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Algunos abonos orgánicos y enmiendas del suelo que podemos usar con nuestros rosales.

Los fertilizantes es un tema muy amplio. Tratarlo en un solo artículo resulta imposible. De ahí que la información de la que disponemos sobre ellos creamos más conveniente seccionarla en varios artículos.
Hoy queremos detenernos algo más de cerca en algunas materias que podemos utilizar como abonos orgánicos. Vamos a ello!!

Repitamos también aquí lo que comentábamos en el artículo sobre los abonos orgánicos comparados con los químicos. No siempre es fácil y muchas veces tampoco barato, hacerse con algunos de estos materiales. No obstante como dijimos en el post anterior una posible solución sería el ponerse de acuerdo varios jardineros que residan en zonas cercanas unos a otros y que estén interesados en utilizar algunos de estos materiales y pedirlos a través de páginas de web cuando no estén disponibles en los viveros de la zona. 
El conocimiento y uso de algunos de ellos no está precisamente generalizado en nuestro país como lo está en algunas zonas europeas o EE.UU dónde existen un amplio abanico de oferta de estos productos para unos consumidores que llevan años utilizándolos, los conocen bien y de ahí que al demandarlos, el mercado lo ofrezca. Aquí aún tiene un uso que no puede decirse generalizado. Nos suenan, sí. Hemos oído hablar de ellos. Pero entre que no tenemos con muchos de ellos la costumbre de usarlos y que de otra parte, tampoco todos son fácil de encontrar a la venta…pues eso, que quizás no son todo lo conocidos que son en otros países.
De hecho si se visitan páginas especializadas y cuyo prestigio está reconocido en el campo del cultivo de rosas como es el caso de la Royal Horticultural Society, la American Rose Society, Heirloom roses, vemos como tratan con la más absoluta normalidad el uso de estos abonos. Algunos reputados especialistas en el cultivo de rosas como Michael Marriott cultiva su jardín bajo principios orgánicos. No hay más que darse una vuelta por foros, blogs de jardinería de estos países para comprobar lo extendido que está su uso..Se nota que los jardineros  los conocen y viene usándolos ya desde hace tiempo.
Seguramente en nuestro país, poco a poco las cosas vayan cambiando. Yo al menos eso espero. Que nos concienciemos cada vez más de las consecuencias para el medio ambiente tiene el uso exclusivo y masivo de los fertilizantes químicos y nos vayamos acercando únicamente con las prevenciones necesarias a los abonos orgánicos. 
Vamos a echar una mirada al abanico de los abonos orgánicos que ´suelen recomendarse para el cultivo de rosales. También incluiremos en este listado algún producto que aunque técnicamente no puede ser calificado de fertilizante si no más bien de enmienda del suelo, puede ser usado a la vez como aporte de nutrientes para nuestras rosas.
Aclaremos que los valores NPK que indicamos son de forma aproximada ya que las aportaciones de macronutrientes de este tipo de fertilizantes son muy variables a veces dependiendo del origen de la materia, de la estación del año, etc.
Y un último comentario. Antes de comenzar a aplicar este tipo de materias deberíamos saber qué tipo de suelo tenemos. Lo ideal lógicamente es encargar a una empresa especializada un análisis del mismo. Pero esto, está claro que la mayoría de nosotros, los aficionados, no solemos hacerlo. Quizás es ignorancia y pensamos que tiene un precio muy elevado. Yo no lo sé, francamente.
Pero aunque lo idea sería conocer en profundidad nuestro suelo para tener seguridad de qué tipo de aportaciones o modificaciones son precisas, al menos sí podemos saber grosso modo con qué tipo de suelo contamos en nuestro jardín para el cultivo de nuestras rosas. Las necesidades y características de un suelo arenosos no se parecen en nada a las que precisa un suelo arcilloso o uno dónde predomina el limo. 
Algunas pruebas muy sencillas e incluso caseras, nos pueden dar, si no una información exhaustiva, sí al menos "la dirección" en la que debemos hacer los "ajustes" si es que son necesarios.
Otro factor que se hace imprescindible antes de cualquier aplicación sería conocer el pH de nuestro suelo.
Empecemos por la Harina de huesos (NPK 3-15-0 Marca MiracleGro). Se trata de un preparado compuesto fundamentalmente por huesos molidos que constituye un estupendo abono de liberación lenta muy rico en fósforo. También tiene un alto contenido en calcio (recordemos, un nutriente secundario).
Es mejor aplicarlo en conjunto con otros abonos orgánicos ya que la harina de huesos ayuda a la efectividad de los demás y viceversa.
En el proceso de elaboración los huesos son desprovistos de la grasa pudiéndose así moler más fácilmente. El mercado nos la ofrece en forma de harina y a veces de pellets.


