Tenemos unas magníficas condiciones para que nuestros rosales se vean infectados por una de las enfermedades fúngicas más conocidas, la producida por el hongo Sphaerotheca pannosa var. Rosae, es decir, para que padezcan lo que vulgarmente conocemos por oídio o polvo blanco.
No nos extenderemos aquí con información que ya incluimos con mucho detalle en artículos publicados en este blog hace tiempo. Quienes tengan interés en consultarlos, estos son los vínculos:
El hongo puede permanecer durante el invierno latente en tallos y yemas en nuestros rosales en diferentes estadios a la espera de que se produzcan las situaciones favorables para su desarrollo.
Nuestros rosales experimentan ahora un gran desarrollo de su vegetación. Y sabemos que es precisamente en este crecimiento nuevo dónde el oídio se reproduce con mayor facilidad.
Noches frescas y días cálidos (que son los que se pronostican para mi zona en unos días) con abundante lluvia provoca que la humedad que hay alrededor de los rosales no pueda evaporarse por completo a lo largo del día.
Repito que en este artículo no estoy interesada en volver a tratar en profundidad esta enfermedad, simplemente compartir con vosotros mi preocupación por las condiciones climáticas que estamos teniendo y tendremos en breve y recordar que, si vuestro jardín está en parecidas condiciones, puede ser necesario al menos plantearse si actuamos en este sentido o no.
Pero sí quiero recordar aquí lo que explicamos en aquel artículo sobre el escenario más favorable para que Sphaerotheca pannosa se desarrolle se da cuando se produce varias veces seguidas ciclos de noche/día con las siguientes características:
Pero sí quiero recordar aquí lo que explicamos en aquel artículo sobre el escenario más favorable para que Sphaerotheca pannosa se desarrolle se da cuando se produce varias veces seguidas ciclos de noche/día con las siguientes características:
* Noches en las que la humedad relativa es muy alta (90-99 %) o haya agua en superficie y a la vez la temperatura ronde los 15/16 %. Esta situación permite que los conidios se forme y germinen.
* Si a la vez, se produce de día una temperatura sobre los 26º y una humedad relativa entre 40/70 % la liberación de los conidios se verá favorecida.
Los estudios demuestran que tres son los factores que intervienen de forma muy directa y clara en el desarrollo y propagación del oídio:
* La temperatura es el factor más importante: Aunque sin ser tan rápido, el desarrollo puede producirse entre los 5 y los 35º. Pero cuando las hifas se desarrollan a mayor velocidad es entre los 20 y los 35º, es en este margen de temperaturas cuando las esporas germinan con mayor facilidad.
* Otro factor determinante, como hemos visto, para el desarrollo de Sphaerotheca pannosa son los niveles de humedad atmosférica: Noches con alta humedad relativa permite la constante producción de conidias que durante el día con temperaturas suaves y una humedad relativa no excesivamente alta maduran y se propagan.
* La presencia de agua libre sobre la vegetación. No olvidemos de otra parte que a pesar de que la humedad del ambiente no sea alta por motivo de la transpiración de las hojas su superficie puede llegar a niveles de humedad bastante altos lo que hace posible que germinen las esporas.
Aunque tendemos a pensar lo contrario, la lluvia en cambio (o la presencia de agua libre ) produce el lavado y arrastre hacia el suelo de las esporas dónde no son viables. Además de limpiar el aire de esporas también las limpia de las hojas. Igualmente el hecho de que haya agua sobre los órganos vegetales dificulta la germinación de las conidias y el crecimiento del micelio y por tanto a la larga en estas situaciones de agua libre se dificulta la dispersión de las esporas.
Cuando el tiempo es cálido y húmedo, el desarrollo de la enfermedad es rápido.
Sabemos que la gravedad con la que afecta el oídio en zonas geográficas muy secas y con mucha insolación es mucho menor. Por ejemplo, las zonas geográficas dónde se dan unos inviernos muy rigurosos y una fuerte insolación y sequedad ambiental el oídio se produce con menor virulencia. Madrid, dónde yo tengo mi jardín sería una zona que se ajustaría a estos parámetros con unas primaveras con días calurosos y una humedad ambienta muy baja.
