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Semilleros de flores que atraigan insectos para favorecer la polinización de las hortalizas

Como os comentaba en el artículo anterior en el que os mostré como hice la mezcla de sustratos para mis primeros semilleros siguiendo las instrucciones del vídeo de "La Huertina de Toni", decidí empezar por uno de flores. No sé qué me hizo pensar que quizás las semillas de hortalizas requerían de algún detalle o información que desconociera y pensé que mejor preguntar primero a Pilar para no hacer mal las cosas.

Elegí de entre las semillas que tenía diez de flores muy vistosas. Son vivaces y alguna anual, la mayoría de gran colorido y muchas de ellas las he puesto a germinar con la idea de introducirlas en la huerta para atraer insectos y así indirectamente además de embellecerla, me ayudarán en la polinización de las flores de las hortalizas.
La verdad es que me he pasado una tarde estupenda haciéndolos. En la casita de madera hacía una temperatura muy agradable y me ha resultado muy cómodo hacerlos al poder estar sentada y tener todo lo que precisaba de forma muy accesible.

Ayer ya hice la mezcla de sustratos con los que hoy llené los alvéolos de las bandejas de poliestireno así que todo resultó menos engorroso.
Estas semillas las compré en invierno en el fondo como hago siempre, con el deseo de acordarme de sembrarlas y de que si llega el caso, tener la disciplina de cuidar de las siembras. Pero muchas veces me ha pasado, he comprado algún sobre y luego he tardado tanto en usarlas que cuando me he puesto a ello habían caducado. por fin esta vez al menos va a ser distinto!! :-) veremos el resultado...
Seleccioné las semillas que quería comprobando su fecha de caducidad. Es un dato muy a tener en cuenta ya que si lo sobrepasamos nos arriesgamos a que le poder germinativo de las mismas sea nulo o decrezca.
La casi totalidad de las diez variedades que elegí tienen semillas bastante gruesas (Salvo los alhelíes, las espuelas y las Nigelias) lo que facilita bastante las cosas.
Lo que precisaba lo tenia en la casita salvo las semillas que guardo en una caja hermética que dejo en un armario cerrado en un mueble de casa porque la casita se calienta bastante en verano en las horas centrales del día y es preferible que las semillas estén en un lugar fresco, seco y oscuro.

Lo primero que hice fue rellenar los alvéolos de las bandejas de plantación con  la mezcla de sustratos que hice ayer y presioné muy ligeramente pero sin apretar mucho ya que por lo visto necesitamos que el medio dónde han de germinar las semillas no esté compactado si no lo contrario para facilitar el crecimiento de las diminutas raicillas.



Regué luego las bandejas a conciencia con una regadera casera hecha con una botella de agua a cuyo tapón le practiqué bastantes pequeños orificios con una aguja de ganchillo puesta a calentar al fuego.

Una regadera normal emite chorros de agua demasiado gruesos que podrían hacer moverse las semillas que están casi en la superficie del sustrato. Ésta en cambio echa finos chorros de agua que no tienen fuerza para alterar la superficie del sustrato.


Mientras esperaba a que el sustrato drenara y perdiera el agua sobrante preparé las semillas.

Antes de abrir los sobres escribí el nombre de las variedades en las etiquetas de madera con un rotular. La siguiente vez que lo haga escribiré con un bolígrafo porque he visto que la humedad hace que se corra un poco la tinta del rotulador.


Por lo que se ve hay que revisar bien las semillas antes de ponerlas en tierra. Si hay alguna con aspecto raro o de color distinto o que esté seca o estropeada, hay que desecharlas.

Una vez tuve la tierra de las bandejas habían soltado el agua sobrante del riego fui poniendo tres o cuatro semillas de cada variedad en los alvéolos.

Para no cometer ningún error de identificación fui poniendo una etiqueta con el nombre de la variedad en el primer alvéolos en la dirección a la fila de alvéolos correspondientes.

La mayoría fue fácil depositar tan poca cantidad porque eran grandes pero la verdad es que fue inevitable que cayeran más de la cuenta cuando tocó el turno de las semillas de pequeño tamaño.
De todos modos da igual, si germinan más de la cuenta, con tirar de los brotecitos que sobren, asunto resuelto.
A continuación cubrí las semillas con una fina capa de la mezcla de sustratos y muy, muy levemente presioné un poco con los dedos.
Un nuevo y muy ligero riego con la regadera/botella y el trabajo había terminado.
He de reconocer que me ha resultado hasta divertido hacer estos semilleros!! He tardado un poco porque no tengo costumbre de hacerlos pero bueno, me lo he tomado como un pasatiempo para esta tarde.
No cuento de momento con un germinador que facilite la germinación de las semillas así que hasta que broten he decidido poner las bandejas frente a la ventana que está orientada al sur y recibe muchísima luz y sol. 

Es el lugar más adecuado que he encontrado. Las ventanas de casa no me parecían lugares prácticos y la única que hubiera sido posible usar hubiera sido la de la cocina y la verdad, creo que me hubiera resultado bastante incómodo tener un mueble sobre el que poner las bandejas en medio mientras cocino.
Seguramente cuando germinen saque las bandejas y las ponga sobre un murete de bloques que tengo en el jardín trasero y que está orientado al sur por lo que reciben la mayor cantidad de sol (y por tanto de calor) posible.

Pilar me ha aconsejado, yo creo que acertadamente, que lo cubra con plástico transparente y bastante gruesecito que permita el paso de toda la luz pero que proteja los planteles del frío de la noche y que durante el día posibilite que reciban algún grado más de temperatura.
Evidentemente habrá que cuidar con celo la hidratación y no permitir que en ningún momento se seque el sustrato.
En fin, de momento ahí, frente a la ventana las deje. Ahora estaré como una niña chica yendo y viniendo a ver si brota alguna ajjajaja
Aún tardarán unos días en hacerlo, incluso algunas semanas según qué variedades. Veis por lo que digo que mi naturaleza impaciente dificulta las cosas? :-)

Qué impaciencia la del almendro...y qué ceguera la mía!!

