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El jardín trasero. Un espacio largo y estrecho (II) El diseño y las plantaciones

Jugamos a "las diferencias"? jajajja Entre esta fotografía:

y ésta otra:

igual que entre estas dos que siguen:



Solo hay trabajo!! (y trabajo y más trabajo ajjajaj) 


El jardín tiene dos vertientes completamente opuestas. Un lateral de mucho sol y el otro con casi ninguno.  



No había duda de que la zona de semisombra (el norte de la casa) debería tener camelias, hortensias, calas, helechos, Acnistus Australis, Farfugium Japonicum, Mahonias…

Este lateral se ve ve separado del camino por una zona sembrada de Dichondra Repens y que aún no ha terminado de extenderse. 

Y como soy una enamorada de las rosas he situado en el lateral sur algunos rosales antiguos como Mme. Isaac Pereire, Louise Odier y Mme. De Sevignè, intercalados por otros trepadores como Falstaff, Perennial blue y algún arbustivo como A. Shropshire Lad, Alan Titchmarsh,  Munstead Wodd, Blue for You y Young Lycidas.





En el primer tercio del jardín hay un Crataegus Laevigata “ Paul´s Scarlet” (aunque hasta hace poco estaba convencida de que era otra variedad pero hablar con el encargado de plantas de exterior del  vivero Los Peñotes me ha regresado a la duda) que aportará verticalidad al jardín y quitará parte del sol del mediodía a los rosales cercanos y que de otra parte me enamora con sus pequeños frutitos rojos en otoño!! 
En otra parte hay un Amelanchier Lamarckii cuyo otoñar mostré en la entrada anterior y que está rebosante de belleza ahora.  Con el tiempo, espero que sus ramas dividan ópticamente un poco este jardín tan largo.



Debo introducir algún arbusto de porte bajo perennifolio para que en invierno no quede este lateral completamente desguarnecido. Quizás alguna lavanda que adentre sus largos tallos sobre el camino …deberán ser de floración en la gama de blancos y azules para dar realce a las rosas que cubren toda la gama de rosas desde el más suave al más intenso rojo sangre.

O puede que este invierno retire algún rosal de los de floración oscura y lo sustituya por otro de tonos más melocotón, blanco, en todo caso, suaves y pálidos.

El tipo de plantas de un lateral y otro no ofrecía problemas. El tema era el largo del jardín. Eran muchos metros que en mi opinión ni aún con alguna curva en el camino se evitaría que el jardín pareciera excesivamente largo y estrecho.  Le di muchas vueltas a la cabeza y finalmente se me ocurrieron tres ideas que ayudarían a evitar este problema. Os cuento:



1.- No me gusta que desde la puerta de entrada al jardín se vea hasta el lavadero. Tengo la impresión de que le resta algo de privacidad.

Prefería que al entrar en el jardín se accediera antes de comenzar el camino,  a una zona un tanto apartada del mismo  mediante una división que puede lograrse con un arco o mediante un par de celosías colocadas a ambos lados del inicio del camino a modo de pantalla cubierta por el par de rosales trepadores que ya tengo plantados (uno en la esquina de la casa y otro enfrente de ella, al lado del muro divisorio) Si me decido por crear esta especie de “pantalla”  con una abertura para acceder al camino, será de madera, del mismo tipo que tengo colgadas en la fachada oeste de la casa. Eso sí, bien ancladas al suelo con postes  clavados en el suelo con cemento para que el viento no los tire.
De este modo ya por ahí se acorta un poco el jardín además de crear dos zonas dividiéndolas de esta manera. Me imagino el espacio inicial de acceso cubierto por arriba con las ramas de un árbol, no sé si un cerezo ornamental…ya veremos por cual me decido!! Bajo la sombra que proyecte el árbol se puede crear una zona de plantas adatadas a la semisombra. Hostas, calas,  algún helecho… Algo que dé sensación de frescor cuando se penetre en el jardín. Es importante tener una sensación muy agradable cuando se accede a la casa. No es cierto?
Ver el hueco entre las celosías y vislumbrar el final del camino al fondo  pienso que aportará interés e invitará a pasar por él para descubrir qué hay tras los rosales.



2.- Introducir un par de pequeños arbolitos a la mitad del recorrido, a ambos lados del camino y cuyas ramas se entrecrucen un poco, al estar en una zona curva,  según se vaya andando hacia el lavadero habrá momentos en que se dejará de ver el final del camino y otros en que quede oculto por la copa de los árboles que no será excesivamente alta. Deberé tener buen tino al podarlos y que las ramas estén a una altura que permita su paso cómodamente por debajo e ellas. Está claro

He elegido para este cometido dos arbolitos caducifolios, uno por la extraordinaria floración y otro por su otoñar absolutamente bello!! Un Amelanchier Lamarckii y un Vites Agnus Castus Latifolia.





