en el suelo.

Fue la primera vez que hacía esta mezcla y por tanto no tenía todas las garantías de que funcionara bien pero la cuestión es que no he observado daño alguno en las plantas y que la mayoría de mis rosales han florecido magníficamente esta primavera. Así que de momento no haré cambios en las proporciones ni en los elementos con los que compuse aquella mezcla. Por cierto, me ha cabido todo el abono en este cubo que compré en los chinos y que me resulta muy práctico de transportar en la carretilla de rosal en rosal.
En marzo tenía muchos rosales que se habían plantado a raíz desnuda durante el otoño/invierno anterior y que no habían florecido todavía en mi jardín. Es mejor esperar a que produzcan la primera floración para aportar este tipo de fertilizantes y mientras tanto abonarlos con fertilizantes líquidos como un té de compost.
Estos rosales ya han florecido de manera que esta vez he tenido que hacer mezcla para un número mayor de rosales. En concreto para unos 78. No he abonado con esta mezcla ni los rosales que tengo en maceta ni los que proceden de esquejes y que aún están chiquitos por haberlos plantado hace unas semanas.
Así pues, como la otra vez, he reunido todos los componentes de la receta, y he multiplicado la "dosis" correspondiente a un rosal por 78. En esta imagen podéis ver los elementos usados en la mezcla y los gramos de cada uno para este número de rosales. Me he vuelto a servir de la misma jarra que usé la otra vez y que tiene la capacidad aproximada para los fertilizantes que corresponden a un rosal.

Podéis leer si es de vuestro interés el artículo en el que colgué varias fotografías del proceso para aplicarlo al suelo. Pero vamos es sencillo: Retirar el acolchado y la capa generosa de compost que puse en marzo, regar un poco la zona, agregar el fertilizante bien distribuido alrededor de suelo dónde crecen las raíces del rosal, trabajarlo someramente mezclándome un poco con el suelo, volver a reponer la capa de compost y encima la de acolchado a base de corteza y proporcionar un riego bien profundo de nuevo.

Debo decir que si bien en marzo no aboné los varios rosales rugosas que cultivo, en esta ocasión he decidido aportar nutrientes. Mi suelo es bastante arenoso y se lixivia con facilidad. No tratándose de un suelo que contenga demasiada riqueza nutritiva creo que no le irá mal a estos rosales esta dosis de fertilizante después de haber florecido tan magníficamente como lo han hecho esta primavera. Me he cuidado eso sí, de regar muy, muy bien en profundidad tanto antes como después del abonado y de esparcir bien la dosis por toda la base del rosal. En todo caso he abonado este tipo de rosales ahora en el inicio del verano porque lo he hecho con abono orgánico. De haber abonado con químico no me hubiera atrevido. Son rosales con los que hay que tener mucho cuidado en este sentido. Yo llevaba ya dos años sin incorporarles lo que entendemos estrictamente por un fertilizante y lo único que he agregado al suelo ha sido buenas capas de estiércol y de compost. Me gustaría volver a advertir aquí del peligro de chamuscarse sus hojas que hay cuando se lees aplica fertilizantes foliares.

