De la familia de las vitáceas, Parthenocissus tricuspidata 'Veitch Boskoop' es una vid, como Vitis coignetiae (ornamental) o Vitis vinifera.
Mi clima ya sabéis como es en verano: ardiente!! Creo que es la mejor palabra que lo describe. La jardinería en climas del centro de nuestro país no es fácil. Los veranos alcanzan temperaturas de no poder estar en el jardín durante las horas centrales del día y lo peor para las plantas no es el calor, es la falta de humedad atmosférica. Y en invierno, heladas y frío, mucho frío.
En estas condiciones en los jardines grandes, cada vez estoy más convencida que una no puede andarse con muchas pamplinas. Sí, se puede tener unas cuantas plantas de capricho. Evidentemente que podemos cultivar unas hortensias aquí en Madrid pero seamos realistas, jamás se aproximará ni en belleza ni en salud a las que crece casi espontáneamente en el norte de nuestro precioso país.
Y ello suponiendo que modificamos el suelo lo suficiente como para que tengan un pH bajo o que el sustrato del contenedor dónde las tengamos es tierra ácida y regamos con agua que no sea alcalina.
Pero es que hay plantas que no tienen requerimientos especiales solamente en cuánto a suelo, es que precisan de una humedad que Madrid (por poner mi ejemplo) no tiene. Y así jamás están lozanas y exuberantes como cuando crecen en una zona con un clima adecuado. Lo peor es que en el intento invertimos esfuerzos, productos, tiempo y al final...los logros no han merecido la pena.
Pero los jardineros de zonas centrales de la Península tenemos un completísimo surtido de plantaciones totalmente adaptadas a nuestras características climatológicas y que no llevan aparejado su cultivo ningún trabajo extraordinario.
La Parra virgen, sea Parthenocissus tricuspidata o Parthenocissus quinquefolia, es una de estas plantas a las que me estoy refiriendo.
Todo son ventajas en ella!
De una parte no suele contraer ni enfermedades ni plagas que precisen de tratamiento alguno. Lo cual es de agradecer teniendo tantas otras con las que siempre andamos mochila a la espalda con purines y jabones potásicos. Verdad?
Tened siempre presente que hablamos de un jardín aquí, en la Sierra de Madrid, dónde la humedad atmosférica es bajísima. En climas más húmedos puede tener algo de oídio y se supone que aquí también podría padecer de pulgones pero yo no se los he visto nunca. En realidad no he visto nunca estas parras enfermas ni con plaga alguna en mi jardín.
Tienen un crecimiento bastante rápido. Este tipo de vides cubren en relativamente poco tiempo una pared bastante grande. Para limitar su crecimiento lo mejor es realizar la poda durante el invierno, cuando está sin hojas, pero también puede recortarse en cualquier otro mes del año.
Sí hay algo con lo que se debe llevar cuidado es con impedir que la parra virgen llegue a la parte superior del tejado para que no penetre por entre las tejas.
No son plantas trepadoras que dañen los soportes sobre los que crecen a diferencia de la hiedra.
Pero además no hay que ocuparse de atarla o sostenerla de forma alguna. Ella solita va ocupando poco a poco el muro pegándose perfectamente a la pared sin que tengamos que hacer absolutamente nada. Los Parthenocissus se adhieren a las paredes, muros o pérgolas mediante zarcillos en cuyos extremos crecen diminutas ventosas.
Como no podía ser de otra forma para que pueda crecer en un jardín dónde se producen frecuentes heladas en invierno, la enamorada del muro (otro de los nombres por los que se conoce a esta trepadora) es totalmente resistente a las bajas temperaturas. Creo que podrían aguantar hasta -15 º C.
Pero además es resistente al calor siempre que sea una planta adulta y reciba un riego razonable. No he visto nunca señales de que sufra con el calor, quiero decir que nunca he apreciado sus hojas lánguidas o secas. Vamos, que no se inmuta cuando el termómetro sube a niveles de treinta y mucho en verano.
Y el riego? Pues tengo en mi jardín tres o cuatro. Las más grandes son las que crecen sobre las fachadas oeste y norte de la casa. Al plantarlas las regaba con la misma frecuencia que se regaba el resto de la zona del jardín dónde las planté pero ya hace años que no las riego. Evidentemente se riegan las zonas próximas ya que muy pegadas a ellas crecen otros arbustos en mi jardín pero quiero decir que no las riego directamente. Deben haber desarrollado suficiente sistema radicular como para abastecerse del agua que llega a las plantaciones próximas.
Su aspecto es otra de las razones por las que las planté para que con los años lleguen a cubrir ambas fachadas. Tienen unas hojas preciosas, verdes oscuro, sanas... que dan un aspecto fresco, frondoso y exuberante en verano sin invertir ni tiempo ni técnicas complicadas en ella.
Debo aclarar que el tamaño de las hojas el primero o segundo año son algo inferior al que luego adquieren cuando la planta ya es adulta.
La floración es prácticamente insignificante y carecen de aroma alguno. Las inflorescencias están ubicadas por debajo de las hojas y apenas son perceptibles. Se trata de florecillas diminutas, de color blanco y sumamente atractivas para las abejas.
Esta tarde justo, estaba regando cerca y se oía un zumbido increíble. Miré la fachada de la casa y la Parra Virgen era un hervidero de insectos!!
Estas flores darán lugar a pequeños frutos redondos, casi negros (que no son comestibles a pesar de ser una vid) y que son muy ornamentales.
El otoño!! Como veis esta planta tiene cualidades que la hacen casi inmejorable como planta trepadora para cubrir muros pero si por algo habitualmente es elegida es por los magníficos colores que adquiere en otoño antes de tirar la hoja. Un verdadero espectáculo!!
Y por último, una ventaja que no suele mencionarse pero que para mí es sumamente importante: Los largos peciolos de las hojas y el increíble número de hojas que tiene la superficie que va cubriendo esta trepadora, es una estupenda protección de la fachada frente al calor y al sol. Las hojas sombrean la pared creando un espacio de aire fresco entre las vegetación y el muro y seguro que algún grado de temperatura llega a evitar!! Esta sombra y frescor que aporta a las fachadas es un aspecto importantísima, en una casa como la mía que tiene sol todo el día y sobre la que no se proyecta sombra alguna de momento.
Pero además este sombreo de las fachadas no es todo el año. Cuando llega el otoño las hojas colorean y luego caen por lo que en invierno permite que las fachadas se ventilen y reciban los rayos de sol.
Mi clima ya sabéis como es en verano: ardiente!! Creo que es la mejor palabra que lo describe. La jardinería en climas del centro de nuestro país no es fácil. Los veranos alcanzan temperaturas de no poder estar en el jardín durante las horas centrales del día y lo peor para las plantas no es el calor, es la falta de humedad atmosférica. Y en invierno, heladas y frío, mucho frío.
En estas condiciones en los jardines grandes, cada vez estoy más convencida que una no puede andarse con muchas pamplinas. Sí, se puede tener unas cuantas plantas de capricho. Evidentemente que podemos cultivar unas hortensias aquí en Madrid pero seamos realistas, jamás se aproximará ni en belleza ni en salud a las que crece casi espontáneamente en el norte de nuestro precioso país.
Y ello suponiendo que modificamos el suelo lo suficiente como para que tengan un pH bajo o que el sustrato del contenedor dónde las tengamos es tierra ácida y regamos con agua que no sea alcalina.
Pero es que hay plantas que no tienen requerimientos especiales solamente en cuánto a suelo, es que precisan de una humedad que Madrid (por poner mi ejemplo) no tiene. Y así jamás están lozanas y exuberantes como cuando crecen en una zona con un clima adecuado. Lo peor es que en el intento invertimos esfuerzos, productos, tiempo y al final...los logros no han merecido la pena.
Pero los jardineros de zonas centrales de la Península tenemos un completísimo surtido de plantaciones totalmente adaptadas a nuestras características climatológicas y que no llevan aparejado su cultivo ningún trabajo extraordinario.
La Parra virgen, sea Parthenocissus tricuspidata o Parthenocissus quinquefolia, es una de estas plantas a las que me estoy refiriendo.
Todo son ventajas en ella!
De una parte no suele contraer ni enfermedades ni plagas que precisen de tratamiento alguno. Lo cual es de agradecer teniendo tantas otras con las que siempre andamos mochila a la espalda con purines y jabones potásicos. Verdad?
Tened siempre presente que hablamos de un jardín aquí, en la Sierra de Madrid, dónde la humedad atmosférica es bajísima. En climas más húmedos puede tener algo de oídio y se supone que aquí también podría padecer de pulgones pero yo no se los he visto nunca. En realidad no he visto nunca estas parras enfermas ni con plaga alguna en mi jardín.
Tienen un crecimiento bastante rápido. Este tipo de vides cubren en relativamente poco tiempo una pared bastante grande. Para limitar su crecimiento lo mejor es realizar la poda durante el invierno, cuando está sin hojas, pero también puede recortarse en cualquier otro mes del año.
Sí hay algo con lo que se debe llevar cuidado es con impedir que la parra virgen llegue a la parte superior del tejado para que no penetre por entre las tejas.
No son plantas trepadoras que dañen los soportes sobre los que crecen a diferencia de la hiedra.
Pero además no hay que ocuparse de atarla o sostenerla de forma alguna. Ella solita va ocupando poco a poco el muro pegándose perfectamente a la pared sin que tengamos que hacer absolutamente nada. Los Parthenocissus se adhieren a las paredes, muros o pérgolas mediante zarcillos en cuyos extremos crecen diminutas ventosas.
Como no podía ser de otra forma para que pueda crecer en un jardín dónde se producen frecuentes heladas en invierno, la enamorada del muro (otro de los nombres por los que se conoce a esta trepadora) es totalmente resistente a las bajas temperaturas. Creo que podrían aguantar hasta -15 º C.
Pero además es resistente al calor siempre que sea una planta adulta y reciba un riego razonable. No he visto nunca señales de que sufra con el calor, quiero decir que nunca he apreciado sus hojas lánguidas o secas. Vamos, que no se inmuta cuando el termómetro sube a niveles de treinta y mucho en verano.
Y el riego? Pues tengo en mi jardín tres o cuatro. Las más grandes son las que crecen sobre las fachadas oeste y norte de la casa. Al plantarlas las regaba con la misma frecuencia que se regaba el resto de la zona del jardín dónde las planté pero ya hace años que no las riego. Evidentemente se riegan las zonas próximas ya que muy pegadas a ellas crecen otros arbustos en mi jardín pero quiero decir que no las riego directamente. Deben haber desarrollado suficiente sistema radicular como para abastecerse del agua que llega a las plantaciones próximas.
Su aspecto es otra de las razones por las que las planté para que con los años lleguen a cubrir ambas fachadas. Tienen unas hojas preciosas, verdes oscuro, sanas... que dan un aspecto fresco, frondoso y exuberante en verano sin invertir ni tiempo ni técnicas complicadas en ella.
Debo aclarar que el tamaño de las hojas el primero o segundo año son algo inferior al que luego adquieren cuando la planta ya es adulta.
La floración es prácticamente insignificante y carecen de aroma alguno. Las inflorescencias están ubicadas por debajo de las hojas y apenas son perceptibles. Se trata de florecillas diminutas, de color blanco y sumamente atractivas para las abejas.
Esta tarde justo, estaba regando cerca y se oía un zumbido increíble. Miré la fachada de la casa y la Parra Virgen era un hervidero de insectos!!
Estas flores darán lugar a pequeños frutos redondos, casi negros (que no son comestibles a pesar de ser una vid) y que son muy ornamentales.
El otoño!! Como veis esta planta tiene cualidades que la hacen casi inmejorable como planta trepadora para cubrir muros pero si por algo habitualmente es elegida es por los magníficos colores que adquiere en otoño antes de tirar la hoja. Un verdadero espectáculo!!
Y por último, una ventaja que no suele mencionarse pero que para mí es sumamente importante: Los largos peciolos de las hojas y el increíble número de hojas que tiene la superficie que va cubriendo esta trepadora, es una estupenda protección de la fachada frente al calor y al sol. Las hojas sombrean la pared creando un espacio de aire fresco entre las vegetación y el muro y seguro que algún grado de temperatura llega a evitar!! Esta sombra y frescor que aporta a las fachadas es un aspecto importantísima, en una casa como la mía que tiene sol todo el día y sobre la que no se proyecta sombra alguna de momento.
Pero además este sombreo de las fachadas no es todo el año. Cuando llega el otoño las hojas colorean y luego caen por lo que en invierno permite que las fachadas se ventilen y reciban los rayos de sol.