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Fomentan los brotes basales de los rosales la aplicación de sales de Epsom (Sulfato de Magnesio)?

Las aficiones o actividades cuyo desarrollo interviene muy directamente en la economía del país, generalmente tienen la suerte de tener detrás muchas investigaciones científicas que contribuyen a que los aficionados actúen aplicando procesos con la seguridad que otorga el estar abalados por estudios con solvencia demostrada (Científicos).


Solo debemos comparar la jardinería y la agricultura. A la industria le interesa lógicamente más el sector de la agricultura que invierte económicamente mucho más en sus campos que nosotros (los jardineros) en nuestros jardines. Que un elemento químico sea o no beneficioso para el cultivo de rosales o que una técnicas convenga o no para determinados fines en el crecimiento de estos arbustos, por ejemplo, no resulta a la industria del mismo interés que el que un producto o una técnica que, de demostrarse científicamente su efectividad, será asumida por miles de agricultores. con el beneficio económico que ello supone. 
Además, ya no solo de parte de empresas privadas, las instancias gubernamentales, como es lógico, invierten, subvencionan y realizan muchos de estos estudios, sea en beneficio de los intereses del propio agricultor, sea para ahondar en el conocimiento que ciertas técnicas pueden perjudicar  (o no) al medio ambiente.
Por tanto es lógico que se lleven a cabo muchos más estudios científicos relacionados con la agricultura que con nuestra afición que no arrastra detrás un movimiento económico importante. Aunque también es cierto que muchos de estos estudios orientados al campo agrícola nos puedan valer a nosotros también.
Esta situación explica el hecho de que muchas veces las técnicas, productos o manera de cultivar nuestros rosales (Y plantas en general) sean transmitidas de jardinero en jardinero  de boca en boca y que los estudios científicos muy frecuentemente y para muchos temas, no existan en la cantidad que precisaríamos. Es habitual que muchas de estas técnicas estén solo respaldadas por la comprobación puntual y personal de un jardinero o grupos de ellos pero no tengan las garantías que otorga un estudio en términos científicos.
La mayoría de nosotros somos bienintencionados, muy tendentes a aplicar métodos y productos que nos transmiten otros jardineros más experimentados, sin exigir mucho más (y si se trata de "remedios" y "trucos" caseros, mucho más). 
A falta de estos estudios científicos en general la experiencia suele ser para nosotros el mejor aval. Y es lógico el valor que le damos a la experiencia (siempre es un grado!! Cómo no!!) pero aún considerando que la experiencia debe tener y tiene un gran peso en nuestra afición, no siempre es garantía absoluta de lo correcto o conveniente
Estoy segura que ponemos en práctica (yo la primera) muchísimas cosas que no están avaladas en absoluto por la investigación científica, incluso que está demostrado que no son efectivas. 
Me viene ahora a la cabeza las famosas cáscaras de huevo aplicadas alrededor de una planta con la idea de evitar a los caracoles. Cuántas veces habéis leído este consejo? Muchas, verdad? Lo vamos repitiendo sin más. Y de un jardinero pasa a otro extendiéndose como la pólvora. Si nos funciona (y eso supone que vemos desaparecer los caracoles de nuestro bancal) lo transmitimos jurando sobre la Biblia su efectividad (Lo mismo no ha sido las cáscaras si no cualquier otro factor que ha cambiado en nuestros cultivos la explicación de esta desaparición, pero nosotros, jardineros bienpensantes, ni nos lo planteamos, le adjudicamos el mérito a las cáscras y nos quedamos tan tranquilos estableciendo una relación de causa/efecto. Si no nos resulta, lo seguimos transmitiendo aunque a nosotros no nos haya valido de nada, entonces le agregamos lo de "prueba a ver" o "a mí no me fue bien pero por si acaso prueba". Es difícil luchar contra estos mitos repetidos hasta la saciedad a través de tantas generaciones de jardineros.
Por cierto, lo he probado muchas veces y jamás de los jamases me ha dado resultado alguno. Los caracoles han persistido y solo han desaparecido con cáscaras o sin ellas, cuando otras condiciones en el cultivo han variado.
Dicho esto me gustaría centrarme hoy en otro de esos consejos que desde muy antiguo jardineros de todo el mundo, aficionados al cultivo de rosales, han aplicado a sus plantas con la idea de fomentar con ello el surgimiento de brotes basales: las sales de Epsom o sulfato de magnesio.



Aclaro desde ya que estoy centrándome hoy en la relación que muy frecuentemente se establece entre estos brotes basales y la aplicación de sales de Epsom, no pretendo en absoluto decir que no se aconseje la aplicación de este producto cuando hay una carencia de Magnesio en el suelo o que incluso aplicaciones en dosis prudentes (para no provocar desequilibrios nutricionales) no puedan ser beneficiosas para el crecimiento de las plantas y convenga añadir el magnesio en el plan de alimentación que establecemos en nuestro jardín.
Es decir, el magnesio es necesario cuando el suelo es deficitario de él y quizás no perjudica si preventivamente lo añadimos de forma prudente en nuestro plan de abono a las plantas. Seguramente las plantas se verán beneficiadas de estos aportes mínimos. Pero una cosa es que nos aseguremos de que añadimos al suelo una nutrición variada que incluya todos los elementos necesarios y otra que lo hagamos con la idea de que salgan brotes basales en los rosales. Sencillamente hablo hoy de la relación causa/efecto que se afirma en algunos lugares. 
Las consultas que he realizado en todo caso, no me han llevado a lugar con solvencia alguno en el que se sostenga que los rosales son plantas que requieran más cantidad de magnesio que cualquier otro cultivo. Igualmente pasa con los tomates o pimientos a los que se les suele aplicar.
Vimos en el artículo anterior qué eran las sales de Epsom y su uso como enmienda o fertilizante en jardinería.
Y aunque allí decíamos que la seguridad de la necesidad de hacer estos aportes nos la daría un estudio de nuestro suelo, lo cierto es que no solemos analizar el suelo de nuestro jardín y si actuamos con prudencia en la dosificación, al ser el sulfato de magnesio altamente soluble en agua y por tanto filtrándose rápidamente a través del suelo, es difícil que podamos dañar nuestras plantas (repetimos, con dosis prudentes).
En estas consultas tampoco me ha dado la impresión de que los investigadores declaren verse muy impresionados por los efectos de su uso en el crecimiento de las plantas, a pesar de ellos los jardineros seguimos transmitiéndonos el consejo de su utilización en el jardín para fines concretos.
Como os comentaba hace un momento, muchos jardineros experimentados (más en otros países que en el nuestro) llevan décadas aconsejando el uso de las sales de Epsom para fomentar el brote de crecimientos basales (nuevos tallos que nacen de la base del rosal por encima del punto de injerto en los rosales injertados y de cualquier zona de las raíces alrededor del arbusto en el caso de los que crecen en sus propias raíces).