Pero esta no es la situación que se está produciendo este año.
Conforme pasan algunos años ya en los que llevo cuidando mi jardín, me voy relajando. Creo que, como a los hijos, no hay que "sobreprotegerlos". Pienso (y de hecho he experimentado) que aunque algunos puedan tener algo de oídio en primavera, lo cierto es que la mayoría de ellos no lo contraen y si alguno lo hace, retirando escrupulosamente todo el material infectado, no regándolos mojando las hojas y cuidando bien de que la hidratación de las raíces sea la correcta... lo cierto es que en cuanto llegan las altas temperaturas del final de la primavera, la enfermedad remite.
De manera que llevo dos temporadas que no aplico preventivos contra esta enfermedad. Aplicar a ciento y pico rosales un tratamiento cuando en realidad son nueve o diez los más tendentes a enfermar, parece algo absurdo. No? Máxime cuando en mi zona climática no es precisamente prevalente esta enfermedad.
Pero esta temporada, debido precisamente a la situación excepcional tan favorecedora, he decidido actuar preventivamente en los rosales que son más propensos y dentro de ellos los que llegan a infecciones más graves. El resto, se las apañarán como estos dos últimos años, si alguno se contagia, es cuestión de actuar para que los demás rosales no se vean afectados y los enfermos ya, no vayan a peor:
Vigilar a diario el estado de las hojas y capullos y retirar cualquier parte que veamos con síntomas de estar contagiado llevando buen cuidado de recoger todo este material en una bolsa para quemarlo o deshacernos de él es imprescindible.
Igualmente deberemos recordar que un rosal mal hidratado es más propenso a contagiarse. Pero a la hora de regar hay que hacerlo correctamente. No deberíamos mojar el follaje y sí aplicar riegos bien profundos y prolongados sobre el suelo del rosal en lugar de frecuentes y ligeros riegos.
Si nos decidimos a actuar de forma preventiva, aconsejaría que antes de decidir el día consultáramos la página de Aemet para consultar el pronóstico del tiempo. Evidentemente en día de lluvia o cuando ha previsiones de que 24 horas va a llover, es absurdo tomarse el trabajo de hacerlo. Es preferible que haya unos días por delante en que no se esperan lluvias y lo idóneo es saber si en una semana desde el día que hagamos el tratamiento no lloverá.
Igualmente no deberemos hacer tratamientos en días con temperaturas de más de 25/28º ni en las horas centrales del día cuando hace más calor.
Recordemos pulverizar a conciencia no solo el haz si no también el envés de las hojas.
Digo esto porque las indicaciones del fabricante suele aconsejar hacer tres aplicaciones separadas 7/8 días. No todas las marcas, también es verdad.
Cuando hablamos de mantener condiciones de máxima higiene no solamente nos referimos a no tocar un rosal sano tras haber retirado material vegetal contagiado de otro, o no tirar las hojas enfermas al suelo o incorporarlas a la pila de compost.
Nos referimos también a mantener una limpieza escrupulosa de todo el material de jardinería. Podadoras, tijeras, guantes... y por supuesto la mochila.
Preparé solamente 5 litros de tratamiento. Para tratar todos los rosales tendría que llenar varios mochilas e las granes. Así que menudo alivio! Qué bien, no tener que ir con la mochila de 16 litros a cuesta de rosal en rosal por todo el jardín. Con este líquido he tenido bastante para los ocho o diez que finalmente he tratado.
Cuando pulverizamos la boquilla muchas veces toca las hojas, si hubiera un mínimo contagio ya, la boquilla podría ser transmisora a otros rosales de la enfermedad.
Por tanto, un vez terminado el tratamiento conviene limpiar bien con agua y jabón el interior del pulverizador o mochila pero también desmontar todo el mecanismo y limpiar las piezas y boquillas con agua y jabón primero, restregando por ejemplo con un cepillo viejo y luego sumergiéndolas en alcohol.