3.-Tampoco me gustaba la idea de un camino que abocara directamente en una zona abierta como es la que sigue una vez se ha pasado la altura del final de la fachada de la casa. En esta parte (este) la casa cuenta con una gran terraza desde la que se ve el jardín de abajo y en cuyo lateral (lado sur del jardín) tiene una explanada elevada sobre la que hemos situado la zona de leñero y de almacenaje de algunas herramientas en tanto se termina de construir el garaje que es dónde irá definitivamente el espacio para las cosas de jardinería y la de tanto cacharro como acumulamos en esta construcción. Espero que luego se vea algo más decente que ahora, pero bueno, de momento la hemos mejorado retocando el cemento que la recubría y pintándola. 
También se nos ocurrió que en la parte de abajo sería un espacio estupendo para que nuestro querido Iker tuviera su caseta. Es una zona bien soleada y a cubierto de vientos y lluvia. Creo que nuestro perro se encontrará bien en ella.

Necesitaba una zona para cerrar ese camino y acortar en cierto modo con ella su recorrido. Me apetecía utilizar tan solo un par o tres de metros de ese camino para crear una zona algo distinta al resto con un ensanchamiento del mismo formando una zona un tanto redondeada en su final. Me explico. Diseñé un pequeño ensanche en el final e hice las plantaciones con la idea de que a la larga se forme ahí con las plantas un espacio sin sol apenas, pero con luz que vendrá del este, desde dónde está el lavadero. De momento no se aprecia ver la idea que estoy explicando porque se necesita el tiempo para que crezcan los arbustos que he puesto pero cuando pasen unos años, espero que no demasiados, este ensanchamiento quedará rodeado por plantaciones de más altura que el resto creando una zona de sombra, un poco humbría y fresca. De hecho en la parte norte de esta zona he puesto helechos y plantas que se sienten bien en la sombra.
Tengo que decidir un punto de agua en ella. Aún no sé de qué tipo ni dónde ubicarlo exactamente pero me apetecería que al pasar por esa zona cubierta por alguna trepadora y flanqueada por las ramas de los arbustos altos se escuchara la música del agua. Deberá ser algo pequeño,  discreto…pero que ayude a dar la sensación de frescura a la zona.

Las plantaciones están hechas en lo sustancial. Está creada la “estructura” del jardín con los rosales, arbustos y árboles que irán en la zona. Esperaré hasta ver como prosperan, como se dan en este clima… asentaré ideas y disfrutaré del mucho trabajo que hemos hechos.



Será ya la próxima primavera cuando piense en vivaces y herbáceas para rellenar los espacios entre arbustos. Quiero que el jardín esté repleto de vida, de vegetación…que sea exuberante y que se desborde de vegetación!! Por supuesto que el borde de ese camino se ve horrorosamente nítido. Nada que no pueda arreglar la primavera que viene con matas bajas que se “viertan” sobre él haciendo menos nítido su contorno.
Falta mucho. Lo sé…faltan las celosías de la entrada;  el punto de agua, un soporte para alguna trepadora en la zona ensanchada; que la Dichondra Repens termine de rellenar las calvas que hay…falta que los rosales crezcan y cubran la hiedra de la valla divisoria…Falta que las plantas se asienten un poco, y que yo descanse y asiente ideas…falta el transcurrir del tiempo!! Ese maravilloso aliado que nos mantiene en vilo  y nos hace esperar con ilusión lo que vendrá. Espero poder disfrutarlo como he hecho hasta ahora y compartirlo con vosotros mis queridos amigos jardineros.

El jardín trasero. Un espacio largo y estrecho (I) Preparación de la tierra y realización del camino

Se trata de la parte trasera de la casa en el lateral norte. El espacio va desde la entrada de la parcela (oeste) recorriendo toda la fachada de la casa hasta el lavadero (al este). Aproximadamente tendrá unos 25 metros de largo por unos 5 de ancho.

Yo tenía en mente qué tipo de jardín quería en esa zona. Tenía claro qué estilo deseaba, qué aspecto quería que tuviera este espacio en el futuro. Pero había dos problemas. A saber. Uno, un arriate elevado que lo recorría en todo su largo y de un ancho de unos dos metros y medio que contribuía a dar una sensación de “tubo” y que convertía toda la zona casi en un simple pasillo para transitarlo.

Era imprescindible dejar todo el espacio al mismo nivel pero para ello era preciso eliminar el arriate que había. Eliminarlo suponía un desembolso económico importante porque ya necesitaríamos aunque fuera una pequeña excavadora.

