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Poda de tres tipos de Salvia (arbustivas, herbáceas y de roseta)

Como bien sabéis hay tantas variedades de salvias que tratar de afrontar la poda de todas y cada una de ellas resulta imposible. En este artículo nos acercaremos a tres tipos distintos de salvias (que no variedades) que tienen crecimientos bien diferentes: las salvias arbustivas que desarrollan ramas leñosas; las salvias herbáceas cuya parte aérea suele deteriorarse mucho e incluso llegar a desaparecer en jardines con heladas y por último las salvias que además de ser herbáceas forma roseta de hojas en su base.
Comenzaremos con el post de hoy una serie que irá tratando sobre la poda de algunos arbustos de jardín. Como sabemos las salvias arbustivas no son exactamente arbustos si no que técnicamente se trata de lo que se conoce como un "subarbusto". Es decir, algo a caballo entre un arbusto con ramas totalmente lignificadas y una vivaz. Algunas de las salvias forman una estructura leñosa (sobretodo en su base) que permanece a lo largo de toda la temporada y puede decirse que puede tratarse a los efectos de la poda como si fuera un arbusto. Otras en cambio conservan su parte aérea a duras penas durante el invierno.
Lógicamente irán apareciendo según sea preciso afrontar su poda en mi jardín. No hace falta insistir que la fecha de las podas depende en buena parte de la climatología y lógicamente si vosotros vivís en zonas más cálidas que la mía podrá variar en algo el momento de podar algunos arbustos.
Estos artículos que versarán sobre la poda de arbustos concretos pretendo alternarlos con otros artículos en los que hablaremos de la poda en general y en los que intentaré dar unas nociones globales que podrán aplicarse a todas las plantaciones del jardín para que quién no tenga demasiada idea sobre el tema pueda podar las plantas de su jardín sin demasiada inseguridad.
Bien, el primer grupo de salvias que vamos a tratar hoy son las salvias arbustivas. Es decir, aquellas que forman una estructura leñosa. Todos las conocemos porque son tan agradecidas tan floríferas, tan sanas, tan poco exigentes...que es difícil no querer cultivarlas en nuestro jardín. Una vez asentadas son bastante resistentes tanto al frío como a riegos reducidos.
No incluiremos aquí la Salvia officinalis que además de haber colgado ya un artículo hablando de su poda, a mí me gusta podarla a conciencia una vez ha florecido en mayo.
Sigamos. Estas salvias arbustivas si no las podamos cada año al tener un crecimiento tan rápido e intenso se convierten rápidamente en matas arbustivas muy leñosas y cuya producción de flores irá bajando progresivamente según envejezca la planta. Además, las floraciones no se repetirán.
Les pasa un poco lo mismo que a las lavandas. Son arbustos que la poda puede retrasar el envejecimiento del arbusto pero que tarde o temprano terminan por lignificarse y al cabo de un tiempo es preferible sustituir las plantas en el jardín ya que son de reproducción muy fácil mediante esquejes.
Pero con independencia de que sean arbustos de vida no muy larga, está claro que queremos que produzcan varias floraciones durante la temporada y que las matas se mantengan lo más hermosas y tupidas posibles. Verdad?
Este tipo de salvias precisan de más de una poda al año. Quede claro hoy estamos hablando de la poda intensa de cara al invierno o una vez ha terminado el riesgo de heladas fuertes. Esta poda la podemos efectuar, según sea nuestro clima, en otoño de cara ya al invierno o ahora al final del invierno. Ambos momentos tienen sus ventajas e inconvenientes. Las matas estarán más bonitas durante los meses del invierno si las dejamos "acicaladas" al final del otoño pero en jardines como el mío, con frío, prefiero que las ramas, aunque deterioradas por el rigor del invierno, protejan un poco de las bajas temperaturas a la parte central y baja del arbusto.
Podarlas en otoño, si vienen días buenos que animen a brotar las ramas, pueden dar lugar a crecimientos que no soportarían el invierno. O sea, que al final tendría matas no muy lucidas (como tengo ahora) durante el invierno. Pero vamos, el momento de la poda ya depende de vuestras preferencias y de vuestro jardín.
De todos modos a mí me parecen hermosísimos los tonos rojizos que adquieren sus hojas con el frío.
Más adelante, ya en verano, aplicaremos una segunda poda. Esta vez mucho más suave, sin apurar tanto. Eliminando todos los restos de espigas florales secas y tratando de recortar unos centímetros de tallos con hojas para fomentar que rebroten y las matas se hagan más redondeadas y tupidas a la vez, claro está, que fomentará que vuelvan a florecer durante todo el otoño.
Tras esta poda ligera veraniega, en cuanto las temperaturas vuelven a suavizarse en otoño, nos premiarán con una nueva floración hasta que llegan los fríos.
Además de estas dos podas (y entre ellas) tendremos muchas más flores y durante más tiempo si vamos eliminando de vez en cuando las flores marchitas mientras dure cada período de floración
Vamos a ver de manera práctica la poda de dos salvias de este tipo. Una Salvia gregii y una Salvia microphylla.
Como podemos ver en las fotografías partimos de una mata crecida desde el verano sin que se acicale en ningún momento porque desde septiembre llevo sin poder atender personalmente el jardín.
En su interior hay mucha ramita muerta y hojas secas. Es preferible recortar la mata casi a la altura que quedará finalmente. Asi es más fácil ir abriéndola con las manos y revisar que en su interior no dejamos ramas muertas u hojas secas. Una buena limpieza de la estructura que quedará evitará enfermedades y el desarrollo de plagas.
Ya veis que la poda ha sido bastante apurada. No conviene llegar demasiado abajo y llegar a la parte muy leñosa porque dejaríamos a la salvia con pocas posibilidades de volver a rebrotar (como le pasa a  las lavandas).

