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El arriate de rugosas: Rosa rugosa 'Hansa' y Rosa 'Wild Edric'

Inconfundibles!! Cualquier profano en la materia sabría que este grupo de rosales llamados "rugosas" tiene "algo distinto". Quizás no sabría decir que lo que los distingue a simple vista de otros rosales, son su marcada nerviación; que su genética cercana a las rosas especies salta a la vista en su aspecto natural y campestre; que la cantidad de espinas que pueblan sus tallos fuertes y un tanto desgarbados es inusual y que las rosas, de aroma fuerte e intenso, tienen una apariencia fresca, sin artificios y por supuesto con un aroma que destaca en intensidad en paralelo a unos colores casi, casi chillones. Sí, a poco observador que se sea uno sabe distinguir perfectamente un rosal rugosa de uno que no lo es.


Pero además de su aspecto tanto los rosales rugosas como sus híbridos tienen una serie de características que también los distingue de otros grupos de rosas.
Lo primero que destaca en estos rosales es su follaje "arrugado" (de ahí viene su nombre de rugosas) limpio. Si comparamos sus hojas coriáceas con las de la mayoría de rosales que tenemos en el jardín, las de los rosales rugosas son mucho más gruesas, mucho menos suaves. Incluso brotan de forma distinta. Es precisamente el grosor de sus hojas lo que las hace mucho más impermeables que otros rosales y les convierte en uno de los grupos más resistente a las enfermedades.



No es mi jardín propenso a la mancha negra pero tengo idea de que los rugosas son si no inmunes, sí muy resistentes a esta enfermedad.
En cuanto a plagas parece ser que tienen la fama de no contraer casi ninguna. Sin embargo en mi jardín antes de abrirse las flores suelen coger bastante pulgón. Ni siquiera suelo tratarlos con nada, con la manguera me ocupo de retirar los que se acumulan en el extremos de las ramas, especialmente en los capullos aún sin abrir y es excepcional las veces que los he pulverizado con jabón potásico mezclado con agua. Si lo he hecho alguna vez nunca me he atrevido en una hora que no sea el atardecer. Al sol, nunca!!

Generalmente el problema remite justo antes de florecer y luego, durante la temporada no vuelven a tener más pulgón.
Son arbustos grandes, amplios que deben disponer de un espacio adecuado para desarrollarse en todo su esplendor. No deben cultivarse en ubicaciones con estrecheces y yo aconsejaría no plantar demasiado cerca de otros arbustos que precisen podas meticulosas debido a sus espinas.
Sus aguijones son terribles!! Una gran defensa del rosal que cuaja sus tallos completamente de grandes y pequeños aguijones que los convierten en peligrosísimos a la hora de podarlos. No hay que decir que para enfrentar este trabajo no vale cualquier tipo de guantes. Es preciso guantes gruesos que no se dejen traspasar por tan agresivas "armas".


De ahí que a la hora de elegir su ubicación será preferible hacerlo en sitios dónde el rosal tenga espacio para crecer evitando que con el tiempo las ramas lleguen a ocupar espacios de caminos o zonas transitadas. Te quedas prendidos con la ropa a ellos tan pronto te acercas y es que tiene espinas hasta en el raquis de las hojas!! Sabiendo esto los puse bastante dentro con relación al camino bordeado por este arriate de rugosas en previsión precisamente de que no hirieran a nadie que suba o baje la escalera.



Son de crecimiento algo "díscolo" y cada cultivar tiene leves peculiaridades. 
Cultivo tres rosales rugosa, un rosal especie, R. rugosa 'Rubra' y dos híbridos de rugosa, Rosa rugosa 'Hansa' (Cultivado por Schaum & Van Tol en 1905) y Rosa 'Wild Edric'. Éste último, creación de David Austin de 2005 comercializado bajo el nombre de Aushedge




Son arbustos de crecimiento algo "díscolo" aunque entre ellas hay algunas pequeñas diferencias en este sentido. 
A todos ellos les faltan un par de temporadas para madurar. Aún son demasiado jóvenes y tendrán que emitir muchas más ramas que irán dándoles un aspecto más tupido, más compacto.
La poda que hasta ahora les he practicado no ha pasado del puro despunte del final de las ramas. En realidad no son rosales que aguanten bien una poda intensa. Por eso es mejor ubicarlos, como decía, en un lugar en el que tengan sitio para crecer a sus anchas.


