Qué tipo de suelo es el de tu jardín? "La prueba de sedimentación" y el pH.

Llevamos varios artículos en los que tratamos los fertilizantes. En el último incluso hemos visto algo más de cerca algunos de los materiales que se usan en jardinería orgánica.
No obstante, antes de empezar a hacer aportaciones a lo loco con la intención de nutrir nuestras plantas o de modificar la estructura de la tierra dónde crecen las raíces de nuestros rosales, deberíamos conocer, aunque solo sea someramente el tipo de suelo con el que contamos en nuestro jardín y su pH.
Esta información se hace del todo imprescindible para ver en qué dirección debemos encaminar nuestros pasos a la hora de modificar nuestro suelo.
El tipo de suelo.
Si un suelo es arenoso o predomina en él la arcilla, casi todos los jardineros con algo de experiencia lo sabemos a simple vista. Metemos las manos en él, tomamos un puñado...y no hay duda!!
Pero seguramente habrá quién no tiene ni la más remota idea de estos aspectos porque está dando sus primeros pasos en jardinería.
No hay duda de que lo idóneo sería enviar algunas muestras de nuestro suelo para que una empresa especializada hiciera un análisis profesional. Pero ya se sabe, no siempre lo idóneo es lo que hacemos. Por tiempo, por dejadez, porque pensamos que es muy caro, porque no nos acordamos...en fin. Mil pueden ser las razones.
En todo caso, algunas pruebas caseras nos pueden dar "indicios" de las características de nuestro suelo. No se trata como digo, de pruebas científicas  y por tanto con una absoluta fiabilidad. No vamos a obtener con ellas valores exactos, pero a nivel de aficionado y salvo que tengamos unos problemas muy graves en el suelo de nuestro jardín, al menos nos pueden orientar de en qué "dirección" debemos actuar sobre nuestro suelo. Saber al menos el tipo de suelo que tenemos nos ayudará a cuidarlo, modificarlo, rectificarlo, etc según sus características para que pueda atender las necesidades de nuestras plantas.
El suelo es la base del crecimiento de las plantas. Sobre él se desarrollan las raíces de nuestros rosales y de él toman buena parte de todos los elementos que precisan para su nutrición. La salud, estructura, fertilidad...de nuestro suelo es en gran medida lo que determina el éxito o el fracaso en la mayoría de cultivos.
Tres son los componentes inorgánicos principales: arena, limo y arcilla. Todas ellas son partículas que proviene de la erosión y que combinadas entre ellas darán lugar a uno u otro tipo de suelo. La predominancia de una o varias de ellas determina las características del mismo y su comportamiento en muchos aspectos a la hora de ser cultivado. Así la capacidad de retención de agua, de nutrientes, la compactación o no, la capacidad de estar aireado...son factores que se basan en buena parte en el tamaño de estas partículas de las que está compuesto principalmente el suelo en cuestión.
De menor a mayor tendríamos
Partículas de arcilla: miden menos de 0,002 mm.
Partículas de limo: miden entre 0,002 y 0,05 mm
Partículas de arena: Entre 0,05 y 2 mm
Los suelos arcillosos (también llamados suelos pesados) tienden a la compactación sobre todo si los pisamos cuando están húmedos. Absorven y conservan mucho tiempo el agua y tienen un drenaje lento. Una vez secos se vuelven duros e incluso llegan a agrietarse si no se les aporta humedad. Son suelos que contienen bastantes nutrientes pero tardan bastante en calentarse en primavera si los comparamos con los suelos arenosos. En estos suelos las partículas de arcilla predominan en al menos un 25%.
En los suelos arenosos por el contrario, priman las partículas de arena que son mucho más gruesas que la arcilla. El tamaño de estas partículas de arena permiten la formación de grandes huecos entre ellas llenas de aire. Son suelos sueltos, ligeros, sin problema alguno de drenaje e incluso con retención deficiente lo que hace que requieran riegos más frecuentes. Incluso con tanta capacidad para drenar que tienen a lixiviarse fácilmente con lo que los nutrientes descienden a las capas inferiores de ellos dejando estar al alcance de las raíces. Suelen ser suelos pobres precisamente por su escasa capacidad para reneter nutrientes entre sus partículas. En general suelen ser suelos con cierto grado de acidez.
Los suelos limosos, lógicamente son los suelos en los que abundan las partículas de limo que tienen un tamaño intermedio. Con una buena capacidad de retener nutrientes, con buena capacidad también para retener la humedad. Con cierta tendencia a compactarse. Son suelos muy fértiles y que se trabajan muy fácilmente.
Los suelos francos serían los suelos con un equilibrio entre los tres tipos de partícula de modo tal que no padecen los inconvenientes de los suelos arcillosos ni los de los arenosos. Se trata de suelos muy fáciles de trabajar y muy fértiles ya que tiene una alta capacidad de almacenar nutrientes. Un buen drenaje y a la vez una retención adecuada de agua. Al tener buena aireación no llegan a estar compactados con facilidad como ocurre con las arcillas.
Un suelo formado por una cantidad equilibrada de estos tipos de partícula conforma un suelo fértil, con una estructura conformada por pequeños "grumos" y con un buen drenaje.
Por el contrario cuando el suelo está desequilibrado, por ejemplo los muy arenosos y carentes de materia orgánica, al no haber grumos de materia orgánica entre las partículas que lo forman, el agua y los nutrientes se lixivian con facilidad, dando lugar a suelos generalmente bastante pobres en nutrientes. 
Un problema semejante lo tenemos en suelos excesivamente arcillosos y mal estructurados. Aquí el problema es el contrario. Los poros entre las diminutas partículas son tan pequeñas y éstas se acomplan de forma tan compacta y junta entre ellas que es difícil que el agua y el aire penetre entre los huecos, llegando a formar terrenos completamente endurecidos incluso llegándose  resquebrajar cuando están secos en verano.
Tanto en un caso como en el otro, la adición de abundante materia orgánica en forma de compost y estiércol mejorará su estructura. Deberíamos trabajar en los primeros 30 cm el suelo serviamente a hacerlo servir para plantaciones.
Como vemos, el cuidado y respeto por el suelo es fundamental para un cultivo adecuado y sano de nuestros plantas en general y de nuestros rosales en particular.
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Manipular entre las manos un puñado de nuestro suelo, amasarlo, notar su textura, comprobar la facilidad o no para formar una bola con él; si es posible llegar a convertirlo en una forma más alargada y estrecha, con qué facilidad se mantienen compactas estas formas o qué tan fácil se disgregan... todo esto nos va a aportar también información sobre nuestro suelo.
El color no siempre es del todo fiable. Me explico. Entre la muestra de suelo del jardín trasero y la de uno de los hoyos de plantación de los rosales, en cuanto a color, no presentaban demasiadas diferencias. En cambio a la hora de trabajar entre las manos ambas muestras su ductilidad y lo manejables y fáciles de formar una bola o una forma algo más alargada, fueron muy distintas.

Mientras tuve entre las manos la muestra de suelo del seto norte tratando de formar con ella una bola, noté claramente las partículas de arena. Eran gruesas y la mezcla no resultó fácil de darle la forma de una bola. No logré hacer con ella una forma algo más alargada, el suelo se disgregó constantemente. Como veremos más abajo y una vez realizada la prueba de sedimentación, el resultado sería un suelo arenoso franco.

La muestra del jardín trasero por el contrario me permitió hacer más fácilmente una bola. Era algo más suave, noté menos la arena y logré, aunque con bastante dificultad, llegar a darle forma algo alargada.  Según la prueba de sedimentación se trata de un suelo franco arenoso.

Por último, la tierra que extraje del interior de un hoyo de plantación de un rosal era mucho más dúctil y suave. Con esta tierra mezclada con agua fue fácil hacer una bola e incluso conseguí sin demasiados problemas formar un cuerpo alargado. También es verdad que me hubiera resultado imposible alargar más esta forma. Se hubiera disgregado. Luego comprobaría las razones de esta clara diferencia con los otros dos anteriores. Se trata de un suelo franco.

