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Tratamientos preventivos de invierno para los rosales (III) Fungicidas sistémicos. Prevenir el oídio

A finales del año pasado compartí con vosotros algunas notas sobre los fungicidas de contacto como tratamiento preventivo de invierno para nuestrosrosales con azufre y cobre.  Estos fungicidas no penetran en la planta si no que permanecen en su superficie debiéndose aplicar generalmente antes de que aparezca la enfermedad ya que una vez instalada ésta en el rosal poco puede hacerse.
Estos fungicidas impiden la germinación de las esporas sin eliminar el hongo una vez éste se ha introducido en los tejidos de la planta.
Llegado este punto en el que el hongo ya ha penetrado los tejidos vegetales  deberemos plantearnos echar mano de otro tipo de fungicidas de los que hoy quería apuntar algunas nociones, se trata de los fungicidas sistémicos. 
En todo caso deberíamos calibrar el problema. El uso abusivo de química en el jardín puede inicialmente resolver o parar un problema pero a la larga genera más problemas que otra cosa. También es una opción ceñirnos a aplicaciones de soluciones que no dañen el medio ambiente como purines y leche con agua que quizás no erradican del todo la enfermedad pero de alguna manera dejan el problema en un nivel que no llega a hacer peligrar la planta.
Es mejor tener rosales perfectos a cambio de desequilibrar el medio? Pues eso dependerá de nuestro posicionamiento como jardineros. Yo personalmente voy a probar este año a no aplicar química y limitarme a luchar con preparados ecológicos. Confío en el equilibrio que se pueda lograr en mi jardín si le doy el tiempo y las condiciones necesarias.
Pero como opción están ahí. Qué duda cabe!! Y si alguién se decide a usarlos lo mejor es que lo haga con conocimiento y de la forma más adecuada posible.
Los fungicidas sistémicos  Son sustancias químicas de origen mineral u orgánico (y tóxicas) que se utilizan para eliminar o impedir el crecimiento de hongos perjudiciales para las plantas evitando o limitando así las enfermedades fúngicas en nuestros rosales. Hay fungicidas que matan el micelio y las esporas, paran su desarrollo e impiden la germinación de las esporas o la reproducción del hongo.
Este tipo de fungicidas no permanecen solo en la superficie de la planta si no que llegan a penetrar en su interior y es desde ahí desde dónde hacen su efecto contra las enfermedades de nuestros rosales eliminando selectivamente los hongos invasores. Este tipo de actuación los hace efectivos contra los hongos dado que se distribuyen a través de la savia del rosal pudiendo tener efectos curativos. El nivel de penetración y la movilidad que tienen dentro de la planta no siempre es la misma. Y generalmente no es todo lo regular que quisiéramos.
La diferencia en su movilidad dentro de la planta es, en efecto, una de las diferencian entre ellos.
Algunos fungicidas sistémicos se movilizan desde el lugar de aplicación a cortas distancias a través de la lámina foliar.
Se llaman fungicidas penetrantes o de movilidad local aquellos que prácticamente actúan por contacto aunque pueden acceder a las primeras capas celulares. Controlan la enfermedad únicamente en las primeras horas tras la infección (tres días). Por el contrario, los fungicidas sistémicos que logran trasladarse por el interior del rosal pueden aplicarse y son efectivos en fases más tardías de la enfermedad.
Se llaman traslaminares a los fungicidas sistémicos que tienen la capacidad de moverse del haz al envés de las hojas pero no a toda la planta y por tanto los nuevos crecimientos tras la aplicación del producto no están protegidos contra la enfermedad.
Los fungicidas conocidos como “verdaderos sistemáticos” tienen una doble movilidad, ascendente y descendiente. Llegan a penetrar en la planta moviéndose a través de ella. En este caso, los crecimientos vegetativos posteriores a la aplicación también están protegidos de la enfermedad.
Hay sistémicos que aplicados al suelo son absorbidos por las raíces del rosal y su movimiento es ascendente por la corriente transpiratoria de la planta.
Las enfermedades criptogámicas que con más frecuencia vemos sobre nuestros rosales son el oidio, el mildium, la botritis, el chancro, la fitóftora, mancha negra, etc
El oídio (en el caso del rosal: Sphaerotheca pannosa var. rosae) es una de las más conocidas. Casi todos hemos tenido este problema en nuestros jardines en mayor o menor grado: una especie de polvillo blanquecino que cubre las hojas nuevas llegando en ocasiones a afectar a tallos y  hasta los capullos y que debemos saber que aunque esta enfermedad perjudica como es lógico la planta,  salvo en que el ataque sea de gravedad extrema rara vez puede ocasionar la muerte de rosal. 
Podemos tratar nuestros rosales de forma preventiva contra esta enfermedad con productos fitosanitarios y estos tratamientos serán más eficaces que hacerlo una vez se han infestado. 
Imagen perteneciente a la página de Compo : https://www.compojardineria.es/es/es/plant-guide/pests/Oidio-rosal.html

