Trébol blanco enano (Trifolium repens): Para verdear un poco el jardín.

No podía retrasarlo más. El otoño se va y yo aún sin mi trébol sembrado!! Así que este fin de semana en esto estoy. “Sembrando suerte” (a ver si es verdad y me encuentro un montón de tréboles de cuatro hojas jeje J  )
Fotografía tomada de Wikipedia
Mantener un césped a base de gramíneas en perfectas condiciones en la zona dónde está mi jardín conlleva un gasto de agua, trabajo y dinero que no estoy dispuesta a invertir.  Me encanta ver los jardines de mis amigos jardineros de la Cornisa Cantábrica con ese manto verde precioso!! Claro que sí. Pero es que allí casi que no hay que hacer nada para mantenerlo así de bonito. Tienen la suerte de tener ese clima favorable a la formación de prados en estupendas condiciones casi sin riego. Qué se le va a hacer! Yo no tengo esa suerte.
Fotografía tomada de Wikipedia
Si fuera pequeño no sé si me lo plantearía de otra forma. Pero no es pequeño, hay muchos metros!! Sería una locura intentar un césped de las dimensiones de mi jardín. Por eso, porque mi clima es muy distinto al del norte de España, no quiero césped  de gramíneas en él.
No me gusta la aplicación de términos como “eco” tan a la ligera como se hace hoy en día pero la verdad, en este caso, teniendo en cuenta que tengo un jardín en la Sierra Oeste de Madrid, dónde el clima es muy seco, con altas temperaturas en verano…pues no, creo que no es muy ecológico mantener a ultranza una pradera impoluta de un verde inmaculado a costa de ingentes cantidades de agua.
De otra parte, el estilo que yo busco de jardín no necesita este tipo de pradera. Si me gustaría lograr que “verdeara” un poco. Con eso me conformo. A sabiendas de que como no estoy dispuesta a regarlo continuamente, en verano se tornará algo pajizo. Pero espero que cuando vuelvan las épocas de lluvia y las temperaturas vuelvan a ser adecuadas, rebrote y al menos durante algunos meses del año aporte un fondo de algo de frondosidad. Con eso me conformo.
De ahí que con el consejo de mi amigo Julián me haya decidido a sembrar en muchas de las zonas dónde no hay plantaciones Trifolium Repens, lo que se llama vulgarmente Trébol blanco enano o trébol de Holanda.
Se trata de una leguminosa  de poca altura (aproximadamente unos 10 cm) de crecimiento rastrero con estolones que le permiten extenderse con facilidad teniendo el inconveniente de que al ser raíces poco profundas precisa de riego en verano. Aguanta bien las bajas temperaturas, el pisoteo y los cortes que de otra parte, y esto en también me ha hecho decidirme por ella, no precisa segarlo. Idónea para terrenos  arenosos, pobres y ácidos (exactamente como es el suelo general de mi jardín dónde yo no he hecho enmiendas para plantar) y es un idóneo fijador de nitrógeno.
De haber pretendido una pradera más perfecta tendría que haber cavado toda la zona y eliminado a conciencia todas las malas hierbas que eran muchas antes de haber sembrado el Trifolium repens. Las lluvias de estos días de atrás y las aportaciones de tierra vegetal a granel (que contenía muchas semillas)que hemos hecho,  ha provocado que brotara un manto verde de malas hierbas que ha cubierto casi todo el jardín.
Así que llevo unos días que valiéndome de un escardador he cortado las raíces de las malas hierbas que han brotado. No es el sistema idóneo porque no se arrancan de raíz, pero, como digo arriba, el tiempo de me va y veo que pronto llegarán las bajas temperaturas y no quería que transcurrieran más días sin sembrar.
Dejé unos días las hierbas cortadas en las superficie para que se secaran y no volvieran a brotar algunas arrancadas de raíz. Una vez limpio el terreno y pasada la escoba metálica para alisarlo he planteado el trabajo por zonas.
Pienso que me resulta más fácil ir terminando una zona y trasladar todos los bártulos (carretilla, sacos de mantillo…) a otra.
He comprado varios paquetes de semillas de Trifolium repens  de 1 kg porque al consultar varias páginas de internet los gramos que daban por metros cuadrados he visto que eran muy variables. Al final he tomado el camino de en medio y he decidido poner 20 gramos por cada metro de tierra.

Una vez limpio de malas hierbas. El primer problema que se me ha ocurrido que iba a tener era el “dosificar” las semillas para poder distribuirlas de forma homogénea.  Pensé que extender lo que no deja de ser una pequeña cantidad aunque sean varios kilos entre tanto metro… estaba segura de que a mitad del camino ya no iba a tener semillas. De otra parte, es innecesario sembrar tan apretado. De ahí que las haya mezclado con arena que al aumentar el volumen es más fácil esparcirlas. Cada “dosis” de semillas la he mezclado siempre con la misma cantidad de arena aproximadamente. Así iba cogiendo el “tino” según he ido haciendo cada zona de cinco metros de extensión.

Me he hecho con un recipiente que lleno hasta su borde contiene 100 gramos de semilla, lo que me da para cinco metros cuadrados que han sido en los que he dividido cada zona que iba haciendo.
De este modo, sin volver a pesar nada, solo llenando directamente de la caja de semillas he ido preparando “las dosis”: Una bolecito de semillas por cada bol lleno hasta arriba de arena y luego ambos bien mezclado en otro recipiente más amplio.

Antes de esparcir la semilla he regado la zona bien, a conciencia, con la manguera en expulsando agua pulverizando el suelo. No quería levantar el terreno ni que se formaran surcos en el suelo, así que, despacito, con paciencia.
Luego he trazado, de modo muy, muy aproximado unas marcas en forma de líneas en el suelo que me marcaban cada metro y así me servirían de referencia para repartir cada “dosis” para esparcir la misma cantidad de semillas sobre los cinco metros cuadrados más o menos.

A continuación he esparcido sobre cada zona de cinco metros una mezcla dosificada de semillas + arena,
procurando hacerlo de la manera más homogeneiza posible y que quedaran repartidas por igual.

Por último he cubierto las semillas con una fina capa de mantillo y he regado de nuevo esparciendo el agua como una lluvia fina sobre lo sembrado. Tendría que haber comprado más mantillo pero esta mañana tengo el que tengo.


Y ahora a esperar!! Creo que en un par o tres de semanas pueden brotar.. y eso sí, tendré que estar muy atenta al riego para que puedan brotar. Creo que regaré un par de veces al día con agua finita por encima para no mover la tierra. El problema será ir moviendo las mangueras por una superficie tan grande sin arrastrarlas  y que se lleven o muevan parte de lo sembrado. En fin, ya encontraré una solución ! 
He querido ampliar esta entrada añadiendo una fotografía del primer día que he visto brotadas algunas semillas, justo a los seis días de haberlo sembrado pero soy tan mala fotógrafa que cuando fui a colgarla me di cuenta de que estaba borrosa :(  
No las veo asomar por todas las zonas igual pero sí, ya hay zonas en las que ha comenzado a brotar. Bueno, pensé que tardaría más tiempo...de momento vamos bien!!
Fotografía tomada de Wikipedia

Acolchado o mulching. Un asunto fundamental para el suelo del jardín

 Hoy he terminado de poner una buena capa de acolchado a una zona de seto que planté hace unas semanas. Me he retrasado en colocarla así que he tenido que volver a eliminar malas hierbas que habían salido desde que planté los arbustos, trabajo que me hubiera ahorrado de colocar el acolchado inmediatamente. Pero en fin, no siempre se pueden hacer las cosas cuando se deben. Verdad?  :)


Repasemos unas breves nociones sobre el acolchado para quién no sepa qué es o no lo haya puesto nunca:
El acolchado o "mulch" o "mulching" (que de todas formas lo he visto escrito), no deja de ser una capa de material orgánico o inorgánico que extendemos alrededor del suelo que rodea las plantas para protegerlo.
Hay dos tipos de acolchado:
  • Puede ser orgánico como paja, acículas de pino, hojas de árboles, restos de césped, estiércol maduro, cortezas de árboles, madera triturada, etc. Cada uno tiene unas características. Algunos proporcionan acidez a la tierra, otros se degradan fácilmente, algunos no impiden las malas hierbas (como el compost o el estiércol)…
  • Pero también podemos utilizar un acolchado con materiales inorgánico: grava, piedras, piedra volcánica, materiales plásticos, etc.

Aunque en general son más beneficiosos los materiales inorgánicos, los inorgánicos tienen también alguna ventaja: Son inalterables y no se han de reponer en contraposición a los inorgánicos que deberemos reponer periódicamente.
De otra parte, un acolchado inorgánico aportará nutrientes y materia orgánica al suelo, cosa que no hará la grava por ejemplo o los plásticos. Además de tener la ventaja de que son fácilmente removibles en el caso de hacer futuras plantaciones en la zona o cambiar el diseño del jardín. Está claro que mover la grava no es un trabajo precisamente fácil.

El momento ideal para aplicarlo es cuando el suelo está húmedo, es decir, a principios de la primavera o principios del verano.
He leído que si se aplican de cara al invierno es preferible hacerlo cuando el suelo está completamente frío para que roedores y otros animalillos aniden en la capa de acolchado ya que es un sitio cálido. No sé hasta qué punto esto es cierto.

A la hora de aplicarlos deberíamos tener en cuenta varios factores:
  • ·        Debe extenderse sobre el suelo bien regado y limpio de malas hierbas. En caso de que alguien decida poner malla geotextil (que debe ser de buena calidad) debe ponerla por debajo de la capa de acolchado. 
  • ·        Si se ha pueesto  la malla anti-hierbas o geotextil colocaremos el sistema de riego por goteo por encima de la malla antes del acolchado.
  • ·        Sobre la malla antihierbas y el sistema de riego extenderemos el acolchado cubriendo ambos.
  • ·        Si es acolchado orgánico la capa deberá ser superior a 5 cm y no más de 10 cm.
  • ·        No extenderemos capas  demasiado gruesas que impidan la circulación del aire.
  • ·        Lo extenderemos de forma uniforme y procuraremos que la capa ocupe una buena superficie alrededor de la planta para cubrir así todo el espacio que bajo tierra ocupan las raíces.
  • ·        Evitaremos acumular acolchado tocando directamente el tronco ya que podría ocasionar podredumbres y favorecer la proliferación de insectos
  • ·        La propia descomposición de los materiales orgánicos ocasiona pérdidas de material  poco a poco y el viento puede mover los materiales que conforman el acolchado fuera de su sitio, de ahí que sea preciso ir controlando el estado del acolchado y sustituirlo cuando sean materiales muy finos como paja cuando sea preciso o incorporar más allá dónde sea preciso.

No obstante lo beneficioso que es el acolchado, en alguna circunstancia puede presentar algún problema:
  • ·        Un uso prolongado en exceso de algunos tipos de acolchado pueden provocar deficiencias de algún micronutrientes dado que el ph del suelo aumenta según el material que utilicemos.
  • ·        Si hay exceso de humedad pueden verse favorecida la aparición de caracoles o babosas
  • ·        Si se aportan materiales que no estén compostados del todo es posible que se provoque alguna deficiencia de nitrógeno.

Frente a estos posibles problemas el acolchado presenta muchas ventajas y no cabe duda de que su uso es aconsejable.
  • ·        Reduce la evaporación del terreno y por tanto la necesidad de riego
  • ·        Evita contrastes de temperatura (protege el suelo tanto de las heladas como de las altas temperaturas en verano) y por tanto las raíces
  • ·        Aporta materia orgánica al suelo al irse descomponiendo  y aportando humus y nutrientes (si es orgánico)
  • ·        Impide o al menos limita la aparición de malas hierbas
  • ·        Ahorran trabajo al no tener que labrar el suelo
  • ·        Ayuda a disimular las tuberías del riego
  • ·        Evita la erosión del suelo por lluvias o vientos
  • ·        Impide la reflexión del calor del suelo a las plantas en pleno verano.
  • ·        Impide el apelmazamiento del suelo facilitando así la penetración dela gua del riego o lluvia
  • ·        Beneficios estéticos
  • ·        Mejora de la estructura del suelo por la descomposición de los propios materiales y porque favorece la actividad de las lombrices.
  •  


No siempre es necesario comprar los materiales de los que se componga nuestro acolchado. En ocasiones podemos obtenerlos de forma gratuita. En concreto a mí me dan sacos de recortes de césped en gran cantidad, la que precise que aún no he usado, pero usaré, en algunas partes del jardín. En las zonas en que he extendido el acolchado formado por hojas han sido las de mis propios árboles.

Pero hoy quería mostraros un material que también he encontrado de forma gratuita y de sorpresa!! Resulta que cerca de mi casa existe un establecimiento dónde venden leña. Los grandes montones de troncos son repuestos según se van vendiendo y cada vez que lo hacen, tiran los restos de cortezas que se desprenden de ellos para limpiar la zona y volver a poner más troncos cortados a la venta. No es un material “limpio” porque va mezclado con trocitos mucho más pequeños de madera y también con tierra.
Me ha costado algo de trabajo pero he obtenido tres "materiales" que utilizaré de distinta forma.
Los tres materiales me sirven!! Es verdad que he tenido que invertir algo de tiempo para aprovecharlos pero teniendo en cuenta que me han salido gratis…tampoco es cosa de protestar demasiado. Me aseguró el dueño del negocio que la madera no estaba tratada en absoluto.

Me fui trayendo en la carretilla de  cuatro en cuatro, sacos de rafia que llené con la pala. 

Luego, ya en casa, separé los trozos más grandes de corteza valiéndome de una caja de plástico de esas en las que se vende la fruta y verdura.

Así ya tenía un primer “material” que aunque quizás algo grande, me ha servido para el acolchado de la zona de seto que decía arriba. Va a ser algo más difícil de colocar que si hubiera estado compuesto por trozos de dimensiones algo más pequeñas sobre todo teniendo en cuenta que son plantaciones recientes y que el cuello de los arbustos es pequeño aún y que no hay mucha altura desde el cepellón hasta las primeras ramas.

Una vez hecha esta primera separación de materiales. Volví a pasar el material restante a través de una criba de trama no demasiado fina.
Como veis han quedado separado en dos materiales, de una parte una tierra bastante negra que seguro es más nutritiva que la de mi jardín y que voy a utilizar mezclándola directamente con la tierra de la zona de plantaciones
y de otra, unos trocitos bastante pequeños que me podrían servir como acolchado de algunas zonas pero que usaré para otra finalidad.


Resulta que estoy plantando algunos rododendros y plantas que precisan en el sustrato dónde crezcan bastante materia orgánica y lo utilizaré en la mezcla que haga para su plantación.
Estos trocitos muy pequeños de madera me permitirán crear un sustrato que permita una buena aireación, con buen drenaje y con nutrientes que se irán incorporando a la tierra según se degraden los trocitos de madera.

El jardín trasero. Un espacio largo y estrecho (II) El diseño y las plantaciones

Jugamos a "las diferencias"? jajajja Entre esta fotografía:

y ésta otra:

igual que entre estas dos que siguen:



Solo hay trabajo!! (y trabajo y más trabajo ajjajaj) 


El jardín tiene dos vertientes completamente opuestas. Un lateral de mucho sol y el otro con casi ninguno.  



No había duda de que la zona de semisombra (el norte de la casa) debería tener camelias, hortensias, calas, helechos, Acnistus Australis, Farfugium Japonicum, Mahonias…

Este lateral se ve ve separado del camino por una zona sembrada de Dichondra Repens y que aún no ha terminado de extenderse. 

Y como soy una enamorada de las rosas he situado en el lateral sur algunos rosales antiguos como Mme. Isaac Pereire, Louise Odier y Mme. De Sevignè, intercalados por otros trepadores como Falstaff, Perennial blue y algún arbustivo como A. Shropshire Lad, Alan Titchmarsh,  Munstead Wodd, Blue for You y Young Lycidas.





En el primer tercio del jardín hay un Crataegus Laevigata “ Paul´s Scarlet” (aunque hasta hace poco estaba convencida de que era otra variedad pero hablar con el encargado de plantas de exterior del  vivero Los Peñotes me ha regresado a la duda) que aportará verticalidad al jardín y quitará parte del sol del mediodía a los rosales cercanos y que de otra parte me enamora con sus pequeños frutitos rojos en otoño!! 
En otra parte hay un Amelanchier Lamarckii cuyo otoñar mostré en la entrada anterior y que está rebosante de belleza ahora.  Con el tiempo, espero que sus ramas dividan ópticamente un poco este jardín tan largo.



Debo introducir algún arbusto de porte bajo perennifolio para que en invierno no quede este lateral completamente desguarnecido. Quizás alguna lavanda que adentre sus largos tallos sobre el camino …deberán ser de floración en la gama de blancos y azules para dar realce a las rosas que cubren toda la gama de rosas desde el más suave al más intenso rojo sangre.

O puede que este invierno retire algún rosal de los de floración oscura y lo sustituya por otro de tonos más melocotón, blanco, en todo caso, suaves y pálidos.

El tipo de plantas de un lateral y otro no ofrecía problemas. El tema era el largo del jardín. Eran muchos metros que en mi opinión ni aún con alguna curva en el camino se evitaría que el jardín pareciera excesivamente largo y estrecho.  Le di muchas vueltas a la cabeza y finalmente se me ocurrieron tres ideas que ayudarían a evitar este problema. Os cuento:



1.- No me gusta que desde la puerta de entrada al jardín se vea hasta el lavadero. Tengo la impresión de que le resta algo de privacidad.

Prefería que al entrar en el jardín se accediera antes de comenzar el camino,  a una zona un tanto apartada del mismo  mediante una división que puede lograrse con un arco o mediante un par de celosías colocadas a ambos lados del inicio del camino a modo de pantalla cubierta por el par de rosales trepadores que ya tengo plantados (uno en la esquina de la casa y otro enfrente de ella, al lado del muro divisorio) Si me decido por crear esta especie de “pantalla”  con una abertura para acceder al camino, será de madera, del mismo tipo que tengo colgadas en la fachada oeste de la casa. Eso sí, bien ancladas al suelo con postes  clavados en el suelo con cemento para que el viento no los tire.
De este modo ya por ahí se acorta un poco el jardín además de crear dos zonas dividiéndolas de esta manera. Me imagino el espacio inicial de acceso cubierto por arriba con las ramas de un árbol, no sé si un cerezo ornamental…ya veremos por cual me decido!! Bajo la sombra que proyecte el árbol se puede crear una zona de plantas adatadas a la semisombra. Hostas, calas,  algún helecho… Algo que dé sensación de frescor cuando se penetre en el jardín. Es importante tener una sensación muy agradable cuando se accede a la casa. No es cierto?
Ver el hueco entre las celosías y vislumbrar el final del camino al fondo  pienso que aportará interés e invitará a pasar por él para descubrir qué hay tras los rosales.



2.- Introducir un par de pequeños arbolitos a la mitad del recorrido, a ambos lados del camino y cuyas ramas se entrecrucen un poco, al estar en una zona curva,  según se vaya andando hacia el lavadero habrá momentos en que se dejará de ver el final del camino y otros en que quede oculto por la copa de los árboles que no será excesivamente alta. Deberé tener buen tino al podarlos y que las ramas estén a una altura que permita su paso cómodamente por debajo e ellas. Está claro

He elegido para este cometido dos arbolitos caducifolios, uno por la extraordinaria floración y otro por su otoñar absolutamente bello!! Un Amelanchier Lamarckii y un Vites Agnus Castus Latifolia.





3.-Tampoco me gustaba la idea de un camino que abocara directamente en una zona abierta como es la que sigue una vez se ha pasado la altura del final de la fachada de la casa. En esta parte (este) la casa cuenta con una gran terraza desde la que se ve el jardín de abajo y en cuyo lateral (lado sur del jardín) tiene una explanada elevada sobre la que hemos situado la zona de leñero y de almacenaje de algunas herramientas en tanto se termina de construir el garaje que es dónde irá definitivamente el espacio para las cosas de jardinería y la de tanto cacharro como acumulamos en esta construcción. Espero que luego se vea algo más decente que ahora, pero bueno, de momento la hemos mejorado retocando el cemento que la recubría y pintándola. 
También se nos ocurrió que en la parte de abajo sería un espacio estupendo para que nuestro querido Iker tuviera su caseta. Es una zona bien soleada y a cubierto de vientos y lluvia. Creo que nuestro perro se encontrará bien en ella.

Necesitaba una zona para cerrar ese camino y acortar en cierto modo con ella su recorrido. Me apetecía utilizar tan solo un par o tres de metros de ese camino para crear una zona algo distinta al resto con un ensanchamiento del mismo formando una zona un tanto redondeada en su final. Me explico. Diseñé un pequeño ensanche en el final e hice las plantaciones con la idea de que a la larga se forme ahí con las plantas un espacio sin sol apenas, pero con luz que vendrá del este, desde dónde está el lavadero. De momento no se aprecia ver la idea que estoy explicando porque se necesita el tiempo para que crezcan los arbustos que he puesto pero cuando pasen unos años, espero que no demasiados, este ensanchamiento quedará rodeado por plantaciones de más altura que el resto creando una zona de sombra, un poco humbría y fresca. De hecho en la parte norte de esta zona he puesto helechos y plantas que se sienten bien en la sombra.
Tengo que decidir un punto de agua en ella. Aún no sé de qué tipo ni dónde ubicarlo exactamente pero me apetecería que al pasar por esa zona cubierta por alguna trepadora y flanqueada por las ramas de los arbustos altos se escuchara la música del agua. Deberá ser algo pequeño,  discreto…pero que ayude a dar la sensación de frescura a la zona.

Las plantaciones están hechas en lo sustancial. Está creada la “estructura” del jardín con los rosales, arbustos y árboles que irán en la zona. Esperaré hasta ver como prosperan, como se dan en este clima… asentaré ideas y disfrutaré del mucho trabajo que hemos hechos.



Será ya la próxima primavera cuando piense en vivaces y herbáceas para rellenar los espacios entre arbustos. Quiero que el jardín esté repleto de vida, de vegetación…que sea exuberante y que se desborde de vegetación!! Por supuesto que el borde de ese camino se ve horrorosamente nítido. Nada que no pueda arreglar la primavera que viene con matas bajas que se “viertan” sobre él haciendo menos nítido su contorno.
Falta mucho. Lo sé…faltan las celosías de la entrada;  el punto de agua, un soporte para alguna trepadora en la zona ensanchada; que la Dichondra Repens termine de rellenar las calvas que hay…falta que los rosales crezcan y cubran la hiedra de la valla divisoria…Falta que las plantas se asienten un poco, y que yo descanse y asiente ideas…falta el transcurrir del tiempo!! Ese maravilloso aliado que nos mantiene en vilo  y nos hace esperar con ilusión lo que vendrá. Espero poder disfrutarlo como he hecho hasta ahora y compartirlo con vosotros mis queridos amigos jardineros.

El jardín trasero. Un espacio largo y estrecho (I) Preparación de la tierra y realización del camino

Se trata de la parte trasera de la casa en el lateral norte. El espacio va desde la entrada de la parcela (oeste) recorriendo toda la fachada de la casa hasta el lavadero (al este). Aproximadamente tendrá unos 25 metros de largo por unos 5 de ancho.

Yo tenía en mente qué tipo de jardín quería en esa zona. Tenía claro qué estilo deseaba, qué aspecto quería que tuviera este espacio en el futuro. Pero había dos problemas. A saber. Uno, un arriate elevado que lo recorría en todo su largo y de un ancho de unos dos metros y medio que contribuía a dar una sensación de “tubo” y que convertía toda la zona casi en un simple pasillo para transitarlo.

Era imprescindible dejar todo el espacio al mismo nivel pero para ello era preciso eliminar el arriate que había. Eliminarlo suponía un desembolso económico importante porque ya necesitaríamos aunque fuera una pequeña excavadora.

Pero había otro problema derivado del anterior. Nuestra parcela se halla ligeramente a un nivel inferior con relación a la contigua, lo cual suponía que si eliminábamos el arriate que en cierto modo contenía el murete con la valla metálica divisoria entre ambas propiedades existía cierto peligro de que la valla se viniera abajo. De modo que no quedaba otro remedio que realizar otro muro paralelo al existente con  unos buenos cimientos que sostuviera el que había ya.
Comenzábamos bien!!  Dos gastos importantes jajajaj Pero no había más remedio que ejecutar ambas obras.
A primeros  abril,  derribamos una de las mochetas de la puerta de acceso a la parcela para que pudiera entrar una mini…y este fue desaguisado que originó…. Era la guerra!!

No, sinceramente, tengo que reconocer  que cuando vi desaparecer el dichoso arriate todo el espacio me pareció magnífico. Daba una impresión de amplitud tremenda, parecía muchísimo más ancho!!!  Y descubrimos bajo el arriate algo que no esperábamos: Una roca!! Magnifica sorpresa . En el diseño que tenía en ciernes en mi cabeza no contaba con una piedra de esas dimensiones… pero no me costó nada incorporarla. Al contrario.

No pudimos afrontar el ajardinamiento de esta zona hasta en tanto estuvieron hechas las obras necesarias para sacar las conducciones de aguas residuales desde dentro a fuera de la casa para evitar futuros problemas de humedades.
Una vez en su sitio las canalizaciones (en la mitad del jardín a lo largo) fue el momento de comenzar a preparar la tierra. La obra y el paso de la excavadora dejaron el terreno totalmente compactado lo que dificultó muchísimo las tareas de cavarlos.
A lo largo de toda la valla divisoria, por el lado del vecino, hubo hasta hace un año un seto (por llamarlo algo) de arizónicas dejadas de la mano de Dios y ya sabemos qué supone eso. Unas raíces tremendas que invadían todo el terreno, que llegaban hasta la misma casa y que de no quitarlas, hubiera impedido cualquier plantación posterior.
El terreno en general de mi parcela es poco rico, arenoso, pero sin casi materia orgánica de modo que estaba claro que antes de nada había que comenzar por preparar bien el terreno  para que las futuras plantaciones crecieran en unas condiciones de idioneidad.
Cavamos metro a metro, hasta una profundidad de unos 30 centímetros.
No voy a explicar lo que eso supone de esfuerzo!! La tierra que íbamos desmenuzando con el pico la íbamos crivando a través de un somier viejo de manera que al otro lado del mismo iba cayendo la tierra limpia de cualquier piedra o raíz.


Una vez cavado absolutamente todo el espacio llegó el momento de encargar tierra vegetal enriquecida y estiércol muy muy maduro. Se llenó la entrada de la casa de sacas y sacas de materiales…qué gusto!! La idea de aportar nutrientes a aquel suelo pobre y desgastado e entusiasmaba..

Y eso hicimos, aportar una tremenda cantidad de todos estos materiales hasta dejar un suelo, no digo que perfecto, pero sí muy aceptable. En él ahora se hacen los hoyos casi con las manos, ajajjaja La tierra no tiene ni una raíz ni una sola piedra y es un gusto trabajarla.
Merece la pena dedicar el tiempo , el esfuerzo y el dinero a hacer estas preparaciones antes de comenzar nada porque es el momento  idóneo. Luego, una vez se comienza a plantar ya todo resulta mucho más difícil. Ahora no había peligro de dañar ninguna planta. Qué diferencia de tierra ahora!!
Evidentemente   había realizado infinidad de planos para equivocarme lo menos posible: Plano de canalizaciones, plano de plantaciones, plano de sombras.. Por cierto, trabajar con tantos planos no sabéis lo que ha mejorado mi manejo del “fotochóp” jajajja

Como he dicho al comienzo, el jardín lateral es bastante largo, 4 o cinco metros de entrada desde la casa hasta la fachada, 17,5 de fachada más otros cuatro hasta llegar al leñero..Sí, unas 25 o 26.  Era absolutamente preciso la realización de un camino. La zona estaría bastante transitada porque es la que conduce al lavadero situado un poco más allá del final del jardín y  de ahí es una de las vías para llegar al garaje. Tenía claro que aunque quizás estéticamente me hubiera gustado más que creciera algo verde entre las losas de piedra, no era práctico. Entrar y salir de la casa con los zapatos llenos de tierra y hierba no era lo más aconsejable. Decidí un camino sólido, de piedras bastante gruesas, con una base de hormigón para que fuera muy sólido. Elegí granito porque granito es lo que hay en la zona y todas las piedras de mi jardín, que son muchas, son de este material.
Ahora se notan todavía demasiado nuevas pero el tiempo creará sobre ellas una pátina como lo ha hecho en las otras piedras y adquirirá la belleza de la que de momento adolece.
Intentamos tener la mayor cantidad de aspectos en cuenta. Algo importante para nosotros fue no cubrir con el camino las cuatro arquetas que hay a lo largo del jardín. Pensamos que si un día había problemas en las tuberías representaría un buen cacao tener que ponernos a levantar un camino con cimentación. Así que adapté su recorrido para cumplir este aspecto.
El trazado del camino no podía ser recto. Eso hubiera aumentado más la sensación de estrechez del espacio y no hubiera casado nada bien con el estilo de jardín que a mí me gusta. Romántico, lleno de vegetación exuberante, más próximo a lo que entendemos por jardín inglés o campestre.  
Era importante también tener previsto por dónde pasar cables, tuberías de agua o tubos de riego en caso de que sea necesario. Al estar todo el jardín cruzado por el camino, si no hubiéramos hecho esta previsión sería imposible pasar de un lado a otro estas conducciones. Así que se os ocurrió dejar bajo el camino unos tubos de cierto atravesándolo de un lado al otro y disimular sus extremos con la tierra de los arriates o la dichondra.
Un trazado con suaves curvas permite ver las plantas desde distintos ángulos según se va recorriendo y eso aporta dinamismo. O eso creo.
Pensé que aún con las curvas la sensación de demasiado largo no se eliminaría del todo y tuve claro que había que “cortar”, dividir, el jardín en varios espacios…unos con fronteras más nítidas que otras. Pero eso lo dejo para la próxima entrada que estaré encantada que leáis.
Solo cuando logré un diseño que compaginara problemas prácticos y estéticos hice un plano para llevarme  al exterior.
Por fin,  a finales de mayo  fui un día a mi cocina a coger un colador y un par de paquetes de harina. Harina? Sí, sí, harina, de la de trigo… vamos, de la de rebozar.

Señalé cada metro en la fachada de la casa y en el muro divisorio con cinta adhesiva y con estos puntos de referencia  fui trazando una especie de “cuadrícula” en el suelo y sobre ella me resultó más fácil trasladar el dibujo del plano a mi jardín.

Me acordé de cuando era pequeña y de lo que me gustaba dibujar en el suelo lo que en Cataluña los niños emigrantes castellanohablantes llamábamos “charrancas” (xarranca) y que en realidad en castellano se llama Rayuela. Dibujé mi jardín con el mismo ímpetu y alegría que cuando era chica saltaba a la pata coja sobre aquellos dibujos en la tierra que cubría la calle dónde yo vivía en Barcelona. Y es que a uno le pasa la vida por encima y  puede cambiar por fuera pero dentro…dentro queda la misma pasión ( o quizás más) Verdad?
Fui trazando con la harina las curvas de lo que sería nuestro futuro camino y las dos zonas donde sembraríamos dichondra. Marqué con un trazo del hierro del que me servía la ubicación de los principales árboles y arbustos… y todo comenzó!!

Cómo disfruté aquel día!! Y qué grande me parecía aquel espacio!! Yo estaba acostumbrada a tan pocos metros en mi minijardín anterior.. que éste se me antojaba que no tenía fin jajaja Lo cierto es que en este espacio cabían casi tres del tamaño de nuestro  pequeño jardín anterior!!
Había estado esperando tanto tiempo para hacer aquello!! Tantos años!! Había sufrido tanto viendo preciosos arbustos y árboles en los viveros que ni en sueños cabían en la miniatura que yo cultivaba…que ahora me parecía increíble dibujar cuadrados y cuadrados de 1 m x 1 m!! ajjajaj

Creo que fue la primera vez que tuve la sensación de que mi jardín comenzaba a crearse. Hasta entonces, lo que habíamos hecho, me parecían obras… los trazos de harina, aquellas curvas sinuosas me hacían tener una idea más exacta de los espacios… me hacían soñar!! Ví sin ver las hortensias que luego he puesto y también vi la camelia que plantaría unos días después y las hojas pintadas de rojo del Amelanchier de uno de mis libros como por arte de magia la puse dónde hoy las mueve un viento real…vi todo!! Porque ese es el poder de la ilusión y su magia. Recuerdo que  recorrí mi camino de harina tantas veces!!! Como una niña chica ajjajaja
No os voy a contar en qué estado lamentable ha quedado aquel plano de papel milimetrado!! Desde manchas de café con leche, a quemaduras de cigarrillo, a manchas de tierra…roto por varias partes debido al viento que se lo llevaba una y otra vez y a las piedras que tenía que poner sobre él para que no se largara de mi lado ajajjaja  Una verdadera cochinada!! Pero lo tengo guardado y cada vez que lo miro me provoca una gran sonrisa porque me acuerdo de toda la ilusión que volqué en él y lo que representaba para mí, era el comienzo de la primera zona a ajardinar de  nuestra casa!! Luego han llegado otras y en los que años que vendrán espero que la salud nos acompañe para poder afrontar muchas más con la misma ilusión que hemos tenido en esta primera.

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