He querido a continuación comprobar hasta qué punto había partículas de arena, limo y arcilla en estos tres suelos.
Propongo hoy una prueba sencilla, con materiales que todos tenemos en casa y que si bien no nos va a proporcionar unos datos exactos como lo haría un análisis realizado por una empresa profesional, sí nos va a dar una "idea" aproximada del tipo de suelo que tenemos y estimaremos con ella las proporciones entre los tres elementos. Se trata de lo que en infinidad de páginas de internet llaman "la prueba de sedimentación" y la vamos a realizar simplemente con unos tarros de cristal.
Debo decir que me he sorprendido con los resultados de esta prueba. Sabía que los hoyos de plantación de mis rosales no tenían un suelo arenoso porque me he ocupado siempre de que no lo fuera aportando muchísima materia orgánica y sustituyendo todo el suelo original por mezcla de materiales. Pero el suelo del seto norte, aunque trabajado previamente a las plantaciones en sus 20/30 cm primeros mezclándolo con estiércol y otras materias orgánicas y con los aportes superficiales posteriores que se han ido haciendo estos dos años, creí, la verdad, que sería todavía más arenoso de lo que es.
Bien, os cuento como he realizado esta prueba de sedimentación o estratificación (no sé cómo llamarla porque no es exactamente ni lo uno ni lo otro jejjejeje) pero nos vale para entendernos. Verdad? :)
Es importante no tomar las muestras de tierra de la parte de arriba del suelo que suele contener mucha más materia orgánica procedente de acolchados y aportes de compost. Conviene hacerlo de una zona algo en profundidad, 15/25 cm, más o menos en la zona dónde crecen las raíces de los rosales. Hacerlo así no nos distorsionará tanto los resultados.


Una vez tomadas las muestras de suelo de todos aquellos rincones de nuestro jardín en los que queramos comprobar la proporción de arena/limo/arcilla que tienen, debemos cribarlos para eliminar gravas, piedras, raíces, etc.

Metemos las muestras de tierra limpias en un tarro de cristal que convendría etiquetar con los datos de la zona del jardín de la que procede su contenido. 

Leí en algún sitio que era mejor agregar jabón a la mezcla para que las partículas permanecieran disgregadas y no se pegaran unas a otras pero no estoy segura de su conveniencia. Creo que si tuviera que volver a hacer esta prueba no se lo agregaría porque además de dificultar la visión de la parte superior del bote por la espuma que forma, creo que mantiene artificialmente algunas partículas en suspensión que de no haber habido jabón quizás hubieran descendido.

Llenamos los tarros de agua hasta arriba y movemos enérgicamente el contenido de los frascos durante un par o tres de minutos hasta asegurarnos de que todo su interior está perfectamente mezclado.

Lo dejaremos en reposo al menos 24 horas. Incluso tras 24 horas no se habrán depositado todavía todas las partículas en suspensión en el agua. Las más pequeñas, las de arcilla, seguirán flotando en el agua que hay en la parte superior de los frascos. Tardaría días en ver ese agua transparente, lo estará cuando toda la arcilla que hay mezclada aún con el agua baje al fondo y engrose algo más la capa superior de arcilla que hay en el frasco.

Qué ocurrirá con este reposo? Que las partículas más grandes, las que pesan más, se depositarán a mayor velocidad en el fondo del tarro y formarán una capa de arena. A continuación se depositarán las siguientes en tamaño, el limo. Por último lo harán las más pequeñas, las de arcilla. Ésta será la capa superior.
Sobre la superficie del agua e incluso tras algún día de reposo más, podemos ver la materia orgánica que flota o que finalmente ha descendido hasta situarse sobre la capa de arcilla.
Si el alto de estas tres capas las dividimos en diez partes y calculamos qué porcentaje representa cada una, tendremos el porcentaje de arena, limo y arcilla que contiene cada muestra de suelo. Hay quienes lo miden a mano con una regla. A mí me ha ido mejor agrandar o achicar la imagen de una regla hasta que el alto total de partículas fuera de 10. Lo he hecho con Photoshop, claro.
Las proporciones que dentro del conjunto tienen estas tres capas nos marcarán el tipo de suelo que tenemos: arenoso, limoso, arcilloso o, como suele ser lo mas habitual, mezcla entre ellos: franco arenoso, arcilloso limoso, arenoso franco, etc, etc.
Usando un triángulo de texturas del suelo no hay más que localizar en cada uno de sus tres laterales los valores de cada tipo de partícula y ver en qué tipo de suelo se ubica su confluencia.

Esta es una muestra de suelo de mi seto norte.

A continuación, una muestra de mi jardín trasero.

Por último, una muestra de suelo tomada del interior de los hoyos de plantación de mis rosales.

Pero además del tipo de suelo con el que contamos, hay otro factor que interviene poderosamente en la disponibilidad que de nutrientes tienen las plantas en el suelo y en la vida en general que se desarrollará en él. Se trata del pH del suelo
Cuando el valor del pH es ligeramente ácido (entre 5,5 y 6,5) la mayoría de minerales y nutrientes que hemos estado viendo en los recientes artículos sobre fertilizantes tienen un disponibilidad óptima. Evidentemente los suelos con valores ácidos y o los que tienen valores muy alcalinos serán adecuados para el cultivo de algunas plantas específicas que están especialmente adaptados a ellos y que es en este tipo de suelos dónde crecen más felices. Pero en general, la mayoría de las plantas crecerán mejor y con menos problemas en terrenos con un pH ligeramente ácido como el que estamos comentando.
Sin embargo el asunto no es tan simple como agregar cal a los suelos demasiado ácidos y azufre a los alcalinos. El pH del suelo no solo depende de los iones de hidrógeno (H+). En el suelo hay cuatro elementos minerales con carga positiva que intervienen en los valores de pH que tiene el suelo: Calcio (Ca ++), magnesio (Mg ++), potasio K+) y socio (Na +). El equilibrio que tengan entre sí estos cuatro cationes redundará en beneficio o en contra de la salud del suelo.
El exceso de uno de estos cationes provoca que descienda la disponibilidad de los menos abundantes.
Así, cuando uno de estos cationes se convierte en dominante las plantas pueden sufrir la carencia de otros minerales importantes para su nutrición. Por ejemplo, cuando el Mg está presente en eceso puede haber un déficit del calcio disponible para las plantas que no se solucionará con el aporte de más calcio.
Pero a la vez se hace determinante el equilibrio entre estos cationes si queremos que la estructura del suelo no se vea comprometida. Dentro de los cuatro que hemos mencionado son los cationes de calcio y magnesio los más importantes. Un exceso del primero con relación al segundo producirá suelos con estructura abierta, que se secarán demasiado rápido. Y al contrario, cuando es el magnesio el que predomina sobre el calcio en demasía el suelo se tornará pegajoso cuando está mojado, demasiado denso y con grietas cuando se seca.
Una vez que tenemos claros ya ( o casi, eso espero jajaja) algunos conceptos, como es lógico lo primero a averiguar será el valor del pH de nuestro suelo de la forma más ajustada posible.
Si necesitamos un análisis riguroso deberemos llevar a un laboratorio unas muestras de nuestro suelo para ser analizadas. Pero generalmente, al nivel al menos de jardinero aficionado como yo, será suficiente con el uso de tiras indicadoras de pH fácilmente asequibles en farmacias y en algunos centros de jardinería.
Las hay de distintos tipos e indicadas para diferentes rangos de pH. Las hay que ofrecen resultados de grado en grado de pH e incluso hay otras que llegan a indicar valores de medio grado.
Aclaremos que para que no se vean "contaminadas" estas tiras debemos guardarlas en lugares dónde no haya gases o sustancias ácidas o básicas; dentro del envase en el que se venden y en lugar fresco y seco.
Cuando procedamos al análisis deberemos tomar varias muestras de nuestro suelo en diferentes puntos de la zona que nos ocupe. Con unos puñados de tierra será suficiente. Tomaremos varias porque el pH puede ser bastante variable de una zona a otra. Y desde luego será importante, si se trata de una zona dónde ya haya plantaciones, tomar la muestra de tierra en la zona cercana a las raíces, no solo en superficie si no a mitad de altura entre el nivel del suelo del jardín y las raíces más profundas.
A estos puñados de tierra que pondremos en un recipiente les agregaremos agua destilada (es decir, con un pH neutro, es decir, 7, para que no distorsione los resultados) en cantidad suficiente para formar una pasta o papilla algo fluida. Dejaremos que la mezcla repose un par de horas tras las cuales solo nos resta introducir una tira indicadora de pH en la mezcla durante un par o tres segundos. Sacudiremos el exceso de líquido y compararemos las coloraciones obtenidas con las que acompañan las cajas en las que se venden este tipo de indicadores. Deben de coincidir los tres colores verticalmente.
Quizás no es el sistema más exacto posible pero en general los resultados de este tipo de medidores, salvo que se trate de cultivos muy concretos que precisan un pH muy exacto, serán suficientemente aproximados los resultados que nos aporte.
En mi caso las tres muestras de suelo han dado valores de pH entre 6 y 6,5. Se trata por tanto en las tres muestras de suelos ligeramente ácidos dónde no debería haber problemas graves de disponibilidad de nutrientes. En concreto el suelo de los hoyos de plantación de los rosales creo que resulta bastante adecuado para que mis rosales crezcan felices con un grado de acidez idóneo y una textura en el suelo que no tendría que producir encharcamientos si no un buen drenaje y a la vez permitir la retención de los nutrientes que iré aportando según avanza la temporada. 
El gran problema de lixiviación que padece el suelo original de mi jardín aquí no debe de producirse precisamente por el cambio en la estructura del suelo. La permanente utilización de acolchados a base de compost protegerá el suelo de erosiones, cambios bruscos de temperaturas y me ahorrará regar demasiado en verano cuando vengan las altas temperaturas. Eso es lo que espero. claro! :)
Con estos datos, que vuelvo a repetir, no son en modo alguno exactos, si no tan solo un leve esbozo del tipo de suelo en el que crecen las raíces de mis rosales, tengo al menos una ligera idea de cómo actuar. Pienso que no necesita modificaciones profundas en absoluto y que con seguir aportando con frecuencia materia orgánica en modo de compost y de fertilizantes naturales mis rosales podrían crecer saludables sin presentar graves problemas de resistencia a frío, sequía y enfermedades. Al menos en teoría. 
La actuación sobre la tierra de mi jardín y sobretodo en las zonas de cultivo de rosales hacia esa meta se ha encaminado siempre. Insisto una vez más en la importancia del aporte de materia orgánica al escenario que rodea la base de nuestras rosas. Lograr un suelo dónde crezcan felices y sanos, un suelo lleno de vida y que no se vaya empobreciendo cada vez más,  es la meta de cualquier rosero. Lograr un suelo adecuado para ello está en nuestra mano y pienso que sí, que requiere algo más de trabajo, de estar pendiente y de buscar materiales si lo comparamos con el uso en exclusiva de abonos químicos como única aportación a la tierra. Pero no hay duda, yo no la tengo, que los rosales y cualquier otra planta preferiría crecer en un suelo cuidado que en uno que se maltrata por falta de cuidados.
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La importancia del pH en el suelo para las plantas que requieren suelos ácidos. Aunque es un artículo específico sobre el cultivo de acidófilas (Calas, hortensias, rododendros... las rosas precisan de cierta acidez en el suelo dónde crecen. Puede resultar de interés su lectura. 
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Algunos abonos orgánicos y enmiendas del suelo que podemos usar con nuestros rosales.

