Acacia dealbata, en la línea de salida

Hay tantas cosas en las que detenerse a mirar en un jardín… pasamos cada día a su lado, las tenemos rodeándonos pero no siempre nos percatamos de que están ahí. Es el caso de las inflorescencias de las Acacias dealbata (Mimosa), será en marzo cuando un estallido de color en grandes manchas de amarillo limón tiña mi jardín cuando no podré sustraerme a su presencia, pero para que eso llegue, antes, ahora,  estos árboles con los que mantengo una relación amor/odio deben situarse ya en la línea de salida. Se toman su tiempo. Si señor!! Claro!! Como iba a formarse tanta belleza en dos días?

Siento un gran amor por las acacias en marzo, egoístamente, mientras están en flor…
pero ay!! Qué amor tan interesado y tan voluble el mío!! Y es que estos árboles me resultan luego tan fastidiosos. Tan invasivos ellos hacen que me pase la vida arrancando a miles semillas brotadas y cuidando de que no me inunden las plantas cercanas con sus raíces superficiales que van extendiéndolas por todo el jardín.
Quizás porque a partir de terminar la floración solamente miro el suelo que las rodea, quizás por eso no me he percatado de cuándo y cómo se han formado. Pero hoy he alzado la vista y ahí estaban sin desprenderse todavía de sus miles de frutos, el proyecto de los que serán sus flores que cuando abran volverán a parecerme mágicos por lo etéreo y hará que deje de detestarlas porque deberé rendirme ante su hermosura floreciendo al lado del almendro. Y sus ramos llenarán los jarrones de mi casa inundándola de su dulce perfume. Blanco y amarillo. Preciosa combinación. Verdad?


Me pregunto cuánto más se estará produciendo en mi jardín sin yo darme cuenta? Seguramente mucho. Espero permanecer con los ojos (y el corazón) bien abiertos para perderme lo menos posible porque todo lo que ocurre en él…es tan hermoso!!!


El tiempo de los membrillos...

Es tiempo de otoño, de colores con empaque, de hojas diciendo adiós a la vida llevadas por el viento, de acolchados que tiñen como de acuarela protectora los bajos de nuestros arbustos… de castañas y de sentarse a descansar. El otoño es la estación de la sensualidad, es la época en que más se despiertan mis sentidos en el jardín.

Es el tiempo de la consolidación. Después de las grandes floraciones de la primavera y el verano viene algo más de calma y de sosiego;  vienen menos rosas pero mucho más hermosas porque ya no deben luchar contra el sol abrasador de otros meses. Ya no está el trajín de las estaciones precedentes. Vienen los paseos largos y serenos, a paso corto, por el jardín, deleitándonos con  los ocres, amarillos, naranjas y el rojo omnipresente que todo lo inunda!!

Viene el delicioso aroma de una amorosa lumbre que nos abraza al sentarnos a su lado mientras los catálogos de rosas llenan nuestra mesa y soñamos con cascadas de flores sobre paredes aún desnudas preparando nuestro pedido de rosales a raíz desnuda para el invierno. El chisporroteo de las llamas crepitando son un telón de fondo para la reflexión… Es tiempo de  dejar de hacer para dedicarnos a pensar qué hemos hecho y también, claro, de soñar con lo que vendrá.


He bajado esta mañana al membrillero (Cydonia oblonga)  y he querido pensar que lo que colgaban de sus ramas, amarillos, llenos de una suave pelusa…era el segundo  regalo que me hacía este anciano frutal durante este año. El primero fue una floración esplendorosa que me cautivó. Cierto que no son tan bonitos y de buen tamaño como otros años pero es un arbolito  ya muy mayor y yo agradezco tanto sus rubios y rotundos frutos Probablemente los últimos a tenor del estado del pobre árbol. Seguramente me tendré que despedir de él en breve pero mientras llega esa hora el aroma de los membrillos inunda ahora mi cocina y me permiten llenar bonitos botes de cristal con sabores de la niñez, cuando se merendaba un trozo de pan con una onza de chocolate y si había suerte tu madre te acompañaba el pan con jalea, carne o compota de membrillo.

Son frutas que precisan de una elaboración para poder comerlas porque su sabor es demasiado fuerte y su carne extremadamente dura y bastante áspera al paladar. Pero una vez elaborados los tres que se preparan tradicionalmente (jalea, carne y compota) resultan de una suavidad y exquisitez que nadie sospecharía probando en crudo estas frutas.