Hace un frío que pela, incluso ha nevado durante el día a ratos aunque la nieve no ha llegado a cuajar porque el suelo del jardín está empapado de agua. Pero a él no le importa. Apenas hace unos días estaba en flor. Una floración efímera como la de la mayoría de frutales pero que tienen para los jardineros un mucho de festivo porque nos anuncian que están próximas a venir mejores temperaturas y el jardín comenzará a salir de su relativo letargo. Relativo, sí, porque dormido del todo jamás está.

El viento en el jardín. Efectos en las plantas y sistemas para proteger el jardín de él.

Llevamos unos días en los que el viento sopla con intensidad. Hemos llegado a superar los 40 km por hora en mi zona.

Los sonidos que se producen en el jardín en estas condiciones me impresionan. Mi jardín como sabéis tiene grandes enebros cuyas copas están formadas por ramas de una gran flexibilidad. El sonido que producen al moverse es perturbador. La madera de los troncos cruje y una teme que llegue a romperse alguna rama. Pero es bajo los dos grandes pinos dónde más impresionante es el sonido cuando el viento llega a estas velocidades. La pinaza cae por todas partes y ves como llegan al suelo pequeñas ramas rotas y piñas que se desprenden de las copas. 

Es un ruido tan fuerte el de la madera al doblarse mientras el viento se abre paso entre las ramas soplando con fuerza!! Las copas de los árboles bailan enloquecidas al son que tocan rachas cuya furia castiga sin piedad la vegetación, el suelo, las instalaciones y hasta hace huir a los pobres pájaros.

Lo cierto es que me da cierto miedo permanecer mucho tiempo bajo sus copas. Siempre pienso que puede desprenderse una gran rama y me recojo en casa. No es la primera vez que su fuerza llega a romper grandes ramas de algunos árboles.
 
Pero ni desde dentro de casa se deja de escuchar la gran orquesta que está sonando en el jardín. Son muchos árboles moviéndose al unísono y ello produce un sonido que llega a inquietarme. Por unos segundos parece que ya está, que todo acabó y que llegó la calma. Sabes que no, que de un momento a otro el silencio que se establece se romperá.
Y así es, de repente todo comienza de nuevo. De nuevo se oyen los silbidos que suben de intensidad y todo el aire se llena con mil ruidos, mil crujidos... el azote del viento que parece enfurecido golpea árboles y arbustos y se lleva consigo el agua del suelo y de las hojas. Y sube, y sube la intensidad de todo, tanto que parece que algo va a ocurrir. Ves los remolinos de hojas elevarse del suelo o recorrer gran distancia y algunas en grupo, terminan agazapadas bajo las ramas más bajas de algunos arbustos; muchos árboles "dóciles" se doblegan ante su fuerza tumbando sus copas hacia el suelo en una dirección y al segundo siguiente en dirección contraria y otros aguantan a duras penas su envites con más altivez, sin tanta flexibilidad, como las encinas, pero produciendo en la resistencia lo que parecen quejidos. Silbidos entre las ramas; el rechinar de los portones te hace pensar que menos mal que eres previsora e hiciste buenos huecos con hormigón armado para sostenerlos; ves los arbustos aún jóvenes doblarse más y más y te preguntas si sus ramas aguantarán la presión. La antena de la televisión se mueve peligrosamente sobre el tejado y el aleteo del faldón de los toldos de algunas casas cercanas llega hasta ti y piensas que seguramente llegarán a rasgarse. Por crujir, cruje hasta las piezas de los canalones. 
Los almendros y algunos prunus con una floración que lleva un año esperando producirse se esfuma en unos minutos y el suelo a sus pies en poco rato se inunda de pétalos blancos; pequeñas ramillas con flores de mimosas salpican los caminos y los arriates.

Desesperada miras los rosales y compruebas como sus hojas tiernas, recién brotadas, empiezan a erosionarse y se rasgan con sus propias espinas al moverse enloquecidas en los mil vaivenes que provoca ese látigo invisible que es el viento.

Los nuevos brotes están demasiado tiernos para aguantar la fuerza del viento y llegan a romperse algunas de sus ramas.