Los fertilizantes es un tema muy amplio. Tratarlo en un solo artículo resulta imposible. De ahí que la información de la que disponemos sobre ellos creamos más conveniente seccionarla en varios artículos.
Hoy queremos detenernos algo más de cerca en algunas materias que podemos utilizar como abonos orgánicos. Vamos a ello!!

Repitamos también aquí lo que comentábamos en el artículo sobre los abonos orgánicos comparados con los químicos. No siempre es fácil y muchas veces tampoco barato, hacerse con algunos de estos materiales. No obstante como dijimos en el post anterior una posible solución sería el ponerse de acuerdo varios jardineros que residan en zonas cercanas unos a otros y que estén interesados en utilizar algunos de estos materiales y pedirlos a través de páginas de web cuando no estén disponibles en los viveros de la zona. 
El conocimiento y uso de algunos de ellos no está precisamente generalizado en nuestro país como lo está en algunas zonas europeas o EE.UU dónde existen un amplio abanico de oferta de estos productos para unos consumidores que llevan años utilizándolos, los conocen bien y de ahí que al demandarlos, el mercado lo ofrezca. Aquí aún tiene un uso que no puede decirse generalizado. Nos suenan, sí. Hemos oído hablar de ellos. Pero entre que no tenemos con muchos de ellos la costumbre de usarlos y que de otra parte, tampoco todos son fácil de encontrar a la venta…pues eso, que quizás no son todo lo conocidos que son en otros países.
De hecho si se visitan páginas especializadas y cuyo prestigio está reconocido en el campo del cultivo de rosas como es el caso de la Royal Horticultural Society, la American Rose Society, Heirloom roses, vemos como tratan con la más absoluta normalidad el uso de estos abonos. Algunos reputados especialistas en el cultivo de rosas como Michael Marriott cultiva su jardín bajo principios orgánicos. No hay más que darse una vuelta por foros, blogs de jardinería de estos países para comprobar lo extendido que está su uso..Se nota que los jardineros  los conocen y viene usándolos ya desde hace tiempo.
Seguramente en nuestro país, poco a poco las cosas vayan cambiando. Yo al menos eso espero. Que nos concienciemos cada vez más de las consecuencias para el medio ambiente tiene el uso exclusivo y masivo de los fertilizantes químicos y nos vayamos acercando únicamente con las prevenciones necesarias a los abonos orgánicos. 
Vamos a echar una mirada al abanico de los abonos orgánicos que ´suelen recomendarse para el cultivo de rosales. También incluiremos en este listado algún producto que aunque técnicamente no puede ser calificado de fertilizante si no más bien de enmienda del suelo, puede ser usado a la vez como aporte de nutrientes para nuestras rosas.
Aclaremos que los valores NPK que indicamos son de forma aproximada ya que las aportaciones de macronutrientes de este tipo de fertilizantes son muy variables a veces dependiendo del origen de la materia, de la estación del año, etc.
Y un último comentario. Antes de comenzar a aplicar este tipo de materias deberíamos saber qué tipo de suelo tenemos. Lo ideal lógicamente es encargar a una empresa especializada un análisis del mismo. Pero esto, está claro que la mayoría de nosotros, los aficionados, no solemos hacerlo. Quizás es ignorancia y pensamos que tiene un precio muy elevado. Yo no lo sé, francamente.
Pero aunque lo idea sería conocer en profundidad nuestro suelo para tener seguridad de qué tipo de aportaciones o modificaciones son precisas, al menos sí podemos saber grosso modo con qué tipo de suelo contamos en nuestro jardín para el cultivo de nuestras rosas. Las necesidades y características de un suelo arenosos no se parecen en nada a las que precisa un suelo arcilloso o uno dónde predomina el limo. 
Algunas pruebas muy sencillas e incluso caseras, nos pueden dar, si no una información exhaustiva, sí al menos "la dirección" en la que debemos hacer los "ajustes" si es que son necesarios.
Otro factor que se hace imprescindible antes de cualquier aplicación sería conocer el pH de nuestro suelo.
Empecemos por la Harina de huesos (NPK 3-15-0 Marca MiracleGro). Se trata de un preparado compuesto fundamentalmente por huesos molidos que constituye un estupendo abono de liberación lenta muy rico en fósforo. También tiene un alto contenido en calcio (recordemos, un nutriente secundario).
Es mejor aplicarlo en conjunto con otros abonos orgánicos ya que la harina de huesos ayuda a la efectividad de los demás y viceversa.
En el proceso de elaboración los huesos son desprovistos de la grasa pudiéndose así moler más fácilmente. El mercado nos la ofrece en forma de harina y a veces de pellets.