Aunque les he dado una dosis esta vez, es cierto que ha sido una dosis "escasita". Quiero decir que no he llenado la copa que usé como medida y que he aplicado algo más de la mitad por miedo a que no reaccionen bien.
Tras la aplicación del fertilizante y antes de volver a colocar el acolchado he eliminado cualquier mala hierba que he visto crecer próxima a los rosales y he repuesto la forma de algunos alcorques que durante estos últimos meses por el perro e incluso porque a veces piso dónde no debo, se han ido demejorando un poco. 
He renovado el material del acolchado. Veo que con el paso del tiempo los pequeños trozos de madera de los que se compone el acolchado es como si fueran desapareciendo porque como es lógico, esta materia orgánica poco a poco va compostándose y pasa a formar parte del suelo y lentamente va incorporándose al suelo con el trabajo de lombrices y microorganismos. Así que he añadido el material suficiente para formar una capa generosa que proteja el suelo de mis rosales de la erosión y sobretodo de las altas temperaturas del verano. De esta forma, a la vez, me ahorraré riego porque como sabemos el acolchado hace permanecer el suelo húmedo durante más tiempo al evitar en buena parte evaporaciones del agua de riego que se producirían en un suelo desnudo.
Creo que con estos cuidados y vigilando estrechamente la hidratación durante estos meses de altas temperaturas, mis rosales estarán preparados para volver a ofrecer preciosas rosas que harán mis delicias de nuevo cuando las temperaturas sean algo más tibias :)
* * * * * * *
Son ya varios los artículos publicados en este blog que tratan de los fertilizantes en general y de los abonos orgánicos en particular. Pongo a vuestra disposición varios enlaces en los que se desarrollan estos aspectos y que estoy segura será del interés de algunos lectores no solo que cultiva rosales si no plantas en general.
- Fertilizar o abonar nuestros rosales. Nociones generales. El artículo que trata la temática de forma más general y que puede dar una idea de conjunto para aquel que se acerca por primer vez a estos aspectos.
"Abonos orgánicos para los rosales vs. fertilizantes químicos" En este enlace podréis leer algunas de las ventajas e inconvenientes tanto de los fertilizantes químicos como de los orgánicos. interés para algunos de vosotros . Espero sea de vuestro interés.
- Algunos abonos orgánicos y enmiendas que podemos usar con nuestros rosales. Una mirada algo más de cerca sobre estos materiales orgánicos que ayudan a mejorar el suelo y aportan nutrientes.
- La importancia el pH en el suelo para las plantas que requieren suelos ácidos. Aunque es un artículo específico sobre el cultivo de acidófilas (Calas, hortensias, rododendros... las rosas precisan de cierta acidez en el suelo dónde crecen. Puede resultar de interés su lectura.
- La clorosis férrica y los quelatos de hierro.  Este artículo puede ser de interés para todo aquel que cultiva sus rosales en suelos con pH alto (alcalinos).
- Cómo rectificar el pH del suelo dónde crecen nuestras plantas. En ocasiones nos veremos obligados a rectificar el suelo de los rosales. Este artículo trata sobre las enmiendas y técnicas que podemos usar para lograrlo.
- Qué tipo de suelo es el de tu jardín? La prueba desedimentación y medición del pH. Comprobar el tipo de suelo y el pH. En este artículo se propone un método casero para estimar sin exactitud pero con aproximación el tipo de suelo de nuestro jardín. Igualmente hablamos del uso de tiras indicadoras para medir el pH que nos dará un resultado también aproximado del valor de acidez/alcalinidad del que goza nuestro suelo.
- Receta (Mezcla) casera de abonos orgánicos o naturales para aplicar "en seco" a los rosales tras la poda. En este artículo proponemos una receta que no pretende ser ni mejor ni peor que otras. Simplemente es la que de acuerdo al clima, al suelo de mi jardín y a su pH, elaboré al inicio de esta primavera y que apliqué a mis rosales tras la poda. Me ha dado magníficos resultados y no he visto inconveniente alguno como digo y por tanto he decidido aplicarla de nuevo ahora en el inicio del verano tras la primera floración. En este artículo explico como elaboré la mezcla y como la aplico al suelo.
- Té de compost para rosales. Un buen abono soluble. Es posible que tengáis rosales que aún no han florecido su primera vez. Rosales que están recién plantados o que se cultivan en contenedor. Incluso podéis estar en el caso de querer proporcionar a vuestros rosales una refrescante y nutritiva lluvia de fertilizante foliar. En este post mostré como elaboraba yo un té de compost que apliqué en forma de fertilizante líquido al suelo de los rosales recién plantados.
- Té de cáscara de plátano. Una buena forma de aportar potasio (K) a nuestras plantas. De cara a la floración y fructificación, es interesante hacer aportaciones de este elemento. Este té no solo vale para rosales si no para muchas de las plantas del huerto.

Tutorial: Pomazón, cojinete, guantelino, cojín o almohadilla de dorador. Cómo hacerlo paso a paso

Son muchos los nombres por los que se conoce (guantelino, cojinete, cojín de dorador...) aunque pomazón y almohadilla de dorador son los más...