Casita de madera en el jardín

Cuando la compramos nos dijeron que en un par de días estaba montada. Ja!! Sería un par de días trabajando un equipo de operarios. Pero un par de personas solas? Ni hablar!! Vino desde Barcelona despiezada, en pallet un de dimensiones tan enormes que tuvo que venir un camión grúa para descargarlo dentro del jardín. Madre mía la de piezas que puede llegar a tener!!

Ha sido mucho trabajo montarla y luego acondicionar la madera para que el agua y las inclemencias del tiempo no la deterioren. Pero lo peor fue el techo. Ya ni recuerdo a de días que se llevó montándolo. Eso sí, ha llovido a raudales este otoño y, prueba superada!! Ni una gotera por parte alguna!! 





En su lugar había una caseta ya muy vieja que en su día sirvió para las pocas herramientas de jardín que había. El techo estaba hundido y ya hace años que estaba entrando agua estropeando todos los objetos que había en su interior. Imposible aprovecharla. Además, yo quería una casita bastante más amplia y sobretodo más alta para que no resultara agobiante permanecer dentro.


Me gusta tener lavadora, secadora, etc en un espacio aparte. Dónde planchar cómodamente o incluso dónde se pueda tener a ropa doblada a la espera de la plancha sin tener que retirarla para usar el espacio que ocupa para otras cosas como ocurre cuando se tiene la lavadora en otras zonas comunes de la casa. Ya en la otra casa que vivíamos también teníamos una zona muy amplia de cuarto de lavado y plancha porque no me gustaba que estuviera  en la cocina como suele tenerse. Así que pensamos que sería buena idea acondicionar un espacio acogedor dónde pudiéramos tener cómodamente todo lo que se necesita para la colada. y la verdad es que quedó muy bonita.


Es amplia, con un techo muy alto que no da la sensación de agobio en absoluto.
Se está bien dentro con tanta luminosidad y, de casualidad porque ya digo que el lugar vino condicionado por la proximidad a la casa y porque estaba realizada ya la plataforma pero ha habido tanta suerte que desde la ventana se tiene una bonita vista del jardín así que no voy a decir que es una gozada la plancha porque la detesto!! Pero planchar con las ventanas abiertas de par en par, que entre el olor y la luz del jardín... atenúa tan odiosa tarea ajajjaa

Creo que hemos elegido una buena ubicación. Cerca de la casa como digo, con el tendedero orientado a sur para que la ropa se seque bien...

Sí, pienso que está en buen sitio. Se está bien dentro con tanta luminosidad y, de casualidad porque ya digo que el lugar vino condicionado por la proximidad a la casa y porque estaba realizada

 

Se ubicó sobre a misma plataforma en la que en su día estaba la caseta pero al ser de dimensiones mucho más grandes la plataforma se tuvo que ampliar. Está situada muy cerca de la casa, lo que hace cómodo el traslado de la ropa y el tenderla.


Aún no está arreglada del todo en su interior. Falta poner esos detalles que la hagan coqueta y graciosa: unas cortinillas sobre los cristales de la ventana y puertas, unos ramos de flores secas colgando del techo, unos detalles prendidos de las paredes...Una jardinera llena de flores bajo la ventana, unos maceteros a ambos lados de la puerta y falta que el rosal plantado a los pies del almendro crezca y llegue a tener altura para que cubra parte de la fachada de la casita y cubra parte del tejado y la puerta llegue a verse bordeada de rosas en primavera. Sí, faltan cosas pero es tanto y tanto el trabajo que todos estos meses hemos tenido que, la verdad, no hemos podido dar más de sí. 
Poco a poco...todo llegará, con el tiempo. De momento tenemos un nuevo espacio agradable que llegará a ser bonito cuando se termine del todo.

Abono orgánico (estiércol y humus de lombriz) como acolchado de los rosales de cara al invierno

Ya estamos a mitad de diciembre. Hace ya días que están cayendo heladas y aunque éstas no son excesivamente profundas en mi zona, el frío y las pocas horas de luz en los días cada vez más cortos del otoño, diríase que cantan una nana para que los rosales comiencen a dormir hasta que las temperaturas vuelvan a aumentar.
Pero como algunos bebés con dificultades para dormir, este año algunos de mis rosales les cuesta conciliar el sueño y no acaban de parar su actividad vegetativa. Quizás porque el otoño aunque muy lluvioso no ha sido nada frío.

