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El orden para afrontar algunos trabajos en el jardín. Es hora de pensar en los caminos

Indudablemente los caminos representan las arterias del jardín. Por ellos se transita y ellos constituyen el nexo de unión entre las distintas zonas, instalaciones e infraestructuras que lo conforman. Al igual que es preciso tener decidido el "estilo" de jardín que se desea antes de comenzar su construcción, es igualmente imprescindible tener trazados a grandes rasgos cuales serán las distintos espacios o zonas del jardín y por tanto cual va a ser el recorrido aproximado de los caminos principales que unan estas distintas zonas. 
Un jardín no se establece zona por zona de forma inconexa si no como "un todo" con un hilo conductor. Esto es indudable y así afronté yo desde el primer momento mi jardín.
Dicho esto y para que nadie interprete que mi idea es que ciertos elementos como los caminos no es preciso tenerlos trazados "groso modo" ya en los planos que se realizan antes de empezar la creación del jardín quisiera matizar algunos aspectos.
Desconozco cuándo es "técnicamente" el momento adecuado para decidir el trazado definitivo y los materiales de los caminos y senderos en el jardín.
Aunque desde el principio tuve claras las ideas de cómo debería ser mi jardín, no pretendí un jardín con un gran diseño. Tampoco lo lograría ajjajaja porque mis dotes como diseñadora no pasan de mediocres. No tengo conocimiento alguno de diseño e incluso en los Grupos de Facebook y los Foros de jardinería que participo pocas veces me atrevo a dar consejos sobre este aspecto. Simplemente no es lo mío ni sirvo para ello. Esa es la verdad.
Por eso digo que quizás un diseñador habría establecido el trazado definitivo y los materiales de los senderos y caminos desde el primer momento y que hubiera acometido su construcción al inicio. También es cierto que cuando uno encarga a una empresa o a un diseñador profesional el diseño y construcción de tu jardín ellos hacen todos los trabajos en muchísimo menos tiempo que un aficionado. Tienen herramientas profesionales y sobretodo cuentan con un equipo  a su disposición que una no tiene.
Los aficionados nos tenemos que limitar al trabajo que cada jornada da de sí nuestros brazos y a herramientas que muchas veces debemos "reforzar" con más ingenio que fuerza y programar plazo es prácticamente imposible. La creación no se limita a unos meses como en el caso de una empresa si no a años!! (Afortunadamente...porque es tanto lo que se disfruta en el proceso!!) 
Pero la diferencia fundamental es el planteamiento. Un profesional no plantea el diseño de un jardín ni en el modo, ni en la forma, ni en los tiempos como lo hace el dueño del jardín. No digo que ni mejor ni peor. Entiéndaseme bien. Eh! 
Sería como comparar el traje que me hiciera un sastre y el que yo pueda hacerme sin ser una profesional de la costura. Yo conozco mi cuerpo, conozco de dónde me tira y de dónde me sobra, de dónde me gusta holgado y dónde me siento a gusto aunque esté algo ceñid... Indudablemente los profanos nos equivocamos más y nos lleva mucho más trabajo y esfuerzo realizar los trabajos. Y con toda seguridad el resultado "técnico" será superior en el caso de un profesional. Sí. 
El traje que salga de las manos de un sastre seguramente será más "bonito" y más "estiloso". No lo dudo. Mucho más que el que yo pueda confeccionar.
Sí, técnicamente mi jardín sin duda sería más correcto de haber puesto su creación en manos de profesionales. Pero jamás sería tan mío como lo es afrontando yo todos los trabajos que conlleva crear un jardín casi desde la nada y del tamaño que tiene el mío.
Por una razón muy simple: Porque yo viví mi jardín durante meses antes de empezar y llegué a sabérmelo como la palma de mi mano. Porque yo pensé en qué quería hacer en el jardín y como deseaba "vivirlo y sentirlo". Qué actividades quería practicar en él; qué estilo de jardín quería lograr. Sabía qué sensaciones deseaba sentir cuando el jardín madurara. Tenía claro el esfuerzo y dinero que tenía pensado invertir en el futuro para su mantenimiento. En fin, en resumen, yo tenía elaborada una idea mental muy detallada de como debía ser mi jardín y que no se limitaba a intentar copiar tal o cual imagen bonita y llamativa que pudiera encontrar en Internet. Era un todo, un proyecto, lo que elaboré durante los meses previos y este proyecto se ajustaba a la personalidad y gustos, como no podía ser de otro modo, de quién lo cultivará y de quienes vivirán en él.
Viví sus amaneceres, sus sombras, sus temperaturas, su viento... vi los cambios de colores y de estaciones, estudié el suelo, observé la sombra de los árboles; sentí la lluvia y vi el cambio de la hierba en el terreno a lo largo de los meses...Y precisamente porque lo viví descubrí necesidades, defectos, limitaciones y en paralelo me vinieron mil ideas a la cabeza a la par que iba desechando otras por impracticables, durante los cientos de paseos que di bajo sus árboles antes siquiera de comprar la primera planta.
Es más, aunque tenga desde el inicio una idea "global", no deseo un jardín "decidido" hasta el último detalle desde el principio. Creo en los jardines hechos con tiempo, creados en paralelo a las vivencias que se van teniendo en él mientras se va "fraguando" poco a poco a lo largo de los años. Deseo un jardín que me permita ir incorporando detalles, rincones, recodos que sólo vendrán a mi mente y veré su necesidad según va creciendo y madurando y según voy aprendiendo yo a ser mejor jardinera. 
Me horrorizaría tener un jardín hecho ya hasta su último detalle desde el primer momento!! Quiero ser parte de él, de su crecimiento. Incorporando poco a poco. Detallando. Rematando sin prisas... Quiero ir creándolo "a fuego lento"!!  
Pero a pesar de todo esto indudablemente la idea global estuvo desde el inicio en mi cabeza. 