Cenizas de madera (PNK 0-1-5 dependiendo de que procedan de la combustión de maderas duras o blancas)
Su contenido en nutrientes es algo variable. Contienen bastante potasio (K) y más en la medida que provengan de maderas duras. Hay que tener en cuenta que son muy alcalinas y su uso en terrenos con pH bajo debe ser muy moderado precisamente por ello. Las cenizas de carbón no deben utilizarse como abono nunca.
Sangre desecada (NPK 12-0-0 Marca Geolia) 
No siempre es considerado como un abono adecuado en jardinería orgánica. La razón de ello es la rapidez con la qe en condiciones cálidas y húmedas este subproducto animal aumenta el crecimiento bacteriano y tener una descomposición excesivamente rápida de modo que libera amoniaco en una cantidad suficiente como para poder dañar las raíces delicadas de las plantas.. No obstante he querido mencionarlo porque generalmente aparece en los listados de abonos orgánicos y es de cierto uso en jardinería.
Este abono tiene altas concentraciones de N, de hecho es el fertilizante orgánico con más alta concentración de este macronutriente. Puede usarse como activador del montón de compost.
Si se decide utilizar debería ser sin sobrepasar la dosis por los peligros que hemos mencionado. También debe tenerse en cuenta que su adición al suelo puede bajar el nivel del pH del mismo aumentando su acidez.
Algas marinas (HPK 1-0-2, vitaminas, enzimas y más de 60 oligoelementos, sobretodo manganeso, boro, cobre y zinc) 
Es el mejor vigorizante para las plantas y ayuda enormemente a aumentar su resistencia a las enfermedades y frente a parásitos. Contiene muchísimas vitaminas y es un gran potenciador del crecimiento.
La harina de algas marinas tiene una gran capacidad quelante, es decir, contribuye a liberar minerales que estando presente en el suelo no están a disposición de las plantas. Su gran aporte de potasio hace de ella una gran ayuda en la síntesis de las proteínas y aumenta la resistencia frente al frío del invierno.
Se trata de una sustancia interesante de aplicar de cara al final de la época activa de crecimiento. Y puede adquirirse en forma de harina, un producto seco; pero también en forma de extracto líquido.
Tiene una descomposición rápido lo que la hace útil también como acelerador del montón de compost.
Puede ser aplicada de distintas formas. Mezclada con el suelo cuando se prepara una zona para el cultivo. Directamente al suelo como abono en seco trabajada ligeramente en los primeros centímetros de tierra. 
Paul Zimmerman recomienda la aplicación de abonos foliares a base de este abono orgánico y afirma que estas aplicaciones disminuye la propensión del follage a contraer enfermedades fúngicas cuando se rocían con este producto.
Por último, también es posible aplicar riegos sobre el sustrato compuestos por harina de algas o extracto de algas mezcladas con agua.
La página de la Royal Horticultural Society nos informa de forma muy extensa sobre los productos fertilizantes a base de algas disponibles en el mercado. En ella se recomienda el uso de este producto que contiene oligoelementos de los que carecen otros fertilizantes y que aunque en poca cantidad, son muy necesarios para las plantas. No obstante nos aclara que aunque cada día hay más productos fertilizantes en los que forman parte de ellos los extractos de algas, sin embargo las algas secas o frescas y los preparados de algas concentrados no pueden calificarse en sí mismos como verdaderos fertilizantes ya que no garantizan de forma estandarizada el contenido de macronutrientes que tienen.
Esta misma página recomienda su uso en forma fresca en el montón de compost aconsejándose que se mezcle con materiales fibrosos dada la tendencia a tornarse demasiado viscosos
Las algas se presentan en distintas formas en el mercado. Tenemos harina compuestas de algas secas que son algas frescas que se han dejado secar y posteriormente se han triturado. También tenemos extracto de algas marinas en polvo hecho a base de algas que se han sometido a cocción y cuyo contenido líquido se ha dejado evaporar dejando un producto final en forma de polvo y por último extractos de algas marinas líquido que procede de algas frescas a las que se les ha extraído el agua.