Es curioso porque precisamente son los que trasladé al inicio del verano desde el otro jardín en el que los cultivaba. Y mira que sufrieron los pobres en el proceso!! 
Están en el jardín trasero, una franja de terreno que recorre la fachada norte de la casa y que en invierno, cuando sopla el viento, las corrientes de aire lo recorren sin piedad. Pero ellos han decidido no tener una temporada tan corta y quieren robarle al invierno lo que no pudieron desarrollar recién trasplantados.
Alguno de ellos como, Blue for You incluso tienen ahora capullos en el extremo de sus ramas que entre el frío, la lluvia y el hecho de que el sol calienta poco y cada día durante menos tiempo, no llegan a abrirse y se está formando moho sobre alguno de ellos. Es un problema conocido como apelotonamiento o encapsulado de capullos (también como “balling”) los pétalos externos se ablandan y con los rayos del sol de las horas más cálidas de algunos días forman una especie de coraza que impide que el capullo llegue a desplegarse.

Tener esos capullos encapsulados cuyo interior poco a poco va pudriéndose y formando moho por encima no me apetece nada. Creo que son un foco de enfermedades y que no les hace ningún bien a los rosales, así que los he eliminado todos.

Los demás trasplantados están incluso con bonitas hojas pero ya me fijé la semana pasada cuando hice la segunda aplicación de aceite mineral de la temporada (La primera la hice a primeros de noviembre) que aunque A. Shropshire Lad parece en perfectas condiciones a primera vista, fijándome con detenimiento vi que muchas de sus hojas estaban agujereadas por alguna plaga y en el reverso de alguna de ellas tenía unas coloraciones que no eran fáciles de distinguir bien  pero que no me gustaron demasiado así que he decidido desfoliar este rosal.

Así evitaré peligros permitiendo que las plagas se escondan en unas hojas ya algo deterioradas por las inclemencias del tiempo. Para los demás esperaré algo más, a que estén completamente parados y probablemente al iniciarse enero, cuando les tocará una aplicación de azufre ya habrán perdido una buena proporción de su follaje y el que no, lo eliminaré  manualmente antes del aplicarles este fungicida.


Salvo estos dos casos, para el resto de rosales, lo que me interesa en este momento de la temporada es proporcionarles una buena capa de abono orgánico, en este caso, estiércol bien fermentado más unos buenos puñados de humus de lombriz.
Servirán a la vez de acolchando aportando materia orgánica al suelo, mejorando su estructura y nutriéndolo. Como sabéis ésta ha sido la primera temporada en mi jardín, espero el próximo año tener la oportunidad de compostar y si es así, probablemente este acolchado lo haga la próxima temporada con compost.

