Desde hace un par o tres de años me entraron unas ganas terribles de tener alguna fuchsia en el jardín. La verdad es que el que yo tenía disfrutaba de demasiado sol durante todo el día y no había forma de encontrar un lugar adecuado para cultivar una fuchsia. Después de darle muchas vueltas encontré un lugar que al menos no recibía el sol del mediodía, a la sombra de un rosal Golden Celebration. No eran las condiciones idóneas pero al menos llegó a crecer bastante e incluso a florecer durante bastante tiempo. Cuando llegaron los fríos la parte aérea de la planta se chamuscó y temí que muriera. No corté sus ramas secas, sencillamente he dejado que transcurra el invierno así, con las ramas secas porque pensé que estas ramas algo le protegerían.
Esa era toda mi aspiración, conservarla con vida para cuando llegara el momento de trasplantarla a El Jardin de la Alegría poder contar con una fuchsia aclimatada al frío de Madrid y cultivada en el exterior un año al menos. Esto es importante, que la planta esté aclimatada a las condiciones dónde se va a cultivar. Como ambos jardines tienen unas temperaturas muy parecidas no habrá problema en ese sentido. La fuchsia lleva más de un año plantada en el otro jardín como digo y ya ha pasado un invierno. Si acaso, la nueva ubicación al estar en una zona dónde los árboles dejan pasar poco sol estará en unas condiciones bastante más favorables que la temporada pasada.
De manera que cuando estos días he escarbado la tierra para dejar al aire las ramas tapadas por la tierra y he visto que en alguna de sus yemas asomaban unas hojitas diminutísimas me ha dado una gran alegría. Está viva!!!
En su día la planté bien hundida para que la propia tierra la protegiera de las heladas del invierno y la verdad es que ha resultado. Evidentemente es una fuchsia resistente, no hubiera ocurrido igual con una que no resista heladas pero la Fuchsia Magellanica (variedad Riccartonnii) es bastante fuerte y ha habido suerte.
El jueves, antes de desplantarla regué en profundidad la zona para que fuera más fácil la cosa y corté todas sus ramas a unos 15 cm y luego la desplanté con la mayor cantidad de cepellón que pude. Usé una pala de borde recto "recortando" con ella todo alrededor de las raíces. Ahondé bastante porque como la había plantado bastante abajo las raíces también estaban a bastante profundidad. No me costó demasiado trabajo sacarla, ya que el suelo de mi jardín no está nada apelmazado y la tierra es fácil de trabajar. Envolví bien con plástico el cepellón para evitar que se deshidratara y la he tenido así hasta hoy que he podido plantarla en su lugar definitivo. Así que esta mañana he preparado todo el material que necesitaba y me he puesto a la labor.
Con todo lo que precisaba cerca (tierra vegetal de buena calidad, estiércol bien maduro, activador de raíces, podadora, guantes y pala ) me he dispuesto a hacer un buen hoyo, de bastante profundidad y anchura. Tenía que tener una buena dimensión ya que debía plantarla de tal manera que la parte superior del sustrato de la planta estuviera a unos 15/20 cm del nivel del suelo. Plantar la fuchsia así, hundida, garantiza bastante la supervivencia de la planta ya que la tierra que hay sobre ella la protege de las heladas del invierno.
En el fondo del hoyo he puesto un "lecho" de buena tierra vegetal enriquecida y un puñado de activador de raíces que he removido con ella para que se mezclaran un poco.
Antes de plantarla definitivamente he colocado la planta dentro del hoyo para comprobar que quedaba a la altura adecuada. Como se puede ver el palo que he situado horizontalmente sobre el nivel del suelo a ambos lados del hoyo queda unos 15 cm por encima del cepellón de la fuchsia. La he sacado del lugar para espolvorear todo el cepellón con un par de puñados de activador de raíces que facilitará que la planta arraigue y la he vuelto a colocar en su lugar.
A continuación no he tenido más que ir rellenando el hueco alrededor de las raíces con tierra vegetal y algo de estiércol bien maduro que he ido apretando con las manos para eliminar bolsas de aire y que quedaran bien compactado (sin excederme, claro)
He seguido llenando el hueco con la misma mezcla hasta llegar a cubrirlo completamente
Y por último, un buen riego en profundidad. Ahora me aseguraré de no descuidar la hidratación de mi fuchsia y esperaré paciente a que este verano me premie con sus graciosas florecillas y lo grácil de su porte.
Aquí está algo "desvalida" tras una hosta que también está recién llegada al nuevo jardín. Creo que serán la una para la otra buenas compañeras jejeje Me gusta el color de esa tierra!!1 negra, negra... y estaba perfecta al trabajarla, la habíamos cavado tan en profundidas, estaba tan libre de raíces y piedras que ha sido un gusto hacer el agujero, casi que lo podía hacer con las manos, sin ayuda de pala..un gustazo del que he disfrutado a sabiendas de que cuando pasen unos años y las plantas nuevas comiencen a echar raíces a su alrededor ya la cosa se dificultará bastante más y la tierra no estará como hoy...como un bizcocho tierno!!! :) y con ese olor tan exquisito a tierra fresca y limpia!!!