El hecho de el terreno tenga tantas pendientes y de que yo habitualmente solo cuente con mi esfuerzo o a lo sumo en los trabajos pesados, con un equipo de dos,  me ha condicionado muchísimo en el orden en que he establecido los trabajos.
He preferido ir afrontando zonas de plantación y "trabajarlas" en general sin entrar en mucho detalle y por supuesto respetando el estilo y la idea general que del jardín tenía
Una vez ubicados los principales ejemplares que constituirán el armazón del jardín, he vuelto otra vez sobre algunas áreas para remodelarlas tratando de solventar los problemas que he visto que originaban tras trabajarlas ligeramente y sobretodo procurando que cada parte que iba remodelando conformara un "todo" con el resto de zonas.
Esa es mi experiencia. Si ahora pudiera volver a comenzar todo, no afrontaría la ejecución definitiva de ellos desde el comienzo. Me lo plantearía en el mismo momento de construcción que estoy haciendo ahora. 
Y no ha sido hasta que he tenido seguro y claro que no van a sufrir grandes modificaciones que me he planteado pensar más allá de la elección de las plantas  y la remodelación del terreno.
Por qué? Pues porque introducir escaleras, vallas, estanques, fuentes, bancos, asientos... creo que debe hacerse cuando la zona de plantación que los rodea está ya fijada y no van a sufrir cambios sustanciales. De lo contrario, cambiarlas de lugar con el cambio de instalaciones eléctricos y los movimientos de tierra que a veces conlleva, es un verdadero engorro.
Pensemos que los cambios que deberá sufrir nuestro proyecto inicial no solo viene de la mano de lógicos y frecuentes cambios de opinión. También obliga a ellos los resultados en algunas plantaciones e incluso imponderables como encontrarnos con una gran raíz de un árbol que no esperábamos, la aparición de roca viva bajo los quince centímetros de suelo, o la aparición de canalizaciones que no contábamos con ellas.
Tanto es así que he tenido los setos sin nada que no fueran plantaciones hasta hace poco. Y ha sido precisamente en los que las nivelaciones del terreno se han llevado a cabo y se han realizado las plantaciones principales de árboles y arbustos dónde me planteé lugares dónde sentarse. Son sitios fundamentales del jardín y es muy importante su ubicación, forma, materiales, etc.
No hace demasiados meses construimos los bancos de traviesas de piedra del jardín secreto y un asiento de piedra en el seto norte poco después. De momento, salvo una pequeña mesa con dos sillitas bajo un enebro en el jardín central, no cuento con más rincones dónde sentarse.
Pero llega un momento en que el jardín tiene ya trazadas con bastante seguridad sus zonas de plantación. Ya no habrá grandes cambios o remodelaciones. Es la hora de pensar en un asunto primordial. Uno de los más importantes y que imprimirán carácter al jardín o arruinarán su aspecto si nos equivocamos en los materiales y trazado: Decidir el trazado definitivo y afrontar la costrucción de los caminos y senderos que lo recorrerán. No de su ubicación porque esa ya la tienes en mente cuando comienzas la creación, pero sí su trazado exacto y definitivo.
Llevas ya tres años "viviéndolo". Te lo has recorrido cientos y cientos de veces con carretillas llenas hasta arriba con sustratos y abonos y sabes por dónde cuesta menos subir con ellas cargadas. Sabes ya por dónde se transita más a pesar de que en aquel plano que hiciste al principio dice que el camino debiera ir por otro sitio pero la realidad, esa que te demuestra el día a día, te dice que el trazado deberá cambiar si quieres que sea cómodo. Descubres necesidades en las que no habías caído al principio y reconoces que por allí, que no se anda casi nunca, es una bobada hacer un sendero o que es más fácil transitar para ir de una zona a otra dos metros más arriba de lo que creíste inicialmente. Incluso ya has desistido de hacer un sendero por aquel rincón porque has descubierto que no hay suelo alguno si no que la roca está a nivel de la superficie que no quieres ni imaginar la trabajera de picar y allanar esas rocas!!
Las grandes directrices del jardín están decididas y ya has descubierto cuales son los senderos que resultarán imprescidibles y cuales no y por dónde deben transcurrir su trazado definitivo para que el jardín sea cómodo.
No hay duda de que en este proceso que en mi caso ya va para tres años, varios han sido los cambios que he tenido que realizar. Unas veces por mero convencimiento, otras por deseos o necesidades sobrevenidas posteriormente y en ocasiones por la fuerza de las circunstancias.
En mi experiencia, no me hubiera resultado nada práctico haber afrontado ciertos trabajados desde el inicio. Es más, seguramente de haberlos hecho hace dos años a fecha de hoy tendría que haberlos modificado ya varias veces. No las líneas principales. Esas lo cierto es que casi no han sufrido modificación si las comparo con los planos que del proyecto guardo de hace tres años.
Quiero decir con esto que ese trazado "provisional" que se tiene de los caminos al iniciar proyecto, al menos los aficionados, sabemos que es definitivo cuando ya está ejecutada buena parte de las grandes directrices del jardín.
Al menos esa es mi opinión. Si ahora pudiera volver a comenzar todo, no afrontaría la ejecución definitiva de ellos desde el comienzo. Me lo plantearía en el mismo momento de construcción que estoy haciendo ahora. 
El mejor ejemplo de lo que digo serían estas dos imágenes: La primera corresponde al esbozo sin detallar de la idea inicial del jardín con sus grandes zonas establecidas.

Veamos ahora como inevitablemente el plano anterior ha sufrido varios cambios:
  • El jardín secreto por ejemplo es producto de la creación de una "meseta artificial" compuesta por las tierras que de los hoyos de plantación he ido extrayendo. Esta zona sólo se me ocurrió después, no estaba en el proyecto inicial. De haber construido definitivamente el camino que desde las terrazas de la casa recorren el seto norte y conducen a esta zona, un de dos... o me hubiera dado pereza rehacer todo el trozo del camino que recorre bajo los dos grandes pinos y no hubiera llegado a crear esta zona que yo llamo Jardín Secreto o me hubiera costado volver a levantar todo el trabajo hecho. Con la pérdida de materiales, dinero, tiempo y trabajo que ello hubiera supuesto.
  • No crearé una rosaleda dónde marqué en el plano inicial. Se trata de la zona con más sol de todo el jardín y los rosales ahí literalmente se achicharran. En tanto logre crear las sombras necesarias ese espacio lo dejaré sin determinar su diseño del todo y es probable que me decida a hacer ahí en un tiempo un bonito estanque.
  • Pero además la creación de este jardín secreto ha obligado a trazar senderos en torno a él que permiten acceder a las distintas alturas de las que se compone y que lógicamente no estaban previstos en el proyecto inicial.
  • Tampoco estuvo decidido desde el comienzo la creación de un huerto. Esa fue una idea posterior. Aquí hubiera ocurrido igual. El camino que hoy en día lo atraviesa estaba decidido desde el inicio pero su trazado seguramente hubiera sido más pegado a la fachada del garaje y no me habría permitido ubicar de la manera que está ahora los bancales.
  • No voy a realizar el estanque en la situación que inicialmente determiné porque viendo cómo se va desarrollando mi jardín y como van creciendo las plantaciones pienso que el jardín precisa de un espacio central amplio y generoso exento de ellas. Un espacio que permita visualizar toda la zona central y no me apetece rellenarlo con más plantaciones que en mi opinión solo conduciría a abigarrar el jardín en exceso.
  • El camino que bordea las terrazas de la zona este de la casa no veo necesesario realizarlo dado que son pocas las veces que se transita por ahí. 
  • En el seto sur hay que hacer un camino que inicialmente no estaba previsto.
  • El recorrido del camino que lleva desde la rampa del coche cruzando el huerto hasta la escalera de traviesas lo tuve que desplazar hacia el sur para que cupieran los bancales.
  • Y por último, ahora pienso en la necesidad de algún sendero que permita acceder desde la parte baja del portón del huerto hasta el camino del seto norte. Ello me obligará a trazar unos pequeños senderos en forma de y griega.


