A la hora de diseñar nuestro jardín sabemos que hay infinidad de cosas a tener en cuenta. Si bien es cierto que son muchas las que consideramos, suelen ser las propias de nuestra parcela y no otras las que valoramos. Pero, y los jardines de los vecinos? Nos afectan? Indudablemente no solo nos afectan si no que nos condicionan.
Nuestra parcela es un conjunto y como tal deberíamos valorarla a la hora de decidir su diseño. Solamente lo que está en su interior está en nuestra mano modificarlo ( y no todo, por supuesto).
Pero es un conjunto dentro de otro conjunto más amplio, su entorno. Si, el jardín de los vecinos nos afecta. Como lo hace el entorno general, el paisaje lejano que divisamos desde algunas zonas de nuestro jardín, las vistas más próximas, los ruidos si hay tráfico en las cercanías, las construcciones cercanas y que quedan a la vista desde nuestro jardín... Por poner solamente algunos ejemplos.
Unas veces lo hacen para beneficio de nuestro jardín y otras trabajan en contra. Pero no hay duda de que a la hora de establecer el diseño del jardín debemos tenerlas todas en cuenta.
Cuando desde nuestra casa tenemos una magnífica vista, incluso la construcción de pérgolas, lugares de descanso, comedores al aire libre, cenadores, etc... frecuentemente se realizan focalizando precisamente estas vistas porque sería un pecado que dejaran de ser el centro de atención de algunas zonas de nuestro jardín.
De entrada tenemos habitualmente o vallas divisorias que son comunes y que separan nuestra propiedad de las que están al lado.
Lo que se vea a través o lo que se plante en ellas condicionará, a veces, de forma determinante nuestro propio jardín. Lo embellecerán a veces, nos originaran trabajos y molestias o nos deleitarán con sus floraciones, nos veremos perjudicados con sus raíces o no, sus ramas se meterán en nuestro jardín en ocasiones para proyectar deliciosas sombras, otras para impedirnos plantar algunos ejemplares que precisarían de más sol...
En ocasiones podremos "aprovechar" bonitas arbustos en flor y en ese caso, quizás es preferible no ubicar ninguna plantación grande delante que según crezca nos oculte ese momento de bonito colorido.
Esta es la única mimosa que disfruto y no tengo que padecer!! jejeje La veo desde la puerta de mi cocina cuando está en flor y creo que es espléndida..
Es difícil encontrar un jardín (si hablamos de un jardín grande, claro) desde el que no se vea absolutamente nada que no sea el propio jardín. Setos bien recortados, frutales cuajados de flores, arbustos que aportan manchas de un espléndido color formarán visualmente parte también de nuestro jardín.
Pero seguramente, si el jardín es amplio y tiene muchos metros de muro o valle, a través de algún espacio de ellos, divisaremos parcelas descuidadas que salvo que con algún medio (tela de sombreo o construcción de un muro) las tapemos seguirán molestando nuestra visión desde ese punto.
Aquí os muestro un espacio de mi seto sur para el que ya tengo comprada la tela de sombreo con la idea de cubrir "las vistas". La verdad es que ya estoy casada de ver ramas secas amontonadas y tanto descuido y desidia como observo desde esa zona.
Desgraciadamente en España en general hay un concepto del propio jardín que desde mi punto de vista es erróneo.
Indudablemente nosotros podemos plantar en él aquello que creamos conveniente. Pero esta libertad de elección no tiene límites? Sí, sí la tiene!! O mejor dicho, la debería de tener.
Es cierto que cuando no existe desarrollada una normativa municipal con relación a este tema, legalmente hay que acogerse a lo que marca nuestro Código Civil que establece unas distancias de árboles y arbustos a las líneas divisorias entre parcelas.
En general, creo que hay pocos Ayuntamientos que se hayan molestado de este asunto. Lo dejan al arbitrio de los vecinos ocasionado con ello, normalmente, una situación de cierto desvalimiento del vecino perjudicado. La mayoría de las veces, si no quieres ponerte a mal con el vecino o incluso poniéndote, estás dispuesto a meterte en pleitos que pueden tardar años en resolverse, generalmente te ves obligado a aguantarte con el perjuicio.