Son recetas algo anticuadas las que hoy quiero compartir con vosotros. Lo sé. Pero invitaría a vencer la pereza asegurando a quién se anime que habrá probado pocas cosas más deliciosas que una buena tostada de pan untada con una generosa capa de jalea y que si acompaña de un buen queso un trocito de reluciente carne de membrillo pensará que ha merecido la pena el tiempo invertido en la elaboración de esta casera, fácil  y rica receta.
Allá van para quienes quieran intentarlo.


COMPOTA DE MEMBRILLO
Necesitaremos :
  • ·         ½ kg de azúcar
  • ·         1 kg de membrillos
  • ·         1 palito de canela
  • ·         Agua

Los pelamos y cortamos en trozos generosos. Agregamos a una olla la fruta, el azúcar y el palito de canela y cubrimos con agua el conjunto. Dejamos que cuezan hasta ablandar removiendo de vez en cuando y cuidando de que no se peguen a la olla y de que el líquido no reduzca del todo. Más o menos tardan una media hora larguita en ablandar.
Y eso es todo. Ahora solamente nos resta esperar a que se enfríe el preparado que envasaremos y guardaremos tapado en el frigorífico hasta uso. La compota puede tomarse sola pero acompañada de yogur resulta deliciosa!!

JALEA DE MEMBRILLO

Ingredientes:
  • ·         Membrillos
  • ·         Agua para cocer
  • ·         Azúcar

Limpiar con agua a conciencia los membrillos hasta eliminar del todo la pelusa que los cubre. Cortar las frutas en trozos  grandecitos.  Envolver las pieles y corazones en una gasa anudada y añadírselos al guiso. Esta opción es personal, a mí me gusta hacerlo así porque tanto pieles como corazones espesan bastante la jalea y le aportan buen sabor.
Cubiertos de agua cocer los membrillos hasta que ablanden.
Luego pondremos a colar la fruta cocida durante un buen número de horas o mejor hasta el día siguiente para que se escurra bien.
Reservamos el líquido y lo filtramos a través de una gasa de malla muy fina para eliminar cualquier impureza y que la jalea quede bien transparente.
Con la pulpa de fruta cocida se puede preparar la carne de membrillo. Para este preparado utilizaremos únicamente el líquido de la cocción.
Cuando vayamos a preparar la jalea pesaremos el líquido y ponerlo en un cacharro al fuego. Agregarle el mismo peso en azúcar y dejar cocer mientras se va disolviendo el azúcar. Seguir removiendo y cociendo si vemos que al tomar un poco de jalea con la cuchara y verter su contenido sobre la olla, vemos que éste cae muy deprisa desprendiéndose de la cuchara quedando la cuchara limpia.  
Sabremos que la preparación está en su punto cuando al verter la jalea que contiene la cuchara, ésta no queda limpia si no cubierta por una capa de jalea vertiéndose lentamente el resto formando una gotas alargadas.

CARNE DE MEMBRILLO

Ingredientes:
  • ·         Carne de membrillo cocida y bien escurrida
  • ·         su mismo peso en azúcar.

Esta receta recibe, según en qué partes de España y en Argentina y Chile, el nombre de dulce de membrillo.
Si hemos preparado anteriormente jalea tendremos la carne de esta fruta cocida, escurrida y lista para preparar la carne de membrillo. De lo contrario deberemos hervir los membrillo en agua previamente lavados y eliminado cualquier resto de pelusilla que tenga su piel. Una vez se hayan templado un poco para poderlos manipular los pelaremos  y eliminaremos la zona central que contiene las pepitas que es bastante dura y los trocearemos escurriéndolos a continuación muy bien.
Pesaremos la carne triturada y la pondremos en una olla con igual peso de azúcar a fuego lento.
A partir de aquí hay que echar otro ingrediente: Paciencia!! Jajaja tendremos que dejar cocer lentamente la carne removiendo con frecuencia para que no se agarre al fondo de la olla.
No es conveniente hacerlo a fuego fuerte.  Estará llegando a su fin el proceso cuando veamos que al apartar la carne de membrillo con la cuchara tratando de ver el fondo de la cazuela, ésta no vuelve rápidamente a su lugar tapando el fondo, si no que se mantiene en su sitio y el fondo de la olla sigue quedando a la vista.
Otra forma de tener certeza de que está en su punto es  cuando la cuchara (de madera) que estamos utilizando, se sostenga ella sola en vertical.
El proceso puede tardar entre hora y pico y dos horas y pico. Dependerá lógicamente de la cantidad de membrillo que estemos preparando.
Rellenaremos unos moldes con el preparado y una vez completamente frío los cubriremos con papel vegetal o film de cocina y los guardaremos en el frigorífico.
Al contener tanta proporción de azúcar y ser ésta un estupendo conservante podremos tener la carne de membrillo durante bastante tiempo en perfectas condiciones.