Sin embargo aun teniendo un aspecto semejante, entre ellos hay ligeras diferencias en su forma de crecer.
Así, Rosa 'Wild Edric' se desarrolla más vertical, más erecto, con tallos más rígidos en cuyo extremo generalmente brotan cinco o seis ramas que son las que emitirán las rosas. 
El interior el arbusto no tiene demasiada vegetación por lo que sospecho que sería conveniente cuando enfrente la poda, dejar siempre las ramas del perímetro externo algo más bajas que las centrales para "tapar" el aspecto que quizás puedan dar los tallos más desnudos en su mitad inferior.
Tiene sus hojas con el aspecto "labrado" de los rugosas, sin embargo son ligerísimamente más delgadas, más finas y con nerviaciones menos hundidas que otros rugosas más próximos aún a las especies.
Por el contrario Rosa rugosa 'Hansa' se desarrolla de forma más postrada, con vástagos algo más flexibles y más laxos que emiten en su mitad superior pequeños tallos laterales portadores en su final de varios capullos que irán abriéndose sucesivamente. Es un arbusto más denso. O al menos los dos ejemplares que yo tengo, ahora, en su tercer año, se presentan como más densos que el cultivar anterior.



Incluso en sus flores hay algunas diferencias, las de Rosa rugosa 'Hansa' son más planas al abrirse del todo y no presentan la curvatura hacia abajo de los pétalos externos. Ambas a mí me parecen rosas encantadoras, "descaradas", quizás alguien podría calificarlas de cierta vulgaridad, yo diría que son "auténticas", con sus colores provocadores y llamativos que quizás no las convierten en las rosas idóneas para un jardín clásico o de estilo minimalista, muy recortado o con aspecto muy moderno. Creo que son más bien rosas para jardines campestres, de estilo un tanto silvestre, naturales.


Desde mi punto de vista son rosales de los más fáciles de cultivar precisamente por su gran resistencia a todos los factores frente a los que otros grupos de rosas pierden claramente la batalla.
Así, los jardineros con climas extremadamente fríos no deben temer por la resistencia frente a las bajas temperaturas de los rosales rugosas. Tengo entendido que pueden llegar a aguantar los treinta bajo cero!!!
Pero además, estos rosales no tendrán en nuestro jardín demasiadas exigencias en cuanto a suelo. Pueden crecer incluso en terrenos arenosos y en zonas cercanas al mar dado que soportan bien el salitre del aire. 
Tampoco en cuanto a las horas de sol son demasiado melindrosos. Aun requiriendo la luz del sol como todos los rosales, pueden crecer perfectamente algo sombreados durante parte del día. 
Estos cuatro que os muestro hoy están plantados a pleno sol y es posible que en verano hubieran agradecido algo de sombra. Por eso planté cerca una Paulownia con la idea de que al crecer proyectara en las horas centrales algo de sombra sobre este arriate.
Es más, no conviene aportarles fertilizantes que se liberen demasiado rápido. Si acaso una buena capa de compost o estiércol bien fermentado al final del invierno y poco más. Este nutriente y un té completo que suelo aplicar ahora en mayo en forma líquida directamente al sustrato es todo el alimento que reciben en mi jardín. Eso sí, con buen cuidado de que su dosis (la del té) no presente gran concentración. Para ello lo que hago es licuar ligeramente más su ración.
No aplico sobre su follaje los fertilizantes foliares que proporciono al resto de mis rosas porque los rugosas no resisten bien ningún tipo de pulverización sobre sus hojas. Hay que llevar mucho cuidado con los tratamientos que se les aplica ya que es posible que sus hojas se quemen y se defolien.