Es verdad que la Ley te permite eliminar las raíces que de plantaciones ajenas entren en tu jardín pero no así las ramas de árboles por ejemplo. Te metes en un juicio por los frutos pegajosos y las ramas que casi se meten en tu ventana desde un árbol del vecino? Pues no, en general no lo haces y te aguantas con las ramas en la nariz y te dedicas a barrer a diario lo que suelta el dichoso arbolito sobre tu camino.
Pienso que en localidades dónde hay un alto porcentaje de viviendas con parcela alrededor el Ayuntamiento debería reglamentar estos asuntos mucho más. Pero aún en el caso de que no lo esté, el consenso, el buen juicio y un sentido de lo que parece razonable, debería constituir la solución entre los vecinos.
Pero para ello deberíamos de tener los españoles un concepto de lo "ajeno" diferente y no estar convencidos de que lo propio siempre está por delante de lo común o de lo de los demás.
En muchos países sería impensable que no hubiera un acuerdo entre vecinos a la hora elegir las plantaciones que se ponen sobre las vallas divisorias. Su color, su aroma a veces, sus raíces, sus ramas, su floración... intervendrá en ambos jardines. El propio y el del vecino.
Es cierto que cuando compramos una parcela muchas de estas plantaciones están hechas de antiguo y no es cosa de obligar a los vecinos a retirarlas. Pero en muchos otros casos se trata de cultivos recientes, en los que la lógica debería obligar a ponerse de acuerdo y decidirse por soluciones que no perjudiquen a ninguna de las partes. No es así casi nunca.
Este es la típica situación: Tenemos una valla metálica (a través de la cual ramas, hojas y demás se colorán hacia el jardín del vecino) y queremos poner a todo su largo una "frondosa" hiedra? Pues la pongo!! Y listo!!
Preguntar al vecino si quiere esta "preciosidad"? Por qué? Si es mi jardín y la voy a plantar toda bien pegadita al murete sobre el que se asienta la valla pero dentro de mi propiedad?
Este tipo de jardineros, contemplan la necesidad posterior de su mantenimiento mediante podas constantes desde su lado. Pero el lado del vecino?
Tienen en cuenta que la hiedra se meterá hacia su jardín y que por lógica debería correr de su cuenta (económicamente si se contrata a alguién o en tiempo y herramientas si lo hace uno mismo)? No. La parte de "mi hiedra" que se vaya al vecino que se la pode él mismo. Si tiene que desembolsar dinero para pagar a alguién que se lo haga, pues que lo desembolse. Yo qué culpa tengo de que la hiedra se quiera ir hacia allí. No es de broma, ese es el argumento que a veces dan cuando dices algo.
Claro, el problema con este tipo de actitudes es que al vecino le estás originando no solamente gasto del pago de horas de un jardinero que pueda subirse a una escalera a podarla os veces al año. Es que la dichosa hiedra se mete hacia tu lado y si no te andas con cuidado empuja tus plantaciones.
Este típico vecino que en mi urbanización suele venir solamente los fines de semana, le importan un bledo los pulgones que cuajan su odiosa hiedra. Pero claro, a ti y a tus rosales, no! Y ahí te ves mochila a la espalda cargada con jabón potásico semana sí y semana también si no quieres que tus rosales se contagien.
En mi caso concreto, tratamos previamente a la plantación del tema. Ilusa de mí creí que el hecho de haber manifestado claramente que no deseaba hiedra, eliminaría cualquier posibilidad de la misma.
Me pidieron opinión (no como algo común, si no como una elección propia del dueño) y opté por haber "tapizado" la valla común con Trachelospermum jasminoide. De hoja prácticamente perenne, preciosa coloración otoñal, bajo mantenimiento, no invasivo, no tendente a tener plagas ni enfermedades, una floración divina en primavera y de un aroma embriagador.
Pero claro, aunque no me lo dijo nunca, estoy convencida de que se fue al vivero y cuando le dijeron que un trachelo rondaba los 10/12 € y un ejemplar de hiedra estaba sobre los dos o dos euros y pico, la elección fue clara para él.