Ahora bien, debemos calibrar hasta qué punto es necesario en nuestro jardín. Si los ataques en temporadas anteriores han sido de gran importancia es razonable plantearse el uso preventivo de estos fungicidas pero si no se han dado contagios o éstos han sido tan leves que apenas han representado problema alguno no tendrá demasiado sentido su uso.
En ocasiones, con el ánimo de proteger nuestros rosales se utiliza abusivamente estos productos y podría decirse que es una gran verdad el dicho de que "es peor el remedio que la enfermedad".
Intentar ofrecer a nuestros rosales unas condiciones idóneas de cultivo evitando aquellas en las que los hongos se reproducen con mayor facilidad (como por ejemplo los niveles muy altos de humedad o la falta de hidratación de las raíces) es la mejor protección para ellos.

Me gustaría llamar la atención sobre el uso indiscriminado de los fungicidas sistémicos dadas las consecuencias negativas que puede tener sobre el medio ambiente.  Antes de cualquier actuación deberemos tener muy clara y segura la identificación del hongo.  También hay que saber que no todas las enfermedades causadas por hongos pueden tener un control efectivo con fungicidas, por ejemplo algunas enfermedades vasculares (como los marchitamientos).
Pensemos que este tipo de fungicidas tienen o pueden tener un mayor riesgo de resistencias. Cuando un patógeno se hace resistente la acción del fungicida decrece pudiendo ocurrir que el producto llegue a ser ineficaz cuando se hagan aplicaciones posteriores si se produce cualquier mutación en la genética del hongo. El problema de ineficacia cuando se originan resistencias persiste aún aplicando dosis más altas o con aplicaciones más frecuentes.
Igualmente hay que ser conscientes de que los fungicidas no actúan sobre los tejidos ya dañados, es decir, aquellas partes del rosal afectadas seguirán estándolo aún a pesar de eliminar la enfermedad.  Solo protegerán el tejido brotado tras los tratamientos
Decíamos en la entrada sobre los fungicidas de contacto que:
Hay hongos ectoparásitos como los del oidio (Sphaerotheca pannosa) que se desarrollan en el exterior del rosal y no llegan a penetrar en su interior.
Pero también existen hongos endoparásitos  como son los del mildiu (Peronospora sparsa) roya (Phragmidium mucronatum), antracnosis, brotitis, repilo, etc. que llegan a adentrarse en el interior de la planta atacándolo desde dentro.
El uso de fungicidas sitémicos contra enfermedades fúngicas que no lo precisen solo provoca la resistencia de otros hongos endoparasitarios. Por no hablar de la contaminación que pueden sufrir los suelos y las dificultades para restablecer el equilibrio biológico en ellos.
Evitar la aparición de resistencias por parte de los patógenos es una tarea responsabilidad un poco de todos y debiéramos tener en cuenta que:

  • Además de hacer un uso consciente  y responsable de este tipo de productos solamente cuando es muy necesario y hacerlo con el producto adecuado a la enfermedad que estemos tratando, es aconsejable para limitar la creación de resistencias no hacer uso prolongado y exclusivos de productos con el mismo tipo de acción y el mismo principio activo. Es conveniente alternar el uso de distintos fungicidas.
  • Cultivar variedades de rosales que sean resistentes a las enfermedades.
  • Hacer las aplicaciones con las dosis indicadas en las instrucciones sabiendo que dosis inferiores no son efectivas y dosis excesivas son perjudiciales.
Aunque en la definición de sistémico se entiende que el producto se distribuye a través de la savia por las distintas partes de la planta, la mayoría de fungicidas sistémicos lo son dentro de la hoja y algunos no tienen ni capacidad para pasar de una hoja a otra.
Los sistemas de aplicación  de los fungicidas sistémicos puede ser en forma de polvo, gránulos, gas o mezclados con agua (la más frecuente).
La aplicación puede efectuarse no solo sobre el follaje, también es posible en algunos casos tratamientos sobre semillas, suelo, productos cosechados, espacios como invernaderos, etc.
En su formulación figura un ingrediente activo (que es el componente activo, el que está registrado por el fabricante) más otros ingredientes que aumentan la efectividad del producto, por ejemplo solventes, humectantes, dispersantes, etc.
En jardines de aficionados, generalmente se aplican mezclados con agua mediante el uso de mochila. Poner especial cuidado en que tras la aplicación todas las partes del rosal terminen cubiertas es de suma importancia ya que no son demasiados los fungicidas con los que contamos los aficionados que tengan una buena movilidad a través del interior del rosal.
Igualmente hay que evitar las aplicaciones en días de mucho calor así como las horas de mayor insolación.
Generalmente es necesario hacer varias aplicaciones para renovar las pérdidas de producto que por descomposición química se produzcan en la plata así como por crecimientos posteriores a la aplicación y por tanto a las que no llegó el producto inicialmente.

Veamos dos fungicidas concretos

Uno polivalente “DUAXO fungicida polivalente concentrado” de la marca COMPO cuyo principio activo es el  DIFENOCONAZOL. Se trata de un fungicida de contacto y sistémico con actividad curativa y preventiva. Su movimiento en el interior de la planta es traslaminar fundamentalmente (es decir que atraviesa la hoja desde el haz hacia el envés) y la translocación acropétala (de abajo hacia arriba).
Debe ser aplicado en pulverización sobre las hojas intentando que todas las hojas queden bien húmedas.
Se trata de un fungicida que en dos horas alcanza su máxima absorción y por tanto garantiza un buen efecto curativo durante la etapa de implantación de la enfermedad. Al absorberse tan rápidamente es difícil que el agua de lluvia lo elimine. Se degrada en el suelo en tornos a los 21 días
Otro: Fungidica antioidio (Fongys Jardin Ew) de la casa MASSO GARDEN : Principio activo MICOBUTANIL.  Es también un fungicida preventivo y curativo. Actúa sobre la estructura molecular del hongo. Su movimiento dentro de la planta es fundamentalmente acropétalo ( de abajo hacia arriba) más que basípeto (de arriba hacia abajo) . Se degrada rápidamente en el suelo y por tanto no afecta la actividad microbiana de éste y dada su escasa movilidad en él no contamina las capas freáticas. Especialmente indicado en los rosales contra oídios, mancha negra y royas pero no efectivo contra mildius.
Es más eficaz cuando se aplica preventivamente o antes de la aparición de los síntomas. Especialmente indicado contra Sphaerotheca  (Oídio). Existe este producto en distintas concentraciones aconsejándose para el uso sobre rosales el de 0,75 %.
Me gustaría terminar esta entrada recordando que nunca debemos tirar a la basura los envases vacíos de estos productos. Cuando los hayamos terminado deberíamos enjuagar al menos tres veces el interior del envase echando el contenido dentro de la mochila o el pulverizador. 
Si nuestro Ayuntamiento tiene habilitado algún punto de recogida de residuos especiales o peligrosos deberíamos hacer uso de ellos.

Tratamientos preventivos de invierno para los rosales (II). Fungicidas de contacto (Cobre y azufre)

En esta segunda entrada sobre los tratamientos preventivos de invierno para nuestros rosales me gustaría centrarme en el uso de dos fungicidas de contacto, los preparados a base de cobre y el azufre.

Como decíamos en la primera entrada sobre estos temas, con el uso del aceite insecticida en invierno podemos mitigar los efectos de las plagas sobre nuestras plantas cuando vuelvan a estar en actividad vegetativa eliminando huevos y larvas e insectos en estado de hibernación.
La utilización  del cobre y el azufre como tratamientos preventivos nos ayudará a hacer lo propio con relación a las enfermedades fúngicas, evitando o eliminando la aparición de hongos cuando las condiciones de temperatura y humedad vuelvan a ser idóneas en primavera.
Más aún en el caso de que durante la temporada anterior hayamos tenido rosales afectados por plagas o enfermedades será más probable que la temporada siguiente vuelvan a producirse. De ahí que sea tan importante la acción preventiva con insecticidas y fungicidas.

Los productos a base de cobre podemos aplicarlos junto con el aceite insecticida o efectuar los tratamientos por separado, en dos aplicaciones, dejando transcurrir unos días entre ambas.

Por el contrario, el azufre jamás lo aplicaremos junto al aceite, es más, es obligado dejar pasar entre 30/40 días antes y después entre las aplicaciones de aceite insecticida y las de azufre.


En las plantas, las enfermedades pueden estar producidas por bacterias. virus y hongos. Pero es un porcentaje ínfimo el que está producido por las dos primeras. La inmensa mayoría de enfermedades están provocadas por los hongos (Enfermedades fúngicas).

Vamos a dejar para otra entrada el hablar un poquito más en profundidad sobre qué son y como se comportan los hongos.

Hoy tan solo diremos que la actuación de estos hongos sobre las plantas puede darse de dos formas:

  • Hay hongos ectoparásitos como los del oidio (Sphaerotheca pannosa) que se desarrollan en el exterior del rosal y no llegan a penetrar en su interior.
  • Pero también existen hongos endoparásitos  como son los del mildiu (Peronospora sparsa) roya (Phragmidium mucronatum), antracnosis, brotitis, repilo, etc. que llegan a adentrarse en el interior de la planta atacándolo desde dentro.
El tratamiento que utilizaremos contra unos y otros deberá ser algo distinto. Aunque siempre tendremos en cuenta que
generalmente, una vez contraída la enfermedad, contra los endoparásitos como el Mildium se requerirá la acción de fungicidas sistémicos que actúen desde el interior de la planta.
Usaremos compuestos de cobre como los dos que hemos mencionado, el oxicloruro de cobre, el sulfato de cobre o incluso el caldo bordelés (Sulfato de cobre con cal) del que hablaremos en otra ocasión. Con la precaución de no hacerlo nunca a pleno sol
Por el contrario, contra los hongos ectoparásitos como no llegan a penetrar en el tejido de la planta utilizaremos compuestos a base de azufre que variando el pH de la superficie de la hoja (acidificándolo), generalmente es suficiente para eliminarlos (Nunca a pleno sol, ni con temperaturas superiores a los 28 grados ya que podrían producirse quemaduras)

Los productos que usaremos contra estos hongos y las enfermedades que provocan, son los fungicidasSon productos que actúan sobre los hongos afectando su membrana celular, haciendo inactivas algunas de sus enzimas o proteínas o interfiriendo en la respiración.
A diferencia de cómo actúan los medicamentos sobre los seres humanos, para que la mayoría de fungicidas sean efectivos es preciso que se apliquen antes de que aparezca la enfermedad o a las primeras señales de producirse ésta.
Las secuelas y daños  que causa la enfermedad en las pantas, a diferencia de lo que ocurre en los animales y personas, no desaparecen aunque se elimine el hongo.
Las aplicaciones de fungicidas pueden efectuarse como polvos, en forma líquida, de gránulos, etc siendo absolutamente imprescindible el uso de guantes y mascarillas en la aplicación (como en cualquier producto fitosanitario)

Los fungicidas  pueden ser de contacto y sistémicos según su forma de actuación sobre la planta:
  • Son fungicidas de contacto (llamados también protectores) aquellos que permanecen en el exterior de la planta actuando solamente desde fuera de ella sin llegar a penetrarla, únicamente dónde se ha depositado el producto. Este tipo de fungicidas se deben usar antes de que a enfermedad se manifieste, antes de que haya esporas, impidiendo así que los esporangios (contenedores de las esporas) germinen y puedan llegar al interior de la planta penetrándola para absorber la savia. De ahí que este tipo de fungicidas sea más bien preventivo más que curativo y también que sea importante cubrir concienzudamente todas las partes de la planta con ellos.
Los fungicidas no sistémicos o de contacto permanecen sobre la superficie del rosal quedando adheridos a él, así las esporas no pueden germinar al caer sobre la planta debido a la acción del producto.
Al estar la planta en constante crecimiento, se requieren por ello repetidas aplicaciones para proteger el crecimiento nuevo, así como para volver a aplicar producto allí dónde el agua o el riego lo han eliminado e incluso dónde la luz ambiental ha producido su degradación.

Deben aplicarse antes de que aparezcan los síntomas de enfermedad . Si el hongo ya ha infectado la planta, los fungicidas de contacto hacen ya poco efecto.
  • Por el contrario los fungicidas sistémicos (también llamados erradicadores) llegan a penetrar en las distintas partes de a planta siendo absorbidos por las hojas actuando desde su interior del rosal. Son fungicidas  que pueden utilizarse de modo preventivo pero además tienen a ventaja de ser más eficaces cuando el rosal ya ha enfermado en contraposición a los fungicidas de contacto que son más preventivos.
Hay quienes piensan, no sin bastante lógica, que el uso de fungicidas sistémicos cuando no sean precisos provoca que otros hongos endoparasitarios aumenten su resistencia a estos productos provocando que lleguen a no ser eficaces o a necesitar dosis más elevadas. De ahí que se aconseja el uso de fungicidas de contacto como el cobre o el azufre y únicamente en casos necesarios, ante las enfermedades endofúngicas, utilizar fungicidas sistémicos.

Más adelante hablaremos con detenimiento sobre los fungicidas sistémicos.

Preparados a base de COBRE: Se trata de fungicidas (y bactericidas) de contacto concentrado que actúan tanto de forma preventiva como curativa (hasta cierto punto) en enfermedades provocadas por distintos hongos eliminando sus esporas o impidiendo que éstas germinen. Es especialmente efectivo contra roya, mancha negra, oídio y mildium.
El cobre podemos adquirirlo en distintas combinaciones químicas,  dos de ellas son el oxicloruro de cobre y el óxido cuproso.

Se puede adquirir en forma de polvo para espolvorear, suspensiones, polvo mojable, gránulos solubles o dispersables, etc.
Así pues, tanto el oxicloruro de cobre como el óxido cuproso son productos válidos para ser usado como preventivos de enfermedades durante el periodo en que nuestros rosales no están con actividad vegetativa.  
Yo uso estos dos en concreto pero podéis encontrar en el mercado muchísimos otros ofrecidos por casas de vuestra confianza que os darán igualmente estupendos resultados.



 Modo de aplicación de los productos cúpricos:
  • Es imprescindible leer las instrucciones de uso que indica el envase del producto y ceñirnos exactamente a ellas en lo que hace a la dosificación y modo de empleo.
  • Tenemos que asegurarnos de que el producto deben cubrir lo mejor posible todo el follaje
  • No se recomienda su aplicación en días fríos y húmedos.
  • Es aconsejable cubrir con ellos también el sustrato que rodea al rosal y no solamente la planta
  • Pueden mezclarse a la hora de su aplicación con aceites insecticidas. Si alguien quiere consultar la entrada que colgué sobre estos productos puede pinchar en este enlace.
Periodicidad de las aplicaciones de cobre:

Podéis ver en este calendario que a estas alturas de final de diciembre ya he hecho dos aplicaciones de cobre mezclado con aceite insecticida:
  • primeros de noviembre
  • primeros de este mes de diciembre
  • y  la tercera la tengo prevista para el momento en que haga la poda que imagino que será allá por primeros de febrero o cuando las heladas ya no sean tan fuertes.
  • El número de fumigaciones dependerá de la persistencia o peligro que haya de estas enfermedades. En mi caso me gusta mezclar el cobre con el aceite en cada una de las tres aplicaciones que efectúo durante el otoño e invierno.
  • Podéis ver este calendario por el que estoy rigiéndome. Sobre él me gustaría volver a repetir que es lo que yo estoy realizando en mi jardín ubicado en zona con un clima frío con heladas y que evidentemente el tema tendría que adaptarse si el jardín está ubicado en otras zonas de climas más cálidos, con suelos diferentes e incluso con variedades de rosales distintas a las que yo cultivo. 

AZUFRE en polvo:
Como todo este tipo de fungicidas de contacto, es más preventivo que curativo además tiene efectos acaricidas. No obstante también tiene algún efecto curativo en las primeras fases de crecimiento del hongo. 
La efectividad del azufre micronizado es sobretodo sobre los hongos que provocan los oídios y a botritis. Aunque también tiene algún efecto sobre las royas y algunas manchas de las hojas..y es preventivo de la aparición de la araña roja


La actuación de azufre consiste en el cambio de pH de la superficie de las hojas acidificándola además de secar la zona dónde se aplica, estableciendo con ello un ambiente hostil para el desarrollo de los hongos. Un medio seco y con un pH neutro es el medio más favorable para de desarrollo de los hongos.

El azufre micronizado aplicado en forma de espolvoreo tiene dos inconvenientes de una parte que estéticamente afea bastante los rosales que se tornan amarillentos tras su aplicación, de la otra que la propia aplicación se hace difícil si se trata de llegar a todas las partes de la planta..

Estos dos problemas  se palían bastante azufre soluble como el de la marca Compo.


Modo de aplicación del azufre:
Deberemos tener en cuenta a la hora de su aplicación, además de la dosis indicada en la etiqueta:
  • Procuraremos que una vez mezcado el producto con agua no debe permanecer en reposo durante demasiado tiempo. Yo suelo mover la mochila de vez en cuando para que la mezcla no deje de ser homogénea.
  • Si tenemos por costumbre aplicar caldo bordelés tendremos en cuenta que el azufre siempre lo aplicaremos después del caldo y no antes.
  • También deberemos abstenernos de aplicar azufre cuando las temperaturas estén por encima de los 30º por el peligro que tendríamos de quemar las hojas del rosal. Jamás aplicar ningún producto a pleno sol.
  • Y por último, y repitiendo dada la importancia del tema: deberán respetarse los plazos entre las aplicaciones de un aceite insecticida y el azufre. En este calendario se refleja el periodo de seguridad 30 días. La segunda aplicación de aceite insecticida la hice el 8 de este mes de diciembre y si el tiempo permite que el 8 del próximo enero pueda aplicar el azufre habrá pasado otros 30 días hasta el momento en que quizás haga la poda y la última aplicación de aceite insecticida.
  • No olvidar que cada jardín es único!!: Quisiera insistir en que cada jardinero debe establecer el momento idóneo para las aplicaciones de estos productos, el número de veces que lo aplicará así como los productos que utilizará para ellas. 
Esta temporada anterior, la única durante la que he cultivado mis rosales en este jardin no ha habido grandes problemas ni de enfermedades ni de plagas. Pero está claro que he tenido en más rosales y durante más tiempo algún pulgón que otro que enfermedes fúngicas.
Durante la primavera sobre todo Munsteand Wood no dejó de padecer algo de oidio y lo contagió a algún otro. Pero, sinceramente, no ha sido el oidio ningún problema grave.
Por eso, para evitar el problema que parece que ha estado más extendido qeu ha sido el de los pulgones, he decidido hacer tres aplicaciones de aceite insecticida durante el otoño y el invierno.
De haber sido el oídio o alguna otra enfermedad fúngica un problema mayor que las plagas habría eliminado alguna aplicación de aceite para sustituirla por azufre. Digo eliminar porque el hecho de tener que respetar los plazos entre la aplicación de ambos productos no habría permitido por razones de plazos, tres de aceite.

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