La noche ha sido terrible. Lluvia que aunque no abundante ha caído sin cesar hasta la mañana, pero sobretodo fuertes ráfagas de viento que zarandeaban los árboles a su antojo.
Esta mañana lo primero que he hecho al levantarme ha sido recorrer el jardín para hacer una revisión de posibles daños. La lluvia puede ocasionar daños cuando es extremadamente fuerte, de hecho ya os mostré los destrozos que provocó la lluvia en mi jardín a primeros de julio, pero es el viento lo que más me sobrecoge. Una rama gruesa de un árbol desgajada por acción del viento puede ocasionar muchos daños en infraestructuras, tejados, vallas... de ahí que siempre me preocupe cuando está soplando con fuerza como anoche.
Nada, no ha habido consecuencias nocturnas graves. Solo esta rama de la mimosa que había en el huerto.
Tenía dos ramas de buen calibre, una ya estaba muerta desde el año pasado y esta segunda que el viento arrancó esta noche.
Tan pronto pueda cortaré la Acacia dealbata desde abajo sin dejar tocón alguno. Quitar las raíces no podré porque supondría levantar buena parte del suelo del huerto, mover las dos composteras, quitar el bancal más próximo.... y la verdad, no voy a hacerlo ahora.
Las mimosas son árboles poco longevos y yo tengo claro que las mías, que llevan en este jardín más de treinta años, irán muriendo poco a poco no tardando demasiados años. Si soy sincera, son tantos los problemas que me originan que no siento demasiada pena por ellas, la verdad. Una menos que me da problemas!!