Eso en cuanto a los metros de jardín trasero que es el largo de la casa, el tema se ha seguido reproduciendo a lo largo de los más de setenta metros de la valla divisoria a lo largo de todo el resto de la parcela. El jardinero que periódicamente viene a cuidar de este jardín, en cada visita planta tres o cuatro ramas más de hiedra y la cosa va avanzando cada año más...Cada vez veo más ramitas de hiedra que se meten hacia mi lado a través de las telas de sombreo o del brezo y que si dejo crecer llegan a arraigar sobre mi suelo. En fin, un trabajo que me ha originado y que jamás se le ocurre ni siquiera comentarme.
Como veis, sí, las plantaciones de los jardines ajenos nos influyen y mucho.
En otros países incluso la sombra que proyecta un árbol y que al crecer llega a robar la luz y el sol de la casa del vecino, se considera razón suficiente para su traslado o eliminación. Aquí en España? Eso sería impensable. Si el vecino que compró su propiedad por el sol que recibía su fachada, al pasar los años y crecer nuestras moreras (por decir algo) se ha quedado sin gota de sol.. pues se siente!!
Otras veces ya no es cuestión de llegar a acuerdos. En ocasiones las plantaciones están hechas tan de antaño que constituye el resolverlo un problema de gran envergadura económica. Es el caso de las dichosas arizónicas que hace treinta o cuarenta años se pusieron tan de moda en nuestro país.
En este caso concreto estaban plantadas mucho antes de que el vecino comprara su propiedad así que salvo que algún día esté harto de las raíces que le invaden su jardín, veo difícil la solución. Evidentemente no solo invaden con sus raíces sus plantaciones, impiden de mi lado que cerca de ellas crezca nada ya que absorben toda agua y alimento que cae sobre la tierra próxima (y no tan próxima porque desarrollan raíces increíblemente largas).
Luego está el tema de la poda. Es cierto que las arizónicas estaban cuando él llegó pero eso no le debería de eximir de ser él o persona pagada por él, quien se encargara de podarlas de mi lado. Evidentemente eso no ocurre.
Es cierto que todo no es blanco ni negro. Por verle algo positivo, cuando nieva, sobre sus ramas se deposita un hermoso manto blanco! jajajaja
Al diseñar nuestro jardín deberíamos considerar además de las raíces, la sombra que árboles y demás plantaciones de buen tamaño proyectarán sobre nuestro espacio. No solo eso, la caída de hojas y frutos pasados también se debería tener en consideración.
En jardines que presentan inclinación puede originarse un problema añadido. Si el nuestro está a un nivel inferior al del vecino y éste no tiene hecho los necesarios desagües a través de muros y las nivelaciones correctas del terreno, se puede originar un grave problema cuando se produce una tormenta monumental. El año pasado ocurrió en el mío. El jardín del vecino, literalmente se convirtió en una piscina, tanto subió el nivel del agua que llegó a desbordar hacia mi lado produciendo bastantes desperfectos en el rincón del jardín secreto.
Afortunadamente arregló el problema de su lado canalizando el agua de manera que en el futuro, aunque llueva torrencialmente, no se volverá a producir el desbordamiento hacia mi jardín. Evidentemente el coste de la reparación de los daños que su agua produjo en mi jardín, corrieron de mi cuenta ajjajaja En fin, sin palabras!
Las vistas que a los lejos, del pueblo o de las montañas que rodean nuestro jardín y que divisamos desde nuestras terrazas deberíamos preservarlas no haciendo plantaciones que con los años nos las roben.
Indudablemente el entorno se nos "cuela" en nuestro jardín. Si es hermoso, merece la pena seguir disfrutándolo. Si lo que hace es restarnos belleza, habría que buscar soluciones para evitarlo.
En mi caso, no tengo jardines de vecinos delante de la parte oeste de mi jardín pero se trata de un espacio abierto desde el que se otean las montañas de Ávila a lo lejos y que en primera se pone especialmente hermoso!! Prolongar de alguna manera este entorno hacia dentro de nuestro jardín introduciendo especies que prosperan de modo natural en las proximidades como lavandas y romeros, parece una decisión inteligente.