En el artículo del día 20 de febrero (Cómo distinguir los brotes basales de los rosales y los "chupones". Un asunto de importancia!!)    comentábamos sobre estos  brotes deseados por cualquier aficionado a los rosales. Suponen la posibilidad de renovar el rosal según vayan envejeciendo los tallos más antiguos, de ahí nuestra gran alegría al verlos brotar de la base.
Todos podemos leer en muchísimas páginas que jardineros amantes de las rosas dicen usar las sales de Epsom y afirman (a veces acaloradamente) que fomenta el crecimiento de nuevos brotes basales. Pero hay alguna evidencia científica que avale esta afirmación? 
Es decir, existen estudios con suficiente rigor que demuestren que el uso de las sales de Epsom están directamente relacionado con el aumento del número de brotes basales? Si se afirma que estas sales dan lugar a estos crecimientos deben ser efectivas en todos los rosales con independencia de otras variables de cultivo. No?
Preguntémonos si se trata de un consejo respaldado por algunos estudios científicos o son simples evidencias anecdóticas?
Me disculpo con antelación por los siguientes dos tecnicismos pero creo que es imprescindible aclarar conceptos.
Antes de entrar en materia, os copio a continuación cómo define Wikipedia qué es una evidencia anecdótica:

'En el contexto científico y judicial se denomina prueba anecdótica a hechos que, pudiendo ser ciertos o no, son utilizados para llegar a conclusiones que no pueden ser deducidas de ellos. Esta quiebra del proceso deductivo se puede producir bien por la falta de conocimiento de los detalles, que impide rechazar hipótesis alternativas, o por no ser generalizables a los supuestos que propone la conclusión.'
Por el contrario, prueba científica, la misma wikipedia la define así: 

'Una prueba científica es un tipo de prueba que sostiene o refuta una teoría científica o una hipótesis. Se espera que tal prueba sea de índole empírica (obtenida por observación o experimentación) y que sea obtenida a través del método científico. Así las pruebas permiten discriminar qué teorías científicas pueden dar cuenta adecuadamente de cierto conjunto de hechos y cuáles no. Para que algo sea considerado una prueba científica, debe ser un conocimiento objetivo, verificable y reproducible. Los criterios para juzgar una prueba pueden variar según el área de estudio, pero su fuerza se basa en general en los resultados de análisis estadístico y controles científicos.'

No vamos a entrar en profundidad en lo que se considera científico y cuales son los métodos de la ciencia pero creo que todos, podemos intuir la gran diferencia entre ambos conceptos. Lo demostrado científicamente precisa de pruebas que demuestren la hipótesis, necesita de un rigor, es preciso que la "muestra" de estudio sea suficientemente amplia, variada y válida como para generalizar las afirmaciones que se hacen y que en todo el proceso de estudio todas las variables estén controladas para poder ser contrastadas. 
De lo contrario, comprobando en nuestro jardín lo que creemos efectos de un producto, si las observaciones no son sistemáticas, si los casos no son en número suficientemente amplio (muestra); si todas las demás variables de cultivo (temperatura, humedad, variedad, tipo de suelo, pH, forma de aplicación, tiempo...etc, etc) no se controlan no podremos afirmar en ningún caso una relación causa/efecto entre el producto y los brotes basales (o de lo que estemos tratando). 
Será algo anecdótico que no podrá ser elevado a categoría de generalización y como en los procesos de cultivo sabemos que son muchos los factores que intervienen en el resultado, en absoluto tendremos la seguridad de que estos brotes basales que vemos, incluso produciéndose, necesariamente son efecto de las aplicaciones de sales de Epsom y no de cualquier otro factor.
En el ejemplo de las cáscaras de huevo que comentábamos en el artículo anterior a este, comprobar que los caracoles que visitaban nuestro bancal de lechugas ha desaparecido no demuestra en absoluto que sea por efecto de las cáscaras. Hay muchas variables como temperatura, estación, abonos, sustratos, depredadores.... que pueden ser la causa de que los caracoles hayan desaparecido. No necesariamente los cáscaras.
Parece lógico, para demostrar que las cáscaras son efectivas sería preciso hacer un estudio de muchas plantaciones de lechugas controlando variables como humedad, temperatura, estación, sustrato, etc, etc, y comprobar los efectos de estas cáscaras comparándolo con las plantaciones dónde no se han aplicado siendo las demás variables exactamente iguales. Creo que se entiende. Verdad?
Bien. Sobre este tema que nos ocupa hoy tenía verdadera curiosidad desde hace años y he querido comprobar (sabiendo que ni estoy en disposición ni tengo las condiciones para realizar pruebas de suficiente rigor) en mis propios rosales si esos efectos se producían. Sin querer por ello sacar conclusiones con respaldo científico alguno de mis pruebas porque no están realizadas con suficiente rigor como digo, ni la "muestra" es suficientemente amplia para llegar a generalización alguna ni todos los parámetros se han controlado con la suficiente rigurosidad.
Como sabéis quienes me leéis asiduamente, cultivo mi jardín desde hace más de cuatro años. Decidí al venirme aquí cultivar algunos rosales con aplicaciones de sulfato de Magnesio y otro sin ellas.
Estas, a modo de resumen, serían las condiciones:
- Rosales del jardín trasero: Plantados todos con el punto de injerto hundido, misma orientación, riego recibido, nutrición, momento de poda y suelo exactamente igual unos a otros. El momento de plantación y por tanto su edad difiere ya que se han ido incorporando plantaciones durante estos años.
- Resto de rosales del jardín: Plantados todos con el punto de injerto hundido (excepto rugosas a los que no aplico nunca nada por ser sus hojas tan delicadas). Momentos de poda, riego y nutrición iguales (a excepción de las sales de Epsom) Con orientaciones muy distintas y por supuesto con distintos grados de madurez dado que se han ido plantando algunos durante este tiempo.
Dado que mi jardín es muy grande y pudiera tener un tipo de suelo ligeramente distinto de unas zonas a otras, he preferido observar con más atención qué pasaba en lo que yo suelo llamar "el jardín trasero" y con algo más de dudas qué ocurría en el resto del jardín

Se trata de una franja que recorre la parte norte de la casa. Cuando lo acondicionamos, se hizo una excavación de todo este espacio en profundidad (unos 30/40 cm), se cribó para eliminar raíces y piedras y se mezcló el suelo extraído con estiércol antes de volver a rellenar todo. Es decir, que todo él tiene el mismo suelo. Era la mejor zona que se me ocurría para ver si entre mis rosales plantados en él se producían diferencias importantes en cuanto al número de brotes basales que emitían comparando los que recibirían aportaciones de sales de Epsom y los que no.
Aunque lo he repetido muchas veces, para quienes no me han leído asiduamente, debo aclarar también un dato que se me antoja determinante en este caso: Mis rosales están plantados todos (salvo los rugosas) con el punto de injerto hundido
No me gustan estéticamente los rosales cuyas ramas salen todas del mismo punto central (el nudo). Prefiero los rosales con base más ancha, aspiro a rosales más espesos, más tupidos. Que formen arbustos grandes y repletos.


También el factor anclaje me inclina a plantarlos así. Tengo claro que un cepellón ocupando una zona basal amplia desde la que salen más bastones, está mejor protegido frente al viento fuerte cuando sopla. No es la primera vez que una noche de temporal se me ha tumbado literalmente un rosal porque toda su estructura partía del punto de injerto que estaba plantado a ras del suelo (En el jardín que anteriormente cultivaba hace unos años). Los rosales plantados con el punto de injerto sobre el nivel del suelo es fácil que la tierra que los rodea se afloje con los movimientos de vaivén a los que son sometidos por las ráfagas de viento.
Además de que plantándolos como lo hago, con el tiempo terminan creciendo en sus propias raíces y me quito el problema de chupones, el factor climatológico debo decir que me permite este tipo de plantación. Los rosales soportan perfectamente las heladas que se producen en la mayor parte del territorio de nuestro país. Indudablemente hay variedades que en Canadá, por poner un ejemplo, no podrían ser cultivados de este modo.

Aquí podemos ver como la base del rosal en estos tres años ha engrosado. El número de ramas que salían directamente del suelo ha ido en aumento.
Es decir, que mis rosales tienen la posibilidad de que esos pocos centímetros de ramas de la variedad del rosal que quedan cubiertos por el suelo y los acolchados de estiércol, emitan raicillas y terminen con los años por crecer en sus propias raíces como digo y por tanto puedan emitir brotes basales desde ellas que van ampliando año a año su envergadura.