De haber tenido construidos totalmente los caminos desde el inicio podría fácilmente ahora tener un grave problema tras tres años: encontrar los materiales con los que se hubieran realizado. No siempre se encuentra la misma piedra, o los mismos ladrillos en el tono exacto. Todos sabemos que es preferible hacer la compra de los materiales de revestimiento en la cantidad que se prevee que se va a necesitar precisamente para evitar esto que comento. Eso sin contar el dinero y esfuerzo que me hubiera supuesto eliminar obras realizadas.
Indudablemente la estética es fundamental. Para mí lo es. Por supuesto pero reconoceré una cosa: la edad, la situación, las personas concretas que viven o visitan el jardín con frecuencia, determina en buena parte estos temas. Me explico.
Estoy segura que si en lugar de tener 56 años estuviera próxima a cumplir los 30 la importancia de algunas cosas cambiaría. Como cambia la elección de los árboles. Siempre digo que yo ya no tengo edad de esperar a que crezca un árbol así que los compro grandes o de rápido crecimiento. En parte igual pasa con los caminos. 
La situación que se tiene. El tipo de personas que viven en la casa. Las actividades que se realizan en el jardín...todo ello determina en buena parte su diseño. No es igual un jardín en el que se mueven únicamente personas jóvenes que un jardín en el que no es excepcional que sea paseado por personas con limitación de movimientos por la edad. 
Mucho antes de sufrir este accidente que me tiene en silla de ruedas hace dos meses pensé muchas veces en lo imprescindible de que el jardín fuera transitable. Cómodo!! (Dentro de lo cómodo que puede ser un jardín con unas pendientes como es el mío) De hecho cuando diseñé mi jardín una de las primeras cosas que establecí fue su entrada principal cerciorándome de que pudiera ser recorrida cómodamente por dos personas a la vez. 
Pero aún teniendo clara la necesidad de anchuras generosas en los accesos y caminos principles y que éstos debían sobrepasar el metro y medio, hace unos años hubiera pensado que 60 cm eran suficientes para los senderos que no sean los más transitados del jardín, la realidad me ha demostrado que no. Que en mi caso, con mi edad y con la posibilidad de que mi jardín sea recorrido por familiares de mucha edad, preciso caminos algo más amplios. Incluso en zonas dónde inicialmente creí que sería suficiente un sendero para ser recorrido por una sola persona he decidido finalmente darle el ancho para que se recorran más holgadamente o con una silla de ruedas. Y sólo dejaré esa anchura mínima en futuros senderos que sirvan solo para recorrer rincones muy puntuales.
No va de 15 cm y entre andar con seguridad llevando del brazo a una anciana y andar con la angustia de que se tuerza un tobillo en el borde del camino...lo tengo claro!!

La experiencia en la silla de ruedas ha sido determinante!! Ya sé que una no está siempre en mi situación pero lo cierto es que afortunadamente no tengo ningún camino definitivamente hecho (salvo el del jardín trasero) y que ahora que estoy a tiempo, cuando los haga serán al menos de 80/90 cm.
No estoy diciendo que se tenga que trazar un jardín pensando que una se va a romper una pierna aajajaj Por supuesto que no. Pero la verdad es que cosas así pueden pasar en cualquier momento y si el jardín es grande y no hay escasez de espacio, si se pueden trazar senderos que nos permitan recorrer buena parte del jardín aunque estemos accidentados...sin duda es mejor.
Hasta hace una semana no he podido bajar a la zona del jardín secreto fijaos por qué tontería: porque no estaba bien nivelados los primeros metros. Y hasta hoy no he bajado con mi silla al huerto ni había podido recorrer el seto sur por un fallo tonto: No había hasta hoy ningún acceso que no fuera mediante escalón del camino del seto norte hacia la parte baja del jardín.
Esta mañana a primera hora me he decido y he pensado que era una soberana tontería verme limitada tanto por algo que costaba tan poco hacer. Al menos de manera provisional. Simplemente una rampa que salvara el desnivel de la traviesa que hay en el borde del camino. Tan fácil como ir compactando poco a poco la tierra que se va añadiendo.
Volveré a andar con mis dos piernas pero tengo claro que esta rampa, de un modo u otro, con un material o con otro, permanecerá. He visto el gran error de no haber considerado la necesidad de comunicar todo el jardín en la medida de lo posible y depender de escalones para su recorrido sin incluir alguna rampa que permitiera el paso de alguien impedido.
Como podéis ver ahora el camino que recorre el lateral norte del jardín está comunicado con la zona central del jardín no solo por la escalera de traviesas bordeada con una barandilla de madera. Ahora también cuenta con una rampa que me ha permitido hoy llegar hasta el huerto (con ayuda, claro).
Hoy también se ha ensanchado el camino por delante del seto norte. Mi silla no podía pasar al llegar a ciertos puntos de su recorrido y las ruedas se volcaban peligrosamente hacia las plantaciones. Este poco que hemos ampliado su ancho ha convertido algo impracticable en algo cómodo y seguro para que yo pueda recorrerlo en esta situación en la que estoy.
Así que una vez decididos los trazados definitivos tendré que dedicarme a pensar en qué tipo de camino quiero. Tengo clarísimo lo que no quiero: cemento!! No me gusta. Sé que es cómodo pero tiene un aspecto tan duro, tan frío!! Y además, si tienes que hacer cambios en el diseño del jardín o meter canalizaciones...te toca pico y pala. Así que caminos hechos de manera continuada con una capa gruesa de cemento, descartados!!
Me gustaría que tuvieran un aspecto natural. Fáciles de mantener y que fueran acordes al estilo de mi jardín. Probablemente lajas muy grandes de piedra entre las que pueda crecer la hierba. Con un buen asiento de mallazo y grava pero con tierra entre las lajas para que los senderos tengan aspecto fresco y natural.
Me gustan las imágenes que encuentro de caminos de lajas grandes con grava muy pequeñita entre ellas pero no tengo claro que su limpieza no sea un verdadero engorro.
No sé. Ya veremos por qué estilo me decido. Se me está ocurriendo la idea de hacer con cemento una imitación de lajas. Con espátula trazaría las grietas y desniveles que tiene la roca natural y con pigmentos especiales trataría de colorear por algunas zonas para dar un aspecto más realista. 
Esta idea me apetece muchísimo pero deberé hacer algunas pruebas antes de ponerme a un trabajo tan considerable como hacer un camino de metros y metros.
Lo único bueno de mi situación que me impide jardinear totalmente es que me hace disponer de todo el tiempo del mundo para pensar!! Y me temo a mí misma porque creo que el día que pueda poner los dos pies sobre el suelo de nuevo será como un pistoletazo de salida... y no pararé ni de noche ni de día jajjajaaj Estoy tan harta de este no hacer nada... :)
Buenas noches, amigos!! ;)