Pero había otro problema derivado del anterior. Nuestra parcela se halla ligeramente a un nivel inferior con relación a la contigua, lo cual suponía que si eliminábamos el arriate que en cierto modo contenía el murete con la valla metálica divisoria entre ambas propiedades existía cierto peligro de que la valla se viniera abajo. De modo que no quedaba otro remedio que realizar otro muro paralelo al existente con  unos buenos cimientos que sostuviera el que había ya.
Comenzábamos bien!!  Dos gastos importantes jajajaj Pero no había más remedio que ejecutar ambas obras.
A primeros  abril,  derribamos una de las mochetas de la puerta de acceso a la parcela para que pudiera entrar una mini…y este fue desaguisado que originó…. Era la guerra!!

No, sinceramente, tengo que reconocer  que cuando vi desaparecer el dichoso arriate todo el espacio me pareció magnífico. Daba una impresión de amplitud tremenda, parecía muchísimo más ancho!!!  Y descubrimos bajo el arriate algo que no esperábamos: Una roca!! Magnifica sorpresa . En el diseño que tenía en ciernes en mi cabeza no contaba con una piedra de esas dimensiones… pero no me costó nada incorporarla. Al contrario.

No pudimos afrontar el ajardinamiento de esta zona hasta en tanto estuvieron hechas las obras necesarias para sacar las conducciones de aguas residuales desde dentro a fuera de la casa para evitar futuros problemas de humedades.
Una vez en su sitio las canalizaciones (en la mitad del jardín a lo largo) fue el momento de comenzar a preparar la tierra. La obra y el paso de la excavadora dejaron el terreno totalmente compactado lo que dificultó muchísimo las tareas de cavarlos.
A lo largo de toda la valla divisoria, por el lado del vecino, hubo hasta hace un año un seto (por llamarlo algo) de arizónicas dejadas de la mano de Dios y ya sabemos qué supone eso. Unas raíces tremendas que invadían todo el terreno, que llegaban hasta la misma casa y que de no quitarlas, hubiera impedido cualquier plantación posterior.
El terreno en general de mi parcela es poco rico, arenoso, pero sin casi materia orgánica de modo que estaba claro que antes de nada había que comenzar por preparar bien el terreno  para que las futuras plantaciones crecieran en unas condiciones de idioneidad.
Cavamos metro a metro, hasta una profundidad de unos 30 centímetros.
No voy a explicar lo que eso supone de esfuerzo!! La tierra que íbamos desmenuzando con el pico la íbamos crivando a través de un somier viejo de manera que al otro lado del mismo iba cayendo la tierra limpia de cualquier piedra o raíz.


Una vez cavado absolutamente todo el espacio llegó el momento de encargar tierra vegetal enriquecida y estiércol muy muy maduro. Se llenó la entrada de la casa de sacas y sacas de materiales…qué gusto!! La idea de aportar nutrientes a aquel suelo pobre y desgastado e entusiasmaba..

Y eso hicimos, aportar una tremenda cantidad de todos estos materiales hasta dejar un suelo, no digo que perfecto, pero sí muy aceptable. En él ahora se hacen los hoyos casi con las manos, ajajjaja La tierra no tiene ni una raíz ni una sola piedra y es un gusto trabajarla.
Merece la pena dedicar el tiempo , el esfuerzo y el dinero a hacer estas preparaciones antes de comenzar nada porque es el momento  idóneo. Luego, una vez se comienza a plantar ya todo resulta mucho más difícil. Ahora no había peligro de dañar ninguna planta. Qué diferencia de tierra ahora!!
Evidentemente   había realizado infinidad de planos para equivocarme lo menos posible: Plano de canalizaciones, plano de plantaciones, plano de sombras.. Por cierto, trabajar con tantos planos no sabéis lo que ha mejorado mi manejo del “fotochóp” jajajja

Como he dicho al comienzo, el jardín lateral es bastante largo, 4 o cinco metros de entrada desde la casa hasta la fachada, 17,5 de fachada más otros cuatro hasta llegar al leñero..Sí, unas 25 o 26.  Era absolutamente preciso la realización de un camino. La zona estaría bastante transitada porque es la que conduce al lavadero situado un poco más allá del final del jardín y  de ahí es una de las vías para llegar al garaje. Tenía claro que aunque quizás estéticamente me hubiera gustado más que creciera algo verde entre las losas de piedra, no era práctico. Entrar y salir de la casa con los zapatos llenos de tierra y hierba no era lo más aconsejable. Decidí un camino sólido, de piedras bastante gruesas, con una base de hormigón para que fuera muy sólido. Elegí granito porque granito es lo que hay en la zona y todas las piedras de mi jardín, que son muchas, son de este material.
Ahora se notan todavía demasiado nuevas pero el tiempo creará sobre ellas una pátina como lo ha hecho en las otras piedras y adquirirá la belleza de la que de momento adolece.
Intentamos tener la mayor cantidad de aspectos en cuenta. Algo importante para nosotros fue no cubrir con el camino las cuatro arquetas que hay a lo largo del jardín. Pensamos que si un día había problemas en las tuberías representaría un buen cacao tener que ponernos a levantar un camino con cimentación. Así que adapté su recorrido para cumplir este aspecto.
El trazado del camino no podía ser recto. Eso hubiera aumentado más la sensación de estrechez del espacio y no hubiera casado nada bien con el estilo de jardín que a mí me gusta. Romántico, lleno de vegetación exuberante, más próximo a lo que entendemos por jardín inglés o campestre.  
Era importante también tener previsto por dónde pasar cables, tuberías de agua o tubos de riego en caso de que sea necesario. Al estar todo el jardín cruzado por el camino, si no hubiéramos hecho esta previsión sería imposible pasar de un lado a otro estas conducciones. Así que se os ocurrió dejar bajo el camino unos tubos de cierto atravesándolo de un lado al otro y disimular sus extremos con la tierra de los arriates o la dichondra.
Un trazado con suaves curvas permite ver las plantas desde distintos ángulos según se va recorriendo y eso aporta dinamismo. O eso creo.
Pensé que aún con las curvas la sensación de demasiado largo no se eliminaría del todo y tuve claro que había que “cortar”, dividir, el jardín en varios espacios…unos con fronteras más nítidas que otras. Pero eso lo dejo para la próxima entrada que estaré encantada que leáis.
Solo cuando logré un diseño que compaginara problemas prácticos y estéticos hice un plano para llevarme  al exterior.
Por fin,  a finales de mayo  fui un día a mi cocina a coger un colador y un par de paquetes de harina. Harina? Sí, sí, harina, de la de trigo… vamos, de la de rebozar.

Señalé cada metro en la fachada de la casa y en el muro divisorio con cinta adhesiva y con estos puntos de referencia  fui trazando una especie de “cuadrícula” en el suelo y sobre ella me resultó más fácil trasladar el dibujo del plano a mi jardín.

Me acordé de cuando era pequeña y de lo que me gustaba dibujar en el suelo lo que en Cataluña los niños emigrantes castellanohablantes llamábamos “charrancas” (xarranca) y que en realidad en castellano se llama Rayuela. Dibujé mi jardín con el mismo ímpetu y alegría que cuando era chica saltaba a la pata coja sobre aquellos dibujos en la tierra que cubría la calle dónde yo vivía en Barcelona. Y es que a uno le pasa la vida por encima y  puede cambiar por fuera pero dentro…dentro queda la misma pasión ( o quizás más) Verdad?
Fui trazando con la harina las curvas de lo que sería nuestro futuro camino y las dos zonas donde sembraríamos dichondra. Marqué con un trazo del hierro del que me servía la ubicación de los principales árboles y arbustos… y todo comenzó!!

Cómo disfruté aquel día!! Y qué grande me parecía aquel espacio!! Yo estaba acostumbrada a tan pocos metros en mi minijardín anterior.. que éste se me antojaba que no tenía fin jajaja Lo cierto es que en este espacio cabían casi tres del tamaño de nuestro  pequeño jardín anterior!!
Había estado esperando tanto tiempo para hacer aquello!! Tantos años!! Había sufrido tanto viendo preciosos arbustos y árboles en los viveros que ni en sueños cabían en la miniatura que yo cultivaba…que ahora me parecía increíble dibujar cuadrados y cuadrados de 1 m x 1 m!! ajjajaj

Creo que fue la primera vez que tuve la sensación de que mi jardín comenzaba a crearse. Hasta entonces, lo que habíamos hecho, me parecían obras… los trazos de harina, aquellas curvas sinuosas me hacían tener una idea más exacta de los espacios… me hacían soñar!! Ví sin ver las hortensias que luego he puesto y también vi la camelia que plantaría unos días después y las hojas pintadas de rojo del Amelanchier de uno de mis libros como por arte de magia la puse dónde hoy las mueve un viento real…vi todo!! Porque ese es el poder de la ilusión y su magia. Recuerdo que  recorrí mi camino de harina tantas veces!!! Como una niña chica ajjajaja
No os voy a contar en qué estado lamentable ha quedado aquel plano de papel milimetrado!! Desde manchas de café con leche, a quemaduras de cigarrillo, a manchas de tierra…roto por varias partes debido al viento que se lo llevaba una y otra vez y a las piedras que tenía que poner sobre él para que no se largara de mi lado ajajjaja  Una verdadera cochinada!! Pero lo tengo guardado y cada vez que lo miro me provoca una gran sonrisa porque me acuerdo de toda la ilusión que volqué en él y lo que representaba para mí, era el comienzo de la primera zona a ajardinar de  nuestra casa!! Luego han llegado otras y en los que años que vendrán espero que la salud nos acompañe para poder afrontar muchas más con la misma ilusión que hemos tenido en esta primera.

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