Cenizas de madera (PNK 0-1-5 dependiendo de que procedan de la combustión de maderas duras o blancas)
Su contenido en nutrientes es algo variable. Contienen bastante potasio (K) y más en la medida que provengan de maderas duras. Hay que tener en cuenta que son muy alcalinas y su uso en terrenos con pH bajo debe ser muy moderado precisamente por ello. Las cenizas de carbón no deben utilizarse como abono nunca.
Sangre desecada (NPK 12-0-0 Marca Geolia) 
No siempre es considerado como un abono adecuado en jardinería orgánica. La razón de ello es la rapidez con la qe en condiciones cálidas y húmedas este subproducto animal aumenta el crecimiento bacteriano y tener una descomposición excesivamente rápida de modo que libera amoniaco en una cantidad suficiente como para poder dañar las raíces delicadas de las plantas.. No obstante he querido mencionarlo porque generalmente aparece en los listados de abonos orgánicos y es de cierto uso en jardinería.
Este abono tiene altas concentraciones de N, de hecho es el fertilizante orgánico con más alta concentración de este macronutriente. Puede usarse como activador del montón de compost.
Si se decide utilizar debería ser sin sobrepasar la dosis por los peligros que hemos mencionado. También debe tenerse en cuenta que su adición al suelo puede bajar el nivel del pH del mismo aumentando su acidez.
Algas marinas (HPK 1-0-2, vitaminas, enzimas y más de 60 oligoelementos, sobretodo manganeso, boro, cobre y zinc) 
Es el mejor vigorizante para las plantas y ayuda enormemente a aumentar su resistencia a las enfermedades y frente a parásitos. Contiene muchísimas vitaminas y es un gran potenciador del crecimiento.
La harina de algas marinas tiene una gran capacidad quelante, es decir, contribuye a liberar minerales que estando presente en el suelo no están a disposición de las plantas. Su gran aporte de potasio hace de ella una gran ayuda en la síntesis de las proteínas y aumenta la resistencia frente al frío del invierno.
Se trata de una sustancia interesante de aplicar de cara al final de la época activa de crecimiento. Y puede adquirirse en forma de harina, un producto seco; pero también en forma de extracto líquido.
Tiene una descomposición rápido lo que la hace útil también como acelerador del montón de compost.
Puede ser aplicada de distintas formas. Mezclada con el suelo cuando se prepara una zona para el cultivo. Directamente al suelo como abono en seco trabajada ligeramente en los primeros centímetros de tierra. 
Paul Zimmerman recomienda la aplicación de abonos foliares a base de este abono orgánico y afirma que estas aplicaciones disminuye la propensión del follage a contraer enfermedades fúngicas cuando se rocían con este producto.
Por último, también es posible aplicar riegos sobre el sustrato compuestos por harina de algas o extracto de algas mezcladas con agua.
La página de la Royal Horticultural Society nos informa de forma muy extensa sobre los productos fertilizantes a base de algas disponibles en el mercado. En ella se recomienda el uso de este producto que contiene oligoelementos de los que carecen otros fertilizantes y que aunque en poca cantidad, son muy necesarios para las plantas. No obstante nos aclara que aunque cada día hay más productos fertilizantes en los que forman parte de ellos los extractos de algas, sin embargo las algas secas o frescas y los preparados de algas concentrados no pueden calificarse en sí mismos como verdaderos fertilizantes ya que no garantizan de forma estandarizada el contenido de macronutrientes que tienen.
Esta misma página recomienda su uso en forma fresca en el montón de compost aconsejándose que se mezcle con materiales fibrosos dada la tendencia a tornarse demasiado viscosos
Las algas se presentan en distintas formas en el mercado. Tenemos harina compuestas de algas secas que son algas frescas que se han dejado secar y posteriormente se han triturado. También tenemos extracto de algas marinas en polvo hecho a base de algas que se han sometido a cocción y cuyo contenido líquido se ha dejado evaporar dejando un producto final en forma de polvo y por último extractos de algas marinas líquido que procede de algas frescas a las que se les ha extraído el agua.


Harina de pescado (NPK 10-6-0)
Muy rica en nitrógeno (N) y proteínas y de acción bastante rápida que estimula el crecimiento vigoroso de las plantas aportándoles un color verde sano y saludable.
Si se aplica de forma seca directamente al suelo, es conveniente trabajarla para que se mezcle con él cuando se aplica y cubrirla con compost. Con ello evitaremos el olor que durante unos días emana que por lo visto no es precisamente agradable :P
Aplicada como abono foliar disuelta es asimilado de forma muy rápida por las hojas.
El estiércol  (NPK 0,6-0,1-0,5) y el compost (NPK 0,5-0,3-0,8)
Echaremos mano de la página de la Royal Horticultural Society para ofrecer los datos aproximados de los nutrientes del estiércol y el compost. Su fuente es la Enciclopedia de jardinería de la RHS y dan estos datos que de todos modos son de lo más variados. 
Hablando del estiércol NPK 0,6-0,1-0,5 
Para el compost NPK 0,5-0,3-0,8
Vemos pues que las cantidades de nutrientes no son altas en absoluto. Necesitaríamos 1300 gramos de estiércol para sustituir 100 gramos de un fertilizante químico. Pero claro, lo que no tiene el fertilizante químico, como vimos en el artículo anterior, es la capacidad de mejorar la estructura del suelo que tienen estas dos enmiendas que a la vez también aportan nutrientes al suelo.
Ambos son productos que pueden usarse tanto para mejorar la textura del suelo (tanto en suelos arenosos como en los que prima la arcilla) y aportarle la tan necesaria materia orgánica como para usarlos como acolchado con la protección frente a temperaturas extremas, minimizar el problema de malas hierbas, ahorrar evaporación de humedad, etc..
Alfalfa (NPK 5-1-2)
La alfalfa, además de ser un alimento para los caballos constituye un estupendo abono orgánico y constituye un gran estimulante del crecimiento. Aporta muchísimas sustancias que los rosales precisan para crecer sanos y vigorosos. Nitrógeno, calcio, hierro, zinc, fósfor y muchas vitaminas están entre sus componentes.
La forma de aplicación al suelo es múltiple como lo es el formato en que podemos adquirir este material. Así, además de adquirir harina de alfalfa, también podemos hacernos con ella en forma de pellets cuyo tamaño depende del animal para cuyo alimento se fabrican.
Es posible aplicar la harina o los pellets directamente en el suelo trabajándolo someramente para que se mezcle bien con él y el agua de riego en breve los rompa permitiendo así que liberen lentamente los macronutrientes y elementos traza que contienen.
También se puede hacer con ellos un “té”. Estos preparados no dejan de ser una forma de extraer sus nutrientes con agua.
El momento adecuado para utilizar como riego de los rosales estos ”tés” puede ser al inicio del verano y al final de esta misma estación. 
Para la elaboración de este té al igual que de otras materias orgánicas existen infinidad de “recetas”. 
Daremos a continuación la que figura en la página de American Rose Society en un artículo en el que habla específicamente del uso de este material (Por lo que entendemos las cantidades que recomienda son para 30 rosales así que quien tenga menos es tan fácil como dividir proporcionalmente la alfalfa y el agua):
Tan simple como agregar 8/10 tazas de harina de alfalfa o pellets en un recipiente bien amplio donde quepa aproximadamente con agua, mezclar y tapar. Dejar macerar al sol durante 3/5 días removiendo todos los días alguna vez para dispersar bien la alfalfa en el agua.
La mezcla irá tomando un color anaranjado y el material orgánico fibroso se irá al fondo del recipiente. Por lo visto, según este artículo al realizar esta mezcla durante la estación del verano, el “té” adquiere bastante temperatura con lo que hay que llevar cuidado de aplicarlos en horas en que no esté caliente para evitar así quemar las raíces de los rosales.
La cantidad a aplicar a cada rosal adulto como riego sería unos tres litros y pico, no llega a cuatro (1 galón) y la mitad para un rosal miniatura.
Por lo visto a este “té” se podría hacer más nutritivo agregando al agua además de la alfalfa, otros fertilizantes como emulsión de pescado, sales de Epsom, etc. La materia orgánica que queda en el fondo del recipiente una vez aplicada la mezcla al suelo que rodea los rosales puede utilizarse sobre la tierra trabajando este material fibroso un poco con el suelo. Incluso sobre vivaces u otras plantaciones es posible incorporar estos restos del té. 
Cuando se trata de utilizar alfalfa en forma de material seco esta misma página aconseja una taza grande a los pies de cada rosal adultos y la mitad de esta cantidad con los rosales mini.
Abono orgánico en pellet (NPK 1,51- 2,22 – 2,8)
No siempre podemos tener estiércol disponible en el jardín. A mí me pasa con cierta frecuencia que pido varios metros cúbicos cuando preciso hacer las aportaciones de materia orgánica al suelo y para hacer acolchados y no siempre es fácil calcular para que te sobre cierta cantidad y poder usarlo a lo largo de la temporada. Normalmente tengo pero me ha ocurrido de usar todo el que he pedido así que disponer de algún saco de este abono orgánico en forma de pellets me resulta muy cómodo y me saca del apuro.
Incluso para jardineros que tienen un jardín chiquito y tiene dificultades para guardar estiércol de la forma clásica por problemas de espacio, este material sería una buena solución.
Puede ser usado como una estupenda enmienda para el suelo ya que aporta mucha materia orgánica y podemos usarlo tanto en a la hora de plantar, como formando parte de las mezclas de fertilizantes orgánicos, incluso en agregado en el agua l hacer algunos “tés” para ser usado como riego (no pulverizado sobre las hojas. Es mi opinión, pero yo no lo usaría sobre ellas por temor a quemarlas).
Las proporciones que de NPK tiene este abono depende del fabricante. El que yo uso tiene unos valores de NPK 1,51- 2,22 – 2,8


Quelatos de hierro
Aunque  no formaría parte de los fertilizantes puede ser considerado un material interesante de aportar a los rosales dada la necesidad que para su crecimiento tienen de hierro.
El aporte al suelo de estos quelatos dependerá lógicamente del suelo de nuestro jardín y de observar si en general nuestras plantas, no sólo los rosales, suelen padecer clorosis férrica. Ya sabemos que aunque presente en la mayoría de los suelos, el hierro no siempre está en un estado que esté “disponible” para que el rosal lo utilice. En estos caso, sería interesante aportar junto con el resto de fertilizantes orgánicos algo de quelatos de hierro. Ayudarán al rosal a disponer del hierro que no tiene a su disposición en el suelo. Los efectos sobre los rosales son muy rápidos. En cosa de una semana podremos ver sus efectos con un claro reverdecimiento del follaje de las plantas.
Sales de Epsom (Sulfato de magnesio) (10 % Mg – 10 % S)
Igual que con los quelatos ocurre con las sales de Epsom. No se trata de un fertilizante pero parece que algunso especialistas aconsejan su uso agregando cierta cantidad de este producto junto con los fertilizantes orgánicos en forma seca alrededor del suelo del rosal o formando parte de los “tés” con el que se rieguen. Una tercera forma de aplicar las sales de Epsom y ésta con resultados mucho más rápidos es como pulverización foliar. Las hojas absorben rápidamente la sales de Epsom ya que son muy solubles en agua. Hay quienes indican que este producto ayuda a luchar contra las plagas de los rosales pulverizados sobre las hojas.
Algunas plantas como guisantes, judías o lechugas crecen bien en suelos con bajos nieles de magnesio. Sin embargo los rosales precisan altos niveles de este mineral para un crecimiento óptimo. 
Las deficiencias de magnesio son más frecuentes en suelos con un pH superior a 7 y en suelos dónde hay un alto contenido en calcio y potasio. Estos dos minerales compiten con el magnesio a la hora de ser absorbidos por las raíces de las plantas. 
Las sales de Epson no son una sal, químicamente es sulfato de magnesio hidratado y los dos principales componentes son el magnesio y el azufre. Dos minerales de origen natural. 
Al uso de estas sales se les otorga efectos casi milagrosos jajajaja. La cultura popular jardinera, desde hace muchísimo tiempo aconseja su uso para una infinidad de problemas de las plantaciones y afirma gratuítamente beneficios de este producto que no están demostrados en absoluto.
Muchas son las páginas que incluso afirman que los brotes basales de los rosales aumentan claramente cuando se aplica sulfato de magnesio a las plantas. Del dicho al hecho, como suele decirse, va mucho trecho.
Me gustaría dedicar algún artículo en exclusiva a las sales de Epsom pero prefiero esperar a ver el resultado de su aplicación en mi jardín.
Una cucharada diluida en unos cuatro litros escasos de agua parece ser que es una proporción razonable para agregársela unas cuántas veces a nuestros rosales en forma de pulverización o de riego al suelo, varias veces durante la temporada de crecimiento.


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Bueno, pues con esto hemos dado un repasillo a los principales productos que se usan como fertilizantes orgánicos y enmiendas del suelo. Ya veis que el abanico es amplio y que aunque alguno de ellos nos resulte difícil de localizar siempre dispondremos de otros para sustituirlos.
La mayoría pueden ser usados en seco, solos o mezclados con otros abonos directamente sobre la tierra que rodea al rosal. Por supuesto antes y después de su aplicación es absolutamente necesario hacer un riego en profundidad. También pueden formar parte de los ingredientes para hacer los conocidos “té”. Cada rosero, cultivador especialistas en rosas y páginas especializadas ofrecen sus propias recetas. Incluso es frecuente usarlos en forma de abono foliar directamente sobre las hojas del rosal.
Para no extendernos demasiado en este post, en algún artículo posterior ofreceremos algunas de estas “recetas” y hablaremos con algo más de detenimiento sobre las distintas formas de aplicación.
Un saludo, amigos.
Quizás también pueda ser de tu interés otros artículos de este blog sobre fertilizantes. Os ponemos los enlaces:

Bañeras y bebederos para pájaros en el jardín

No he tenido suerte hasta ahora o más bien no he estado acertada las veces que anteriormente he intentado ubicar bebederos y bañeras para pájaros y es que no he caído en la cuenta de los problemas que cada uno de los que he puesto tenían. 
He estado informándome un poco sobre las características con las que debiera contar este tipo de recipientes y ahora veo claro cuales habían sido mis errores. Por lo visto estos baños para pájaros deben contar con algunas condiciones para que sean agradables para los pájaros y a la vez cómodos para mantenerlos.
No siempre resulta fácil la localización para los pájaros de lugares dónde poder beber o dónde darse un baño. En ocasiones los cursos de los ríos están alejados y facilitarse un poco la vida a estos deliciosos seres no nos cuesta nada. Pensemos la distancia que en ocasiones, en verano, con un sol tórrido encima del cielo, deben recorrer estas aveces para saciar su sed. Un simple recipiente que reúna algunas características determinadas nos servirá a la vez que nuestro jardín se embellecerá con la presencia de estos preciosos seres que también son parte del jardín. No sólo las plantas!! :)

Debemos ofrecer a los pájaros agua limpia y fresca constantemente lo que requiere de un constante mantenimiento de nuestra parte.
No deben ser excesivamente profundos para que los pájaros no lo sientan peligro y teman ahogarse en ellos. Apenas unos centímetros, sobretodo en el perímetro externo. Si el recipiente es demasiado hondo pueden ubicarse piedras en el centro de modo que los pájaros no vean peligro en ahogarse en estas bañeras y las usen sin miedo. Eso he hecho yo, meter dentro una piedra que me ha parecido bonita y que ya tiene algo de musgo y la humedad constante hará que en poco esté más verde. A los pajarillos seguro que la belleza del pedrolo le dará igual pero a una no!! jejejje 

La ubicación de la bañera debe estar en un lugar dónde los pájaros puedan ver venir, si llega el caso, a cualquier posible depredador como un gato por ejemplo. Este que os muestro en las fotografías lo he puesto en un lugar cercano a la zona dónde suele estar Iker. Mi perro odia los gatos de un modo exagerado. No los puede ni ver. Tan pronto los huele de lejos eriza el pelo de su lomo y va a buscar al intruso así que sé que por esta zona Iker es raro que permita que ningún gato se acerque a la bañera.
Que la superficie no sea resbaladiza para que los pájaros no pierdan su equilibrio. Los recipientes de cristal por lo visto no son muy útiles por tanto.

La vegetación cercana no debería tener altura suficiente como para que un gato pueda esconderse al acecho. 
Lo ideal es la presencia de algunas ramas de arbustos cercanas a la bañera y a poca altura, para que aún mojados, en caso de urgencia, los pájaros puedan guarecerse entre las hojas. Los pájaros vuelan mal recién mojados, si llega un depredador deben contar con un lugar dónde rápidamente ponerse fuera de su alcance. 

Fácil de limpiar y mantener constantemente llena. Esta vez tengo una manguera a unos pocos metros así que no tendré dificultad en cada día echar agua hasta rebosar y mantener perfectamente limpia y fresca el agua del recipiente.
En mi jardín, en verano, se alcanzan unas temperaturas bastante altas. Creo que el agua se mantendrá más agradable y habrá menos evaporación aquí, delante de la fachada norte de la casa dónde la sombra protegerá el agua del calor.
También, para mi disfrute lo he situado de manera que pueda verlo desde el interior de mi casa. Puede ser un buen punto para observar cómo los pájaros gozan de un bañito sin sentirse amenazados por mi presencia a la vez que me permite tomar algunas fotografías y disfrutar de la escena.
A ver si esta vez logro que los pájaros dispongan de un baño agradable dónde puedan refrescarse y bebe un poco de agua. Espero que esta vez tenga mejores resultados y los pájaros puedan gozar de un refrescante baño cuando en verano el sol apriete.
He usado un recipiente de barro no demasiado grande cuyo agujero de drenaje he cerrado con un tapón de corcho que compré en los chinos. Con tanta suerte que tenía la medida exacta y no he tenido que rectificar el diámetro cortando el corcho con una navaja como tenía pensado hacer en el caso de hubiera sido demasiado grande.

Los anteriores veréis que cada uno adolecía de un problema:
El primero que intenté fue simplemente un gran plato de barro de los que se usan bajo los maceteros y lo puse sobre la parte inferior de una gran mimosa que se derribó (ella solita) recién venidos a vivir aquí. El problema no lo tenía en sí mismo el plato, que la verdad, tenía la profundidad y dimensiones adecuadas, si no la ubicación que le di. Bajo uno de los enebros. Estos árboles sueltan constantemente briznas así que el agua no se mantenía limpia y además contaba con otra dificultad la ubicación, no hay cerca una manguera. Qué ocurre? Que si no tienes fácil la limpieza y llenado de este tipo de recipientes que te resulte cómodo terminan por pasar días sin rellenarlos con lo que en verano, rápidamente se evapora el agua.

Puse otro, esta vez un pequeño bebedero dentro de una casita de madera entre las ramas de un Prunus cesarifera. El mismo problema, la manguera u otro tipo de punto de agua está lejísimos así que, la verdad, no me acuerdo de llevar agua hasta allí para reponer y limpiar la del pequeño recipiente.

Abonos orgánicos para los rosales vs. fertilizantes químicos

El otro día, en el artículo "Fertilizar o abonar nuestros rosales. Nociones generales" hablábamos en general de esta cuestión tan importante para la salud de nuestras plantas.
Quizás es preferible centrarse hoy en los abonos orgánicos o naturales comparando sus características con los abonos químicos y dejar para siguientes artículos el tratamiento de las distintas formas de aplicación de estos abonos y el ver con más detenimiento y de forma individual y concreta algunos de estos fertilizantes como la harina de huesos, el extracto de algas, la harina de pescado, etc… Son muchas los productos, formas de aplicación, momentos, etc y probablemente se haría demasiado extenso este artículo.
Aclaremos términos.

Se produce entre nosotros, los aficionados a la jardinería, una gran confusión en este tema de los fertilizantes. El mercado nos ofrece infinidad de productos que pueden ser espolvoreados, agregados, pulverizados, regados…productos en una gran diversidad de formatos, polvo, pellets, gránulos, líquidos… se nos habla de acondicionadores del suelo, de mantillos, de enmiendas, de nutrientes. Todos ellos son fertilizantes?
Cuando hablamos de fertilizantes estamos refiriéndonos a un material que agregamos al medio próximo dónde crece una plata, que le afectará directamente proporcionándole nutrientes específicos. Nos referimos a productos que garantizan la presencia de los porcentajes de los nutrientes de los que informan en su etiqueta (NPK).
Hay  que aclarar pues que, aunque estos abonos orgánicos sobre los que tratamos en este artículo aportan indudablemente materia orgánica al suelo, no hay que confundirlos con lo que entendemos como “enmiendas del suelo”. El compost, el estiércol bien curado, las hojas trituradas, los recortes del césped, la madera de las podas pasadas por la trituradora…serían ejemplos de enmiendas. El aporte de ellos sería en cantidades muy superiores a las que hacemos de los compuestos orgánicos que estamos tratando hoy.



Las enmiendas. Cuando lo que agregamos al suelo son materiales que mezclados con él favorecen indirectamente el crecimiento de la planta mediante la mejora de la estructura del suelo, su textura, la retención de agua, la actividad microbiana, no estamos hablando exactamente de fertilizantes aunque en su composición, indudablemente, tengan nutrientes.

Los acolchados, mulching, coberturas del suelo…pueden ser materiales orgánicos o inorgánicos que se colocan sobre la superficie del suelo que ayudan en la lucha contra las malas hierbas, favorecen la conservación de la humedad del suelo y, a la larga, en algunos casos, añaden materia orgánica a medida que se descomponen en este suelo (compost, mantillo, estiércol, etc.)
Para ser rigurosos (aunque por comodidad y costumbre no lo somos) deberíamos tener claro que las plantas fabrican sus propios alimentos que son los azúcares e hidratos de carbono mediante la utilización del agua, el dióxido de carbono. En cambio seguimos diciendo que aportamos “alimentos” a las plantas. Al aportar fertilizantes al suelo, estamos añadiendo productos para complementar los que en el suelo suele haber de modo natural y que las plantas utiliarán para fabricar su propio alimento.
Dicho esto, como generalmente hablamos de forma coloquial y tendemos a ser seres de costumbre, seguiremos usando la misma expresión pero es bueno tener claras las cosas. Verdad?  J
Los abonos orgánicos o naturales son sustancias que aplicadas al suelo, modifican su estructura e  incrementan su fertilidad aportando los nutrientes que las plantas precisan. Los hay tanto de origen vegetal como animal. Y su aportación de alimentos de los rosales no es inmediata si no que precisa de la intervención de microorganismos del suelo que son los que los “elaboran” poniendo a disposición del rosal los nutrientes presentes en ellos. Su actuación es por ello de liberación lenta, no inmediata.
Los abonos químicos por el contrario están fabricados por el hombre y se trata de formulaciones o compuestos que proporcionan (generalmente) de una manera inmediata alimento a los rosales y también en mayor proporción en macronutrientes que los abonos orgánicos.
Los rosales distinguen entre los unos y los otros?
Está claro que no. A un rosal le da igual que el nutriente que precisa esté puesto en el suelo en forma de abono orgánico o químico. Pero claro, esto siendo verdad, no es una verdad completa. Veamos el asunto con algo más de detalle.
Veíamos en el artículo anterior sobre fertilizantes que los rosales precisan principalmente de tres macronutrientes, nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K). Las proporciones que un abono contiene de estos elementos están indicadas en las etiquetas de los envases y están indicados siempre en el mismo orden.
Lo ideal es proporcionar a los rosales un fertilizante equilibrado, que contenga al menos estos tres macronutrientes y a ser posible algo de los nutrientes secundarios (Calcio, magnesio y azufre). Si tiene además algún micronutriente (o elementos traza) como boro, zinc, hierro, etc Miel sobre hojuelas!! Evidentemente no todas las plantas precisan de las mismas proporciones de cada uno de estos elementos. En concreto para los rosales parece ser que una mezcla equilibrada sería tendría el siguiente porcentaje de macronutrientes NPK 6-12-6. Es decir, 6% de nitrógeno, 12 % de fósforo y 6 % de potasio. Es decir, una proporción entre PNK de 1:2:1
La aportación de todos este alimento necesario para que nuestros rosales crezcan felices podemos hacerlo usando un tipo u otro de fertilizantes, orgánicos o químicos. Cada uno tiene sus ventajas y también sus inconvenientes.
A nosotros, como jardineros, nos corresponde valorar los pros y los contras del uso de ellos y en última instancia decidirnos por usar un tipo u otro. J
El uso de fertilizantes orgánicos sale con ventaja si lo comparamos con los fertilizantes químicos en varios aspectos. Pero para ser justos también deberíamos mencionar algunos aspectos en los que pudiera tener algún inconveniente o desventaja. De esto queremos tratar en este post de hoy.


Modo de actuación: liberación lenta o rápida.
Si tienen una ventaja clara los fertilizantes orgánicos con relación a los químicos es precisamente su modo de actuación. Los abonos orgánicos se liberan lentamente durante un período largo de tiempo, permaneciendo en él más tiempo que los abonos químicos. Pero hay que decir que su efectividad dependen de la actividad previa de los organismos presentes en el suelo que son los que “rompen” las moléculas de estos abonos liberando los nutrientes que contienen y solo entonces, tras la actividad de gusanos, bacterias y microorganismos del suelo, se presentan disponibles para que el rosal los use en su alimentación.
Aportar los abonos en cualquier momento no es eficaz. El suelo debe estar atemperado y húmedo para que los microorganismos actúen sobre estos materiales y hagan su trabajo sobre ellos de modo que pongan a disposición del rosal los nutrientes cuando la planta los precisa. Es por tanto importante hacer las aportaciones de los abonos orgánicos al inicio de la temporada, en el momento de la poda o muy poco después.
Serán mucho más eficaces si sobre ellos ponemos una capa generosa de mantillo o compost, incluso de estiércol bien maduro si no disponemos de compost. Esta capa es el material idóneo para crear bajo ella las condiciones de humedad y calidez adecuadas para facilitar la labor de insectos y microorganismos del suelo.
En todo caso, tengamos en cuenta que cuánto más altas sean las temperaturas más se acelerará la conversión de estos materiales en nutrientes disponibles para los rosales.
Es cierto que para algún jardinero con tendencia a lo “práctico” puede que los abonos orgánicos le parezcan de difícil control comparándolos con los químicos. Y en cierta medida tendrá razón. Los fertilizantes típicos de las bolitas azules sabemos que proporcionarán de modo casi instantáneo los macronutrientes necesarios a nuestros rosales. Son cómodos, la mezcla viene hecha sin que tengamos que preocuparnos en pesar ni en mezclar. Abrimos la bolsa, tomamos un buen puñado y esparcimos por el suelo bien regado previamente. En cuestión de muy poco tiempo los nutrientes estarán a disposición de los rosales.
Por el contrario aquellos que usamos abonos orgánicos debemos ser conscientes de que entre la aplicación de las sustancias y el momento en que los nutrientes están disponibles para los rosales debe pasar un tiempo. Y este tiempo dependerá de variables que son más difíciles de medir de forma exacta o cuando menos son menos controlables. Como dijimos arriba, el suelo debe estar húmedo, atemperado y las temperaturas externas no deben ser demasiado bajas. De lo contrario, los abonos orgánicos no serán “activados” ya que los microorganismos que los ponen a disposición de las plantas no actuarán en estas condiciones.
Pero sí, es cierto, si de lo que se trata es de un aporte rápido y concentrado de macronutrientes, sin duda los abonos orgánicos cumplirían mejor esta función. J
La experiencia de los jardineros que llevan años usando los fertilizantes naturales indica que un buen momento para su aplicación sería tras la poda.
Aprovechado este trabajo, con el suelo alrededor de los rosales retirado el acolchado y limpio de hojas y restos del trabajo de poda sería un momento estupendo agegar este tipo de abonos en su primera aplicación de la temporada (siempre que no se trate de rosales recién plantados y que aún no dieron su primera floración) Un riego en profundidad antes de su aplicación y una vez distribuido alrededor del arbusto los abonos requeriría un trabajo muy somero de la tierra que facilitará que se incorporen con mayor rapidez al suelo. Con un segundo riego y la colocación de la capa de compost encima como acolchado terminaríamos el trabajo de abonado.
Dosis de nutrientes en proporciones altas o bajas.
Los abonos orgánicos actúan lentamente, poniendo a disposición de los rosales los nutrientes en dosis bajas. Siendo por tanto bastante difícil quemar por sobredosis con ellos las raíces.

Pero de otra parte cuentan con otra ventaja adicional y es que no se filtran tan rápidamente hacia la parte inferior de suelo como les ocurre a los químicos permaneciendo a disposición de las raíces durante más tiempo.
La lixiviación puede ser un problema grave cuando usamos fertilizantes químicos, dejando la zona de raíces sin nutrientes en el mejor de los casos y acumulando sales en las zonas profundas del suelo en el peor. No hace falta mencionar también el peligro de contaminación de aguas subterráneas cuando esto ocurre.
Un suelo sano es la primera condición para el cultivo de rosales sanos.
No podemos pretender lograr tener un suelo rico, suelto, aireado, permeable, con estructura adecuada, con una buena retención de humedad y a la vez que drene correctamente evitando encharcamientos, con abundante presencia de lombrices y microorganismos que ayudan a aportar nutrientes a nuestras rosas si sólo aportamos abonos químicos.
Una estructura de suelo saludable y un pH correcto es tan importante como la aplicación de fertilizantes a la hora de prevenir deficiencias nutricionales y a la larga de enfermedades y plagas en las rosas.
El uso de fertilizantes orgánicos mejora la estructura del suelo cosa que no hacen los químicos. Los gusanos y microorganisos beneficiosos precisan de algún tipo de material orgánico para nutrirse y mantenerse sanos y para ello es necesario hacer aportaciones constantes de enmiendas y de abonos orgánicos (o químicos, si es que estamos dispuestos a usarlos).
Los abonos orgánicos no solo nutren los rosales, también nutren el suelo, lo mejoran, aportan materia orgánica y modifican su estructura. Y ello porque en sí mismos constituyen materia orgánica. Sustancias absolutamente necesarias para que el suelo permanezca vivo, lleno de microorganismos que facilitarán que los rosales puedan disponer de los nutrientes presentes en el suelo muchas veces pero en condiciones que no les permiten absorberlos.
El medio ideal  para el cultivo de los rosales es un suelo cuidado, enriquecido y con las enmiendas necesarias. Se trata de un suelo esponjoso, que precisa menos riego porque retiene mejor la humedad; dónde las raíces crecen con facilidad porque es un suelo sin compactaciones. Es un suelo desmenuzable, relativamente oscuro en color, olor a tierra, lleno de microorganismos y lombrices de tierra, un suelo con muchos nutrientes y un pH entre 6,5 y 7,5. Jejeje Este sería el paraíso para crecer casi cualquier planta, no solo los rosales J
Añadir abonos naturales y enmiendas como compost o estiércol bien maduro regularmente hace que nuestro suelo presente una textura esponjosa, con espacios entre sus partículas suficientes para albergar aire y agua de fácil acceso para las raíces.

El aporte puntual y comedido de los abonos químicos no es que sea radicalmente negativo pero pretender cultivar de forma saludable los rosales en un suelo sin nutrir orgánicamente nunca, sin aportarle materia orgánica ni nutrientes para la microfauna… es bastante complicado!! El uso exclusivo y constante de este tipo de fertilizantes provoca que  a la larga se pierda la materia orgánica y que decrezcan los organismos vivos tan importantes para construir un suelo de calidad. En este proceso el suelo va perdiendo su capacidad para retener el agua y al aplicar estos fertilizantes químicos cada vez más cantidad se lixiviará filtrándose a través del suelo hacia las capas profundas dónde las raíces del rosal ya no tendrán acceso a ellos.

Un asunto que no puede esperar y una responsabilidad de todos: la preservación del medio ambiente.
El proceso para la fabricación de los fertilizantes químicos depende del uso de energías no renovables.
Sin embargo no nos engañemos, las normas legales que en cada país hay para distinguir los fertilizantes orgánicos de los químicos son a veces complejas por lo que no siempre se puede estar seguro que cuando adquirimos una mezcla con la etiqueta de “orgánico” realmente podemos estar seguros de que todos sus componentes son orgánicos. Aquellos preparados que son ofrecidas como mezcla de abonos orgánicos con porcentajes NPK superiores a 15 podrían ser sospechosas de contener en su composición productos que no son orgánicos ya que sabemos que los fertilizantes naturales rara vez ofrecen porcentajes altos de macronutrientes.
Un abono es equilibrado si cuenta con la proporción de nutrientes que los rosales precisan.
En sí mismos y por separado muchos de los fertilizantes orgánicos a nivel de nutrición no son equilibrados. Expliquemos esto. Es decir, sus aportaciones de los tres macronutrientes, Nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (N) son de lo más variables y a veces descompensadas como constituir de ellos de forma única un abono completo que sacie las necesidades nutricionales totales de los rosales. De hecho los preparados orgánicos a la venta son mezcla de varios de estos materiales precisamente para que “el conjunto” contenga proporciones de los tres elementos.
En este sentido, indudablemente, los abonos orgánicos no presentan la facilidad y rapidez de manipulación que tiene los productos químicos cuyas mezclan vienen ya preparadas listas para su uso.
A pesar de ello, podemos conformar nosotros mismos un “abono más equilibrado y específico” sumando la acción de varios fertilizantes naturales elaborando “recetas” que le den a nuestros rosales lo que consideramos que precisan en cada momento y logrando preparados bastante equilibrados que cuenten con todos los nutrientes necesarios.
Y lo que es una desventaja en principio puede convertirse en lo contrario si pensamos que en cada momento de la temporada, en los que los rosales van precisando más de unos macronutrientes (también de nutrientes secundarios y elementos traza) que de otros, tener la posibilidad de aportar al suelo aquella sustancia que en un momento dado sabemos que precisará la planta a la larga es un sistema de abonado mucho más específico y adaptado a las necesidades de nuestros rosales.
En el siguiente artículo podemos ver qué elemento nutricional aporta en mayor proporción algunos de estos abonos orgánicos y comprobaremos como con la suma de varios podemos lograr formulas bastante compensadas.
Un asunto que no carece de importancia: el económico.
Como todo, esto también es relativo porque si bien es verdad que los abonos orgánicos son bastante más caros que los químicos también deberíamos pensar que éstos permanecen mucho más tiempo en el suelo liberando sus nutrientes y que a la larga nos ahorran problemas de salud si comparamos con un uso exclusivo de abonos químicos.
Este uso exclusivo de fertilizantes químicos conlleva una serie de problemas de salud del suelo y de las plantas cuya resolución pasa por la aplicación de ciertas técnicas jardineras y aportaciones de otros productos que no son precisamente gratis o al menos llevan tiempo y trabajo realizarlos. Esto también hay que valorarlo en favor de los abonos naturales.
En otros países llevan años usando estos productos y su conocimiento está mucho más extendido que en nuestro país. Sin duda España, desgraciadamente, no es un país donde el uso de fertilizantes naturales sea generalizado. Ello hace que al no haber una demanda excesiva tampoco haya una oferta de parte de viveros y establecimientos del ramo dónde sea fácil su adquisición. Y cuando están a la venta tienen a veces precios prohibitivos.
En esto, como en otros aspecto de la jardinería, imagino que el tiempo, la información creciente que vamos teniendo los jardineros, nuestra concienciación con relación al medio ambiente y la necesidad de preservar la naturaleza…hará que nuestras prácticas vayan cambiando y ello a su vez producirá un cambio en la oferta que los establecimientos pondrán a nuestra disposición. Soy optimista en este sentido y creo que en la medida en que la demanda vaya incrementándose, también habrá más competencia entre los vendedores lo que redundará en beneficio del precio que deberemos pagar por ellos y la facilidad para su adquisición.
No obstante decir que algunas enmiendas y abonos orgánicos, igual que algunas variedades de plantas que no las encontramos aquí en España, están disponibles en páginas web especializadas y aunque es cierto que hay que pagar algunos euros en portes, si pedimos cantidades que no nos obligue a hacer pedidos frecuentes, no sale excesivamente caro.
Incluso pienso que sería buena idea intentar ponernos de acuerdo varios jardineros para hacer pedidos conjuntos que abarataran los portes. Yo estoy estaría encantada de ponerme de acuerdo con algunos de vosotros cuando tenga que hacer un pedido de alguno de ellos.
Ya no solo por el bien que hacemos a la naturaleza al reciclar la materia orgánica, si no por nuestro propio bolsillo, deberíamos concienciarnos de las bondades de hacer nuestro propio compost.
En el otro artículo comenté el hecho de que esta temporada pasada he logrado obtener un metro cúbico muy largo de un maravilloso compost que me ha dado de sobra para acolchar todos los rosales y aún tengo para algunos bancales de mi pequeño huerto. Y ya tengo lista la otra compostera en la que probablemente para otoño tenga una cantidad semejante.
Esta primavera/verano trataré de reunir los materiales precisos para poder “producir” dos composteras completas cada año.
Es cuestión de estar un poco al tanto. Césped de los jardines de vecinos que no lo usan; serrín de aserraderos si tenemos seguridad de que no son maderas tratadas; los restos de nuestras propias podas pasadas por la trituradora; los posos del café que podemos pedir que nos reserven en bares o cafeterías (yo lo hago y no os imagináis la de bolsas que te dan!!); la adquisición de una bala de paja que nos pueda cobrar gente que se dedica a cuidar ganado los que vivimos en el mundo rural y nos resulta fácil dirigirnos a ellos; pedir los restos de la fruta y verdura estropeada en los puestos de verdulería del mercado; los restos de nuestra propia huerta cuando la desmontamos al finalizar la estación; el cartón y papel sin tinta que usamos nosotros o nos den amigos y familiares; la ceniza de nuestra propia chimenea (o una vez más la de amigos y vecinos. Qué majos ellos!! :P   ); el estiércol que gustosamente y sin cobrarte a veces nada te permiten coger los lugares de cuidado de caballos; un paseíto por el bosque con algunas bolsas de jardín en la mano para recoger hojas secas en otoño además de hacer algo de ejercicio nos posibilita traernos un buen material para nuestras composteras :P; incluso los jerséis viejos de pura lana troceados previamente, claro…
En fin, sí, está claro que hacerse de un modo gratuito con cierta cantidad de algunos materiales orgánicos para hacer el compost es algo que requiere algo más de trabajo que ir a una gran superficie y comprar unas bolsas de fertilizante de bolitas azules. Sin duda!! Pero no siempre lo más cómodo es lo mejor para el medio ambiente y para la salud de nuestras plantas.
Dejemos constancia aquí también de un grave problema que a todos nos afecta: la contaminación de las aguas y del aire con emisiones de nitratos que a su vez puede perjudicar la vida del hombre y la de los animales y la del medio acuático. Mucho tiene que ver con el uso masivo de los fertilizantes químicos!!
No hay duda de que las emisiones de la atmósfera de nitratos es superior con creces de parte de los abonos químicos. Para la elaboración de los orgánicos se reciclan materiales orgánicos y por tanto son mucho menos contaminantes para el medio ambiente siendo su impacto mucho menor que el de los químicos salvo que se utilicen en cantidades muy masivas y concentradas.
Los abonos orgánicos por muy beneficiosos que sean para el suelo no son inocuos.
Queremos por último, advertir sobre un hecho que quizás es obvio pero que en ocasiones pudiera no caerse en la cuenta de él. Estas sustancias son naturales, estupendas para nuestro suelo y beneficiarán enormemente a nuestras rosas pero no por ello debemos descuidar nuestra propia salud y seguridad a la hora de su manipulación.
Su manejo precisa del uso de guantes y mejor aún con mascarilla, y al igual que cualquier otra sustancia no conviene inhalarlas, ingerirlas o mantenerlas al lado de niños y mascotas.

Más no siempre es mejor!!
También, al igual que como con cualquier otro producto, conviene siempre leer muy bien las instrucciones del fabricante y ceñirse a las dosificaciones que indiquen en sus etiquetas.
Por último, aconsejar que antes de cualquier aplicación de estos productos, sean orgánicos o químicos, deberíamos saber, aunque no contemos con un análisis profesional de nuestro suelo, al menos sí qué tipo de suelo tenemos en nuestro jardín y por supuesto medir su pH. Esta información es imprescindible para tener al menos una idea de en qué "dirección" debemos hacer las rectificaciones o aportaciones a nuestros suelos. El tipo de suelo y su acidez o alcalinidad determinarán sus necesidades en buena medida.
Me gustaría tratar en próximos artículos de manera algo más detallada las características de algunos de estos abonos orgánicos, sus aportaciones en lo que hace a porcentaje de nutrientes concretos, los modos y momentos de aplicación que parece que convienen más, incluso alguna “receta” con cantidades de las que resulta una mezcla bastante equilibrada de nutrientes. Espero que este tema siga siendo de vuestro interés y os invito a leer los próximos post en preparación.
De nuevo muchísimas gracias por vuestras visitas a este blog, por los muchísimos correos con palabras amables que recibo, por las consultas que en ellos me hacéis a pesar de que para responder algunas no estoy en disposición del tiempo que requerirían,…porque eso en definitiva es lo que le da sentido a un blog, saber que tras tus líneas hay lectores a los que le interesa lo que escribes.
Un saludo amigos y feliz fin de semana!!

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