Todo envuelto en sonido, un sonido que casi ensordece y ni tu propio transitar por el jardín escuchas. Un sonido que yo no calificaría de música porque esta la asocio con algo que me da paz y el viento tan fuerte no me la da, al contrario, me inquieta, me perturba. Parece un mar bravo con olas invisibles pero tan fiero y tan fuerte como aquel. No estoy segura de si me gusta o mejor, me gustaría más si no fuera por la sensación de pequeñez que siento en el jardín cuando todo esto ocurre y me hace consciente de que ante la fuerza de la Naturaleza poco se puede hacer. Por una vez mis odiadas arizónicas siento que me protegen. Que protegen el jardín y que de no tener en dos de sus laterales esa gran frontera que criba al enemigo, el jardín estaría mucho más desprotegido. Son barreras que frenan pero no evitan porque un viento con poderío no hay quien lo pare del todo. Si acaso hacerle perder fuerza...
Temo por la integridad de todo, de árboles, de los arcos de madera, hasta de las tejas del tejado.. y te dices que no, que nada de poner arquitos de tres al cuarto de esos que venden para jardines de juguete. Lo que se pone en el jardín tiene que estar sólidamente anclado si no quieres verlo desaparecer y terminar a cincuenta metros cuesta abajo empotrado contra cualquier cosa. En días así tienes claro que lo que se instala en un jardín grande tiene que ser fuerte y estar preparado para estas situaciones.
Sí, me da cierto miedo. Veo como las copas de los enebros son movidas a su antojo por las rachas de viento y la fuerza de la Naturaleza siempre me parece imponente y ante ella tengo claro que llevo las de perder. No. No me gusta el viento fuerte. Me sobrecoge...
En días como estos al mirar sufro porque soy consciente de la erosión que, cuando adquiere tan altas velocidades, el viento está produciendo sobre el suelo y sobre las plantas. No niego la belleza que tiene su poder y el movimiento que establece en un jardín pero cuando asisto a su presencia no puedo quitarme de la cabeza el daño que está produciendo en el jardín. Quizás por eso no me abandono a su contemplación con placer y sólo puedo pensar en los perjuicios que está originando.
Al remover y producirse la mezcla de las capas de aire da lugar a que se produzca una disminución en los gradientes de la humedad, la concentración de CO2 y la temperatura que hay entre la capa de aire más cercana a las plantaciones y las capas más alejadas. Esto afecta directamente sobre el suministro de CO2, la distribución de las temperaturas y la transpiración.
Indudablemente el viento, cuando es suave, produce efectos positivos sobre el jardínPor ejemplo baja las temperaturas y ésto, en jardines como el mío, tórridos en verano, no cabe duda de que refresca las plantaciones y el sufrimiento de las plantas es menor.
En invierno, si hace viento, las heladas de irradiación es más difícil que se produzcan ya que mezcla las capas superiores de aire que son más cálidas con las inferiores que están a más bajas temperaturas.
No podemos olvidar igualmente que el transporte de polen se hace imprescindible para muchas especies (anemófilas) y que sin él no sería posible su polinizacion.
En algunas ocasiones concretas, como cuando se produce una gran humedad, un viento suave posterior, al desecar las superficies vegetales y por tanto provocando unas condiciones desfavorables, puede impedir o al menos disminuir la germinación de algunas esporas e incluso pueden erradicar algunas plagas de insectos al impedir su vuelo.
Pero lo cierto es que son más los efectos negativos que los positivos cuando el viento sopla con fuerza. Claro, todo depende de su velocidad. Y sus efectos negativos sobre el jardín están en proporción directa a ella. Son muchos los daños que puede producir en nuestro espacio verde.
Los más evidentes son los daños de tipo mecánico. Frutos y hojas heridas hasta caída de los mismos si aumenta su intensidad pudiendo provocar incluso la rotura de grandes ramas.
Esto en árboles y plantaciones leñosas, en herbáceas puede dar lugar al encamado de sus tallos al tumbarse sobre el suelo produciendo dobleces en ellos de las que no siempre se recuperan.
El aumento de la evapotranspiración es otro efecto que puede llegar a ser muy negativo. Las capas de aire que tocan las hojas suelen tener mayor humedad pero el viento provoca que estén en constante movimiento y al mezclarse con las más secas que están más alejadas, provoca un aumento de la evapotranspiración con el estrés hídrico que ello supone para la planta.
De ahí que sea tan de suma importancia el mantener el terreno húmedo del jardín cuando se están produciendo fuertes vientos. Las plantas se ven obligadas a gastar más agua por el efecto del viento sobre las hojas y el suelo se ve afectado por una gran desecación producto de la evaporación del agua que contiene por efecto del viento.

Incluso llega a producir alteraciones morfológicas en plantas sometidas de forma más o menos constante al viento. Más en árboles que en plantas de menor altura porque el viento aumenta su velocidad según nos elevamos en la atmósfera y por tanto son los árboles los más afectados, siendo menos su influencia en plantas más a nivel del suelo. Fijémonos en la altura de árboles costeros, pocas veces son altos.
El viento además transporta pequeñas partículas del propio suelo que ejercer una tremenda abrasión sobre el follaje pudiendo llegar a causar graves daños en cortezas y sobretodo sobre los brotes tiernos de las plantas. En este caso, este fenómeno se da con mayor intensidad más al ras del suelo, menos en altura.
Pero además los perjuicios de unas horas de gran viento sobre los árboles en flor son graves. Máxime si se trata de frutales con las pérdidas económicas que ello ocasiones.
Además de la pérdida de flores (y por tanto de frutos en potencia), el viento deseca estilos y estigmas de las flores que permanecen en los árboles y actúa negativamente sobre la germinación por parte del polen dificultando a la vez la polinización entomófila (mediante insectos) ya que dificulta el vuelo de abejas y demás insectos.
Qué duda cabe que el viento ayuda a diseminar esporas y plagas y por tanto flaco favor hace al jardín cuando ello ocurre.
Pero además es que incluso pone las cosas difíciles al jardinero al impedirnos actuar contra estas enfermedades  y plagas. Todos sabemos que en días ventosos no podemos cargar la mochila a la espalda y que los tratamientos deberemos aplazarlos hasta que el viento se calme.
Pero el mayor daño que el viento produce en un jardín es la desecación de plantas y suelo
Los intercambios de agua entre la atmósfera y las hojas se hacen mediante unas pequeñas aberturas existentes sobre ellas, los estomas. El viento soplando sobre ellos provoca un aumento de la pérdida de agua al aumentar la transpiración.
De igual forma actúa sobre la primera capa del suelo. Precisamente son los primeros centímetros los más ricos en vida que se ve resecada mediante la acción del viento erosionándose y perdiendo humedad.
Como decimos, el riego y la protección del suelo mediante generosas capas de acolchado son el único paliativo que el jardinero podemos utilizar.
Pero además, el viento llega a tener consecuencias menos visibles sobre el jardín pero no por ella menos graves. Se trata del movimiento al se ven sometidas las raíces. El pan de tierra que rodea las raíces de las plantas llega a ceder obligado por el movimiento al que es sometido la planta. El arraigo de árboles y arbustos recién plantados puede ponerse en riesgo si el viento dura demasiado.
Una planta tambaleada de un lado a otro llega a resentirse en la base del tallo y crea con relación al suelo que lo circunda un espacio en el que se puede acumular el agua y llegar a congelarse si estamos en época de heladas.
De ahí que sea importante instalar tutores fuertes y bien anclados en el momento de la plantación. Serán un sistema para evitar de alguna manera el movimiento de las raíces y del suelo que las rodea evitando así roturas de pequeñas raicillas o que incluso lleguen a desarraigarse o tumbarse plantaciones recientes.