Harina de pescado (NPK 10-6-0)
Muy rica en nitrógeno (N) y proteínas y de acción bastante rápida que estimula el crecimiento vigoroso de las plantas aportándoles un color verde sano y saludable.
Si se aplica de forma seca directamente al suelo, es conveniente trabajarla para que se mezcle con él cuando se aplica y cubrirla con compost. Con ello evitaremos el olor que durante unos días emana que por lo visto no es precisamente agradable :P
Aplicada como abono foliar disuelta es asimilado de forma muy rápida por las hojas.
El estiércol  (NPK 0,6-0,1-0,5) y el compost (NPK 0,5-0,3-0,8)
Echaremos mano de la página de la Royal Horticultural Society para ofrecer los datos aproximados de los nutrientes del estiércol y el compost. Su fuente es la Enciclopedia de jardinería de la RHS y dan estos datos que de todos modos son de lo más variados. 
Hablando del estiércol NPK 0,6-0,1-0,5 
Para el compost NPK 0,5-0,3-0,8
Vemos pues que las cantidades de nutrientes no son altas en absoluto. Necesitaríamos 1300 gramos de estiércol para sustituir 100 gramos de un fertilizante químico. Pero claro, lo que no tiene el fertilizante químico, como vimos en el artículo anterior, es la capacidad de mejorar la estructura del suelo que tienen estas dos enmiendas que a la vez también aportan nutrientes al suelo.
Ambos son productos que pueden usarse tanto para mejorar la textura del suelo (tanto en suelos arenosos como en los que prima la arcilla) y aportarle la tan necesaria materia orgánica como para usarlos como acolchado con la protección frente a temperaturas extremas, minimizar el problema de malas hierbas, ahorrar evaporación de humedad, etc..
Alfalfa (NPK 5-1-2)
La alfalfa, además de ser un alimento para los caballos constituye un estupendo abono orgánico y constituye un gran estimulante del crecimiento. Aporta muchísimas sustancias que los rosales precisan para crecer sanos y vigorosos. Nitrógeno, calcio, hierro, zinc, fósfor y muchas vitaminas están entre sus componentes.
La forma de aplicación al suelo es múltiple como lo es el formato en que podemos adquirir este material. Así, además de adquirir harina de alfalfa, también podemos hacernos con ella en forma de pellets cuyo tamaño depende del animal para cuyo alimento se fabrican.
Es posible aplicar la harina o los pellets directamente en el suelo trabajándolo someramente para que se mezcle bien con él y el agua de riego en breve los rompa permitiendo así que liberen lentamente los macronutrientes y elementos traza que contienen.
También se puede hacer con ellos un “té”. Estos preparados no dejan de ser una forma de extraer sus nutrientes con agua.
El momento adecuado para utilizar como riego de los rosales estos ”tés” puede ser al inicio del verano y al final de esta misma estación. 
Para la elaboración de este té al igual que de otras materias orgánicas existen infinidad de “recetas”. 
Daremos a continuación la que figura en la página de American Rose Society en un artículo en el que habla específicamente del uso de este material (Por lo que entendemos las cantidades que recomienda son para 30 rosales así que quien tenga menos es tan fácil como dividir proporcionalmente la alfalfa y el agua):
Tan simple como agregar 8/10 tazas de harina de alfalfa o pellets en un recipiente bien amplio donde quepa aproximadamente con agua, mezclar y tapar. Dejar macerar al sol durante 3/5 días removiendo todos los días alguna vez para dispersar bien la alfalfa en el agua.
La mezcla irá tomando un color anaranjado y el material orgánico fibroso se irá al fondo del recipiente. Por lo visto, según este artículo al realizar esta mezcla durante la estación del verano, el “té” adquiere bastante temperatura con lo que hay que llevar cuidado de aplicarlos en horas en que no esté caliente para evitar así quemar las raíces de los rosales.
La cantidad a aplicar a cada rosal adulto como riego sería unos tres litros y pico, no llega a cuatro (1 galón) y la mitad para un rosal miniatura.
Por lo visto a este “té” se podría hacer más nutritivo agregando al agua además de la alfalfa, otros fertilizantes como emulsión de pescado, sales de Epsom, etc. La materia orgánica que queda en el fondo del recipiente una vez aplicada la mezcla al suelo que rodea los rosales puede utilizarse sobre la tierra trabajando este material fibroso un poco con el suelo. Incluso sobre vivaces u otras plantaciones es posible incorporar estos restos del té. 
Cuando se trata de utilizar alfalfa en forma de material seco esta misma página aconseja una taza grande a los pies de cada rosal adultos y la mitad de esta cantidad con los rosales mini.
Abono orgánico en pellet (NPK 1,51- 2,22 – 2,8)
No siempre podemos tener estiércol disponible en el jardín. A mí me pasa con cierta frecuencia que pido varios metros cúbicos cuando preciso hacer las aportaciones de materia orgánica al suelo y para hacer acolchados y no siempre es fácil calcular para que te sobre cierta cantidad y poder usarlo a lo largo de la temporada. Normalmente tengo pero me ha ocurrido de usar todo el que he pedido así que disponer de algún saco de este abono orgánico en forma de pellets me resulta muy cómodo y me saca del apuro.
Incluso para jardineros que tienen un jardín chiquito y tiene dificultades para guardar estiércol de la forma clásica por problemas de espacio, este material sería una buena solución.
Puede ser usado como una estupenda enmienda para el suelo ya que aporta mucha materia orgánica y podemos usarlo tanto en a la hora de plantar, como formando parte de las mezclas de fertilizantes orgánicos, incluso en agregado en el agua l hacer algunos “tés” para ser usado como riego (no pulverizado sobre las hojas. Es mi opinión, pero yo no lo usaría sobre ellas por temor a quemarlas).
Las proporciones que de NPK tiene este abono depende del fabricante. El que yo uso tiene unos valores de NPK 1,51- 2,22 – 2,8