Ya sabemos que el acolchado podemos realizarlo con distintos materiales, a poder ser orgánicos. También podemos hacerlo con hojas, madera triturada pequeñita, etc. A mí me gusta hacerlo en el resto de arbustos y árboles con estiércol mezclado con hojas caídas del otoño pero en los rosales prefiero no poner hojas y que esta capa esté lo más limpia posible de hojas o cualquier material que tenga peligro de provocar enfermedades posteriormente.
Además de los nutrientes que aportan al suelo proporcionan esponjosidad, humus, capacidad para retener humedad y lo protegen de las heladas del invierno, del viento y de la erosión.
El otoño o el inicio del invierno es el momento más adecuado para incorporar este manjar para nuestros rosales. Ahora con el frío, el estiércol no es problemático, no quema las raíces y como la actividad vegetativa va a cesar en breve, el nitrógeno que precisa para terminar de madurar no será perjudicial que lo tome del sustrato ya que ahora los rosales, en parada, no lo precisarán.
Para que el estiércol pueda ser aprovechado por las plantas es preciso que se mineralice y se humidifique. En el proceso intervienen desde microorganismos (Bacterias, hongos, etc.) hasta macroorganismos (Lombrices, insectos…) En todo este proceso se utiliza grandes cantidades de nitrógeno por parte de las bacterias y éste nitrógeno inicialmente se le resta a las plantas aunque posteriormente, tras meses de estar el estiércol en tierra, el nitrógeno es revertido al sustrato. De ahí que sea en el momento en que las plantas no precisan este nitrógeno cuando es mejor la incorporación de estos abonos orgánicos.
No es aconsejable abonar con estiércol en verano o al menos no en cantidad abundante ni tocando las raíces del rosal mezclado con el sustrato que las rodea. El calor del verano activa y favorece a fermentación del estiércol recalentando el sustrato que rodea la base de los rosales y si éste está mezclado con la tierra puede llegar incluso a producir quemaduras en las raíces.
A propósito de este problema quisiera comentar algo sobre el desarrollo anómalo esta primavera pasada. Este año por causas que no vienen al caso me vi obligada a retrasar en exceso la plantación de los rosales a raíz desnuda y cuando los puse en tierra ya eran mediados de febrero. Cuando hice la plantación mezcle el suelo del jardín con una buena proporción de estiércol en el hoyo de plantación. Tendría que haber tenido en cuenta que era febrero y que apenas en unas semanas los rosales comenzarían a brotar. Tiempo insuficiente para que los nutrientes del estiércol estuvieran disponibles para los rosales cuándo éstos los precisaran. Pero además, de otra parte, no tuve en cuenta la competencia por el nitrógeno que se produciría cuando a los rosales les tocara empezar su actividad.
La cosa es que bastante de ellos tardaron una barbaridad en echar a andar como es debido. Estaban lentos, sin brío… En estos años he plantado ya muchos rosales y nunca se han pasado la primavera con un crecimiento tan reducido, lo habitual es que hayan crecido vigorosamente. Es verdad que este es otro jardín, otro suelo… pero algo me hace pensar que puede que el estiércol que aporté en la plantación no estaba lo maduro que dijeron en el vivero dónde lo adquirí. Tenía que madurar todavía un poco más y al hacerlo durante el tiempo en que a los rosales les tocaba comenzar a crecer en primavera, el nitrógeno que precisaba el estiércol para madurar e ir descomponiéndose se lo restaba a los rosales, de ahí que no arrancaran hasta el verano. 
Lo que sí tengo seguro es que es peligroso aportar estiércol en un momento avanzado de la temporada.  
Como podéis ver he limpiado en profundidad el rosal eliminando todas las hojas. En mi clima aún no corresponde podarlo así que lo he dejado así, limpito. He eliminado cualquier hoja o resto que hubiera caído al sustrato durante el proceso de limpieza para evitar que las plagas o posibles hongos pudieran permanecer en el suelo.

Al hacerlo me he dado cuenta que de la base del rosal salía un brote bastante fuerte sin hojas aún que me permitiera saber si era o no un chupón. A pesar de que muchos entendidos aseguran que no hay que cubrir el injerto y que el suelo alrededor debe quedar a su atura, yo siempre planto mis rosales de modo que el injerto quede un par o tres centímetros enterrado. No sé si lo haría en otros climas pero sí en el mío dónde hay buenas heladas, creo que se protege el punto de injerto de frío.

Así que con sumo cuidado he retirado el sustrato alrededor del injerto para comprobar desde dónde brotaba. He podido comprobar que el brote no se trata de una rama incipiente del propio rosal y no del patrón o portainjerto y que la próxima primavera se desarrollará ya que de haberse tratado de un  chupón este brote hubiera partido del nivel por debajo del nudo del injerto.

Con el mismo cuidado lo he vuelvo a cubrir para que no se quebrara, dejando una piedra por debajo de él que me haga recordar que está ahí y al limpiar la zona que rodea el rosal no la rompa en un descuido.

He aprovechado la ocasión para rehacer el alcorque, agrandarlo un poco y nivelarlo. Tengo por costumbre hacer alcorques alrededor de todos los arbustos y árboles. Facilitan el riego, incluso si el acolchado es de hojas parece que es más fácil que a pesar del viento, las hojas se retengan mejor dentro del alcorque que sobre una superficie plana.
Hoy me sentía con ganas de trabajar de modo  que aproveché para poner un par de tutores al rosal. Veo que se ha desarrollado mucho esta temporada y que la inclinación de alguno de sus brotes más fuertes hacen presagiar que se descompense cuando estas ramas se carguen de más vegetación y de las rosas y peligre la estabilidad del arbusto. Así que he clavado unos tutores y he atado con bridas a ellos alguna de las ramas con cuidado de no apretar tanto con ellas que estrangulara el crecimiento.

Antes de poner esta capa de acolchado es muy importe regar en profundidad.