Es importante mencionar este dato? Pues sí, en este caso que hablamos de los brotes basales, me parece fundamental. Evidentemente los rosales que crecen en sus propias raíces desarrollan alrededor de la base una zona más amplia desde la que es más fácil que surjan brotes basales que los rosales que están plantados con el punto de injerto sobre el nivel del suelo.
Por tanto, si ya el modo en que están plantados favorece en sí mismo que de las raíces del propio rosal (de la variedad, no del portainjerto) surjan más ramas nuevas desde el suelo, no tendremos la seguridad plena de que el sulfato de Magnesio que recibirían sea necesariamente el factor explicativo de dicho surgimiento.
En todo caso, la forma de plantarlos no sería un factor que interviniera de distinta forma en unos que en otros dado que todos están plantados de la misma forma a efectos de las comprobaciones que quería realizar. Por tanto, las sales de Epsom podrían actuar de la misma forma sobre todos ellos.
Mis comprobaciones han sido muy limitadas ya que no cuento con suficientes plantaciones de rosales en el jardín trasero como para realizar una observación algo seria. De entrada, debería haber tenido la posibilidad de observar varios rosales de la misma variedad  para poder comprobar los efectos con y sin sales. Deberían ser los rosales de la misma edad, en mi caso el número de rosales que planté inicialmente los he ido aumentando.
No obstante, precisamente por lo limitado de este jardín trasero que agrupaba mismo tipo de tierra, misma orientación, misma cantidad de riego, mismo momento de poda, mismo plan nutricional..... tenía un fallo muy determinante: lo limitado de la muestra y por ello he hecho durante estos años aplicaciones de sales de Epsom en algunos rosales del resto del jardín y en otros no. Evidentemente he anotado dosis, modo y fechas de aplicación. Pero claro, estamos comparando rosales con distinta orientación, probablemente con alguna variación en cuanto al tipo de suelo y con estados de madurez diferentes...
Cuales han sido mis observaciones?
Tanto en el jardín trasero como en el resto del jardín: He visto alguna diferencia? Pues no, lo cierto es que no he apreciado diferencia alguna. Algunos rosales a los que he aplicado sales de Epsom han tenido brotes basales. Otros por el contrario, con la misma cantidad y frecuencia de aplicaciones de estas sales, no han tenido brote basal alguno. De igual forma, algunos rosales que no han recibido esta aplicación han tenido brotes basales y otros no.
Cuando se afirma que el uso de sales de Epsom provoca el nacimiento de estos brotes, se entiende que este producto es efectivo en todos los rosales. Porque si depende también de otros factores como por ejemplo de la genética del rosal (es decir, que hay rosales más y menos propensos a formar estos brotes), el momento y forma de podarlos, la forma de plantarlos etc...entonces ya estamos hablando de otras variables y no podremos poner en relación el uso del sulfato de magnesio con los brotes basales.
En mi caso, a tenor de lo que he observado en mi jardín indudablemente no puedo atribuir los brotes basales de mis rosales a la aplicación de Sales de Epsom necesariamente. De ser así, todos los rosales a los que se le ha aplicado en mi jardín deberían haber emitido estos brotes y no ha sido así en absoluto. De otra parte, por qué son las sales lo que explica estos brotes y no el hecho de que estén plantados con el punto de injerto hundido aun en el caso de tratarse de rosales que han recibido sales?
Esta es mi experiencia y como observación personal y anecdótica debe entenderse. En absoluto constituye demostración alguna. 
Cuales son mis impresiones? Fijaos que utilizo la palabra impresión y no análisis ya que ello requeriría de un rigor que no ha existido por las razones que antes mencionaba pero sí puedo ofrecer mis opiniones: 
Desde luego en mi jardín yo, personalmente, no he tenido certeza alguna de que las Sales de Epsom favorecieran estos ansiados brotes
Más bien tiendo a pensar que el hecho de plantarlos hundido su nudo favorece en gran medida este rebrote y eso en las variedades que son más tendentes a emitir estos brotes se produce en mayor medida y más fácil y rápidamente. 
Agregaría que el hecho de que yo tienda a eliminar desde la base las ramas que comienzan a ser viejas creo que puede favorecer también las cosas en este sentido. 
Sin duda, que el suelo esté bien nutrido y también lo estén las plantas favorece el desarrollo de cepellones importantes que permiten el crecimiento de las plantas y que éstas crezcan saludables. Los rosales tienden a crecer no solamente de forma vertical mediante la emisión de ramas laterales sobre la estructura ya creada del rosal, también lo hacen, cuando este cepellón y la salud de la planta se lo permite, mediante la emisión de brotes basales que van engrosando la planta.
Pero además, creo que hay variedades más propensas a emitir estos brotes basales que otras. Tengo dos Rosa 'Perennial blue', también tengo dos Rosa 'A. Shropshire Lad', varios Rosa 'Guirlande d´amour' y varios Rosa 'Perle d´Or' (en distintas zonas del jardín). Todos estos rosales que tengo repetidos se han comportado igual con magnesio y sin él.
Aprovechando que había más de un ejemplar de algunas variedades, he pensado que sería buena cosa aplicar sales en uno de los ejemplares y no aplicrlas en el otro. Puedo decir que todos ellos, con edad, suelos ligeramente diferentes y con orientaciones distintas (aunque con riego, nutrientes y momentos de poda iguales) emiten muchos brotes basales.
Pero ya digo, tan sólo son unas apreciaciones mías.
En cambio, con las mismas condiciones de cultivo e incluso a veces de suelo, hay algunas variedades que no hay manera, no han emitido en este tiempo uno solo brote basal o han generado muy pocos. Por ejemplo Rosa 'Gertrude jekyll' a pesar de haber disfrutado de magnesio no sé si en este tiempo habrá desarrollado uno o dos brotes. Lo cual es bastante poco teniendo en cuenta que además es un rosal que me traje con cepellón desarrollado desde el otro jardín. 
Aquí os pongo un Rosa 'Guirlande d´amour' al que nunca eché sales de Epsom y en cambio ha desarrollado multitud de tallos basales en estos años. comparad el grosor de la base cuando se plantó y el estado en el que está ahora mismo.

Exactamente igual ha ocurrido con los dos Rosa 'Perennial blue' que cultivo se han comportado exactamente igual. Ambos, en estos años han desarrollado muchas ramas desde la base (Uno con sales y otro sin ellas).

Sí he decir que la inmensa mayoría de mis rosales han engrosado durante estos años su base, es decir, tienen la mayoría nuevas ramas desde el suelo. De hecho he escarbado en muchos de ellos para comprobar que se están desarrollando pequeñas raicillas que partes de la zona por encima del punto de injerto y en efecto en la mayoría las llevo viendo desde hace un par de años.
Y ello sospecho que se debe más a la forma de plantarlos que a otra cosa aunque sin duda debe intervenir también la variedad del rosal como digo. En este sentido, es decir, que la variedad debe hacer sus efectos podría poner como ejemplo un Rosa 'Paul Noël' plantado el año pasado. No ha recibido ni un solo grano de sales de Epsom y aquí lo tenéis, cuajado de brotes basales. Estoy convencida de que en este caso es la tendencia de esta variedad porque tengo otros muchos ramblers y aunque han brotado mucho no lo han hecho con esta intensidad.

Puedo poner otro ejemplo con Rosa 'perle d´Or'. Tengo en el jardín tres o cuatro ejemplares. Bien, unos se han cultivado con sales y otros sin ellas. Incluso comparando los brotes que todos han emitido no he observado que las sales produjeran ni más brotes ni más fuertes ni vigorosos. Es un rosal con ramas bastante delgadas y los brotes que emite (con y sin magnesio) son también bastante delgados.


También he observado que rosales como Rosa 'Young Lycidas' ha emitido brotes tanto en el ejemplar que ha recibido magnesio como en el otro que no lo ha recibido. Este es el del jardín trasero que no ha recibido sales.


Este es otro Rosa 'Young Lycidas' al que sí se las he incorporado y que cultivo en uno de los setos.