Parece ser que son los únicos rosales que se recomiendan en jardines sin riego o con poco riego. No lo sé porque mi jardín tiene instalado prácticamente en todos los setos y arriates riego por goteo y por tanto reciben agua como el resto de rosales. Pero parece ser que soportan bastante bien la escasez de riego.
No llego a entender por qué son rosales que se conocen tan poco y que son tan poco frecuentes en nuestros jardines. No digo que no tengan sus "defectos" (Qué rosal no los tiene?) pero son tantas las ventajas que sin duda ampliaré mi colección en cuanto me sea posible conseguir los cultivares que deseo.


Porque además, no se limita su belleza al momento en que están en flor. Los rugosas adquieren preciosas coloraciones otoñales. Sus hojas se tiñen de amarillo, naranja, cobre... dependiendo más que de la variedad, como en el caso de algunos árboles caducifolios, de las condiciones meteorológicas. 
El año pasado se pusieron realmente bonitos en mi jardín aportando a esta zona una belleza extraordinaria junto al Viburnum opulus también coloreado en esta época y que crece entre ambas variedades.
Algunas rosas son estériles y no produce escaramujos. En los rugosas ocurre igual, así por ejemplo, Wild Edric no forma frutos, sin embargo, la mayoría de rugosas forman preciosos y grandes cinorrodones de colores variables entre amarillo, naranja o rojos brillantes como pequeñas manzanas. Precisamente Rosa rugosa 'Hansa' es uno de los cultivares con más bonitos frutos.
Sabíais que con ellos se elaboran exquisitas mermeladas? Tengo unas ganas tremendas de que mis rugosas crezcan algo más y produzcan frutos en cantidad suficiente para hacerla. Sepamos que su contenido en Vitamina C es altísimo, más incluso que las naranjas.

No sé por qué habiendo probado otros escaramujos no he llegado a probar los de los rugosas. Tengo entendido que tienen un sabor más agradable que los de otras variedades de rosales!! De este año no pasa...
Si no cortamos las rosas de la primavera quizás tengamos menos flores en los que son reflorecientes. Sin no deseamos renunciar a algunas flores tras la primavera (a costa de tener posteriormente menos frutos), podemos eliminar las primeras rosas de la primavera en cuanto se tornen ajadas pero para que los escaramujos puedan formarse lógicamente no deberemos limpiar las rosas secas del verano.
Al plantearnos introducir este tipo de rosales en nuestro jardín deberíamos tener presente la propensión a emitir tallos que sobresalen del suelo a cierta distancia del arbusto padre. Esta es su forma de "extenderse".
A este respecto quisiera comentaros algo. Como sabéis los asiduos de este blog, todos mis rosales están plantados con el punto de injerto hundido con la idea de que lleguen a crecer en sus propias raíces. Todos excepto estos rugosas. Por qué? Pues precisamente por esta propensión que tienen a extenderse horizontalmente emitiendo raíces paralelas al suelo que afloran a cierta distancia del rosal llegando a formar otras plantas si no se eliminan. Con los años, los rugosas y estos híbridos de rugosa si estuvieran creciendo en sus propias raíces llegarían a formar un colonia de arbustos.
Como digo para evitar esto no hundí el punto de injerto por qué entonces vemos en esta fotografía que están brotando ramas lejos del rosal? Muy sencillo, porque yo hago constantes aportaciones de materia orgánica en forma de estiércol y además está la capa de acolchado. Qué ha provocado esto? Que el "nivel" el suelo suba unos centímetros llegando a cubrir el punto de injerto e incluso unos centímetros de las ramas de la variedad de rosa injertada en el patrón. Ello está permitiendo que estén enraizando y empezando a crecer en sus propias raíces. Esto es lo que busco en el resto de mis rosales pero precisamente no lo quiero en los rugosas por el problema de extensión que os comento.
Para evitarlo lo que haré tan pronto venga mi ayudante es retirar algo de suelo alrededor de la parte central del rosal hasta que el punto de injerto quede por encima del nivel del suelo. Con ello evitaré el trabajo de estar retirando constantemente estos brotes que salen.
Por tanto, a la hora de plantarlos, aconsejaría que se tuviera en cuenta este asunto. Los jardineros españoles no tenemos muchas probabilidades de comprar las rosas en sus propias raíces y por tanto deberemos hacerlo injertadas. De ahí que la propensión a extenderse que tienen los rugosas no será un problema para nosotros si mantenemos el punto de injerto sin hundir.
Eso si no queremos que se extiendan. No necesariamente debe ser esto un problema. Dependerá de la zona del jardín en la que estén creciendo y del estilo de nuestro espacio verde. A veces esta capacidad de los rugosas puede que juegue en nuestro favor si estamos formando por ejemplo un bonito seto de estilo muy natural. 
En ese caso, si no deseamos que estos rosales vayan ampliando más todavía su espacio de crecimiento debemos eliminar estos tallos que sobresalen del terreno próximo al arbusto.