A continuación un par de paladas generosas del abono orgánico que durante estos meses de invierno terminará de descomponerse y que cuando llegue febrero, el momento en que comenzará de nuevo la actividad vegetativa de los rosales y por tanto el comienzo también de las necesidades nutritivas, tendrá en el sustrato que los rodea el alimento proporcionado por este estiércol

El estiércol es un abono lento, precisa un tiempo para biodegradarse y  sus nutrientes no se incorporan al suelo de forma inmediata como otro tipo de abono sino que lo hacen poco a poco según va degradándose por la actuación de los microorganismos del suelo. Durante los meses de invierno la lluvia, la humedad y algún esporádico riego, favorecerán que este estiércol vaya liberando sus nutrientes y que éstos estén dispuestos en el sustrato cuando el rosal los precise al iniciarse de nuevo la actividad irá diluyendo los  disposición.
Antes de extender el estiércol alrededor de la base del rosa he añadido cuatro o cinco puñados muy abundantes de humus de lombriz (lo que me daban las dos manos juntas formando un cuenco).

El humus de lombriz son los excrementos de las lombrices. Se trates de uno de los mejores abonos orgánicos que podemos aportar a nuestras plantas. La cantidad de bacterias existentes en un gramo de humus es extraordinaria de ahí la efectividad que tiene este abono a la hora de mejorar las propiedades biológicas del suelo.

En esta fotografía puede verse el tono distinto del humus de lombriz antes de mezclarlo un poquito con el estiércol. Tras todo el proceso haremos un nuevo riego no tan abundante como el que hicimos antes de abonar.
Con este abonado que es acolchado a la vez, los rosales estarán resguardados y nutridos cuando llegue su momento al inicio de la temporada. Hasta entonces resta todavía bastante trabajo para los que amamos las rosas: aplicación de azufre el mes que viene (el año pasado tuve algo de oídio y no quiero arriesgar esta próxima temporada); tras la poda que seguramente haré en febrero efectuaré la última aplicación del aceite insecticida (preventivo de distintas plagas) y ya a partir de mediados de febrero, las aplicaciones preventivas de fungicida antiofídico. Paso a paso iré explicando todos estos trabajos según los realice.
Seguiré esperando que mis niños se duerman del todo y que lo hagan en óptimas condiciones tras este cuidado que hoy les he dado.

Trabajos de otoño. Enriquecer el suelo con estiércol y prepararlo para el invierno con un acolchado

Como decía en la entrada anterior en la que he explicado el diseño de este seto, hace ya algo más de dos meses que comencé a preparar el terreno. 
En un suelo aún sin cubrir por plantas grandes que impidan la llegada de la luz a él y se lo pongan algo más difícil a las malas hierbas, el resultado en un breve espacio de tiempo es este: habían vuelto a brotar por todas partes.
Así que lo primero que he tenido que hacer es eliminar todas las malas hierbas que he podido.
Estos días han coincidido con la caída de las hojas de dos grandes olmos que tengo en la zona y me ha venido de perlas las hojas que han tirado para utilizarlas en el acolchado.
El otoño es un buen momento para plantar los rosales a raíz desnuda y los arbustos. El tiempo aún no es lo frío que será cuando venga el invierno y los arbustos tienen tiempo de enraizar antes de que lleguen las heladas. Tampoco hace ya el calor del verano y las plantas superar mucho mejor el stres del trasplante que cuando se hace con temperaturas más altas.
La mayoría ya los tengo plantados hace bastante pero con esta zona se me ha echado el tiempo encima y aunque hubiera sido preferible plantarlos antes pero la cuestión es que no lo he hecho porque he tenido más trabajos de los que han podido hacer mis brazos :)
Una vez plantados en su lugar he repasado las zonas de alrededor de sus troncos, formando unos buenos alcorques allí dónde no había o rectificando su diámetro y profundidad dónde ha sido preciso.