Quelatos de hierro
Aunque  no formaría parte de los fertilizantes puede ser considerado un material interesante de aportar a los rosales dada la necesidad que para su crecimiento tienen de hierro.
El aporte al suelo de estos quelatos dependerá lógicamente del suelo de nuestro jardín y de observar si en general nuestras plantas, no sólo los rosales, suelen padecer clorosis férrica. Ya sabemos que aunque presente en la mayoría de los suelos, el hierro no siempre está en un estado que esté “disponible” para que el rosal lo utilice. En estos caso, sería interesante aportar junto con el resto de fertilizantes orgánicos algo de quelatos de hierro. Ayudarán al rosal a disponer del hierro que no tiene a su disposición en el suelo. Los efectos sobre los rosales son muy rápidos. En cosa de una semana podremos ver sus efectos con un claro reverdecimiento del follaje de las plantas.
Sales de Epsom (Sulfato de magnesio) (10 % Mg – 10 % S)
Igual que con los quelatos ocurre con las sales de Epsom. No se trata de un fertilizante pero parece que algunso especialistas aconsejan su uso agregando cierta cantidad de este producto junto con los fertilizantes orgánicos en forma seca alrededor del suelo del rosal o formando parte de los “tés” con el que se rieguen. Una tercera forma de aplicar las sales de Epsom y ésta con resultados mucho más rápidos es como pulverización foliar. Las hojas absorben rápidamente la sales de Epsom ya que son muy solubles en agua. Hay quienes indican que este producto ayuda a luchar contra las plagas de los rosales pulverizados sobre las hojas.
Algunas plantas como guisantes, judías o lechugas crecen bien en suelos con bajos nieles de magnesio. Sin embargo los rosales precisan altos niveles de este mineral para un crecimiento óptimo. 
Las deficiencias de magnesio son más frecuentes en suelos con un pH superior a 7 y en suelos dónde hay un alto contenido en calcio y potasio. Estos dos minerales compiten con el magnesio a la hora de ser absorbidos por las raíces de las plantas. 
Las sales de Epson no son una sal, químicamente es sulfato de magnesio hidratado y los dos principales componentes son el magnesio y el azufre. Dos minerales de origen natural. 
Al uso de estas sales se les otorga efectos casi milagrosos jajajaja. La cultura popular jardinera, desde hace muchísimo tiempo aconseja su uso para una infinidad de problemas de las plantaciones y afirma gratuítamente beneficios de este producto que no están demostrados en absoluto.
Muchas son las páginas que incluso afirman que los brotes basales de los rosales aumentan claramente cuando se aplica sulfato de magnesio a las plantas. Del dicho al hecho, como suele decirse, va mucho trecho.
Me gustaría dedicar algún artículo en exclusiva a las sales de Epsom pero prefiero esperar a ver el resultado de su aplicación en mi jardín.
Una cucharada diluida en unos cuatro litros escasos de agua parece ser que es una proporción razonable para agregársela unas cuántas veces a nuestros rosales en forma de pulverización o de riego al suelo, varias veces durante la temporada de crecimiento.


* * * * * * *
Bueno, pues con esto hemos dado un repasillo a los principales productos que se usan como fertilizantes orgánicos y enmiendas del suelo. Ya veis que el abanico es amplio y que aunque alguno de ellos nos resulte difícil de localizar siempre dispondremos de otros para sustituirlos.
La mayoría pueden ser usados en seco, solos o mezclados con otros abonos directamente sobre la tierra que rodea al rosal. Por supuesto antes y después de su aplicación es absolutamente necesario hacer un riego en profundidad. También pueden formar parte de los ingredientes para hacer los conocidos “té”. Cada rosero, cultivador especialistas en rosas y páginas especializadas ofrecen sus propias recetas. Incluso es frecuente usarlos en forma de abono foliar directamente sobre las hojas del rosal.
Para no extendernos demasiado en este post, en algún artículo posterior ofreceremos algunas de estas “recetas” y hablaremos con algo más de detenimiento sobre las distintas formas de aplicación.
Un saludo, amigos.
Quizás también pueda ser de tu interés otros artículos de este blog sobre fertilizantes. Os ponemos los enlaces:

Abonos orgánicos para los rosales vs. fertilizantes químicos

El otro día, en el artículo "Fertilizar o abonar nuestros rosales. Nociones generales" hablábamos en general de esta cuestión tan importante para la salud de nuestras plantas.
Quizás es preferible centrarse hoy en los abonos orgánicos o naturales comparando sus características con los abonos químicos y dejar para siguientes artículos el tratamiento de las distintas formas de aplicación de estos abonos y el ver con más detenimiento y de forma individual y concreta algunos de estos fertilizantes como la harina de huesos, el extracto de algas, la harina de pescado, etc… Son muchas los productos, formas de aplicación, momentos, etc y probablemente se haría demasiado extenso este artículo.
Aclaremos términos.