Tan fácil como usar una pala cuadrada y clavarla con fuerza verticalmente al suelo. 
Por cierto, estos pequeños tallos que ya están enraizados nos pueden servir para ampliar nuestras existencias plantándolos en otras zonas del jardín. Teniendo en cuenta, eso sí, que en este caso estaremos plantando un rugosa en sus propias raíces y por tanto deberemos controlar estos tallos subterráneos que con el tiempo irá emitiendo.



Pero como todo en jardín, nada es del todo negativo ni positivo. Si de una parte quizás es un tanto engorroso esta característica de extenderse mediante la emisión de raíces paralelas al suelo, esta característica los convierte en idóneos para formar tupidos y "disuasorios" setos frente a extraños o a ciertos animales ajenos al jardín y cuya visita no deseemos.


Pero si las hojas son preciosas y sus colores y frutos otoñales embellecen el jardín en otoño de manera importante, son sus flores y la fragancia que emiten lo que para mí hace de este tipo de rosal unos de los más adecuados para un estilo libre y un poco "asalvajado".



Son rosas grandes, amplias...las de estas dos variedades. Aunque las de algunos rosales especies son bastante más pequeñas y sencillas. Muchos cultivares de este tipo de rosales tienen flores llamativas a más no poder como se aprecia en estas fotografías. Las manchas de color magenta o carmesí/violeta destacan desde lejos sobre los arbustos. Con preciosos estambres de un amarillo cadmio precioso.
Rosas grandes, hermosas, frescas y de aspecto tan natural...brotan en forma de grupos de cinco o seis sobre las puntas de las ramas y lo hacen con tallos bastante cortos.



Destaca de ellas su intenso aroma!! No se trata de esas rosas que tienes que meter la nariz dentro para llegar a percibir la fragancia. Las rosas rugosas huelen intensamente y es tan exquisito y dulce su aroma!! Hay quienes los describen como "picante". La verdad es que yo no sabría decir si es así o no, puedo decir que me encanta su intensidad y que es una delicia estar cerca de estos preciosos rosales y aspirar el aire cercano a sus rosas.
Feliz fin de semana.
María.

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Manchas en hojas de Iris germanica producidas por Heterosporium gracile (Davidiella macrospora)

Así están mis Iris germanica 'Florentina' este invierno. Horribles!! 