Me parece fundamental crear alrededor de árboles y arbustos una zona que pueda retener el agua del riego o de la lluvia y así permitir que las raíces se humedezcan en profundidad. Máxime tratándose de un arriate que presenta cierta inclinación.
Hoy era un día soleado, con unas temperaturas suaves y no había indicios de que fuera a caer ninguna helada así que antes de cubrir el suelo con el estiércol y el acolchado, he hecho un riego en profundidad, seguramente ya no será preciso regar más hasta que vuelvan a subir las temperaturas al final del invierno.
El otoño también es un buen momento para nutrir el suelo con aportaciones de materia orgánica como por ejemplo el estiércol. El estiércol ahora no perjudica a las plantas porque no se recaliente al no hacer calor. Una buena capa sobre la base de la planta protegerá sus raíces de las heladas del invierno a la vez que nutrirá el suelo.
Cuando esparzo el estiércol en los alcorques me cercioro de que no se acumule ni llegue a tocar los troncos porque podría llegar a quemarlos.
Me gusta mojar el estiércol una vez extendido en el alcorque. Aquí puede verse como la zona alrededor de los troncos queda libre de él.
He ido trayendo carretillas del abono natural para luego extenderlas sobre todo el terreno creando una capa de unos 2 cm (Quizás algo menos).
Qué bonita se ve la tierra así tan negra. Verdad?  :) 
Encargué unos metros cúbicos de estiércol hace unos días en el vivero de mi localidad. Me gusta la calidad que tiene y el hecho de que siempre te lo venden bastante fermentado. De todos modos si aún siguen compostándose un poco, a estas alturas del año no es tan importante en lo referente al peligro de quemar raíces. De aquí a que llegue la primavera las lombrices y demás organismos del suelo se habrán encargado de nutrir con él las zonas más bajas de las raíces e ir incorporando este abono creando poco a poco un medio mucho más amigable para las plantas que se cultivan en él. 
El estiércol es poco efectivo a la hora de impedir que broten las malas hierbas. Yo creo que incluso las favorece.
Por eso prefiero cubrir todo con una buena capa de acolchado. Todos sabemos lo interesante que es proveer al suelo de una protección frente a los cambios de temperatura. Los efectos beneficios que tiene sobre el suelo al ir incorporándose poco a poco a él si usamos materiales orgánicos como las hojas o trocitos de madera son también muy importes.
Pasado un tiempo, aunque tratándose de hojas tardan bastante pero llegan a compostarse y al final, a formar parte del suelo, nutriéndolo y aportando materia que aumentará su la aireación benefiando a las raíces y formando un suelo con mayor capacidad de retención de agua, evitando evaporaciones y resecamientos innecesarios con el ahorro en agua que ello conlleva. Además tambien protege el suelo de la erosión y a las raíces de la desecación que produce el viento. En fin, que casi todo son ventajas.
En mi jardín no hay todavía suficientes árboles de hoja caduca pero he solucionado el problema proponiendo a la dueña del vivero el barrerlo yo misma si me permitía traerme en sacos las hojas que recogiera. Se trata de una chica muy amable y ha estado encantada con la idea de verse libre de las hojas que llenaban su establecimiento en el que hay una cantidad tremenda de árboles caducifolios.
Cuando los arbustos sean grandes creo que el acolchado quedará más bonito. Ahora la verdad es que casi los ocultan ajjajaj Pero pienso que no me desagradará ver la superficie del suelo cubierta por hojas que cambian de tonalidad por zonas, según voy utilizando para el acolchado las de un tipo de árbol u otro.
Me gusta comenzar los acolchados empezando por colocar las hojas sobre los alcorques. Allí ando con más cuidado que entre plantas. No me gusta que las hojas se amontonen sobre los arbustos al ser ahora tan pequeños ni tampoco que asfixien la base de la planta. Prefiero apartar un poco las hojas de la base de sus tallos para permitirles respirar y que no haya problema de hongos o de putrefacción de las hojas sobre ellos. 
Una vez tengo cubiertas las bases de las plantas ya ha sido cuestión de ir extendido el contenido de los muchísimos sacos con hojas que me he traído.
Para que el acolchado sea efectivo debe ser una capa bastante gruesa, de lo contrario, las malas hierbas se las arreglan para entre hoja y hoja, al menor resquicio de luz que dejamos, salir a través de él. 
De todos modos lo que hoy parece muy grueso, en unas semanas, al ir compostándose baja bastante de nivel y el aspecto con los días cambia bastante.
Y con esta capa de acolchado he dado por finalizado el trabajo de la zona. El suelo ha quedado bien nutrido y protegido con esta estupenda capa protectora. Quizás otros materiales queden más bonitos pero la verdad, las hojas me parecen un estupendo aporte de materia orgánica, no hay que retirarlas luego porque se van incorporando poco a poco al mismo suelo y además...son gratis!! Asunto que no deja de ser importante jajajaj


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