Tradicionalmente la carne de membrillo suele acompañarse de queso. Os aconsejo que probéis con algún queso con cuerpo, con sabor, como un manchego. Resulta exquisito!!

La exuberancia: Farfugium japonicum o Ligularia (Boina de Vasco)

La próxima temporada me haré con alguna variedad más de estos Farfugium Japonicum o Ligularias (llamadas vulgarmente "Boina de vasco") Creo que pueden ser unas estupendas cobertoras. Resultan esplendorosas con sus enormes hojas redondeadas de un verde oscuro lustroso.
Coriáceas y brillantes. Una herbácea rizomatosa con crecimiento cespitoso que se convierte en la protagonista de cualquier rincón sombreado dónde se la cultive. Existen muchas variedades con tonos de verde, formas y bordes de las hojas diferentes. Incluso existe una que bien podría ser invitada a la Feria de Sevilla por los lunares amarillentos que luce sobre sus hojas :) (Farfugium japonicum aureomaculatum). Es una planta cuyo crecimiento está entre los 60 cm y algo más del metro según la variedad que cultivemos, pero siempre más extendidas a lo ancho que hacia arriba. 
Una planta sin complicaciones si se le da lo que quiere: un sustrato rico y con bastante grado de humedad (sin encharcamientos, eso sí) y que el sol, si llega a darle, sea apenas el de la mañana. En mi jardín ha crecido en una sombra total aunque muy iluminada y es cierto que en pleno verano, cuando llega a alcanzarle algunos rayos de la tarde, parece que sus hojas se resienten un poco mostrando algo de abatimiento que desaparece inmediatamente si se le aporta algo de agua.
Me encanta las nervaduras de sus hojas!! tienen un aspecto tan sano!! Y lo cierto es que lo están.
Ni una mancha, ni una zona seca...a veces la miro y me parece una planta que no puede ser real ..sin una mácula. Crecen desde el centro de la planta sobre su rizoma sostenidas por fuertes y largos peciolos que inicialmente son tomentosos para luego convertirse en glabros. 
Por lo visto hay que preservarla de los caracoles para los que sus hojas resultan ser un bocado exquisito. 
En Farfugium todo es exhuberante. Incluso los peciolos de las hojas y los capullos de las inflorescencias antes de abrirse!!
Su floración no es lo que se dice demasiado llamativa pero sí curiosa. Hay quienes, teniendo en cuenta que sus flores no aportan demasiado, las eliminan antes de llegar a abrir para evitar a la planta un desgaste de energía innecesario. Yo por el contrario las dejo en la planta porque me gusta su amarillo brillante y la luz que aportan contrastando sobre el lustre de sus oscuras hojas.
Están ahora en flor, en un momento en que nuestros jardines no están sobrados de ellas así que bienvenidas sus inflorescencias que se yerguen  superando en bastante la altura de la planta y que delatan su pertenencia a las asteráceas. De un color tan intensamente amarillo..No me extraña que hagan su efecto en los insectos!! Son curiosas estas flores con distinto número de pétalos en la misma planta!! Me hace gracia ver que parece que a todas parece faltarle algún pétalo y me recuerdan los dibujos que hacen los niños cuando quieren representar una flor!! 
Espero que la información encontrada en los manuales que he consultado y las páginas de algunos viveros tengan razón y su rizoma aguante el invierno en mi jardín. Imagino que cuando vengan las heladas las hojas desaparecerán pero espero que bajo la tierra, la vida espere dormida a que vengan tiempos mejores para ella y en primavera vuelva a brotar.