Incluso estoy pensando en deshacerme de ellos porque tengo miedo de que finalmente contagien a los Iris germanica que siendo vulgares (no tienen nombre y apellidos) y corrientes a mí me tienen enamorada y han demostrado una resistencia a todo increíble. Porque hay que ver la mala vida que llevaron los pobres antes de comenzar nosotros a arreglar el jardín. Pero ahí siguieron!! Y en cuanto recibieron una buena limpieza, agüita de vez en cuando y les cayó encima de su suelo el estiércol que suelo depositar en el jardín dos veces el año, no tardaron en ponerse preciosos y en darme unas floraciones preciosas.
La cosa es que en la primavera de hace dos años encontré abandonados en una parcela sin vallar en las proximidades de mi jardín unos cuantos rizomas de Iris germanica 'Florentina'
Grandes, fuertes, aparentemente sanos!! Tenían un aspecto francamente magnífico. No sólo las hojas, también los rizomas no daban muestras de estar enfermos. Estaban duros, sin abolladuras, sin mohos, sin manchas ni zonas reblandecidas y con un aspecto inmejorable.
No presentaron problema alguno en la temporada de aquel año pero próximos al invierno empezaron a aparecer en sus hojas unas manchas que poco a poco iban extendiéndose aumentando en número y provocando que las hojas dónde aparecían poco  poco comenzara a enfermar completa y finalmente se secara y muriera.
Tan pronto vi estas manchas eliminé las hojas afectadas pensando que con ello eliminaría o limitaría el problema. Me equivoqué!
El año pasado los síntomas aumentaron. Aquellos rizomas que encontré los distribuí en varios lugares del jardín para formar varias matas. Lo curioso es que todas ellas manifestaron los mismos síntomas la anterior temporada y la presentan este invierno. Lo cual me hace pensar que estuvieran infectados desde antes de plantarlos porque la  distanca entre unas matas y otras es bastante así que el contagio no me parece demasiado plausible.
También me llama la atención que estando prácticamente al lado de otros Iris germanica que tengo (ya estaban desde siempre en el jardín antes de llegar nosotros) no llegan a contagiar a ninguno de ellos.
Estos días me he fijado que el problema parece tener un aspecto más grave. Son más hojas las afectadas y de forma más intensa así que me he interesado en recopilar alguna información sobre este hongo. La comparto con vosotros.
Estas manchas son producto de una enfermedad fungica causada por un hongo que es conocido con distintos nombres: 'Heterosporium gracile', 'Heterosporium iridis', 'Davidiella macrospora' e incluso como 'Didymellina macrospora' y 'Mycosphaerella macrospora'. En fin, un lío!
Aunque puede enfermar a otras plantas como Narcisos, Freesias, gladiolos o Hemerocallis, son los lirios (Iris germanica) los que se ven más afectados por el contagio constituyendo ésta la enfermedad foliar más importante de estas preciosas plantas.
Las hojas contagiadas comienzan a presentar pequeñas manchas ovaladas con puntos marrones. 

Según va acrecentándose la infección el número de manchas aumenta y llega a invadir totalmente la hoja provocando que se amarronen y finalmente se sequen y muera lo que si ocurre con en gran cantidad de hojas y de forma repetida durante varias estaciones pueden llegar a afectar a la salud del rizomas debilitándolos y provocando su muerte.

Es frecuente que los primeros síntomas de esta enfermedad se manifiesten con la aparición de pequeñas manchas marrón claro comiencen sobretodo en la parte superior y paralelas a la dirección de las venas de las hojas y el borde de las hojas aunque también pueden aparecer en tallos y botones florales. 

Aquí puede verse como la parte baja de las hojas presenta menor infección. 

Al inicio de la temporada las manchas se agrandan lentamente y tras la floración el número y tamaño de las machas aumenta rápidamente llegando a inundar prácticamente toda la superficie de la hoja. Las manchas más antiguas presenta una forma oval y con centros grises bordes en tonos rojizos y con un halo clorótico.


Durante los años secos la enfermedad se presentará menos agresiva y será en los años húmedos cuando presente más virulencia. Eliminar las hojas afectadas desde el inicio de la aparición del problema reducirá las esporas disponibles para que lleguen a infectar 
Según parece las esporas pueden permanecer en el suelo a la espera de que las condiciones atmosféricas les sean favorables. Así las lluvias primaverales y tras ellas el calor del verano favorece su capacidad de actuación sobre los Iris.
Es muy aconsejable someter a una buena limpieza de hojas secas y material muerto las matas de Iris. Son estas hojas secas amontonadas  los pies de la planta dónde se desarrollan y reproducen las esporas. 
Es en estas hojas secas y muertas dónde las esporas pasan el invierno para volver a la actividad tan pronto llega la primavera y el tiempo húmedo. El viento y el agua las llevará de un lugar a otro contagiando a otras plantas directamente a través de sus estomas.
Vemos pues que el tiempo húmedo, la falta de ventilación entre las hojas, el riego por encima mojando el follaje, el suelo ácido son todas ellas condiciones favorables para su desarrollo. 
Por tanto como medidas preventivas o para paliar e incluso solucionar el problema es aconsejable actuar en el sentido siguiente:
Mantener las matas aseadas es una buena costumbre. Eliminando estas hojas secas, enfermas o el material muerto alrededor de la base de las matas, favorece que haya buena aireación entre las hojas y mitigará el peligro de contagios al reducir la cantidad de esporas de hongos presentes entre las hojas y en el suelo.
Por supuesto no debemos usar este material para hacer compost ya que favoreceríamos el contagio a otra plantas. Lo mejor es quemarlas.
A continuación deberíamos tratar la planta durante el tiempo húmedo con algún fungicida a base de cobre. Aunque parece que estos fungicidas son más preventivos que curativos una vez la planta está infectada.
Incluso quizás lo mejor sería extraer del suelo los rizomas, comprobar si están afectados eliminando cualquier zona enferma. Luego bañarlos en una solución con cobre antes de replantar.


El hacinamiento entre las plantas favorece el contagio. Conviene dividir las matas periódicamente y asegurarse de que hay espacio entre ellas que favorezca una buen movimiento del aire entre ellas.
Según parece hay variedades y cultivares más y menos susceptibles de contraer esta enfermedad. Convendría asesorarse de cuales son más resistentes para elegirlas a la hora de cultivar lirios en el jardín.
Como os comentaba los que yo tengo en el jardín de siempre y que deben ser una variedad muy común son bastante más resistentes a este hongo. De todos modos, me preocuparé de pedir que me limpien bien todas las matas y eliminen cualquier hoja dañada, seca o muerta. Igualmente le diré a mi ayudante que corte todas las hojas hasta un palmo. Creo que será un buen modo de prevenir incluso en aquellas matas que no presentan de momento ningún indicio de estar infectadas.
Igualmente, al haberse introducido este hongo en el jardín creo que recortar hasta bien abajo todas las matas de Iris ayudará a eliminar la mayor cantidad posible de esporas que haya presentes. Y por supuesto, una vez comience la actividad al pasar lo más duro del invierno volver a actuar con productos a base de cobre para preservar del contagio al material vegetal recientemente brotado.
Aunque los Iris pueden vivir en zonas algo más sombreadas el crecer en puntos bien soleados favorecerá la salud de la planta.
Si nuestro suelo es muy ácido puede ser aconsejable agregar algo de cal para aumentar el pH del suelo.



Al regar se debería intentar no mojar su follaje, especialmente si regamos por la noche. Ya sabemos que no conviene mantener la humedad en el follaje durante muchas horas puesto que es una forma de animar al desarrollo de las enfermedades fúngicas.
Al aplicar el producto fungicida mezclarlo con algo de jabón potásico disuelto en agua para aumentar la adherencia. Si agregamos una pequeña cucharadita de jabón disuelta en la disolución fungicida de cobre disminuirá la tensión superficial de la gota de agua, aumentará la penetración del producto en tejido a la vez que la permanencia del mismo sobre las hojas y por tanto su efectividad.
La aplicación debería hacerse de forma repetida y espaciada entre aplicaciones en función de que el tiempo sea húmedo o seco. 
Deberían aplicarse al menos cuatro veces con intervalos entre ellas de 7/10 días. Se aconseja más el uso de  pulverizaciones que los productos cúpricos en polvo.
Prestemos especial atención al tiempo húmedo. En el caso de estar tratando nuestros Iris con algún producto deberíamos acortar los intervalos a 5 días si el tiempo es lluvioso.
Del mismo modo podemos alargar los intervalos a 12/14 días si el tiempo es seco.

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