 De todos modos, como os digo, sabiendo que mi experiencia por lo anecdótica, es solo eso, una experiencia solamente personal, he querido buscar en la Red información sobre el uso del este sulfato.A continuación os pongo algunos vínculos a páginas de bastante solvencia en el que se habla de este asunto. 
hhh
The National Gardening Association: Parece ser que incluso las pruebas que hicieron seis cultivadores de pimientos y rosales no son concluyentes en modo alguno. Según la National Gardening Association no hay evidencias de que el uso de las sales de Epsom vayan más allá del aporte de magnesio en suelos deficitarios de él y lógicamente si se aporta al suelo el elemento del que es carente, los beneficios pueden ser en algunos casos plantas más verdes y con algo más de vigor. Si tenéis la curiosidad de leer esta página veréis que el estudio es incluso muy limitado y que se trata tan solo de cuatro jardineros que experimentan cultivado pimientos con y sin sales y dos que cultivan rosales. En todo caso se trata como se ve de una "muestra" muy limitada. Y desde luego no afirman ninguna evidencia sólida que demuestre los efectos de la aplicación de sales de Epsom en el rebrote de nuevas ramas desde la base del rosal.
Pero hay más, incluso en páginas tan prestigiosas como de la American Rose Society en uno de los varios artículos que en ella tiene publicado Carolyn Elgar, en 2012, habla de este tema en Basal breaks – the joy of new growth.
En este artículo viene a decir que 'Es cuestionable que agregar sulfato de magnesio a un suelo que no es deficitario de este mineral provoque un nuevo crecimiento basal y que de hecho, la mayoría de investigaciones indican que no. Aconseja antes de hacer estas aplicaciones realizar siempre una prueba del suelo para ver si éste carece de magnesio ya que demasiado magnesio puede ocasionar problemas de deficiencias de asimilación de otros nutrientes". 
En el mismo artículo sí se afirma que el uso de alfalfa está comprobado su impacto en el crecimiento de los rosales pero en ningún momento, ni siquiera con el uso de este elemento, se habla de crecimientos basales.
Echemos un vistazo a lo que contiene el artículo (Epsom salts: miracle, myth…or marketing?de la Dra. Linda Cahalker-Scott mencionado en la página de  Washinton State University :
En este artículo, uno por uno va cuestionando los beneficios que a varios niveles se atribuye al sulfato de Magnesio y más bien sostiene que las sales de Epsom no constituyen ningún elixir mágico como muchos jardineros creen. De todos modos los jardineros solemos ser gente que nos encanta mimar nuestras plantas. Incluso algunas de nuestras aplicaciones no tenemos demasiada seguridad de que sean necesarias pero nos hace sentir bien ponerlas en práctica, así tenemos una sensación estupenda de "cuidar" mejor de nuestras rosas. Esta actitud de algunos la compararía con la mamá que le gusta sobrealimentar a su bebé con la idea de estar haciendo lo mejor posible para él sin tener en cuenta que los excesos son siempre perjudiciales.
Por último, quisiera compartir con vosotros un artículo que pertenece a un blog que me gusta bastante: Garden Myths En él se desmontan muchos de los mitos en los que creemos en jardinería. En concreto este vínculo os llevará a un artículo del mismo (Sal de Epsom para las plantas) en el que va comentando muchos de los supuestos beneficios de este producto. Desde su supuesta acción sobre pestes, su control de enfermedades, y por supuesto su uso en los rosales.
En este sentido, lo que a muchos niveles puede decirse de este producto no dejan de ser experiencias anecdóticas que pudiendo ser o no válidas, no pueden ser documentadas. No hay pruebas científicas de que las sales de Epsom constituyan algo más que una fuente moderada de Magnesio y evidentemente será necesario que lo incorporemos cuando tengamos constancia (sea por análisis del suelo, sea por sintomatología de las hojas) que existe un déficit del mismo. 
Y si bien es verdad que de forma preventiva agregamos abonos lo más completos posibles y aportamos nutrientes cuya falta en nuestro suelo no hemos comprobado fehacientemente, también es cierto que no podamos esperar un listado tan milagroso de efectos benéficos como se atribuyen a las sales de Epsom.
Por último, que cultivadores profesionales puedan mencionar determinados efectos de algunos productos utilizados en la nutrición de sus plantaciones hay que tener en cuenta que no pueden hacerse generalizables al sistema de cultivo de un jardín doméstico
En nada se parece las condiciones en las que crecen los rosales destinados a la venta en los campos o invernaderos de un cultivador profesional con las que gozan nuestros rosales en nuestros jardines. Para empezar porque generalmente muchas plantaciones profesionales crecen en sustratos productos de mezclas muy estudiadas, bajo control de humedad, temperatura, etc...es decir, nada parecido a un jardín normal y corriente dónde los rosales crecen en el suelo disponible en él. Más o menos transformado por efectos de enmiendas y fertilizantes pero no un sustrato parecido al cultivo destinado a la venta.
En definitiva. Sinceramente creo, y esta es mi opinión nada más, que la mejor forma de fomentar brotes basales es favoreciendo el desarrollo de un buen sistema radicular
Evidentemente un suelo rico, bien nutrido (incorporando si se quiere pequeñas dosis de sulfato de magnesio para prevenir su falta), lleno de vida producto del aporte de mucha materia orgánica; unas raíces protegidas del sol abrasador y de las heladas con una buena capa de acolchado; mantener la salud de la planta luchando preventivamente contra plagas y enfermedades; una poda adecuada... todo ello son factores que intervienen directamente en la salud de nuestros rosales y por tanto de su correcto desarrollo y estimulará el crecimiento de este sistema radicular sobre el que crece el rosal y permitirá que de él broten con el tiempo crecimientos basales. Y esto intuyo que ocurrirá antes y con más fuerza si la variedad de rosal es propicia a emitir tallos nuevos desde el suelo. En todo caso, hundir el punto de injerto a la hora de la plantación sin duda aumenta las posibilidades de que el rosal desarrolle estos brotes al crear un cepellón de raíces todas de su misma variedad y no de la del portainjerto.
Vemos por tanto que la evidencia anecdótica y los estudios científicos son dos cosas diferentes, pero la mayoría de los jardineros (yo incluida) nos inclinamos a confiar también en lo que "a nosotros nos funciona".
Indudablemente nuestra afición está en estrecha relación con lo lúdico y por tanto en el planteamiento de los cuidados de nuestro jardín no nos exigimos el control que tienen las plantaciones profesionales pero sí, deberíamos a veces cuestionarnos las cosas o al menos no dar todas por hecho.
Gracias queridos amigos por seguir estando ahí siempre. Sed muy felices!! O intentadlo al menos :)

El uso de sales de Epsom (sulfato de Magnesio) como fertilizante en el jardín

Aunque en nuestro país no es muy frecuente que los jardineros usemos las sales de Epsom, no es así en absoluto fuera de nuestras fronteras. El sulfato de magnesio (que en realidad es lo que son estas sales) viene usándose desde hace generaciones en jardinería y en concreto, se suele aplicar más a rosales, tomates y pimientos por infinidad de jardineros británicos y estadounidenses.
Es mucho más conocido el uso de estas sales para hacer baños de pies y para (dicen) curar ciertas dolencias que aplicadas en jardinería. Por cierto, en cualquier farmacia podréis encontrarlas  a la venta pero yo os aconsejaría que las adquiráis en distribuidores de productos de jardinería porque os van a resultar mucho más baratas.
Es cierto que resultan un tanto difíciles de encontrar en viveros y establecimientos del ramo, precisamente porque no son demasiado conocidas aquí. Por si alguno de vosotros ve imposible comprarlas en su zona os puedo facilitar el enlace a un establecimiento de renombre aquí en Madrid dónde no solo encontrareis sales de Epsom si no muchos otros productos difíciles de localizar. Se trata de Manuel Riesgo S.A. ahí las podréis adquirir al precio (a fecha de hoy) de 5,95 € el kilo. Como podéis comprobar, es un producto quizás algo difícil de localizar pero absolutamente asequible. Tienen servicio de envío a cualquier parte de España y no son nada caros en los portes. Por cierto, más rápido, imposible!!
Advierto que me temo que este será un artículo no muy divertido para alguno de vosotros jajajaja pero a riesgo de que alguno lo considere así, creo que el tema de hoy puede ser interesante para otros muchos jardineros.

Veamos antes de nada qué son las sales de Epsom.