Se produce entre nosotros, los aficionados a la jardinería, una gran confusión en este tema de los fertilizantes. El mercado nos ofrece infinidad de productos que pueden ser espolvoreados, agregados, pulverizados, regados…productos en una gran diversidad de formatos, polvo, pellets, gránulos, líquidos… se nos habla de acondicionadores del suelo, de mantillos, de enmiendas, de nutrientes. Todos ellos son fertilizantes?
Cuando hablamos de fertilizantes estamos refiriéndonos a un material que agregamos al medio próximo dónde crece una plata, que le afectará directamente proporcionándole nutrientes específicos. Nos referimos a productos que garantizan la presencia de los porcentajes de los nutrientes de los que informan en su etiqueta (NPK).
Hay  que aclarar pues que, aunque estos abonos orgánicos sobre los que tratamos en este artículo aportan indudablemente materia orgánica al suelo, no hay que confundirlos con lo que entendemos como “enmiendas del suelo”. El compost, el estiércol bien curado, las hojas trituradas, los recortes del césped, la madera de las podas pasadas por la trituradora…serían ejemplos de enmiendas. El aporte de ellos sería en cantidades muy superiores a las que hacemos de los compuestos orgánicos que estamos tratando hoy.



Las enmiendas. Cuando lo que agregamos al suelo son materiales que mezclados con él favorecen indirectamente el crecimiento de la planta mediante la mejora de la estructura del suelo, su textura, la retención de agua, la actividad microbiana, no estamos hablando exactamente de fertilizantes aunque en su composición, indudablemente, tengan nutrientes.

Los acolchados, mulching, coberturas del suelo…pueden ser materiales orgánicos o inorgánicos que se colocan sobre la superficie del suelo que ayudan en la lucha contra las malas hierbas, favorecen la conservación de la humedad del suelo y, a la larga, en algunos casos, añaden materia orgánica a medida que se descomponen en este suelo (compost, mantillo, estiércol, etc.)
Para ser rigurosos (aunque por comodidad y costumbre no lo somos) deberíamos tener claro que las plantas fabrican sus propios alimentos que son los azúcares e hidratos de carbono mediante la utilización del agua, el dióxido de carbono. En cambio seguimos diciendo que aportamos “alimentos” a las plantas. Al aportar fertilizantes al suelo, estamos añadiendo productos para complementar los que en el suelo suele haber de modo natural y que las plantas utiliarán para fabricar su propio alimento.
Dicho esto, como generalmente hablamos de forma coloquial y tendemos a ser seres de costumbre, seguiremos usando la misma expresión pero es bueno tener claras las cosas. Verdad?  J
Los abonos orgánicos o naturales son sustancias que aplicadas al suelo, modifican su estructura e  incrementan su fertilidad aportando los nutrientes que las plantas precisan. Los hay tanto de origen vegetal como animal. Y su aportación de alimentos de los rosales no es inmediata si no que precisa de la intervención de microorganismos del suelo que son los que los “elaboran” poniendo a disposición del rosal los nutrientes presentes en ellos. Su actuación es por ello de liberación lenta, no inmediata.
Los abonos químicos por el contrario están fabricados por el hombre y se trata de formulaciones o compuestos que proporcionan (generalmente) de una manera inmediata alimento a los rosales y también en mayor proporción en macronutrientes que los abonos orgánicos.
Los rosales distinguen entre los unos y los otros?
Está claro que no. A un rosal le da igual que el nutriente que precisa esté puesto en el suelo en forma de abono orgánico o químico. Pero claro, esto siendo verdad, no es una verdad completa. Veamos el asunto con algo más de detalle.
Veíamos en el artículo anterior sobre fertilizantes que los rosales precisan principalmente de tres macronutrientes, nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K). Las proporciones que un abono contiene de estos elementos están indicadas en las etiquetas de los envases y están indicados siempre en el mismo orden.
Lo ideal es proporcionar a los rosales un fertilizante equilibrado, que contenga al menos estos tres macronutrientes y a ser posible algo de los nutrientes secundarios (Calcio, magnesio y azufre). Si tiene además algún micronutriente (o elementos traza) como boro, zinc, hierro, etc Miel sobre hojuelas!! Evidentemente no todas las plantas precisan de las mismas proporciones de cada uno de estos elementos. En concreto para los rosales parece ser que una mezcla equilibrada sería tendría el siguiente porcentaje de macronutrientes NPK 6-12-6. Es decir, 6% de nitrógeno, 12 % de fósforo y 6 % de potasio. Es decir, una proporción entre PNK de 1:2:1
La aportación de todos este alimento necesario para que nuestros rosales crezcan felices podemos hacerlo usando un tipo u otro de fertilizantes, orgánicos o químicos. Cada uno tiene sus ventajas y también sus inconvenientes.
A nosotros, como jardineros, nos corresponde valorar los pros y los contras del uso de ellos y en última instancia decidirnos por usar un tipo u otro. J
El uso de fertilizantes orgánicos sale con ventaja si lo comparamos con los fertilizantes químicos en varios aspectos. Pero para ser justos también deberíamos mencionar algunos aspectos en los que pudiera tener algún inconveniente o desventaja. De esto queremos tratar en este post de hoy.


Modo de actuación: liberación lenta o rápida.
Si tienen una ventaja clara los fertilizantes orgánicos con relación a los químicos es precisamente su modo de actuación. Los abonos orgánicos se liberan lentamente durante un período largo de tiempo, permaneciendo en él más tiempo que los abonos químicos. Pero hay que decir que su efectividad dependen de la actividad previa de los organismos presentes en el suelo que son los que “rompen” las moléculas de estos abonos liberando los nutrientes que contienen y solo entonces, tras la actividad de gusanos, bacterias y microorganismos del suelo, se presentan disponibles para que el rosal los use en su alimentación.
Aportar los abonos en cualquier momento no es eficaz. El suelo debe estar atemperado y húmedo para que los microorganismos actúen sobre estos materiales y hagan su trabajo sobre ellos de modo que pongan a disposición del rosal los nutrientes cuando la planta los precisa. Es por tanto importante hacer las aportaciones de los abonos orgánicos al inicio de la temporada, en el momento de la poda o muy poco después.
Serán mucho más eficaces si sobre ellos ponemos una capa generosa de mantillo o compost, incluso de estiércol bien maduro si no disponemos de compost. Esta capa es el material idóneo para crear bajo ella las condiciones de humedad y calidez adecuadas para facilitar la labor de insectos y microorganismos del suelo.
En todo caso, tengamos en cuenta que cuánto más altas sean las temperaturas más se acelerará la conversión de estos materiales en nutrientes disponibles para los rosales.
Es cierto que para algún jardinero con tendencia a lo “práctico” puede que los abonos orgánicos le parezcan de difícil control comparándolos con los químicos. Y en cierta medida tendrá razón. Los fertilizantes típicos de las bolitas azules sabemos que proporcionarán de modo casi instantáneo los macronutrientes necesarios a nuestros rosales. Son cómodos, la mezcla viene hecha sin que tengamos que preocuparnos en pesar ni en mezclar. Abrimos la bolsa, tomamos un buen puñado y esparcimos por el suelo bien regado previamente. En cuestión de muy poco tiempo los nutrientes estarán a disposición de los rosales.
Por el contrario aquellos que usamos abonos orgánicos debemos ser conscientes de que entre la aplicación de las sustancias y el momento en que los nutrientes están disponibles para los rosales debe pasar un tiempo. Y este tiempo dependerá de variables que son más difíciles de medir de forma exacta o cuando menos son menos controlables. Como dijimos arriba, el suelo debe estar húmedo, atemperado y las temperaturas externas no deben ser demasiado bajas. De lo contrario, los abonos orgánicos no serán “activados” ya que los microorganismos que los ponen a disposición de las plantas no actuarán en estas condiciones.
Pero sí, es cierto, si de lo que se trata es de un aporte rápido y concentrado de macronutrientes, sin duda los abonos orgánicos cumplirían mejor esta función. J
La experiencia de los jardineros que llevan años usando los fertilizantes naturales indica que un buen momento para su aplicación sería tras la poda.
Aprovechado este trabajo, con el suelo alrededor de los rosales retirado el acolchado y limpio de hojas y restos del trabajo de poda sería un momento estupendo agegar este tipo de abonos en su primera aplicación de la temporada (siempre que no se trate de rosales recién plantados y que aún no dieron su primera floración) Un riego en profundidad antes de su aplicación y una vez distribuido alrededor del arbusto los abonos requeriría un trabajo muy somero de la tierra que facilitará que se incorporen con mayor rapidez al suelo. Con un segundo riego y la colocación de la capa de compost encima como acolchado terminaríamos el trabajo de abonado.
Dosis de nutrientes en proporciones altas o bajas.
Los abonos orgánicos actúan lentamente, poniendo a disposición de los rosales los nutrientes en dosis bajas. Siendo por tanto bastante difícil quemar por sobredosis con ellos las raíces.

Pero de otra parte cuentan con otra ventaja adicional y es que no se filtran tan rápidamente hacia la parte inferior de suelo como les ocurre a los químicos permaneciendo a disposición de las raíces durante más tiempo.
La lixiviación puede ser un problema grave cuando usamos fertilizantes químicos, dejando la zona de raíces sin nutrientes en el mejor de los casos y acumulando sales en las zonas profundas del suelo en el peor. No hace falta mencionar también el peligro de contaminación de aguas subterráneas cuando esto ocurre.
Un suelo sano es la primera condición para el cultivo de rosales sanos.
No podemos pretender lograr tener un suelo rico, suelto, aireado, permeable, con estructura adecuada, con una buena retención de humedad y a la vez que drene correctamente evitando encharcamientos, con abundante presencia de lombrices y microorganismos que ayudan a aportar nutrientes a nuestras rosas si sólo aportamos abonos químicos.
Una estructura de suelo saludable y un pH correcto es tan importante como la aplicación de fertilizantes a la hora de prevenir deficiencias nutricionales y a la larga de enfermedades y plagas en las rosas.
El uso de fertilizantes orgánicos mejora la estructura del suelo cosa que no hacen los químicos. Los gusanos y microorganisos beneficiosos precisan de algún tipo de material orgánico para nutrirse y mantenerse sanos y para ello es necesario hacer aportaciones constantes de enmiendas y de abonos orgánicos (o químicos, si es que estamos dispuestos a usarlos).
Los abonos orgánicos no solo nutren los rosales, también nutren el suelo, lo mejoran, aportan materia orgánica y modifican su estructura. Y ello porque en sí mismos constituyen materia orgánica. Sustancias absolutamente necesarias para que el suelo permanezca vivo, lleno de microorganismos que facilitarán que los rosales puedan disponer de los nutrientes presentes en el suelo muchas veces pero en condiciones que no les permiten absorberlos.
El medio ideal  para el cultivo de los rosales es un suelo cuidado, enriquecido y con las enmiendas necesarias. Se trata de un suelo esponjoso, que precisa menos riego porque retiene mejor la humedad; dónde las raíces crecen con facilidad porque es un suelo sin compactaciones. Es un suelo desmenuzable, relativamente oscuro en color, olor a tierra, lleno de microorganismos y lombrices de tierra, un suelo con muchos nutrientes y un pH entre 6,5 y 7,5. Jejeje Este sería el paraíso para crecer casi cualquier planta, no solo los rosales J
Añadir abonos naturales y enmiendas como compost o estiércol bien maduro regularmente hace que nuestro suelo presente una textura esponjosa, con espacios entre sus partículas suficientes para albergar aire y agua de fácil acceso para las raíces.

El aporte puntual y comedido de los abonos químicos no es que sea radicalmente negativo pero pretender cultivar de forma saludable los rosales en un suelo sin nutrir orgánicamente nunca, sin aportarle materia orgánica ni nutrientes para la microfauna… es bastante complicado!! El uso exclusivo y constante de este tipo de fertilizantes provoca que  a la larga se pierda la materia orgánica y que decrezcan los organismos vivos tan importantes para construir un suelo de calidad. En este proceso el suelo va perdiendo su capacidad para retener el agua y al aplicar estos fertilizantes químicos cada vez más cantidad se lixiviará filtrándose a través del suelo hacia las capas profundas dónde las raíces del rosal ya no tendrán acceso a ellos.

Un asunto que no puede esperar y una responsabilidad de todos: la preservación del medio ambiente.
El proceso para la fabricación de los fertilizantes químicos depende del uso de energías no renovables.
Sin embargo no nos engañemos, las normas legales que en cada país hay para distinguir los fertilizantes orgánicos de los químicos son a veces complejas por lo que no siempre se puede estar seguro que cuando adquirimos una mezcla con la etiqueta de “orgánico” realmente podemos estar seguros de que todos sus componentes son orgánicos. Aquellos preparados que son ofrecidas como mezcla de abonos orgánicos con porcentajes NPK superiores a 15 podrían ser sospechosas de contener en su composición productos que no son orgánicos ya que sabemos que los fertilizantes naturales rara vez ofrecen porcentajes altos de macronutrientes.
Un abono es equilibrado si cuenta con la proporción de nutrientes que los rosales precisan.
En sí mismos y por separado muchos de los fertilizantes orgánicos a nivel de nutrición no son equilibrados. Expliquemos esto. Es decir, sus aportaciones de los tres macronutrientes, Nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (N) son de lo más variables y a veces descompensadas como constituir de ellos de forma única un abono completo que sacie las necesidades nutricionales totales de los rosales. De hecho los preparados orgánicos a la venta son mezcla de varios de estos materiales precisamente para que “el conjunto” contenga proporciones de los tres elementos.
En este sentido, indudablemente, los abonos orgánicos no presentan la facilidad y rapidez de manipulación que tiene los productos químicos cuyas mezclan vienen ya preparadas listas para su uso.
A pesar de ello, podemos conformar nosotros mismos un “abono más equilibrado y específico” sumando la acción de varios fertilizantes naturales elaborando “recetas” que le den a nuestros rosales lo que consideramos que precisan en cada momento y logrando preparados bastante equilibrados que cuenten con todos los nutrientes necesarios.
Y lo que es una desventaja en principio puede convertirse en lo contrario si pensamos que en cada momento de la temporada, en los que los rosales van precisando más de unos macronutrientes (también de nutrientes secundarios y elementos traza) que de otros, tener la posibilidad de aportar al suelo aquella sustancia que en un momento dado sabemos que precisará la planta a la larga es un sistema de abonado mucho más específico y adaptado a las necesidades de nuestros rosales.
En el siguiente artículo podemos ver qué elemento nutricional aporta en mayor proporción algunos de estos abonos orgánicos y comprobaremos como con la suma de varios podemos lograr formulas bastante compensadas.
Un asunto que no carece de importancia: el económico.
Como todo, esto también es relativo porque si bien es verdad que los abonos orgánicos son bastante más caros que los químicos también deberíamos pensar que éstos permanecen mucho más tiempo en el suelo liberando sus nutrientes y que a la larga nos ahorran problemas de salud si comparamos con un uso exclusivo de abonos químicos.
Este uso exclusivo de fertilizantes químicos conlleva una serie de problemas de salud del suelo y de las plantas cuya resolución pasa por la aplicación de ciertas técnicas jardineras y aportaciones de otros productos que no son precisamente gratis o al menos llevan tiempo y trabajo realizarlos. Esto también hay que valorarlo en favor de los abonos naturales.
En otros países llevan años usando estos productos y su conocimiento está mucho más extendido que en nuestro país. Sin duda España, desgraciadamente, no es un país donde el uso de fertilizantes naturales sea generalizado. Ello hace que al no haber una demanda excesiva tampoco haya una oferta de parte de viveros y establecimientos del ramo dónde sea fácil su adquisición. Y cuando están a la venta tienen a veces precios prohibitivos.
En esto, como en otros aspecto de la jardinería, imagino que el tiempo, la información creciente que vamos teniendo los jardineros, nuestra concienciación con relación al medio ambiente y la necesidad de preservar la naturaleza…hará que nuestras prácticas vayan cambiando y ello a su vez producirá un cambio en la oferta que los establecimientos pondrán a nuestra disposición. Soy optimista en este sentido y creo que en la medida en que la demanda vaya incrementándose, también habrá más competencia entre los vendedores lo que redundará en beneficio del precio que deberemos pagar por ellos y la facilidad para su adquisición.
No obstante decir que algunas enmiendas y abonos orgánicos, igual que algunas variedades de plantas que no las encontramos aquí en España, están disponibles en páginas web especializadas y aunque es cierto que hay que pagar algunos euros en portes, si pedimos cantidades que no nos obligue a hacer pedidos frecuentes, no sale excesivamente caro.
Incluso pienso que sería buena idea intentar ponernos de acuerdo varios jardineros para hacer pedidos conjuntos que abarataran los portes. Yo estoy estaría encantada de ponerme de acuerdo con algunos de vosotros cuando tenga que hacer un pedido de alguno de ellos.
Ya no solo por el bien que hacemos a la naturaleza al reciclar la materia orgánica, si no por nuestro propio bolsillo, deberíamos concienciarnos de las bondades de hacer nuestro propio compost.
En el otro artículo comenté el hecho de que esta temporada pasada he logrado obtener un metro cúbico muy largo de un maravilloso compost que me ha dado de sobra para acolchar todos los rosales y aún tengo para algunos bancales de mi pequeño huerto. Y ya tengo lista la otra compostera en la que probablemente para otoño tenga una cantidad semejante.
Esta primavera/verano trataré de reunir los materiales precisos para poder “producir” dos composteras completas cada año.
Es cuestión de estar un poco al tanto. Césped de los jardines de vecinos que no lo usan; serrín de aserraderos si tenemos seguridad de que no son maderas tratadas; los restos de nuestras propias podas pasadas por la trituradora; los posos del café que podemos pedir que nos reserven en bares o cafeterías (yo lo hago y no os imagináis la de bolsas que te dan!!); la adquisición de una bala de paja que nos pueda cobrar gente que se dedica a cuidar ganado los que vivimos en el mundo rural y nos resulta fácil dirigirnos a ellos; pedir los restos de la fruta y verdura estropeada en los puestos de verdulería del mercado; los restos de nuestra propia huerta cuando la desmontamos al finalizar la estación; el cartón y papel sin tinta que usamos nosotros o nos den amigos y familiares; la ceniza de nuestra propia chimenea (o una vez más la de amigos y vecinos. