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Acacia dealbata, en la línea de salida

Hay tantas cosas en las que detenerse a mirar en un jardín… pasamos cada día a su lado, las tenemos rodeándonos pero no siempre nos percatamos de que están ahí. Es el caso de las inflorescencias de las Acacias dealbata (Mimosa), será en marzo cuando un estallido de color en grandes manchas de amarillo limón tiña mi jardín cuando no podré sustraerme a su presencia, pero para que eso llegue, antes, ahora,  estos árboles con los que mantengo una relación amor/odio deben situarse ya en la línea de salida. Se toman su tiempo. Si señor!! Claro!! Como iba a formarse tanta belleza en dos días?

Siento un gran amor por las acacias en marzo, egoístamente, mientras están en flor…
pero ay!! Qué amor tan interesado y tan voluble el mío!! Y es que estos árboles me resultan luego tan fastidiosos. Tan invasivos ellos hacen que me pase la vida arrancando a miles semillas brotadas y cuidando de que no me inunden las plantas cercanas con sus raíces superficiales que van extendiéndolas por todo el jardín.
Quizás porque a partir de terminar la floración solamente miro el suelo que las rodea, quizás por eso no me he percatado de cuándo y cómo se han formado. Pero hoy he alzado la vista y ahí estaban sin desprenderse todavía de sus miles de frutos, el proyecto de los que serán sus flores que cuando abran volverán a parecerme mágicos por lo etéreo y hará que deje de detestarlas porque deberé rendirme ante su hermosura floreciendo al lado del almendro. Y sus ramos llenarán los jarrones de mi casa inundándola de su dulce perfume. Blanco y amarillo. Preciosa combinación. Verdad?


Me pregunto cuánto más se estará produciendo en mi jardín sin yo darme cuenta? Seguramente mucho. Espero permanecer con los ojos (y el corazón) bien abiertos para perderme lo menos posible porque todo lo que ocurre en él…es tan hermoso!!!


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