Se trata de sulfato de magnesio heptahidratado altamente soluble en agua. Los primeros suministros subterráneos del sulfato de magnesio se descubrieron en una zona de Inglaterra, Epsom (de ahí su nombre) durante el Renacimiento. Y el que lleve la palabra sal en su nombre común no tiene nada que ver con su composición, no es químicamente en absoluto una sal, simplemente es por la semejanza física (pequeñas partículas blancas cristalinas) que se asemejan a la sal de mesa (Cloruro sódico).
Así su composición química es:
- 13% de azufre. Un elemento que difícilmente falta en los suelos.
- 10 % de magnesio
Es el momento de la poda en muchas zonas de España y lo normal es comenzar a poner en marcha nuestro calendario de nutrición para nuestros rosales. Recordemos que calcio, magnesio y azufre son los tres elementos que son considerados como nutrientes secundarios para las plantas. Y se llaman secundarios no porque tengan una importancia secundaria comparándola con los primarios (Nitrógeno, Fósforo y Potasio) si no porque las plantas los precisan de ellos en menor cantidad. Pero un déficit en cualquier nutriente secundario es tan importante como una carencia en uno primario.
El magnesio interviene en muchos procesos de síntesis proteínas, ayuda en la activación de muchas de las enzimas en las células e interviene en la síntesis de proteínas pero sobretodo, el magnesio formar parte del núcleo central de la molécula de clorofila (se trata del pigmento que da el característico color verde a las plantas y mediante el que se lleva a cabo el proceso de la fotosíntesis).
Algunos nutrientes se dice que tienen más y menos “movilidad” en las plantas. El magnesio es un nutriente con gran movilidad, de ahí que un cultivo deficitario muestre primero su sintomatología en las hojas más viejas primero. La planta, sometida a una carencia de este elemento, envía todo el magnesio disponible al tejido que en ese momento tiene activamente en crecimiento. Según van madurando las hojas cada vez más cantidad de magnesio se inmoviliza al incorporarse a la pared celular. Si en este momento no se hacen aportaciones de magnesio la clorofila se degrada dando lugar a los típicos amarilleamientos de las hojas. En tanto la carencia va en aumento, las zonas entre las venas tiende a presentar de forma más clara esas clorosis que comentamos mientras que las venas permanecen verdes.
En casos extremos y graves las hojas pueden llegar a presentar zonas de necrosis.
Hay que recordar también que la capacidad de absorción de un nutriente por las plantas, no está en relación siempre con su presencia o no en el suelo. En ocasiones, existiendo un elemento en él, la planta, debido a otros motivos, no tiene capacidad de absorberlo. Y no solo eso, la asimilación de un elemento está en estrecha relación con la presencia de otros en el suelo. De ahí que la química del suelo sea un asunto de difícil comprensión para quienes no  somos más que meros aficionados y que sea aconsejable toda la cautela del mundo a la hora de aplicar a tontas y a ciegas elementos que no tenemos seguridad que nuestro suelo necesite.
A veces es la demasía de un elemento lo que imposibilita a las plantas la asimilación de otro. El metabolismo de magnesio de las plantas está estrechamente relacionado con el metabolismo de otros nutrientes por parte de las plantas. En las plantas deficitarias en magnesio, sin embargo, no es inusual que las órganos vegetativos tengan más fósforo que los de plantas sanas. Al mejorar los niveles de magnesio se tiene un efecto positivo no solo en la extracción y transporte de fósforo sino que también en la concentración de fósforo en las hojas.
Así, si en ese suelo hay altos niveles de calcio, potasio o sodio, la planta tendrá más problemas en la asimilación del magnesio presente en el suelo. Es decir, que vemos cierta “competencia” en este proceso de su absorción por las raíces de las plantas.
Lo cierto es que un análisis de nuestro suelo sería en teoría altamente recomendable antes de hacer cualquier aplicación. Pero vamos a ser prácticos y realistas. Quien hace un análisis del suelo de su jardín? Francamente, salvo casos o situaciones muy concretas y problemáticas, muy pocos jardineros. Esa es la verdad.
Aún así, todos aplicamos fertilizantes sin tener la certeza de que nuestro suelo está carente de determinados elementos. Eso sí, si queremos no arriesgarnos demasiado en dañar a nuestras plantas, la prudencia y la mesura es en el caso de los abonos (como en casi cualquier tratamiento sobre las plantas) una buena forma de actuar. Dosificaciones más bien bajas serán siempre mucho menos perjudiciales y causarán menos daños que los excesos.
Y si lo que usamos en nuestro jardín son fertilizantes orgánicos (no químicos) será muy difícil que causemos daños por altas dosificaciones ya que este tipo de fertilizantes tienen en su composición niveles de nutrientes más bajos que los químicos.
Las consultas que he realizado no me han llevado a lugar alguno con solvencia en el que se sostenga que los rosales son plantas que requieran más cantidad de magnesio que cualquier otro cultivo. Igualmente pasa con los tomates o pimientos a los que se les suele aplicar. Es posible que haya algún estudio en este sentido pero yo, sinceramente, no lo he encontrado. Agradecería que si algún lector tiene conocimiento de estudios en esta línea lo comparta aquí mediante los comentarios.
En teoría, si el suelo es fértil, su pH es ligeramente ácido y el magnesio no es deficitario, no sería preciso más aportaciones. 
La deficiencia del magnesio puede ser un problema más frecuente en suelos arenosos (y por tanto que se lixivian fácilmente), ácidos, sometidos a alta precipitación. 
Precisamente por esa capacidad que tiene el magnesio de disolverse en el agua, también es fácil que con lluvias muy abundantes y en determinados tipos de suelos, se lixivie con cierta facilidad. Por ello, en zonas con alta pluviosidad debería aplicarse con mayor frecuencia pero en dosis precisamente con el fin de disminuir las pérdidas por lixiviación
El magnesio solo es necesario en plantaciones cuyo suelo sea deficitario del mismo. Generalmente en suelos con pH alto, muy arenoso, erosionados, con grandes dosis de potasio es más probable que haya carencia de magnesio. En suelos con buenas y continuadas aportaciones de materia orgánica probablemente no tienen carencia alguna de este elemento.
Resultado de imagen de Magnesium deficiency in leaves university
Imagen de. Virginia Polytechnic Institute and State University
Los síntomas de la deficiencia de Mg es la palidez en los márgenes de la hoja con anchas bandas de verde normal a lo largo de la vena central y varias de las grandes venas laterales. El verde normal forma una forma como un dibujo estilizado de un árbol de Navidad.
Clorosis en una rosa Rugosa.
Imagen de. University of Minnesota Extension
La clorosis que provocan las carencias de algunos elementos, para alguien como nosotros que no somos especialistas, son difíciles de distinguir en los síntomas que aparecen en las hojas por ser muy semejantes entre ellas. Así, seguramente para la mayoría de nosotros, nos parecerá una clorosis férrica algunas que realmente no lo son. Esta por ejemplo del magnesio se asemeja mucho a las que provoca la carencia de hierro.
El magnesio se puede lixiviar más fácilmente con respecto al calcio, haciendo que suelos arenosos ácidos sean particularmente vulnerables a la deficiencia del magnesio. 
Por otro lado, si tenemos que mencionar la principal ventaja del sulfato de magnesio como fertilizante sería su gran solubilidad.  En condiciones de humedad del suelo, esta capacidad favorece el hecho de que podamos poner de forma casi inmediata el magnesio a nuestras plantas.
Sabiendo que la seguridad de conocer verdaderamente nuestro suelo nos la proporcionaría un estudio del mismo, como decíamos antes, son pocos los jardineros que en nuestro país solicitamos a un laboratorio un estudio del mismo. 
La mayoría de nosotros hacemos aportes de nutrientes lo más completos posibles a nuestras plantas con la esperanza de poner  su disposición todo el abanico de los que precisan, guiados generalmente por la lógica y por un conocimiento mínimo de las características de nuestro suelo pero sin tener un análisis exhaustivo. 
De este modo procuramos incorporar a nuestras plantas fertilizantes que contengan todos los macro y micronutrientes. Al fin y al cabo nuestra afición es una actividad lúdica y el cuidado de nuestro jardín no lo planteamos como un laboratorio en el que la exactitud es de vital importancia. Sabiendo esto, la prudencia es la que nos suele guiar (o debería) en las dosificaciones.
Muy distinta es la rutina alimentaria en plantaciones industriales, viveros o especialistas en el cultivo de rosales con fines comerciales. Pero claro, ahí las condiciones de crecimiento están totalmente controladas y nada tienen que ver con el cuidado de un jardín doméstico.
Si actuamos con prudencia en la dosificación, al ser el sulfato de magnesio altamente soluble en agua y por tanto filtrándose rápidamente a través del suelo, es difícil que podamos dañar nuestras plantas (repetimos, con dosis prudentes).
Por lo que hace a la forma de aplicación son varias las maneras de su incorporación en el jardín. 
Las sales de Epsom suelen aplicarse igualmente directamente sobre el suelo alrededor de los rosales y en ocasiones un ligero escarbado de los primeros centímetros de terreno bastan para que el riego que se proporciona a las plantaciones facilite la disolución del sulfato de magnesio. Un riego posterior diría que es conveniente.