Nometoques!! La hierba impaciente...(Impatiens Balfourii)

Es deliciosamente sencilla. Me gustan algunas plantas humildes y que nunca serán las protagonistas pero que como acompañantes dan unos resultados magníficos. La tengo cultivándose al lado de un Farfugium Japonicum y el contraste entre ambas vegetaciones creo que resulta muy bien. 
En ocasiones, este tipo de plantas, se manifiestan de lo más productivas y parecen inagotables en su floración. 
La primera vez que vi esta planta fue a los pies de una preciosa hortensia en Asturias. Sus hojas ya delataban que pertenecía al género de las impatiens pero su flor es bastante diferente de las variedades que solemos cultivar en los jardines.
Impatiens Balfourii es originaria del Himalaya y se considera que puede llegar a ser invasiva aunque en el norte de España se cultiva en algunos jardines.
Se trata de una hierba anual que una vez que se introduce en los jardines brota espontáneamente año tras año y es que tiene un ingenioso sistema para expandirse: cuenta con unas vainas que al madurar, al más mínimo toque, se abren enrollándose sobre sí mismas y literalmente "disparando" las semillas del interior lanzándolas a bastante distancia de la planta. Esa es la razón del nombre por el que se las conoce vulgarmente "Nometoques".
De esta forma, lanzando lejos sus pequeñas semillas de color pardo, cuando brotan cerca de los ríos, mediante el agua que corre se dispersan de forma muy eficiente pudiendo naturalizarse si el terreno les es propicio.

Son plantas cuyo hábitat natural son las riveras de los ríos y a los lados de los caminos en zonas con humedad y siempre que sean frescas, con poca insolación y según tengo entendido llegó a formar parte oficialmente durante un par de años (2011-2013) de las plantas consideradas invasivas.

No la he visto a la venta en ningún vivero de los que he buscado en Madrid y la daba por imposible de conseguir hasta que, casualidades de la vida... un día, comiendo en verano en una terraza del pueblo dónde vivía antes vi desde lejos una planta que me recordó a esta impatiens. Me acerqué y ...allí estaba!! Qué cosas!! Se encontraban en una zona abandonada y crecían extendiéndose por un área bastante grande. Esta primavera he vuelto a aquel lugar y he tomado unas cuantas plántulas recién brotadas.
Han estado en flor desde julio hasta ahora aportando color con sus preciosas hojas de un verde jugoso y unas flores que me parecen deliciosas. De hecho aún siguen algunas flores abriéndose a pesar de que parece que estos días de más frío están terminando con la planta. Se encuentra a gusto sin sol alguno pero necesita un terreno bastante húmedo.
La he cultivado en completa sombra y creo que el año que viene permitiré  que crezca salpicando el arriate que bordea la fachada norte de la casa en el jardín trasero y la introduciré en otras zonas del jardín dónde no haya demasiado sol.

No tan exótica...Aralia o Fatsia japónica

Qué agradecidas son las plantas a poco que se les dé!! Fatsia japónica (o Aralia) es un buen ejemplo. Compré este ejemplar hace ya unos años y si no calificaría de maltrato las condiciones de cultivo en las que ha estado, desde luego no fueron las idóneas. Se ha conformado con un contenedor de reducidas dimensiones y riego. Ni abonos, ni cuidado alguno y aunque sin grandes proezas ni verse nunca rebosante, se agarraba a la vida como una campeona (Pobrecilla. Como para encima venirle con exigencias ...) Incluso llegó a soportar heladas de -7º cultivada, como digo, en un pequeño contenedor.

Ha sido ponerla en tierra y comenzar a crecer a lo loco. Necesita un sustrato un poco ácido y que éste esté siempre con cierto grado de humedad. Con preciosas y grandes hojas recortadas y con gruesos peciolos cubiertos por una pelusa marrón, esta planta es de rápido crecimiento pudiendo alcanzar si está plantado en tierra 2/3 metros si la ubicación le gusta. 
El suelo de mi jardín al ser arenoso se lixivia fácilmente  lo que provoca la carencia de algunos elementos, especialmente el hierro. De ahí que algunas plantas presenten problemas de clorosis como le está pasando a Fatsia japónica. Nada que no se arregle con el aporte de quelatos de hierro.

Estas grandes hojas son las que le dan un aspecto exótico y con una aparente fragilidad. Pero no nos equivoquemos!! Aralia es una plantas bastante resistente (al menos hasta los 7 bajo cero) que quizás en invierno si no la tenemos bajo techado (como ha sido mi caso) o la protegemos cubriéndola puede que se le quemen algunas hojas pero no tardará en recuperarse en cuanto comience la nueva primavera.
No conviene tenerla bajo los rayos del sol porque sus hojas se queman fácilmente Yo la he plantado en el jardín trasero, en la fachada norte de la casa dónde recibe los primeros rayos de la mañana en verano y en invierno, ni eso.

Parece que este año, agradecida por sus nuevas e idóneas condiciones de cultivo ha querido agradecérmelo ofreciéndome algo que no había dado hasta ahora: sus poco llamativas pero curiosas umbelas de pequeñas flores blancas!! 

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