Y por supuesto una de las peores consecuencias que puede tener el viento en nuestro jardín es el llegar a tronchar ramas enteras de árboles cuando no tumbar el ejemplar completamente arrancando de cuajo sus raíces.
No quiero olvidar el mencionar la importancia que el viento tiene (o debería tener) en el diseño del jardín. Conocer nuestro jardín, saber de dónde soplan los vientos dominantes, establecer los puntos o las plantaciones más vulnerables a su acción, estableciendo setos y plantas que se interponga a modo de barreras entre el viento y el jardín menguando su fuerza, es de suma importancia.
Los setos (sean libres o formales podados  con formas geométricas) constituyen un elemento imprescindible en un jardín.
Como he dicho muchas veces odio mis arizónicas. Parece que me persiguen ajajjaja En el otro jardincillo que cuidaba también tenía como vecino a otro "amante" de estos monstruos a los que además de costarme mucho encontrarles belleza alguna es que para mí son una gran plaga. Y digo esto porque al lado de las arizónicas pocas son las plantas que pueden prosperar. Sus raíces inundan cualquier terreno en el que detecten agua y crecen dirigiéndose hacia la humedad rodeando las plantaciones dificultando, cuando no impidiendo, que las plantas tomen ni alimento ni agua del suelo
.
De haber estado en disposición económica habría eliminado las arizónicas de mi jardín. No todas porque hay un flanco que crecen en el jardín del vecino y lógicamente estas no podrán eliminarse sin su consentimiento pero sin duda las mías, tarde o temprano, desaparecerán del jardín.
Pero claro, no es tan fácil. Primero porque si talas a ras del suelo una arizónica como las mías que se han convertido en verdaderos árboles con troncos de un grosor muy importante, dejamos en el suelo todo el sistema radicular inundándolo. Lo cual deja invalidado el suelo adyacente para plantar nuevas especies.  
Así que no sólo hay que cortar la parte aérea de las arizónicas, hay también que extraer del terreno tocones y raíces y siendo así estamos hablando de contratar maquinaria porque si son muchos metros como en mi caso el trabajo a mano es impensable.
Pero además, suele haber otro problema con estas odiosas plantas. Y es el hecho de que cuando llevan muchos años plantadas demasiado cerca de muros y paredes, llegan a romper sus cimientos con lo que generalmente invalidan los muros del jardín sobre los que crecen provocando incluso no sólo su inclinación si no también la de mochetas sobre las que están instaladas las puertas de acceso. Ese es mi caso. El pequeño murete que separa mi jardín de la calle está completamente tumbado. Tanto que de no ser por las propias arizónicas, la valla metálica que se instaló sobre él, se habría caído.
Podéis entender fácilmente que estamos hablando de un trabajo que hay que pensar mucho antes de afrontarlo. Pero no únicamente porque sea costoso al conllevar tala, extracción de raíces y tocones y reconstrucción de todo el muro. Es que si se decide realizar ese proyecto hay que tener muy bien pensado con que se va a sustituir las arizónicas. Dejar todo un lateral de un jardín sin planta alguna en su frontera expuesto a los vientos dominantes, es dejarlo desprotegido.
Por eso el día que pueda y decida afrontar este trabajo tendrá que ser cuando tenga muy claro qué especies van a tomar el relevo de hacer de parapeto frente al viento (y para preservar mi intimidad, claro está, que también es un factor para mí muy importante). Porque desde luego no se me ocurrirá dejar el jardín desprotegido del viento.
En todo caso estudiar el espacio previamente al diseño del jardín resulta conveniente precisamente para que el proyecto incluya barreras protectoras convenientes  a la frecuencia, temperatura y velocidad con la que el viento haga presencia en nuestro jardín.
En la mayoría de jardines, la valla delimitadora de su perímetro, el muro o seto que lo bordea será suficiente protección. Pero si el jardín es pequeño quizás no haya espacio para un seto pero sí para una alambrada o valla cubierta de plantas que podría ser muy bien la solución.
La elección dependerá del espacio que dispongamos en el jardín. Un seto informar ocupa del orden de 2 metros a cada lado del jardín para desarrollarse convenientemente. Es quizás mucho espacio a restar de un jardín pequeño. Sin duda el gusto personal del jardinero determinará también la elección. Yo me decanto claramente por un seto informal en el estilo de mi jardín aunque me parecen precioso un seto de tejo o cedro en jardines con estilos más clásicos que el mío.