 También pueden disolverse previamente en agua e incorporar la mezcla como riego.


Digamos aquí para aquellos que sospeche de alguna carencia en este sentido o que quieran hacer alguna aportación de este elemento que una aplicación foliar de una cucharadita de sales de Epsom disueltas en cuatro o cinco litros de agua pueden constituir en algunos casos un buen tratamiento.

En todo caso, en el caso de los tomates, si hubiera carencia de magnesio indudablemente la aportación del mismo (como de cualquier otro elemento del que fuera deficitario el suelo) redundará en beneficio de la salud y crecimiento de la planta pero seguramente no tendrá efecto alguno sobre el rendimiento de los frutos.
Eso sí, de hacer aplicaciones en forma de pulverización, no deberíamos practicarlas en días soleados, ni con altas temperaturas o dando los rayos de sol mientras trabajamos con la mochila. Tengamos en cuenta que una pulverización con sales de Epsom mientras se están dando altas temperaturas pueden producir el quemado de las hojas.
Bien, hasta aquí, amigos!! He preferido hablar primero de qué son las sales de Epsom y aplazar para el siguiente artículo el comentar un consejo muy extendido (y controvertido)  de su uso entre algunos jardineros experimentados: Para favorecer los brotes basales de los rosales. Así el próximo no resultará tan largo.
Seguro que el próximo post os resulta más entretenido. Los temas polémicos siempre son mucho más jugosos !! :P
En fin, mis disculpas por los "peñazos" que en ocasiones cuelgo a modo de artículos. Sé que son temas áridos estos de los fertilizantes pero estoy igualmente convencida que "jardinearemos" mejor no solamente a base de experiencia si no también de conocimiento. De ahí que dedicar algún tiempo a temas que no son tan divertidos pero cuyo conocimiento resulta imprescindible, me parece necesario.
Que paséis un estupendo fin de semana...y que siga la bendita lluvia cayendo sobre nuestro país!! ;)



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Cultivo de Wisteria (Glicinias). Necesidades y elección de la variedad

Hablemos de glicinias!! Una trepadora que con los años puede llegar a tener una belleza imponente!
https://www.flickr.com/photos/133997242@N03/albums/72157664012637483/page2

Pertenece a la Familia de las fabáceas (Fabaceae). Aunque todas engloban el género Wisteria, hay distintas especies aunque las más conocidas son Wisteria chinensis y Wisteria floribunda también existen otras como Wisteria frutescens (de EE.UU) y alguna más.
Aunque en sus necesidades de cultivo y poda son iguales, existen algunas diferencias importantes entre las dos más populares.
Tanto si las compramos en viveros como si en nuestro jardín ya había creciendo una glicinia antes de llegar nosotros, probablemente se trate de una de estas dos: De una parte está la Wisteria sinensis (llamada glicinia china) y de la otra, la Wisteria floribunda también conocida como wisteria japonesa
Ver como es cada una de las dos nos servirá de una parte para, si estamos en el caso de querer cultivar una en nuestro jardín, elegirla con conocimiento de causa. Y de la otra, si ya tenemos una creciendo en él y no sabemos de qué tipo es, esta información nos servirá para identificarla.
Qué tipo de glicinia tenemos en el jardín?
La glicinia china (W. Sinensis): 
- Sus tallos crecen alrededor de cualquier soporte girando en el sentido contrario al que lo hacen las agujas del reloj. Para comprobar esto no tenemos más que posicionarnos frente a la glicinia. Podéis verlo en esta ramilla lateral que crece enroscando el barrote de la barandilla de mi terraza.
- Las glicinias chinas producen pocas vainas y por tanto son difíciles de reproducir por semillas.
- Generalmente estas glicinias las compramos injertadas sobre un patrón de glicinia japonesa.
En el artículo en el que hablemos de la poda de las glicinias veremos la importancia de tener esto en cuenta. 
Ocurre como con los rosales injertados, en los que observamos a veces que puede desarrollarse chupones (ramas que proviene del portainjerto). Al igual que los rosales, en el caso de estar injertadas presentan un pequeño abultamiento en la zona inferior del tallo que viene desarrollado, justo por encima del nivel del sustrato del contenedor.
- Algo muy característico de este tipo de glicinias es que su floración aparece antes de brotar las hojas.
https://www.flickr.com/photos/ukgardenphotos/34438592382/

- Los racimos florales son más cortos que los de las glicinias japonesas. Esto, como veremos, condiciona las estructuras y formas de cultivarse que podemos dar a estas plantas.
De los racimos una vez pasadas sus flores queda una ramilla central que es dónde estaban prendidas cada una de las flores. Estos tallos desnudos, quedan ocultos enseguida por las hojas que ya en este momento están abriéndose.
De 3268zauber - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6589991

La glicinia japonesa (W. floribunda): 
- El crecimiento de los tallos es en el sentido de las agujas del reloj no como las chinas que lo hacen en sentido inverso.
- Tienen una extraordinaria capacidad de producir muchas vainas y por ello generan muchas semillas.
En estas glicinias japonesas, es ingente la cantidad de vainas (y por tanto de semillas) que producen.
Cuando llega el invierno, como trepadoras caducifolias que son, las glicinias pierden su hoja. En el caso de las japonesas, puede verse entonces colgar de sus ramas los frutos que han formado tras la floración. Mirad esta imagen de Wikipedia Commons  en la que pueden apreciarse las vainas colgando. Hermosas. No?
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Wisteria_sinensis_Fruit.JPG
Lo cierto es que a mí me parecen muy decorativos pero hay que tener presente que si cuando podamos la planta dejamos estas vainas colgando, cuando llegue la primavera y suben las temperaturas, se abren de pronto disparando las semillas que tienen en su interior a bastante distancia. Así que si no queremos estar eliminando plántulas de glicinia por todas partes, quizás es preferible retirarlas.
- Precisamente por ello, por ser fáciles de reproducir por semilla no suelen adquirirse injertadas sobre otro tipo de glicinia.
- En este caso flores y hojas se producen al mismo tiempo.


Aunque hemos leído que hay quién opina que esto no es exacto si no que ambos tipos de glicinia florecen al mismo tiempo que emergen las hojas. Lo que ocurre es que las glicinias chinas, al tener los racimos florales más cortos, tardan menos días en ir abriendo las flores (lo hacen de arriba hacia abajo) y por tanto termina de abrirse todas las flores del racimo en menos tiempo que ocurre este mismo proceso en las glicinias japonesas, que, al tener los racimos florales más largos, tardan más días en llegar a abrir todas sus flores. Aunque a la par están desplegando las hojas, los racimos siguen "estirándose" hacia abajo mientras sus flores van abriendo, sobresaliendo por debajo de la masa de hojas que ya está formada arriba.
Siento no poder decir nada a favor ni en contra de esta explicación porque solo cultivo en mi jardín una glicinia china que es la que observo atentamente y sé como florece. La otra, la japonesa, la conozco de los viveros pero no he tenido oportunidad de ver su floración en detalle.
En todo caso, si los racimos florales fueran cortos como en la glicinia china, sería un inconveniente ya que la floración quedaría oculta.
- Racimos florales muy largos. La longitud de ellos las hace poco idóneas para cultivar sobre soportes no muy altos por los que se deba pasar por debajo.
https://www.flickr.com/photos/133997242@N03/albums/72157664012637483