Una belleza: Koelreuteria paniculata Laxm.(Jabonero de la China, árbol de los farolillos, árbol del barniz)

Tras muchas cavilaciones la elegida fue Koelreuteria paniculata, una verdadera belleza!! 
Mi jardín trasero tiene una de sus fachadas orientadas al sur, en ella cultivo varios rosales y claro, las rosas se achicharran en verano. Aunque los rosales quieren sol, aquí en la Sierra, veo que prefieren que se les proteja del sol del mediodía, sobretodo algunas variedades de rosales antiguos que tengo en este zona como Rosa 'Louise Odier' o Rosa 'Madame de Sévigé' 


Era preciso sombrear un poco la zona en las horas centrales y para ello contemplé la posibilidad de plantar un árbol a mitad del recorrido de este jardín trasero.
Pedí opiniones sobre el tema en un Grupo de Facebook en el que participo y mis amigos jardineros me hicieron un montón de propuestas.
Les pedí que los árboles propuestos cumplieran una serie de condiciones:
* Que no tuvieran unas raíces invasivas y peligrosas que dañaran estructuras de la casa (por ese camino va la tubería de desagüe de la casa hacia la parte baja de la parcela).
* Que no tuvieran un crecimiento demasiado grande porque no quería que el jardín se me quede umbrío y no pueda cultivar plantas que precisan algo de sol como las que tengo en este lateral del que hablo. Prefería por tanto un árbol con una copa de tamaño que no fuera desmesurado.
* Que fueran árboles que no tendiera a tener varios troncos.  Es decir esos árboles (que por cierto me encantan) que cuesta mantenerlos con un solo tronco porque emiten brotes desde abajo y claro, ocupan bastante de ancho. Se trata de una zona que no es demasiado ancha y que la recorre un camino, de ahí que no puedan invadir mucho espacio en la parte baja para no entorpecer el paso.
* Que no tuvieran una vegetación demasiado espesa para permitir pasar algunos rayos de sol a través de ella y que así proyectara una sombra moteada que no ensombreciera del todo los rosales. No convenía un árbol que produjera una sombra espesa porque hubiera convertido este jardín trasero en una zona excesivamente umbría.
* Que fueran caducifolios para que en invierno el sol pueda seguir bañando este jardín.
* Que otoñara!!! Eso para mí era imprescindible. Ya sabéis que no hay estación que más me guste que el otoño con sus colores maravillosos.
En el inicio del camino que como digo recorre este jardín ya tenía desde hacía poco plantada una Parrotia persica también de un otoñar maravilloso, pensé que quedaría muy bien elegir otro árbol de bonitos colores en estos meses a unos metros de distancia que embellecerían este jardín en esta estación. tendiendo sus finas ramas sobre este espacio aligerándolo de sol pero permitiendo que pasara bastante luz.
Es increíble la de especies que me propusieron. Desde Cornus florida, pasando por Sauce 'Hakuro Kishiki', Rosas de Siria, Cercis siliquastrum, Albizia julibrissim, Prunus, Sorbus aucuparia... Fuimos debatiendo sobre sus ventajas e inconvenientes...en fin, la lista era interminable pero había que seleccionar uno solamente!!
Ya el año pasado Pilar Bueno me había hablado de la bonita floración, fructificación y otoño de Koelreuteria paniculata pero a pesar de haberlo buscado por todos los viveros que frecuento en ninguno de ellos encontré ningún ejemplar. Pero esta vez, viendo fotografías que me inspiraran para decidirme vi algunos Jaboneros de la China con las hojas ya coloreadas y...ufff quedé impresionada! Me pueden las coloraciones otoñales!! Koelreuteria paniculata cumplía, creo, todas las condiciones que yo había puesto. Así que tras mucho pensar me decidí por ella.
Hecha la elección restaba localizar dónde comprarla y finalmente la encontramos dónde hemos comprado los demás árboles, en Viveros Sánchez en Guadalajara. Como os expliqué a mediados de este mes trajeron los árboles del vivero y enseguida acometimos su plantación.
Se trata de un arbolito que puede alcanzar unos 6/8 metros con el tiempo aunque no es de un crecimiento demasiado rápido así que tardará en llegar a tener esas dimensiones. Suele elegirse como árbol en calles con aceras no muy amplias, así que es un árbol que tiene cierto aguante a la falta de nutrientes frecuente en estas plantaciones en las calles y a la sequía.

Es un árbol con varios momentos de interés en el jardín, comienza el primero con la floración a finales de verano con grandes grupos de pequeñas flores amarillas con centro rojizo, estas flores más adelante dará lugar a graciosos farolillos que permanecen durante largo tiempo en las ramas siendo muy decorativos y por último en otoño su follaje plumoso y ligero adquieren unos hermosos tonos amarillos, anaranjados y dorados que convierten al árbol en un claro centro de interés.
Parece ser que requiere que de joven no es conveniente que se vea sometido a fuertes vientos y que no es conveniente regar en exceso. Al contrario, resiste cierto grado de sequedad en el sustrato.