Aún así se le ha dado un buen corte de pelo!! Tratamos de dejar la mata bastante redondeada. En pocas semanas comenzarán a brotar con fuerza y empezarán a sacar sus primeras flores de la primavera pero tendremos que esperar al otoño para verlas en todo su esplendor. No olvidemos que las salvias son eminentemente plantas de floración otoñal.
A Salvia greggii se le puede aplicar el mismo tipo de poda. Recortar primero grosso modo de manera que nos permita limpiar bien de material muerto el interior de la mata y luego terminar de redondear bien la mata apurando en la distancia sin llegar cortar a nivel del suelo.
El siguiente grupo son las salvias herbáceas. Se trata de plantas cuyas ramas tienen un gran crecimiento. De tallos verdes que no llegan a lignificar del todo. Con hojas generalmente más grandes y carnosas que las del grupo anterior y de bonitas formas. 
Me parecen aún más hermosas que las anteriores. Cultivo en mi jardín sólo tres variedades que podríamos encuadrar en este grupo: Salvia 'Indigo Spires' Salvia farinacea y Salvia leucantha. Las tres preciosas!!
El primer año no supe cultivar bien Salvia 'Indigo Spires'. Luego intuí como tenía que tratarla y llevo dos temporadas encantada con ella.
Se trata de un tipo de salvias que comienzan a florecer en la primavera. Se muestran lozanas y con preciosas hojas hasta que llega el verano. S. 'Indigo Spires' sólo aguanta el calor tremendo del estío que hace en el jardín trasero dónde la cultivo si hago aportaciones de agua cada día. De lo contrario se lacia.
Cuando llega el calor deja de florecer y se deteriora. Es el momento de hacer una poda sin contemplaciones: cortar todos los tallos a unos 10/15 cm del suelo. En muy pocas semanas vemos que vuelve a brotar con fuerza. De nuevo la planta luce preciosa, con hojas sin churrascar y produciendo panículas florales hasta que llegan los fríos.
Con las primeras heladas parte de sus tallos se congelan. Si viviera en un jardín sin heladas la podaría justo cuando se daña por la primera helada pero en mi jardín creo que conviene esperar a casi empezada la primavera para podar estas salvias a pocos centímetros del suelo.
Os muestro la evolución de la mía.
Son salvias las de este grupo algo menos resistentes (aunque rebrotan luego sin problema) a los fríos y que generalmente en climas como el mío no resisten el invierno llegando incluso a desaparecer su parte aérea. De ahí que aunque me afea bastante la zona el mantenerla así de deteriorada, aguanto hasta que llega febrero o marzo para efectuarle la segunda poda intensa. De nuevo cortamos los tallos a 15 cm del suelo. Tan pronto comienza la primavera ya la tenemos en marcha otra vez!!
Las salvias de este grupo suelen ser algo invasivas. Las matas van extendiéndose poco a poco ocupando cada vez más espacio a su alrededor. S. Spire en cambio no se comporta así pero en general son salvias cuyas matas deberemos dividir cada algunos años, cosa estupenda porque nos permite aumentar nuestras existencias de forma gratuita!!
Por lo demás no es nada enfermiza, factor que al menos yo cada día tengo más en cuenta!!
Es un planta magnífica que aconsejo a cualquier que quiera tener un salvia que no se cansa de florecer en preciosos tonos violáceos. Además es un imán para abejorros y todo tipo de insectos y mariposas!! El problema es que la encontré en un vivero una vez y jamás he vuelto a poder comprar otro ejemplar por mucho que he preguntado :-)