Por el contrario un seto formal (recortado) tiene la ventaja de ocupr menos espacio pero la contrapartida de que rara vez, al tenerse que podar varias veces al año a veces, llegan a florecer pero sin duda es un buen cortaviento.
En el caso de setos formales hay que recordar deben ser podados en su parte superior con una ligera pendiente para que así la nieve y el agua no se acumule en esta zona y llegue a aumentar tanto el peso que los deteriore.
He leído que un seto de dos metros hace decrecer la fuerza del viento en 10/20 veces su altura. Es decir, que un seto de esta altura nos disminuirá la fuerza con la que sopla el viento en los siguientes 20/40 metros de jardín situados por delante de él.
Y aquí deberíamos hacer una aclaración en el sentido contrario de lo que solemos creer: un muro sólido, impermeable al viento, no constituye la mejor protección contra el viento. Todo lo contrario!! Un muro sólido de piedra por ejemplo, puede provocar la creación de peligrosos remolinos y hace que todas las hojas y material de escombro vayan a acumularse a sus pies.
Lo más efectivo como protección contra los efectos del viento son los setos ya que no impiden del todo el paso del viento pero le resta velocidad, lo filtran e impiden que el aire helado entre en el jardín.  Los muros, si llegan a construirse no deberían ser del todo opacos, mejor con orificios que permitan pasar parte del viento mitigando en su velocidad. 
Las barreras más eficaces son las permeables en un 50% y que logran romper la fuerza con la que sopla el viento sin crear el problema de turbulencias y remolinos. 
Una celosía podría funcionar muy bien a estos efectos ya que deja pasar entre sus huecos una buena parte y sin duda será más improbable que el viento llegue a tumbarla si la comparamos con una valla sin espacios entre sus tableros. 
Pero la protección no se limita únicamente a los setos en las zonas periféricas del jardín. Especialmente en jardines grandes, la instalación de otros elementos protectores puede hacerse precisa para resguardar ciertos rincones como por ejemplo las zonas de reunión familiares o determinados rincones que estén especialmente expuestos al viento.
En esos casos la creación de pantallas vegetales, muretes, muros secos de más o menos altura, pérgolas o vallas en la zona interna del jardín pueden resultar además de muy útiles como protectoras, constituir elementos que lo hagan más hermosos aún.
Y por último, quisiera hablar de otro aspecto que también es preventivo contra el viento. Se trata del estudio de las ubicaciones que damos a las plantas. Esto requiere, claro, conocer bien el jardín. Saber dónde sopla más o menos el viento, qué zonas son más o menos frías y más o menos expuestas. De ello dependerá muchas veces la resistencia de una planta en nuestro jardín.
En ocasiones observo por la mañana muy temprano mi jardín y compruebo  que tiene zonas radicalmente distintas, tan distintas que disfrutan de temperaturas que varían en varios grados y cuyas condicione de cultivo varían considerablemente de unas a otras. 
La zona frente a la casa, exenta de arbolado y muy amplia, es de las más expuestas. Es lógico, se trata de la parte más alta del jardín y aunque afortunadamente cuenta con las arizónicas que lo protegen un poco, tiene demasiada amplitud para no verse resentido. En invierno, cuando las sombras de las arizonicas proyectan sus sombras sobre esta zona, las heladas persisten en el suelo buena parte del día.

 
Igual o peor porque el aire frío se acumula en la parte baja del centro del jardín. Allí la hierba está crujiente en ocasiones todo el día. 
Sin embargo, en el jardín secreto bajo por dos enormes pinos la vegetación que cubre los arriates y que rodean los bancos de piedra crecen mucho menos perturbadas por el viento y el frío. Aunque en días como estos en los que excepcionalmente sopla del este lógicamente se ve afectado.



; la zona de los setos, especialmente el seto norte, soleado y protegido por encinas, olmos y almendros y resguardado del viento del oeste por la caseta de madera, rara vez se ve cubierto el acolchado por el hielo.


El jardín trasero es un embudo para el viento. Es un espacio largo y estrecho entre la valla cubierta de hiedra que es la divisoria con la parcela de al lado y la fachada de la casa. Casi siempre sopla el viento del oeste y se adentra tomando fuerza recorriendo todo su largo paralelo a la fachada de la casa. 


De hecho por esta razón, para proteger un poco esta zona del jardín ubicamos allí un portón de madera con dos celosías a ambos lados cortando el espacio. Cuando crezca la vegetación la fuerza del viento bajará y la zona será más agradable de recorrer.

En realidad, deberíamos tener más presente en qué zonas del jardín plantamos nuestras plantas y no sólo hacerlo por factores estéticos. Una planta no demasiado resistente a las heladas soportará algo mejor el frío si está orientada hacia el oeste. Plantarla hacia el este hace que los rayos de la primera hora de la mañana la descongele demasiado deprisa aumentando con ello el riesgo de daños.
Las edificaciones también conforman microclimas. Las zonas próximas a la propia casa, un invernadero o un cobertizo, son lugares hasta cierto punto protegidos de vientos y bajas temperaturas. De una parte lógicamente forman barreras frente al viento y de la otra, los materiales con los que están construidos absorben el calor por el día y lo liberan lentamente al atardecer protegiendo así las plantas próximas.
Sin duda la altitud de cada zona y su exposición distinta al viento, la existencia de edificaciones, casetas, estructuras, cubiertas de vegetación...permite que en un mismo jardín haya varios microclimas. La ubicación de una misma especie en una u otra zona del mismo determina frecuentemente sus posibilidades de prosperar en él.
En fin, como vemos siempre, un jardín es un todo relacionado y nunca debemos considerarlo como elementos aislados. Un todo en el que cada parte influye sobre las demás y dónde hay que considerar múltiples factores que son los que intervienen a la hora de conformarlo.
Que tengáis una buena tarde, amigos. A ver si mañana deja de soplar este viento inquietante y el jardín por fin reposa en paz... :-)

Rosales ramblers (sarmentosos o lianas) clásicos y que son una apuesta segura

Bueno. Todo listo!! Acabo de hacer mi pedido de rosales rambler a raíz desnuda a un vivero con el que no he trabajado nunca: Lens roses en Bélgica. 
He oído hablar muy bien de su seriedad en el trabajo y de sus correcto trato al cliente. Ya veremos que tal resulta en mi caso!! De momento tengo muy buena impresión. Aunque la página web lo cierto es que deja bastante que desear, lo primero que me ha gustado es que tenían todos y cada uno de los rosales que yo deseaba. Y por supuesto la rapidez en la contestación. Ayer a última hora realicé el pedido y esta mañana a primera ya me han enviado la factura para que haga la transferencia.
Llevaba mucho tiempo esperando pedir estos rosales pero no son un asunto que se decida fácilmente y encontrar el momento de plantarlos también es importante.
Sin duda mi jardín todavía es muy joven. Y aunque ya contaba con una estructura vertical basada en los árboles ya adultos y presentes en la parcela desde siempre, sin duda las nuevas plantaciones no han llegado a la madurez ni con mucho. 
Es joven, sí. A pesar de ello muchos arbustos ya van tomando cuerpo y se puede vislumbrar un poco como será el jardín en unos años. Al menos las líneas generales. Las masas de vegetación están trazadas grosso modo, el estilo está elegido desde el inicio y en su línea me he movido estos tres años; las escaleras principales, arcos, portones, barandas y otras infraestructuras están construidas. Sí, la dirección hacia dónde se encamina ya comienzo a apreciarla este año. Este otoño es la primera vez que he empezado a ver, y no solo imaginar, el jardín que será. Aún totalmente en pañales. Todavía con plantaciones algunas diminutas... pero sí, ya comienza a verse tímidamente!!
Cuando vinimos a vivir aquí estaba deseando cultivar estos preciosos rosales grandes, los ramblers. Contundentes, cuajados de rosas al inicio del verano y de frutos en otoño y muchas veces con un aroma que es una delicia al ser tan abrumadora su floración. Pensaba en mí disfrutando de su contemplación y del estupendo aroma de sus rosas y pensaba también en el cobijo que representan, cuando tienen ya un buen volumen, para la fauna y el abundante alimento que proporcionan a las aves en los meses más fríos.
Por qué digo esto? Pues porque aunque quizás alguien pueda decirme que los rosales ramblers deberían haber sido los primeros de la lista y teneros decididos desde el incio, puesto que son los que más espacio ocuparán y los que visualmente durante la floración y luego en el otoño con su color y con sus frutos, causarán un mayor impacto... Sin embargo yo he preferido no decidir todos hasta ahora (lo de todos con el vicio que tenemos es un decir jjajaj).

Al comenzar, puse en el jardín tan solo los que tenía muy, muy, claro. Es decir, los que podría plantar sin condicionar en exceso el espacio de plantación a sus pies porque contaban para crecer sobre ellos con barandillas, alambradas o muros sobre los que desarrollarse siendo posible plantar cerca otros arbustos y que las zonas cercanas a ellos no permanecieran desnudas. Por su ubicación y por el espacio que ocuparían había que pensarlos detenidamente. 
Inicialmente me decidí a pedir un Rosa 'Guirlande d´Amour'. Tenía claro que quería la barandilla que bordea la terraza delantera de la casa cuajada de rosas blancas y elegí este rosal por su gran capacidad de reflorecer.
 
También cultivé ya el primer año un Rosa 'Purple Skyliner' que no es de crecimiento desmesurado y que pensé que en el obelisco de madera se vería precioso.
Me pareció buena idea elegir un Rosa 'Wedding Day' para que trepara por la copa del almendro que hay junto a la casita de madera (que por cierto, en mi jardín ha resultado un absoluto fracaso y que voy  a sustituir tan pronto me llegue este pedido que os muestro hoy)
Y por supuesto no me podía dejar en el anterior jardín el par de Rosa 'Perennial blue' que tenía allí.
Viendo los resultados tan magníficos que me daba, introduje otro Rosa 'Guirlande d´Amour' para que creciera en la parte baja del jardín, al lado de la puerta de entrada del coche. Y los preciosos tonos que pueden adquirir las rosas de Rosa 'Purple Skyliner' en mi suelo ácido, lo elegí como rosal para que cubriera una de las celosías laterales del portón de entrada al jardín trasero.
Por último, el año pasado traje tres Rosa 'Bleu magenta'. Este sí es un rambler de gran tamaño, por eso estudié mucho sus ubicaciones.
Bueno, hasta el momento eran nueve los que tenía. El resto que tenía muchas ganas de ver en mi jardín ha tenido que pasar algún tiempo antes de pedirlos como veis.
Seguramente de haber plantado al inicio todos los que pensaba cultivar habría escogido mayor cantidad ya que disponía de todo el espacio aún virgen. Pero ello hubiera conllevado tener previsión del espacio que alcanzarían cuando adultos y ello a su vez, me hubiera obligado a tener sin plantaciones demasiadas zonas del jardín en tanto no hubieran crecido los rosales. Esa desnudez de algunos espacios durante tres años...ufffff. No. Creo que he hecho bien retrasando la elección de algunos de ellos a este momento y que sean estos últimos ramblers los que "deban adaptarse" a las plantaciones existentes y no al contrario. Me veré limitada por el espacio, está claro, pero a cambio he tenido otras ventajas.
Son rosales muy impactantes visualmente y tener ya creciedas las plantaciones de las zonas dónde se me ha ocurrido plantarlos, me ayuda a decidir con mayor seguridad. No son espacios vacíos, están creados y aunque todo tiene que crecer en esos lugares, ya puedo forjarme una idea de las tonalidades, de las formas de los arbustos, de los tamaños...
No quiero equivocarme así que antes de elegir definitivamente los lugares llevo días y días estudiándolos en todos los sentidos. Procurando tener mil cosas en cuenta.  A pesar de todo existe la posibilidad de que no elija bien. Lo sé. Es parte de la aventura de crear un jardín!! ;)
No sé si es muy ortodoxo hacer en este orden las cosas. Yo lo he hecho así a conciencia, pensando precisamente en los inconvenientes de cultivar desde el inicio todos los que quería tener. Algunos incluso no hubiera podido plantarlos hasta que no he tenido los soportes precisos para que crecieran sobre ellos. Es el caso de dos de los incluidos en el pedido y que tengo pensado que crezcan sobre la valla que bordea el garaje. Esta valla como saben los lectores de este blog, no se ha construido hasta este año.
El tiempo también te va "pidiendo" unas plantaciones u otras según van creciendo las que están cultivadas desde hace más tiempo y ya han podido crecer algo. 
Al menos a mí hace tres años me resultaba imposible tener una imagen mental detallada hasta el extremo de todos los espacios. Creo que el jardín se va haciendo (lo vamos haciendo) según crece, según madura...y es este desarrollo el que nos hace ver qué pide ese rincón o qué lugar está más vacío de lo que pensábamos e incluso qué espacios precisan cambios.
Yo he cambiado de idea mil veces en este tiempo. En lugares dónde no pensaba ni remotamente hacer crecer algunos rosales, finalmente los estoy cultivando. Y al revés, en sitios detallados en los planos iniciales y que contenían rosales concretos, luego, llegado el momento y con las plantaciones alrededor, no me gustaban algunos rosales.
Esto es parte del proceso de crear un jardín. Verdad?
En fin. Así lo he hecho yo. Lo cual no significa nada. Sólo que éste es mi sistema. Cada uno tiene su método para crear su jardín. No? :) Ahora ya veo los huecos que formarán las plantaciones entre ellas aún a pesar de tener que crecer más. Ya sé la gama de color que tendrán muchas zonas. Sí. Creo que algunos espacios los utilizaré para que crezcan los rosales que os muestro a continuación.
Son ocho y son todos rambler. Unos rosales que no hay que confundir con los que conocemos como rosales trepadores. Los ramblers tiene generalmente un tamaño muy superior a los trepadores. Sus ramas son mucho más flexibles y por ellos son idóneos para guiarse fácilmente sobre pérgolas, cenadores, cobertizos, vallas...
Tienen generalmente hojas alargadas y brillantes y no es habitual que tengan nueve folíolos si no 5 o 7.
Flores frecuentemente simples o semidobles y con estambres sobresalientes. La mayoría tienen una sola floración al final de la primavera o inicio del verano (aunque algunos llegan a reflorecer en otoño) y en general las rosas son de un tamaño muy inferior a las que producen los trepadores. Sin embargo, la explosión floral es tan abrumadora!! Son cientos y cientos de rosas las que puede producir un rambler adulto...Este despliegue floral permite que al estar cerca de algunos de ellos en flor sea una verdadera delicia para el olfato.
Son mucho más vigorosos que los trepadores y si elegimos variedades resistentes a las enfermedades su cultivo no nos dará mayores problemas. 
Eso sí, hay que cerciorarse antes decidirnos a cultivarlos, que en nuestro jardín contamos con espacio suficiente para que se desarrollen ya que son extremadamente vigorosos.
Muchos de los ramblers actuales están muy próximos a algunos rosales especies (R. wichurana, R. multiflora, R. sempervirens). De hecho el uso de estas especies como parentales en hibridaciones ha producido muchos de los ramblers que conocemos actualmente dando lugar a lo que conocemos como híbridos de Rosa wichurana, híbridos de  Rosa multiflora e híbridos de Rosa sempervirens). Esta proximidad a los rosales especies les hace ser cultivares extremadamente resistentes y vigorosos.
Creo que hay varias razones para cultivar este tipo de rosales en nuestros jardines:

  1. Representan un estupendo cobijo para buena parte de la fauna de nuestro jardín.
  2. Proporcionan abundante y oportuno alimento a las aves que lo visitan.
  3. Tienen una extraordinaria floración que eclipsa cualquier cosa que crezca a su lado.
  4. Con esta abundancia de rosas, muchos de ellos exhalan un aroma embriagador a su lado.
  5. Pero además el tiempo de interés de muchos de ellos no se limita a la primavera. Sus tonos otoñales y sus escaramujos vuelve a hacerlos protagonistas al final de la temporada.

Os incluyo a continuación un pequeño cuadro hecho en Excel dónde he incluido algunas de las características de los que estaba barajando.

Son muchos los factores que se tienen en cuenta a la hora de la elección final. Evidentemente buscaba variedades cuyas rosas me gustaran en forma y color pero mi elección no la he limitado a eso. He tratado de investigar un poco sobre los que me gustaban y por supuesto he descartado aquellos tendentes a la enfermedad o los que precisaban un suelo muy concreto. Que tuvieran galardones como los de la RHS es bastante garantía en este sentido. Como podéis comprobar todos tienen aroma pero han sido dos cualidades las que me han hecho tomar partido por ellos: la capacidad de reflorecencia en alguno pero fundamentalmente que produzcan escaramujos!! Este aspecto es de suma importancia para mí (por lo que de belleza aporta en el otoño y por el alimento que supone para la fauna).
Ya sabéis que no todos los rosales tienen la capacidad de producir estos bonitos frutos. Muchos cultivares modernos tienen tantos pétalos y el centro queda tan cerrado que los insectos polinizadores no pueden llegar a realizar su labor.
Algunos rosales son genéticamente estériles y por tanto no pueden producir semillas. Otros, en el proceso e hibridación se ha sustituído casi todos sus estambres y pistilos por petaloides estériles de manera que se ha suprimido su capacidad de fertilidad.
Los escaramujos son la redonda o ovalada de color naranja brillante, rojo, púrpura o, a veces, las frutas que se forman en las rosas de polinización a finales de verano y otoño. Dependiendo de la especie, pueden crecer en racimos (como el acebo o saúco), en pequeños grupos de 3 a 4 caderas, o como una pantalla grande y única.
* * * * * *

Bien, tras bastantes días dándole vueltas al asunto, finalmente estos han sido los elegidos.
NOTA: Las imágenes que os ofrezco a continuación pertenecen a la página de David Austin Roses salvo dos o tres en cuyo pie aclaro que son de Wikipedia o Commons.