Como vemos, nuestro jardín no está formado solamente por lo que en él construimos y plantamos. Lo conforman también más o menos directamente, lo que rodea nuestro espacio verde. Sean otros jardines vecinos, sea el propio entorno, sean construcciones o paisajes que desde el nuestro se divisan...
Nuestra parcela es un conjunto y como tal deberíamos valorarla a la hora de decidir su diseño. Solamente lo que está en su interior está en nuestra mano modificarlo ( y no todo, por supuesto).
Pero es un conjunto dentro de otro conjunto más amplio, su entorno. Si, el jardín de los vecinos nos afecta. Como lo hace el entorno general, el paisaje lejano que divisamos desde algunas zonas de nuestro jardín, las vistas más próximas, los ruidos si hay tráfico en las cercanías, las construcciones cercanas y que quedan a la vista desde nuestro jardín... Por poner solamente algunos ejemplos.
Unas veces lo hacen para beneficio de nuestro jardín y otras trabajan en contra. Pero no hay duda de que a la hora de establecer el diseño del jardín debemos tenerlas todas en cuenta.
Cuando desde nuestra casa tenemos una magnífica vista, incluso la construcción de pérgolas, lugares de descanso, comedores al aire libre, cenadores, etc... frecuentemente se realizan focalizando precisamente estas vistas porque sería un pecado que dejaran de ser el centro de atención de algunas zonas de nuestro jardín.
De entrada tenemos habitualmente o vallas divisorias que son comunes y que separan nuestra propiedad de las que están al lado.
Lo que se vea a través o lo que se plante en ellas condicionará, a veces, de forma determinante nuestro propio jardín. Lo embellecerán a veces, nos originaran trabajos y molestias o nos deleitarán con sus floraciones, nos veremos perjudicados con sus raíces o no, sus ramas se meterán en nuestro jardín en ocasiones para proyectar deliciosas sombras, otras para impedirnos plantar algunos ejemplares que precisarían de más sol...
En ocasiones podremos "aprovechar" bonitas arbustos en flor y en ese caso, quizás es preferible no ubicar ninguna plantación grande delante que según crezca nos oculte ese momento de bonito colorido.
Esta es la única mimosa que disfruto y no tengo que padecer!! jejeje La veo desde la puerta de mi cocina cuando está en flor y creo que es espléndida..
Es difícil encontrar un jardín (si hablamos de un jardín grande, claro) desde el que no se vea absolutamente nada que no sea el propio jardín. Setos bien recortados, frutales cuajados de flores, arbustos que aportan manchas de un espléndido color formarán visualmente parte también de nuestro jardín.
Pero seguramente, si el jardín es amplio y tiene muchos metros de muro o valle, a través de algún espacio de ellos, divisaremos parcelas descuidadas que salvo que con algún medio (tela de sombreo o construcción de un muro) las tapemos seguirán molestando nuestra visión desde ese punto.
Aquí os muestro un espacio de mi seto sur para el que ya tengo comprada la tela de sombreo con la idea de cubrir "las vistas". La verdad es que ya estoy casada de ver ramas secas amontonadas y tanto descuido y desidia como observo desde esa zona.
Desgraciadamente en España en general hay un concepto del propio jardín que desde mi punto de vista es erróneo.
Indudablemente nosotros podemos plantar en él aquello que creamos conveniente. Pero esta libertad de elección no tiene límites? Sí, sí la tiene!! O mejor dicho, la debería de tener.
Es cierto que cuando no existe desarrollada una normativa municipal con relación a este tema, legalmente hay que acogerse a lo que marca nuestro Código Civil que establece unas distancias de árboles y arbustos a las líneas divisorias entre parcelas.
En general, creo que hay pocos Ayuntamientos que se hayan molestado de este asunto. Lo dejan al arbitrio de los vecinos ocasionado con ello, normalmente, una situación de cierto desvalimiento del vecino perjudicado. La mayoría de las veces, si no quieres ponerte a mal con el vecino o incluso poniéndote, estás dispuesto a meterte en pleitos que pueden tardar años en resolverse, generalmente te ves obligado a aguantarte con el perjuicio.