Wisteria floribunda f.alba / Japanese wisteria / 白花藤
Elegir el tipo de glicinia según nuestras necesidades. Hemos visto que la floración se produce de forma distinta en cada una de las dos variedades en las que nos centramos. Es esta forma de florecer la que determina que puedan ser o no cultivadas de una forma u otra y la que las hace más o menos idóneas para determinadas ubicaciones. Veamos.
Glicinia china:
Los racimos florales son cortos. Esta forma de florecer hace que las flores se observen mejor cuando la planta es un arbusto grande poco ramificado.
También son idóneas para cultivarse en forma de arbolito ya que sus racimos florales no cuelgan en exceso y por tanto permiten que la planta no sea excesivamente alta.
Al tener los racimos florales más cortos puede guiarse sobre una pérgola de no demasiada altura sin que los racimos bajen en exceso.
Pensemos que a la vez que florece las yemas de hoja se están abriendo de tal modo que en las últimas etapas de la floración ya hay hojas formadas sobre la planta pero brotan en un momento en que favorece su estética y que tapan la parte alta de los racimos de flores que es por dónde comienzan a abrir las flores y a caer según se van ajando. 
Glicinia japonesa:
Como hemos visto los racimos florales tiene mucha más longitud y cuelgan mucho más al florecer. Esta longitud casi obliga a cultivar estas glicinias conduciendo sus ramas principales en lo alto de un tronco único de bastante altura y guiando luego estas ramas principales horizontalmente sobre soportes bastante altos para que tengan altura suficiente para exhibir su floración de racimos florales tan largos .
Hacerlas crecer sobre soportes bajos como una pérgola que no sea muy alta provocará que sea incómodo transitar bajo ella ya que el extremo de los racimos florales quedaría muy bajo e iríamos dándonos con las flores sobre la cabeza.
Lo idóneo son árboles, cenadores de grandes dimensiones o pérgolas o estructuras de metal o madera cuya parte superior levante del suelo varios metros para que haya espacio en el que sea posible que los racimos cuelguen hacia abajo dejando espacio para estar bajo la estructura.
Creciendo de este modo ofreciendo una visión de la planta absolutamente preciosa a la vez que nos permitirá alcanzar fácilmente para deleitarnos con su delicioso aroma!!
Elección del lugar de plantación. Las glicinias, todas, las chinas y las japonesas, son plantas trepadoras de un vigor extraordinario. Si se encuentran a gusto pueden llegar a crecer en una sola temporada de un modo impresionante.
Todas las glicinias precisan sí o sí, varias podas. Una es la poda de floración, que se realiza al final del invierno. Las demás podas, son las podas de limpieza y se realizan en verano. Lo ideal es realizar varias podas durante esta estación pero como mínimo deberíamos hacer una si no queremos que la planta se nos desmadre. 
Es una trepadora que si no se poda su tamaño puede llegar a ser muy superior al lugar que se le tiene asignado. No podarla adecuadamente conduce a que la planta se torne enmarañada y que luego sea difícil de volver a reconducir.
Pueden cultivarse con un tronco único y formando una especie de arbolitos de copa amplia en un zona amplia del jardín dónde luzcan adecuadamente. Pero lo más habitual es hacerlas crecer para ser conducidas sobre pérgolas, cenadores, celosías, barandas o incluso tejadillos o fachadas.
Sea el lugar que sea el que elijamos deberíamos estar seguros que el acceso para podar esta planta varias veces al año es fácil.
Pensemos que muchas veces deberemos recurrir a escaleras para acceder a las zonas altas de la planta. Si en este lugar el equilibrio que tengamos es precario subidos a una escalera, constituye un verdadero peligro realizar esta tarea. Pero además, es que lógicamente nos dará mucha más pereza afrontar este trabajo si no es cómodo y fácil de acceder el lugar desde dónde tengamos que hacerlo.
Otro aspecto a tener muy en cuenta es que la zona justo alrededor del tallo principal de la glicinia esté libre de plantaciones y podamos acercarnos con facilidad a él para poder eliminar los posibles chupones que aparezcan brotando de sus raíces.
Éste, la eliminación de estas ramas que brotan del portainjertos, no es un trabajo que deba aplazarse. Dejar chupones de otra variedad de glicinia sobre la que está injertada la que cultivamos, puede conducir a que, con su vigor, llegue a apoderarse del crecimiento y termine por asfixiar a la glicinia que realmente queremos que florezca. Igual que un rosal...
Si decidimos hacerla crecer sobre alguna infraestructura o soporte que tengamos en el jardín debemos ser conscientes de la capacidad que tiene esta planta de crecer. El tallito que apenas mide metro y medio hoy, cuando pasen unos años se habrá convertido en un verdadero monstruo. La planta adquiere dimensiones y peso muy considerable, de manera que el soporte sobre el que crece debe tener resistencia para aguantar la envergadura que adquirirá con el tiempo.
Las glicinias, a poco que se les permita, enroscan sus ramas en cualquier cosa que tengan cerca. Un tallo fino creciendo alrededor del barrote de una ventana no lo dañará pero ese tallo engrosará e irá estrangulando el barrote con el paso de los años.
Es decir, que las glicinias pueden dañar seriamente los soportes sobre los que crecen así que a la hora de proporcionarles uno, debe ser de unas características adecuadas.
Imagen de Wikipedia Commons
Y por último pero no menos importante es considerar el asombroso desarrollo de sus raíces a la hora de elegir la ubicación de esta trepadora en nuestro jardín. El sistema radicular de una planta adulta puede llegar a ser tan potente que conviene que no esté plantada cerca de cimientos de la casa o infraestructuras que puedan dañarse por las raíces y por el peso de la propia planta.
Razones para que nuestra glicinia no florezca.
Vaya por delante que plantar una Wisteria en nuestro jardín y que pasen varias temporadas sin ver una sola flor, es absolutamente normal. Lo habitual es que las glicinias tarden bastante en producir su primera floración.
Pero además de este comportamiento natural puede haber algunas razones que expliquen por qué nuestra glicinia no "quiere" premiarnos con sus espectaculares flores.
  • Una poda incorrecta puede explicar esta falta de flores.
  • Una ubicación inadecuada en la que no reciba suficiente horas de sol.
  • Falta de nutrición de la planta.
  • Exceso de aporte de nitrógeno en los abonados que le suministramos. El nitrógeno fomentará un gran desarrollo de hojas pero mermará la floración.
  • Exceso de sequedad en el suelo durante el verano que no permite la formación de las yemas florales.
  • La planta que tenemos proviene de la germinación de una semilla. Si este es el caso, lógicamente tardaremos muchos años en ver la primera flor. Pueden transcurrir 15/20 en tardar en florecer, de manera que habría que armarse de paciencia!!
Cuando florecen las glicinias?
Depende un poco del clima. La primera y más espectacular floración en mi zona se produce durante la segunda quincena de abril comienzan ya a estar en flor pero es un poco variable. El año anterior se retrasó hasta el inicio de mayo.
http://www.yunphoto.net/en/photobase/hr/hr7828.html
Ahora, durante el mes de julio se produce la segunda floración. Sin duda no es comparable con la de la primavera ni en cantidad de racimos florales ni en tamaño. Pero sí, nos premia con unas poquitas flores. Incluso en otros meses puede llegar a abrir algún que otro racimo suelto.
Este es un racimo que está alargándose y en un par de días comenzarán a abrir sus flores. Sí debo decir que el color ahora, en verano, es más intenso. Me gusta más incluso!! Lo uno por lo otro..jajaja :)
Qué hay del riego?
Durante el verano, entre julio y agosto, se forman los brotes florales que producirán la floración que vendrá la siguiente temporada. A pesar de ser las glicinias son plantas poco exigentes en ningún sentido y aguantan cierto grado de sequía, si durante el verano nuestra glicinia estuviera demasiado deficitaria en cuanto a su hidratación, podría ser también una causa para explicar esta falta de floración o al menos reducir la abundancia de ésta.
Las glicinias florecen en la madera creada el año anterior. Durante los meses de julio y agosto comienzan a desarrollarse las yemas florales que abrirán en primavera. Conviene asegurarnos de que precisamente, en este momento no le falte agua a la planta. Máxime si vivís como yo en una zona con clima muy caluroso y seco durante los verano. De sufrir sequía, estas yemas florales pueden a fracasar e provocar la ausencia de floración en primavera..
Y la nutrición? Las glicinias son de un crecimiento enorme. Si no presenta déficit apreciables en la coloración de sus hojas o está brotando con normalidad, no seria preciso aportes extraordinarios de nutrientes.
Si vemos preciso añadirle algo de fertilizante conviene hacerlo durante el final del verano/ comienzos de otoño para que pueda formar correctamente las yemas de flor de la siguiente primavera.
El fertilizante lo aplicaremos alrededor de la base de la planta tras un riego en profundidad. A continuación podemos trabajar someramente la tierra para incorporar el abono al suelo y después un segundo riego es todo lo que precisa.
No conviene aportar fertilizantes con demasiado nitrógeno.
Cómo podemos propagar nuestra glicinia?
Hemos mencionado la germinación de las semillas (en primavera) del interior de las vainas que caen al suelo de forma natural. Pero, como comentábamos, este sistema de reproducción conlleva un período demasiado largo a la espera de la floración de la nueva planta.
Otro sistema para propagar la glicinia es tomar esquejes. Éstos deben ser de madera blanda, sin lignificar (sin que haya creado corteza seca y dura exteriormente). Un buen momento para tomar material para esquejar es a finales de primavera o comienzos del verano y podemos usar las ramas que cortamos durante la poda de vera.
El tamaño de estas estacas deben tener al menos 3 nudos o cuatro hojas. Deberemos eliminar cualquier flor u hoja que exista en la mitad superior.
La parte inferior de la estaca deberemos practicarle un corte a un o dos centímetro por debajo de la yema inferior. 
Como cualquier otro esqueje, mojaremos la parte inferior del mismo y lo impregnaremos de hormonas de enraizamiento. A la hora de introducir la estaca así preparada en el sustrato para que enraíce, debemos tener presente que ahondaremos la estaca hasta que sus dos yemas inferiores estén ocultas bajo el sustrato.
Mantener la hidratación correcta y que los esquejes reciban luz pero no sol directo ayudará a la hora de enraizar.
Plantación de brotes basales. Como hemos comentado, suele ser frecuente la aparición de brotes que surgen del suelo cerca de la base de la planta. No son más que brotes que nacen de las raíces horizontales de la planta madre y que pueden llegar a ser plantas autónomas si las preparamos convenientemente.
Si nuestra glicinia está injertada y estos brotes surgen por debajo del punto de injerto, es decir, de las raíces, los brotes basales pertenecerán a la variedad de glicinia que ha servido de patrón
Es decir, si tenemos una glicinia china injertada sobre una glicinia japonesa (que es lo frecuente), y los brotes salen de la raíz, los brotes pertenecerán a la glicinia japonesa, y por tanto tendrá la floración de la variedad del portainjerto. Exactamente igual que en los rosales!!
De todos modos esto no tiene por qué ser un problema. Es posible que deseemos ampliar los tipos de glicinia que cultivamos en nuestro jardín.
Si este es el caso, antes de independizar este brote basal comprobaremos que en su parte inferior ha emitido sus propias raíces. Si es así, estupendo. Lo extraeremos procurando sacar la mayor cantidad posible de raíces para que el arraigo sea más fácil. Si logramos retirarlo con un pequeño pan de tierra, miel sobre hojuelas!!
Si por el contrario, al escarbar un poco alrededor del brote basal, viéramos que no tiene raíces propias, raparemos ligeramente la corteza exterior en la parte más inferior que podamos, siempre a un nivel que quede dentro del suelo. Este rapado fomentará que en ese punto surjan raíces en un tiempo.
Volveremos a cubrir la zona con tierra y mantendremos cuidadosamente la hidratación. Al pasar unos meses, veremos que se han desarrollado raíces suficientes como para independizarlo de la planta madre.
Estos brotes basales pueden ponerse en contenedores en los que nos resulte fácil controlar la hidratación en tanto vemos que están prosperando produciendo nuevo crecimiento. Una vez tengamos seguro su arraigo pueden ser trasladados a su ubicación definitiva.
Un último sistema de reproducción a mencionar es el acodo simple. Si tomamos una rama suficientemente larga como para que descienda hasta el suelo y haya todavía largo suficiente para mantener la parte final de forma vertical atada a un tutor, tendremos una rama adecuada para acodar.
El acodo es un sistema de reproducción vegetativa por el que obtenemos un "clon" de la planta que reproducimos. Es decir, una reproducción exacta (no como con las semillas). Si una parte de un tallo que tenga algún nudo, y le practicamos un pequeño corte sin llegar a romper la rama manteniendo esta zona bajo el sustrato y proporcionando humedad durante un tiempo, en ese punto llegarán a brotar raíces.
Mientras lo hacen, la planta madre suministrará hidratación y alimento al acodo por lo que se trata de un sistema mucho más fácil que los esquejes para reproducir las plantas.
Cuando estas raíces se han desarrollado la nueva planta ya puede abastecerse ella misma del agua y nutrientes así que es el momento de independizarla de la planta madre. Una vez separada podemos llevarla al lugar de plantación que consideremos oportuno.
Si alguno de vosotros quiere ver el sistema de reproducción por acodo paso a paso, puede visitar este artículo en el que se habla del acodo simple de un rosal. El sistema es exactamente el mismo.
Es resistente a las heladas las glicinias? Pues la respuesta es sí y no. jajajajja Y eso como va a ser cierto? Pues lo es. La planta en sí misma puede soportar muy bajas temperaturas. Las heladas por encima de -5º /-7º C no suelen representar ningún problema.
Ahora bien, si se produce una helada una vez están engrosadas las yemas florales, éstas fácilmente pueden congelarse.
Doy buena fe de ello. Eso justo es lo que me ha pasado este año con unas heladas tardías que se produjeron en mi jardín. Las yemas florales engrosadas, incluso muchas empezando a abrir, una noche de helada profunda...y al traste con casi toda la floración!!! La mayoría de capullos amanecieron lánguidos y apagados para secarse en pocos días y caer sin llegar a ver las flores.
Aquí los tenéis!! Ya estaban empezando a alargarse...quince días y hubiera florecido espectacularmente a pesar de llevar conmigo solo tres temporadas. Pues no, veintitantos de marzo y heló...
Contrae con facilidad enfermedades y es atacada por plagas?
Pues no, en general se trata de una planta sana y vigorosa. Sin embargo puede verse afectada por pulgones que una buena rociada con agua y jabón potásico darán solución fácilmente al problema.
Sí hay otra plaga de mucha más gravedad y que no es que sea frecuente pero puede ocurrir. Son los barrenadores de las glicinias. Se trata de escarabajos que, metiéndose por los cortes de las ramas, penetran en el interior e impiden que el agua y los nutrientes circulen a través del tallo con normalidad. Taponar con cola los cortes de las ramas principales cuando practicamos la poda creo que es un sistema preventivo que no cuesta demasiado y puede evitar problemas.
María.

NOTA
Quizás también pueda interesarte el artículo sobre cómo se realiza la poda de esta planta en verano. Es un tutorial con explicaciones detalladas y todo lujo de fotografías para que no tengáis problema alguno a la hora de podar esta planta por muy novato que se sea.
Imagen de Wikipedia Commons

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