Rosa 'kew Rambler' 
Se trata de un híbrido del rosal especie R. soulieana con ramas muy arqueadas y espinosas. 
Según la página de David Austin Roses se trata de un rosal que presenta arqueadas y espinosas ramas. Muy vigoroso y de crecimiento espeso. Una buena e intensa fragancia de almizcle. Forma escaramujos de color rojo anaranjado!!
Parece ser que es un rosal que puede cultivarse con algo de sombra. Me gusta su follaje verde grisáceo... :) 
Me encantan sus grandes racimos de precioso color rosa, con centros blancos y un llamativo dorado en sus estambres que recuerdan las rosas salvajes. La gran apertura de los pétalos de esta rosa atraerán poderosamente a montones de abejas!!





Rosa 'Paul's Himalaya Musk' 
Quién no conoce este gran rosal!! Ideal para que creca cubriendo buena parte de la copa de un árbol o sobre una gran pérgola. Qué preciosas rosas en forma de roseta tiene!! Ese color rosa pálido es tan delicioso...y no quiero imaginar el aroma que exhalará cuando este rosal tenga un tamaño respetable... :)

Rosa 'Paul's Himalayan Musk' Imagen de Commons



Rosa 'Phyllis Bide'
Un híbrido de R. Polyantha. De preciosa floración en tonos amarillo/ salmón que viran a rosado según madura la flor. Y parece ser que puede reflorecer..ya veremos cómo se comporta en este sentido.
No es un rambler de gran desarrollo y en parte ha sido esta limitación en el tamaño que alcanzará el que me ha decantado para elegirlo para un lugar concreto de mi jardín en el que no podría desarrollarse feliz un rosal de gran envergadura.
Tengo entendido que es bastante resistente a la sequía pero tiene un defectillo: parece ser que la lluvia sobre los pétalos de las rosas hace que estas queden prendidas del rosal tras mustiarse. No obstante lo he elegido porque las lluvias no son muy abundantes en mi zona en el tiempo en que florece.
Si es cierta la capacidad de que reflorezca que le atribuyen, será una delicia gozar durante el otoño de sus preciosas y ligeramente perfumadas rosas en las que está clara la intervención parental de Rosa 'Perle d´Or' (Perle d'Or × Gloire de Dijon).
Es un rosal especialmente recomendado por David Austin pero además ostenga el galardón al mérito jardinero de la  Royal Horticultural Society.
Una pega? No produce escaramujos :( Todo no se puede tener!!
Rosa 'Phyllis Bide' Imagen de Commons


Rosa 'Rambling Rector' 
Otro clásico de gran desarrollo! Puede alcanzar fácilmente los seis metros!! Además no precisa de las zonas más soleadas el jardín si no que puede vivir bien en espacios algo más sombreados.
Ver un rosal de estas dimensiones cuajado de rosas semidobles blancas puede ser un espectáculo!! Si este mismo rosal se puede disfrutar lleno de escaramujos... en fin, se me ponen los dientes largos imaginándolo!! :)




Rosa 'Albertine' Otro híbrido de Wichurana de fuerte fragancia y rosas de tamaño mediano con unos 40 pétalos. No es refloreciente pero su vigor, su falta de espinas, su brillante follaje y el hecho de que también tenga el premio de la RHS le hacen un buen candidato para cualquier jardín que tenga espacio para cultivarlo.
Es un rosal muy conocido y ampliamente cultivado. No me extraña! Es una rosa de tal belleza.. Una lástima que no produzca escaramujos. Verdad? Pero estoy segura que su deliciosa fragancia y la abrumadora belleza de sus rosas compensará este pequeño fallo ajajajja
Además, merece otro punto a su favor. Sus rosas son excelente para corte lo que permitirá llenar jarrones para disfrutarlas en el interior de la casa. 
Rosa 'Albertine' Imagen de Commons




Rosa 'The Garland'
De nuevo un híbrido de wichurana. Como la mayoría de ellos, vigoroso y de brillante follaje. Grandes ramos de pequeñas y simples rosas que además son muy fragantes!! 
Las rosas dan paso a pequeños y ovales escaramujos al final de la temporada. 





R. 'Mulliganii'
Se trata de una especie botánica lo que le convierte en uno de los más vigorosos y de mayor tamaño de los que suelen cultivarse en los jardines.
De explosiva y única floración blanca con fuerte fragancia. Hay que tener cuidado con él ya que está muy bien armado con aguijones. De brillante follaje que cuando comienzan a brotar lo hacen en tonos púrpuras y se tornan gris verdosas al madurar.
Muy resistente a la enfermedad y sus enormes raccimos de rosas se convierten lo convierten en un gran productor de escaramujos rojo/anaranjados!!
Este rosal se hizo famoso por ser el que cubre la glorieta central de uno de los jardines diseñados por la conocida Vita Sackville: El "Jardín blanco" del Castillo de Sissinghurst.
En la imagen de este jardín podéis verlo (no está en flor en el momento en que se tomó la fotografía) cubriendo la gran cúpula central de este jardín.


R. 'Mugillanii' Castillo de Sissinghurst - Jardín blanco. Imagen de  Wikipedia

Y el último, Rosa 'Paul Noël'
Híbrido Wichurana. De brillantes hojas y gran desarrollo. Especialmente recomendado por David Austin y que ostenta también el premio al mérito jardinero de la RHS.
Rosas mediana, completas, en pequeños grupos y que florece más de una vez en la temporada.
El tono asalmonado de sus rosas al brotar se torna más bien rosado según van madurando. Una rosa preciosa con una fuerte fragancia que según la página de David Austin huele a manzanas.


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