Pero esta no es la situación que se está produciendo este año.
Conforme pasan algunos años ya en los que llevo cuidando mi jardín, me voy relajando. Creo que, como a los hijos, no hay que "sobreprotegerlos". Pienso (y de hecho he experimentado) que aunque algunos puedan tener algo de oídio en primavera, lo cierto es que la mayoría de ellos no lo contraen y si alguno lo hace, retirando escrupulosamente todo el material infectado, no regándolos mojando las hojas y cuidando bien de que la hidratación de las raíces sea la correcta... lo cierto es que en cuanto llegan las altas temperaturas del final de la primavera, la enfermedad remite.
De manera que llevo dos temporadas que no aplico preventivos contra esta enfermedad. Aplicar a ciento y pico rosales un tratamiento cuando en realidad son nueve o diez los más tendentes a enfermar, parece algo absurdo. No? Máxime cuando en mi zona climática no es precisamente prevalente esta enfermedad.
Pero esta temporada, debido precisamente a la situación excepcional tan favorecedora, he decidido actuar preventivamente en los rosales que son más propensos y dentro de ellos los que llegan a infecciones más graves. El resto, se las apañarán como estos dos últimos años, si alguno se contagia, es cuestión de actuar para que los demás rosales no se vean afectados y los enfermos ya, no vayan a peor:
Vigilar a diario el estado de las hojas y capullos y retirar cualquier parte que veamos con síntomas de estar contagiado llevando buen cuidado de recoger todo este material en una bolsa para quemarlo o deshacernos de él es imprescindible.
Igualmente deberemos recordar que un rosal mal hidratado es más propenso a contagiarse. Pero a la hora de regar hay que hacerlo correctamente. No deberíamos mojar el follaje y sí aplicar riegos bien profundos y prolongados sobre el suelo del rosal en lugar de frecuentes y ligeros riegos.
Si nos decidimos a actuar de forma preventiva, aconsejaría que antes de decidir el día consultáramos la página de Aemet para consultar el pronóstico del tiempo. Evidentemente en día de lluvia o cuando ha previsiones de que 24 horas va a llover, es absurdo tomarse el trabajo de hacerlo. Es preferible que haya unos días por delante en que no se esperan lluvias y lo idóneo es saber si en una semana desde el día que hagamos el tratamiento no lloverá.
Igualmente no deberemos hacer tratamientos en días con temperaturas de más de 25/28º ni en las horas centrales del día cuando hace más calor.
Recordemos pulverizar a conciencia no solo el haz si no también el envés de las hojas.
Digo esto porque las indicaciones del fabricante suele aconsejar hacer tres aplicaciones separadas 7/8 días. No todas las marcas, también es verdad.
Cuando hablamos de mantener condiciones de máxima higiene no solamente nos referimos a no tocar un rosal sano tras haber retirado material vegetal contagiado de otro, o no tirar las hojas enfermas al suelo o incorporarlas a la pila de compost.
Nos referimos también a mantener una limpieza escrupulosa de todo el material de jardinería. Podadoras, tijeras, guantes... y por supuesto la mochila.
Preparé solamente 5 litros de tratamiento. Para tratar todos los rosales tendría que llenar varios mochilas e las granes. Así que menudo alivio! Qué bien, no tener que ir con la mochila de 16 litros a cuesta de rosal en rosal por todo el jardín. Con este líquido he tenido bastante para los ocho o diez que finalmente he tratado.
Cuando pulverizamos la boquilla muchas veces toca las hojas, si hubiera un mínimo contagio ya, la boquilla podría ser transmisora a otros rosales de la enfermedad.
Por tanto, un vez terminado el tratamiento conviene limpiar bien con agua y jabón el interior del pulverizador o mochila pero también desmontar todo el mecanismo y limpiar las piezas y boquillas con agua y jabón primero, restregando por ejemplo con un cepillo viejo y luego sumergiéndolas en alcohol.