Otra que no se cansa de florecer es Salvia farinacea. De porte más reducido pero de preciosos tonos azulados en sus flores. En mi jardín no se presenta tan resistente. De hecho he perdido alguna durante el invierno. Aún así cada año suelo comprar algún ejemplar porque luce preciosa en la parte delantera de los arriates mezcladas con las rosas.

El último grupo de salvias que aunque también son herbáceas presenta un tipo de crecimiento bastante distinto de las anteriores, son las salvias que desarrollan una roseta de hojas en su base.
Imagino que habrá más variedades que podrían englobarse en este grupo pero yo solo cultivo Salvia nemorosa (con muchos cultivares)
Mata de Salvia nemorosa comenzando a florecer delante del rosal y entre dos matas de Salvia officinalis 
Tampoco se mantienen durante la estación fría en muy buenas condiciones en mi clima. Muchas hojas basales se deterioran y hay algunos ejemplares que casi me cuesta localizar entre el acolchado. Quedan ligeramente prendidos de la roseta basal los tallos que en su momento sostuvieron las flores y que ahora, en este momento del invierno, se han tornado secos, pajizos y duros dando un aspecto bastante deplorable a la planta.
Salvia nemorosa a la izquierda de un Pittosporum tobira 'nana' y delante de Rosa 'New Dawn'
Más que poda deberíamos hablar de "limpieza" porque muchos de estos tallos apenas tiras con los dedos un poco de ellos y rápidamente se desprenden. El resto de tallos secos que no lo haga simplemente tendremos que cortarlos lo más bajo posible. Eliminaremos también cualquier hoja quemada o enferma.
Pienso que las salvias que tengo de este tipo llegarán en pocas temporadas a tupirse demasiado y quizás será necesario dividirlas.
Además de esta poda, la eliminación constante de las espigas florales secas mientras se produce la floración alarga indudablemente ésta.


Hay muchísimas variedades de salvias y siendo como son plantas que no dan ni demasiado trabajo ni problemas de enfermedades resultan muy adecuadas para cultivar en jardines dónde tengan que soportar algo de falta de agua. Tampoco son demasiado exigentes en lo que hace a nutrientes del suelo así que sin duda se trata de una especie muy a tener en cuenta a la hora de rellenar bancales que estarán cuajados de flores especialmente durante el otoño.

Día de pleno invierno en el jardín. La luz convierte en encajes la vegetación.

Distinto. Siempre es distinto. Por miles de veces que se recorra, en cada oportunidad la paleta de colores que se vierte sobre él, la vegetación, la temperatura, todo cambia. Hoy, un día de riguroso invierno, el protagonista es el agua. Agua en forma de vapor ascendiendo desde el suelo entibiado por los tímidos rayos de sol que lograban vencer y traspasar la fina neblina; agua líquida goteando sobre el suelo desde los árboles, agua empapando las hojas y madera que cubren las plantaciones. Agua.

Cómo y cuándo podar las lavandas (Lavandula angustifolia)

Lavandula angustifolia o lavanda (también conocida como espliego y lavándula), es un arbusto de tamaño no demasiado grande, de hoja agrisada perenne y aroma delicioso al frotarlas. Pero son sus flores (en todas las gamas de malvas incluso algunas en blanco) en forma de espigas las que tienen más aroma y llenan de perfume la zona dónde se cultiva.

