Los cornejos (Cornus) son arbustos cadufifolios de gran crecimiento que pueden alcanzar fácilmente los 2/2,5 metros de altos. Tienen un desarrollo vertical emitiendo largas ramas desde la base sin demasiadas ramificaciones. Totalmente resistentes a las bajas temperaturas invernales.
Son precisamente las coloraciones que esta madera adquiere en invierno el gran valor ornamental de los cornejos. Existen variedades que producen tallos escarlatas (Como Cornus alba "Sibirica");
otras tienden más al amarillo o anaranjado (Cornus sanguinea "Midwinter Fire")o incluso al verdoso.
No son plantas especialmente problemáticas y pueden cultivarse en cualquier jardín. Crecen mejor en suelos que no sean excesivamente alcalinos, que drenen bien y que tengan algo de materia orgánica.
Es conveniente no mantener el sustrato seco demasiado tiempo aunque yo no he comprobado que sus necesidades de agua sean superiores a los demás arbustos de mi jardín. Los he regado con la misma frecuencia que los demás y no han presentado signos de necesitar más agua.
Lo que sí he comprobado es que en climas del interior de la península, como el mío, con un sol muy fuerte en verano, se cultivan mejor en ubicaciones a media sombra. Seguramente en jardines del norte de la península estarán encantados a pleno sol.
La floración no puede decirse que sea espectacular, la verdad. A finales de la primavera aparecen las cabezuelas florales de color blanco y de tamaño no muy grande y cuando llega el otoño fructifica con frutos de color blanco.
Algunas variedades, como Cornus alba "Sibirica" presenta en otoño unas bonitas coloraciones en sus hojas.
Pero como decía, son sus tallos lo realmente llamativo de estos arbustos. En invierno, cuando pierden las hojas lucen preciosos en el jardín. Esta coloración de la madera es tanto más intensa cuanto más jóvenes son los tallos perdiendo su capacidad para colorearse conforme la madera envejece.
Por tanto una poda correcta es fundamental si queremos disfrutar de sus colores invernales. Hay dos formas de podarlos:
Hay quienes cada año eliminan prácticamente desde abajo (a unos 5 cm del suelo) un tercio de sus ramas manteniendo el resto dejando sin podar el resto. Esta forma de podarlos permite disfrutar de su floración pero en contra, las ramas que se dejan sin podar no colorean con la intensidad de las que nacen nuevas en el año.
Por el contrario hay quienes prefieren renunciar a la floración y eliminamos todas las ramas a unos centímetros del suelo. Esta forma de poda provoca que todos los tallos que nazcan sean nuevos y por tanto con un color muy intenso cuando llega el invierno siguiente.
Como veis la poda no presenta dificultad alguna, simplemente la decisión de renunciar o no a la floración en aras al color invernal de la corteza de sus tallos.
Mis cornejos aún no han tenido tiempo de crecer pero quisiera enseñaros los restos de la poda. Unas ramas preciosas!! Una lástima que no sean más largas!! Con un color escarlata que se me ocurre que bien puede formar parte de una adorno en el jardín clavándolos en el sustrato de una maceta con hiedra y haciendo subir algunas de sus ramas por parte de los tallos. Es una idea, seguramente se podrá usar de otras muchas formas. Yo, de momento, no me voy a deshacer de ellos. Alguna utilidad les daré!! ;)