Es verdad que la Ley te permite eliminar las raíces que de plantaciones ajenas entren en tu jardín pero no así las ramas de árboles por ejemplo. Te metes en un juicio por los frutos pegajosos y las ramas que casi se meten en tu ventana desde un árbol del vecino? Pues no, en general no lo haces y te aguantas con las ramas en la nariz y te dedicas a barrer a diario lo que suelta el dichoso arbolito sobre tu camino.
Pienso que en localidades dónde hay un alto porcentaje de viviendas con parcela alrededor el Ayuntamiento debería reglamentar estos asuntos mucho más. Pero aún en el caso de que no lo esté, el consenso, el buen juicio y un sentido de lo que parece razonable, debería constituir la solución entre los vecinos.
Pero para ello deberíamos de tener los españoles un concepto de lo "ajeno" diferente y no estar convencidos de que lo propio siempre está por delante de lo común o de lo de los demás.
En muchos países sería impensable que no hubiera un acuerdo entre vecinos a la hora elegir las plantaciones que se ponen sobre las vallas divisorias. Su color, su aroma a veces, sus raíces, sus ramas, su floración... intervendrá en ambos jardines. El propio y el del vecino.
Es cierto que cuando compramos una parcela muchas de estas plantaciones están hechas de antiguo y no es cosa de obligar a los vecinos a retirarlas. Pero en muchos otros casos se trata de cultivos recientes, en los que la lógica debería obligar a ponerse de acuerdo y decidirse por soluciones que no perjudiquen a ninguna de las partes. No es así casi nunca.
Este es la típica situación: Tenemos una valla metálica (a través de la cual ramas, hojas y demás se colorán hacia el jardín del vecino) y queremos poner a todo su largo una "frondosa" hiedra? Pues la pongo!! Y listo!!
Preguntar al vecino si quiere esta "preciosidad"? Por qué? Si es mi jardín y la voy a plantar toda bien pegadita al murete sobre el que se asienta la valla pero dentro de mi propiedad?
Este tipo de jardineros, contemplan la necesidad posterior de su mantenimiento mediante podas constantes desde su lado. Pero el lado del vecino?
Tienen en cuenta que la hiedra se meterá hacia su jardín y que por lógica debería correr de su cuenta (económicamente si se contrata a alguién o en tiempo y herramientas si lo hace uno mismo)? No. La parte de "mi hiedra" que se vaya al vecino que se la pode él mismo. Si tiene que desembolsar dinero para pagar a alguién que se lo haga, pues que lo desembolse. Yo qué culpa tengo de que la hiedra se quiera ir hacia allí. No es de broma, ese es el argumento que a veces dan cuando dices algo.
Claro, el problema con este tipo de actitudes es que al vecino le estás originando no solamente gasto del pago de horas de un jardinero que pueda subirse a una escalera a podarla os veces al año. Es que la dichosa hiedra se mete hacia tu lado y si no te andas con cuidado empuja tus plantaciones.
Este típico vecino que en mi urbanización suele venir solamente los fines de semana, le importan un bledo los pulgones que cuajan su odiosa hiedra. Pero claro, a ti y a tus rosales, no! Y ahí te ves mochila a la espalda cargada con jabón potásico semana sí y semana también si no quieres que tus rosales se contagien.
En mi caso concreto, tratamos previamente a la plantación del tema. Ilusa de mí creí que el hecho de haber manifestado claramente que no deseaba hiedra, eliminaría cualquier posibilidad de la misma.
Me pidieron opinión (no como algo común, si no como una elección propia del dueño) y opté por haber "tapizado" la valla común con Trachelospermum jasminoide. De hoja prácticamente perenne, preciosa coloración otoñal, bajo mantenimiento, no invasivo, no tendente a tener plagas ni enfermedades, una floración divina en primavera y de un aroma embriagador.
Pero claro, aunque no me lo dijo nunca, estoy convencida de que se fue al vivero y cuando le dijeron que un trachelo rondaba los 10/12 € y un ejemplar de hiedra estaba sobre los dos o dos euros y pico, la elección fue clara para él.
Eso en cuanto a los metros de jardín trasero que es el largo de la casa, el tema se ha seguido reproduciendo a lo largo de los más de setenta metros de la valla divisoria a lo largo de todo el resto de la parcela. El jardinero que periódicamente viene a cuidar de este jardín, en cada visita planta tres o cuatro ramas más de hiedra y la cosa va avanzando cada año más...Cada vez veo más ramitas de hiedra que se meten hacia mi lado a través de las telas de sombreo o del brezo y que si dejo crecer llegan a arraigar sobre mi suelo. En fin, un trabajo que me ha originado y que jamás se le ocurre ni siquiera comentarme.
Como veis, sí, las plantaciones de los jardines ajenos nos influyen y mucho.
En otros países incluso la sombra que proyecta un árbol y que al crecer llega a robar la luz y el sol de la casa del vecino, se considera razón suficiente para su traslado o eliminación. Aquí en España? Eso sería impensable. Si el vecino que compró su propiedad por el sol que recibía su fachada, al pasar los años y crecer nuestras moreras (por decir algo) se ha quedado sin gota de sol.. pues se siente!!
Otras veces ya no es cuestión de llegar a acuerdos. En ocasiones las plantaciones están hechas tan de antaño que constituye el resolverlo un problema de gran envergadura económica. Es el caso de las dichosas arizónicas que hace treinta o cuarenta años se pusieron tan de moda en nuestro país.
En este caso concreto estaban plantadas mucho antes de que el vecino comprara su propiedad así que salvo que algún día esté harto de las raíces que le invaden su jardín, veo difícil la solución. Evidentemente no solo invaden con sus raíces sus plantaciones, impiden de mi lado que cerca de ellas crezca nada ya que absorben toda agua y alimento que cae sobre la tierra próxima (y no tan próxima porque desarrollan raíces increíblemente largas).
Luego está el tema de la poda. Es cierto que las arizónicas estaban cuando él llegó pero eso no le debería de eximir de ser él o persona pagada por él, quien se encargara de podarlas de mi lado. Evidentemente eso no ocurre.
Es cierto que todo no es blanco ni negro. Por verle algo positivo, cuando nieva, sobre sus ramas se deposita un hermoso manto blanco! jajajaja
Al diseñar nuestro jardín deberíamos considerar además de las raíces, la sombra que árboles y demás plantaciones de buen tamaño proyectarán sobre nuestro espacio. No solo eso, la caída de hojas y frutos pasados también se debería tener en consideración.
En jardines que presentan inclinación puede originarse un problema añadido. Si el nuestro está a un nivel inferior al del vecino y éste no tiene hecho los necesarios desagües a través de muros y las nivelaciones correctas del terreno, se puede originar un grave problema cuando se produce una tormenta monumental. El año pasado ocurrió en el mío. El jardín del vecino, literalmente se convirtió en una piscina, tanto subió el nivel del agua que llegó a desbordar hacia mi lado produciendo bastantes desperfectos en el rincón del jardín secreto.
Afortunadamente arregló el problema de su lado canalizando el agua de manera que en el futuro, aunque llueva torrencialmente, no se volverá a producir el desbordamiento hacia mi jardín. Evidentemente el coste de la reparación de los daños que su agua produjo en mi jardín, corrieron de mi cuenta ajjajaja En fin, sin palabras!
Las vistas que a los lejos, del pueblo o de las montañas que rodean nuestro jardín y que divisamos desde nuestras terrazas deberíamos preservarlas no haciendo plantaciones que con los años nos las roben.
Indudablemente el entorno se nos "cuela" en nuestro jardín. Si es hermoso, merece la pena seguir disfrutándolo. Si lo que hace es restarnos belleza, habría que buscar soluciones para evitarlo.
En mi caso, no tengo jardines de vecinos delante de la parte oeste de mi jardín pero se trata de un espacio abierto desde el que se otean las montañas de Ávila a lo lejos y que en primera se pone especialmente hermoso!! Prolongar de alguna manera este entorno hacia dentro de nuestro jardín introduciendo especies que prosperan de modo natural en las proximidades como lavandas y romeros, parece una decisión inteligente.
Como vemos, nuestro jardín no está formado solamente por lo que en él construimos y plantamos. Lo conforman también más o menos directamente, lo que rodea nuestro espacio verde. Sean otros jardines vecinos, sea el propio entorno, sean construcciones o paisajes que desde el nuestro se divisan...