Es muy frecuente ver lavandas en los jardines, en las partes frontales de los arriates y a los bordes de los caminos porque son de fácil cultivo. Amantes de los suelos con buen drenaje, arenosos, incluso no excesivamente ricos en nutrientes, pero sobretodo, detestan un riego en exceso.
Este exceso de riego debemos saber que provoca fuertes crecimientos pero baja la intensidad del aroma de la floración.
Florecen en verano cubriéndose de espigas terminales en la parte superior de largos tallos sobresaliendo del arbusto que puede alcanzar tranquilamente el metro de altura y diámetro. Existe no obstante variedades algo de crecimiento algo más limitado como esta que os muestro en las fotografías, Se trata de Lavandula angustifolia 'Hidcote' que crece algo más compacta y no alcanza el tamaño tan grande.

El caballo de batalla de estas plantas es su tipo de crecimiento. Son arbustos con una gran tendencia a tornarse leñoso y hay que saber que la madera lignificada y vieja no brota de manera que es frecuente ver en los jardines matas de lavandas con los pies despoblados y un crecimiento bastante desgarbado.
Esta tendencia hay que tenerla muy presente a la hora del mantenimiento con las podas. De todos modos mentalicémonos, tarde o temprano las lavandas hay que renovarlas tras unos cuantos años en el jardín porque es inevitable que el arbusto envejezca. Podemos, mediante la poda retrasar este envejecimiento pero a la larga se lignificarán, crecerán en exceso y se despoblarán brotando mayormente en la zona superior del arbusto dejando desnuda la parte inferior y adoptando formas no demasiado bonitas.
Si observamos dentro del arbusto, aún siendo jóvenes, veremos que la vegetación interna está como seca presentándose las hojas verdes y tiernas en el exterior del arbusto.

Como digo, con la poda retrasaremos el envejecimiento aunque no podamos lamentablemente evitarlo con el tiempo.
Es muy importante tener en cuenta su crecimiento para, mediante la poda procurar mantener el arbuto lo más brotado posible, es decir, que emita muchas ramitas que tapen la zona interna que suele ser seca y despoblada. Estas ramificaciones que favorecemos con las podas además de cubrir el interior permitirán que la floración sea muy abundante.

¿Cuándo debemos podar las lavandas? Es conveniente hacerlo dos veces al año:
Primera poda: Final invierno/inicio primavera: Al final del invierno o, en climas fríos como el mío, al inicio de la temporada, tan pronto como comienza el crecimiento efectuaremos la primera poda de la temporada. en este momento le suelo aplicar una poda bastante severa. Eso sí, sin llegar a cortar la zona lignificada porque esta madera ya no rebrota como he comentado.
Este año he aplicado un pequeño truco que leí el otro día no recuerdo en qué libro de poda y que me ha ido bien. Se trata comenzar la poda recortando con las tijeras dos especies de "franjas" que crucen el arbusto de punta a punta en los dos sentidos. Estas franjas me han servido de "orientación" al proporcionarme ya el contorno que tendría finalmente la esfera.

No sé si se aprecia bien en esta foto. En esta segunda he coloreado estas dos franjas para tratar de hacerme entender mejor. A partir de hacer estas dos franjas ya solo quedaba ir recortando las cuatro partes que aún quedaban sin podar procurando darle una forma lo más redondeada posible.


Segunda poda: Tras la floración del verano. La segunda poda la realizo tras la floración para eliminar las espigas florales una vez secas. Me permite limpiar la planta de ramas muertas, con crecimientos excesivos u orientaciones que afeen la forma general del arbusto. Además esta segunda poda favorecerá que ramifique más con lo que estaremos ayudando también a mantener el arbusto más compacto y tupido.
Siendo tras el verano y antes de que lleguen las heladas, pueden efectuarse ligeras podas para mantener la forma del arbusto a nuestro gusto o limitar un poco el crecimiento si el espacio del que disponemos para él vemos que está siendo sobrepasado.

En mi opinión es importante no  podar una vez inicia bien el crecimiento de primavera porque haciéndolo estaríamos renunciando a su floración.
Aquí tenemos ya la lavanda podada.

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