Fotografía de árbol adulto de Koelreuteria paniculata https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Koelreuteria_paniculata_JPG1H.jpg
Fotografía de floración  https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Koelreuteria_paniculata_Prague_2011_1.jpg

El viento en el jardín. Efectos en las plantas y sistemas para proteger el jardín de él.

Llevamos unos días en los que el viento sopla con intensidad. Hemos llegado a superar los 40 km por hora en mi zona.

Los sonidos que se producen en el jardín en estas condiciones me impresionan. Mi jardín como sabéis tiene grandes enebros cuyas copas están formadas por ramas de una gran flexibilidad. El sonido que producen al moverse es perturbador. La madera de los troncos cruje y una teme que llegue a romperse alguna rama. Pero es bajo los dos grandes pinos dónde más impresionante es el sonido cuando el viento llega a estas velocidades. La pinaza cae por todas partes y ves como llegan al suelo pequeñas ramas rotas y piñas que se desprenden de las copas. 

Es un ruido tan fuerte el de la madera al doblarse mientras el viento se abre paso entre las ramas soplando con fuerza!! Las copas de los árboles bailan enloquecidas al son que tocan rachas cuya furia castiga sin piedad la vegetación, el suelo, las instalaciones y hasta hace huir a los pobres pájaros.

Lo cierto es que me da cierto miedo permanecer mucho tiempo bajo sus copas. Siempre pienso que puede desprenderse una gran rama y me recojo en casa. No es la primera vez que su fuerza llega a romper grandes ramas de algunos árboles.
 
Pero ni desde dentro de casa se deja de escuchar la gran orquesta que está sonando en el jardín. Son muchos árboles moviéndose al unísono y ello produce un sonido que llega a inquietarme. Por unos segundos parece que ya está, que todo acabó y que llegó la calma. Sabes que no, que de un momento a otro el silencio que se establece se romperá.
Y así es, de repente todo comienza de nuevo. De nuevo se oyen los silbidos que suben de intensidad y todo el aire se llena con mil ruidos, mil crujidos... el azote del viento que parece enfurecido golpea árboles y arbustos y se lleva consigo el agua del suelo y de las hojas. Y sube, y sube la intensidad de todo, tanto que parece que algo va a ocurrir. Ves los remolinos de hojas elevarse del suelo o recorrer gran distancia y algunas en grupo, terminan agazapadas bajo las ramas más bajas de algunos arbustos; muchos árboles "dóciles" se doblegan ante su fuerza tumbando sus copas hacia el suelo en una dirección y al segundo siguiente en dirección contraria y otros aguantan a duras penas su envites con más altivez, sin tanta flexibilidad, como las encinas, pero produciendo en la resistencia lo que parecen quejidos. Silbidos entre las ramas; el rechinar de los portones te hace pensar que menos mal que eres previsora e hiciste buenos huecos con hormigón armado para sostenerlos; ves los arbustos aún jóvenes doblarse más y más y te preguntas si sus ramas aguantarán la presión. La antena de la televisión se mueve peligrosamente sobre el tejado y el aleteo del faldón de los toldos de algunas casas cercanas llega hasta ti y piensas que seguramente llegarán a rasgarse. Por crujir, cruje hasta las piezas de los canalones. 
Los almendros y algunos prunus con una floración que lleva un año esperando producirse se esfuma en unos minutos y el suelo a sus pies en poco rato se inunda de pétalos blancos; pequeñas ramillas con flores de mimosas salpican los caminos y los arriates.

Desesperada miras los rosales y compruebas como sus hojas tiernas, recién brotadas, empiezan a erosionarse y se rasgan con sus propias espinas al moverse enloquecidas en los mil vaivenes que provoca ese látigo invisible que es el viento.

Los nuevos brotes están demasiado tiernos para aguantar la fuerza del viento y llegan a romperse algunas de sus ramas.

Todo envuelto en sonido, un sonido que casi ensordece y ni tu propio transitar por el jardín escuchas. Un sonido que yo no calificaría de música porque esta la asocio con algo que me da paz y el viento tan fuerte no me la da, al contrario, me inquieta, me perturba. Parece un mar bravo con olas invisibles pero tan fiero y tan fuerte como aquel. No estoy segura de si me gusta o mejor, me gustaría más si no fuera por la sensación de pequeñez que siento en el jardín cuando todo esto ocurre y me hace consciente de que ante la fuerza de la Naturaleza poco se puede hacer. Por una vez mis odiadas arizónicas siento que me protegen. Que protegen el jardín y que de no tener en dos de sus laterales esa gran frontera que criba al enemigo, el jardín estaría mucho más desprotegido. Son barreras que frenan pero no evitan porque un viento con poderío no hay quien lo pare del todo. Si acaso hacerle perder fuerza...
Temo por la integridad de todo, de árboles, de los arcos de madera, hasta de las tejas del tejado.. y te dices que no, que nada de poner arquitos de tres al cuarto de esos que venden para jardines de juguete. Lo que se pone en el jardín tiene que estar sólidamente anclado si no quieres verlo desaparecer y terminar a cincuenta metros cuesta abajo empotrado contra cualquier cosa. En días así tienes claro que lo que se instala en un jardín grande tiene que ser fuerte y estar preparado para estas situaciones.
Sí, me da cierto miedo. Veo como las copas de los enebros son movidas a su antojo por las rachas de viento y la fuerza de la Naturaleza siempre me parece imponente y ante ella tengo claro que llevo las de perder. No. No me gusta el viento fuerte. Me sobrecoge...
En días como estos al mirar sufro porque soy consciente de la erosión que, cuando adquiere tan altas velocidades, el viento está produciendo sobre el suelo y sobre las plantas. No niego la belleza que tiene su poder y el movimiento que establece en un jardín pero cuando asisto a su presencia no puedo quitarme de la cabeza el daño que está produciendo en el jardín. Quizás por eso no me abandono a su contemplación con placer y sólo puedo pensar en los perjuicios que está originando.
Al remover y producirse la mezcla de las capas de aire da lugar a que se produzca una disminución en los gradientes de la humedad, la concentración de CO2 y la temperatura que hay entre la capa de aire más cercana a las plantaciones y las capas más alejadas. Esto afecta directamente sobre el suministro de CO2, la distribución de las temperaturas y la transpiración.
Indudablemente el viento, cuando es suave, produce efectos positivos sobre el jardínPor ejemplo baja las temperaturas y ésto, en jardines como el mío, tórridos en verano, no cabe duda de que refresca las plantaciones y el sufrimiento de las plantas es menor.
En invierno, si hace viento, las heladas de irradiación es más difícil que se produzcan ya que mezcla las capas superiores de aire que son más cálidas con las inferiores que están a más bajas temperaturas.
No podemos olvidar igualmente que el transporte de polen se hace imprescindible para muchas especies (anemófilas) y que sin él no sería posible su polinizacion.
En algunas ocasiones concretas, como cuando se produce una gran humedad, un viento suave posterior, al desecar las superficies vegetales y por tanto provocando unas condiciones desfavorables, puede impedir o al menos disminuir la germinación de algunas esporas e incluso pueden erradicar algunas plagas de insectos al impedir su vuelo.
Pero lo cierto es que son más los efectos negativos que los positivos cuando el viento sopla con fuerza. Claro, todo depende de su velocidad. Y sus efectos negativos sobre el jardín están en proporción directa a ella. Son muchos los daños que puede producir en nuestro espacio verde.
Los más evidentes son los daños de tipo mecánico. Frutos y hojas heridas hasta caída de los mismos si aumenta su intensidad pudiendo provocar incluso la rotura de grandes ramas.
Esto en árboles y plantaciones leñosas, en herbáceas puede dar lugar al encamado de sus tallos al tumbarse sobre el suelo produciendo dobleces en ellos de las que no siempre se recuperan.
El aumento de la evapotranspiración es otro efecto que puede llegar a ser muy negativo. Las capas de aire que tocan las hojas suelen tener mayor humedad pero el viento provoca que estén en constante movimiento y al mezclarse con las más secas que están más alejadas, provoca un aumento de la evapotranspiración con el estrés hídrico que ello supone para la planta.
De ahí que sea tan de suma importancia el mantener el terreno húmedo del jardín cuando se están produciendo fuertes vientos. Las plantas se ven obligadas a gastar más agua por el efecto del viento sobre las hojas y el suelo se ve afectado por una gran desecación producto de la evaporación del agua que contiene por efecto del viento.

Incluso llega a producir alteraciones morfológicas en plantas sometidas de forma más o menos constante al viento. Más en árboles que en plantas de menor altura porque el viento aumenta su velocidad según nos elevamos en la atmósfera y por tanto son los árboles los más afectados, siendo menos su influencia en plantas más a nivel del suelo. Fijémonos en la altura de árboles costeros, pocas veces son altos.
El viento además transporta pequeñas partículas del propio suelo que ejercer una tremenda abrasión sobre el follaje pudiendo llegar a causar graves daños en cortezas y sobretodo sobre los brotes tiernos de las plantas. En este caso, este fenómeno se da con mayor intensidad más al ras del suelo, menos en altura.
Pero además los perjuicios de unas horas de gran viento sobre los árboles en flor son graves. Máxime si se trata de frutales con las pérdidas económicas que ello ocasiones.
Además de la pérdida de flores (y por tanto de frutos en potencia), el viento deseca estilos y estigmas de las flores que permanecen en los árboles y actúa negativamente sobre la germinación por parte del polen dificultando a la vez la polinización entomófila (mediante insectos) ya que dificulta el vuelo de abejas y demás insectos.
Qué duda cabe que el viento ayuda a diseminar esporas y plagas y por tanto flaco favor hace al jardín cuando ello ocurre.
Pero además es que incluso pone las cosas difíciles al jardinero al impedirnos actuar contra estas enfermedades  y plagas. Todos sabemos que en días ventosos no podemos cargar la mochila a la espalda y que los tratamientos deberemos aplazarlos hasta que el viento se calme.
Pero el mayor daño que el viento produce en un jardín es la desecación de plantas y suelo
Los intercambios de agua entre la atmósfera y las hojas se hacen mediante unas pequeñas aberturas existentes sobre ellas, los estomas. El viento soplando sobre ellos provoca un aumento de la pérdida de agua al aumentar la transpiración.
De igual forma actúa sobre la primera capa del suelo. Precisamente son los primeros centímetros los más ricos en vida que se ve resecada mediante la acción del viento erosionándose y perdiendo humedad.
Como decimos, el riego y la protección del suelo mediante generosas capas de acolchado son el único paliativo que el jardinero podemos utilizar.
Pero además, el viento llega a tener consecuencias menos visibles sobre el jardín pero no por ella menos graves. Se trata del movimiento al se ven sometidas las raíces. El pan de tierra que rodea las raíces de las plantas llega a ceder obligado por el movimiento al que es sometido la planta. El arraigo de árboles y arbustos recién plantados puede ponerse en riesgo si el viento dura demasiado.
Una planta tambaleada de un lado a otro llega a resentirse en la base del tallo y crea con relación al suelo que lo circunda un espacio en el que se puede acumular el agua y llegar a congelarse si estamos en época de heladas.
De ahí que sea importante instalar tutores fuertes y bien anclados en el momento de la plantación. Serán un sistema para evitar de alguna manera el movimiento de las raíces y del suelo que las rodea evitando así roturas de pequeñas raicillas o que incluso lleguen a desarraigarse o tumbarse plantaciones recientes.

Y por supuesto una de las peores consecuencias que puede tener el viento en nuestro jardín es el llegar a tronchar ramas enteras de árboles cuando no tumbar el ejemplar completamente arrancando de cuajo sus raíces.
No quiero olvidar el mencionar la importancia que el viento tiene (o debería tener) en el diseño del jardín. Conocer nuestro jardín, saber de dónde soplan los vientos dominantes, establecer los puntos o las plantaciones más vulnerables a su acción, estableciendo setos y plantas que se interponga a modo de barreras entre el viento y el jardín menguando su fuerza, es de suma importancia.
Los setos (sean libres o formales podados  con formas geométricas) constituyen un elemento imprescindible en un jardín.
Como he dicho muchas veces odio mis arizónicas. Parece que me persiguen ajajjaja En el otro jardincillo que cuidaba también tenía como vecino a otro "amante" de estos monstruos a los que además de costarme mucho encontrarles belleza alguna es que para mí son una gran plaga. Y digo esto porque al lado de las arizónicas pocas son las plantas que pueden prosperar. Sus raíces inundan cualquier terreno en el que detecten agua y crecen dirigiéndose hacia la humedad rodeando las plantaciones dificultando, cuando no impidiendo, que las plantas tomen ni alimento ni agua del suelo
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De haber estado en disposición económica habría eliminado las arizónicas de mi jardín. No todas porque hay un flanco que crecen en el jardín del vecino y lógicamente estas no podrán eliminarse sin su consentimiento pero sin duda las mías, tarde o temprano, desaparecerán del jardín.
Pero claro, no es tan fácil. Primero porque si talas a ras del suelo una arizónica como las mías que se han convertido en verdaderos árboles con troncos de un grosor muy importante, dejamos en el suelo todo el sistema radicular inundándolo. Lo cual deja invalidado el suelo adyacente para plantar nuevas especies.  
Así que no sólo hay que cortar la parte aérea de las arizónicas, hay también que extraer del terreno tocones y raíces y siendo así estamos hablando de contratar maquinaria porque si son muchos metros como en mi caso el trabajo a mano es impensable.
Pero además, suele haber otro problema con estas odiosas plantas. Y es el hecho de que cuando llevan muchos años plantadas demasiado cerca de muros y paredes, llegan a romper sus cimientos con lo que generalmente invalidan los muros del jardín sobre los que crecen provocando incluso no sólo su inclinación si no también la de mochetas sobre las que están instaladas las puertas de acceso. Ese es mi caso. El pequeño murete que separa mi jardín de la calle está completamente tumbado. Tanto que de no ser por las propias arizónicas, la valla metálica que se instaló sobre él, se habría caído.
Podéis entender fácilmente que estamos hablando de un trabajo que hay que pensar mucho antes de afrontarlo. Pero no únicamente porque sea costoso al conllevar tala, extracción de raíces y tocones y reconstrucción de todo el muro. Es que si se decide realizar ese proyecto hay que tener muy bien pensado con que se va a sustituir las arizónicas. Dejar todo un lateral de un jardín sin planta alguna en su frontera expuesto a los vientos dominantes, es dejarlo desprotegido.
Por eso el día que pueda y decida afrontar este trabajo tendrá que ser cuando tenga muy claro qué especies van a tomar el relevo de hacer de parapeto frente al viento (y para preservar mi intimidad, claro está, que también es un factor para mí muy importante). Porque desde luego no se me ocurrirá dejar el jardín desprotegido del viento.
En todo caso estudiar el espacio previamente al diseño del jardín resulta conveniente precisamente para que el proyecto incluya barreras protectoras convenientes  a la frecuencia, temperatura y velocidad con la que el viento haga presencia en nuestro jardín.
En la mayoría de jardines, la valla delimitadora de su perímetro, el muro o seto que lo bordea será suficiente protección. Pero si el jardín es pequeño quizás no haya espacio para un seto pero sí para una alambrada o valla cubierta de plantas que podría ser muy bien la solución.
La elección dependerá del espacio que dispongamos en el jardín. Un seto informar ocupa del orden de 2 metros a cada lado del jardín para desarrollarse convenientemente. Es quizás mucho espacio a restar de un jardín pequeño. Sin duda el gusto personal del jardinero determinará también la elección. Yo me decanto claramente por un seto informal en el estilo de mi jardín aunque me parecen precioso un seto de tejo o cedro en jardines con estilos más clásicos que el mío.


Por el contrario un seto formal (recortado) tiene la ventaja de ocupr menos espacio pero la contrapartida de que rara vez, al tenerse que podar varias veces al año a veces, llegan a florecer pero sin duda es un buen cortaviento.
En el caso de setos formales hay que recordar deben ser podados en su parte superior con una ligera pendiente para que así la nieve y el agua no se acumule en esta zona y llegue a aumentar tanto el peso que los deteriore.
He leído que un seto de dos metros hace decrecer la fuerza del viento en 10/20 veces su altura. Es decir, que un seto de esta altura nos disminuirá la fuerza con la que sopla el viento en los siguientes 20/40 metros de jardín situados por delante de él.
Y aquí deberíamos hacer una aclaración en el sentido contrario de lo que solemos creer: un muro sólido, impermeable al viento, no constituye la mejor protección contra el viento. Todo lo contrario!! Un muro sólido de piedra por ejemplo, puede provocar la creación de peligrosos remolinos y hace que todas las hojas y material de escombro vayan a acumularse a sus pies.
Lo más efectivo como protección contra los efectos del viento son los setos ya que no impiden del todo el paso del viento pero le resta velocidad, lo filtran e impiden que el aire helado entre en el jardín.  Los muros, si llegan a construirse no deberían ser del todo opacos, mejor con orificios que permitan pasar parte del viento mitigando en su velocidad. 
Las barreras más eficaces son las permeables en un 50% y que logran romper la fuerza con la que sopla el viento sin crear el problema de turbulencias y remolinos. 
Una celosía podría funcionar muy bien a estos efectos ya que deja pasar entre sus huecos una buena parte y sin duda será más improbable que el viento llegue a tumbarla si la comparamos con una valla sin espacios entre sus tableros. 
Pero la protección no se limita únicamente a los setos en las zonas periféricas del jardín. Especialmente en jardines grandes, la instalación de otros elementos protectores puede hacerse precisa para resguardar ciertos rincones como por ejemplo las zonas de reunión familiares o determinados rincones que estén especialmente expuestos al viento.
En esos casos la creación de pantallas vegetales, muretes, muros secos de más o menos altura, pérgolas o vallas en la zona interna del jardín pueden resultar además de muy útiles como protectoras, constituir elementos que lo hagan más hermosos aún.
Y por último, quisiera hablar de otro aspecto que también es preventivo contra el viento. Se trata del estudio de las ubicaciones que damos a las plantas. Esto requiere, claro, conocer bien el jardín. Saber dónde sopla más o menos el viento, qué zonas son más o menos frías y más o menos expuestas. De ello dependerá muchas veces la resistencia de una planta en nuestro jardín.
En ocasiones observo por la mañana muy temprano mi jardín y compruebo  que tiene zonas radicalmente distintas, tan distintas que disfrutan de temperaturas que varían en varios grados y cuyas condicione de cultivo varían considerablemente de unas a otras. 
La zona frente a la casa, exenta de arbolado y muy amplia, es de las más expuestas. Es lógico, se trata de la parte más alta del jardín y aunque afortunadamente cuenta con las arizónicas que lo protegen un poco, tiene demasiada amplitud para no verse resentido. En invierno, cuando las sombras de las arizonicas proyectan sus sombras sobre esta zona, las heladas persisten en el suelo buena parte del día.

 
Igual o peor porque el aire frío se acumula en la parte baja del centro del jardín. Allí la hierba está crujiente en ocasiones todo el día. 
Sin embargo, en el jardín secreto bajo por dos enormes pinos la vegetación que cubre los arriates y que rodean los bancos de piedra crecen mucho menos perturbadas por el viento y el frío. Aunque en días como estos en los que excepcionalmente sopla del este lógicamente se ve afectado.



; la zona de los setos, especialmente el seto norte, soleado y protegido por encinas, olmos y almendros y resguardado del viento del oeste por la caseta de madera, rara vez se ve cubierto el acolchado por el hielo.


El jardín trasero es un embudo para el viento. Es un espacio largo y estrecho entre la valla cubierta de hiedra que es la divisoria con la parcela de al lado y la fachada de la casa. Casi siempre sopla el viento del oeste y se adentra tomando fuerza recorriendo todo su largo paralelo a la fachada de la casa. 


De hecho por esta razón, para proteger un poco esta zona del jardín ubicamos allí un portón de madera con dos celosías a ambos lados cortando el espacio. Cuando crezca la vegetación la fuerza del viento bajará y la zona será más agradable de recorrer.

En realidad, deberíamos tener más presente en qué zonas del jardín plantamos nuestras plantas y no sólo hacerlo por factores estéticos. Una planta no demasiado resistente a las heladas soportará algo mejor el frío si está orientada hacia el oeste. Plantarla hacia el este hace que los rayos de la primera hora de la mañana la descongele demasiado deprisa aumentando con ello el riesgo de daños.
Las edificaciones también conforman microclimas. Las zonas próximas a la propia casa, un invernadero o un cobertizo, son lugares hasta cierto punto protegidos de vientos y bajas temperaturas. De una parte lógicamente forman barreras frente al viento y de la otra, los materiales con los que están construidos absorben el calor por el día y lo liberan lentamente al atardecer protegiendo así las plantas próximas.
Sin duda la altitud de cada zona y su exposición distinta al viento, la existencia de edificaciones, casetas, estructuras, cubiertas de vegetación...permite que en un mismo jardín haya varios microclimas. La ubicación de una misma especie en una u otra zona del mismo determina frecuentemente sus posibilidades de prosperar en él.
En fin, como vemos siempre, un jardín es un todo relacionado y nunca debemos considerarlo como elementos aislados. Un todo en el que cada parte influye sobre las demás y dónde hay que considerar múltiples factores que son los que intervienen a la hora de conformarlo.
Que tengáis una buena tarde, amigos. A ver si mañana deja de soplar este viento inquietante y el jardín por fin reposa en paz... :-)

Construímos un arco de madera con celosías para la entrada al jardín trasero

Ya queda menos!! Ay no se termina nunca!! jejeje No creáis que está terminada esta esquina eh? Todavía falta la puerta que cerrará este arco y poner en funcionamiento la fuente...y hacer las plantaciones. No sigo!

Pero bueno, en este estado ya va quedando medio decente. Verdad? Estoy satisfecha...según vamos trabajando en este espacio va quedando mas lindo (o será que el ojo del amo engorda el caballo? :P ) Sobretodo me gusta que se vea el camino serpenteante entre los dos postes que forman el arco... y la casita de madera al fondo. Tendremos que tener en cuenta no perder del todo esta vista cuando hagamos las puertas, sí...





Como comenté en la entrada del diseño de esta zona que ha sido buena idea dividir el jardín trasero (zona tras la fachada norte de la casa) con este arco. Le ha proporcionado intimidad y a la vez preservará del aire helado que sopla en invierno y que recorre este jardín largo y estrecho como si fuera un embudo.
Pensé inicialmente en hacer esta división con metal pero lo descarté rápidamente. El complemento perfecto de la piedra es la madera. Cálida, natural... sobretodo cálida!! Equilibra la piedra. No es cierto?
Este trabajo ha consistido como veis en hacer un arco con unos largueros más anchos sobre los que hemos cruzado unos travesaños que forman una pequeña pérgola sobre él. No voy a negar que estuvimos tentados de cortar en bisel los travesaños. Hubiera sido mucho más fácil y rápido pero quedan tan bonitos con estas formas!! Siempre digo que una vez hechos los trabajos nos olvidamos del esfuerzo que costó hacerlos y solo vemos la belleza del resultado, así que .. a dibujar una plantilla para repetir el dibujo en cada uno con una sierra de calar y luego a hacer una especie de machihembrado para que los travesaños asienten sólidamente en los largueros.

Teníamos unas celosías de madera del otro jardín que hemos aprovechado. Una manita de Lasur y han quedado como nuevas. Por cierto, qué terrible es el sol!! Estaban totalmente decoloradas, blanquecinas.. Con esta mano de protector ha vuelto a resaltar el bonito color de la madera.

Simplemente las hemos tenido que recortar a la medida de los huecos que han quedado entre los poyetes de piedra y los postes de madera horizontales que forman parte de la estructura del arco.

Unas pequeñas escuadras han servido para anclar las celosías sólidamente a estos postes.

Una estructura de este tipo, teniendo en cuenta el fuerte viento que correrá a través de ella, es de suma importancia que sea absolutamente sólida. Hemos tenido buen cuidado de elegir bien el tipo de tornillería que hemos usado durante todo el proceso, las piezas de anclaje a los muros de la casa y a los muretes, etc. Una pequeña cimentación de mortero para que los postes del arco no toquen directamente el suelo evitará que estén en contacto con la tierra húmeda y así no se producirán podredumbres.
En fin, este es el estado de este rincón de entrada al jardín. En breve acometeremos la construcción de una puerta para este arco. Como es bastante ancho quedará mejor que tenga dos alas.
En la siguiente fotografía puede verse la estructura desde el jardín trasero. Me gusta este encuadre, con la fuente viéndose!! :)
Quiero agradecer aquí los consejos siempre sabios de mi amiga Claudia. A ella no hay detalle que se le escape! Contar con su asesoramiento y su opinión fundamentada siempre es importante para mí. Desde aquí un gran beso para ella!! :)


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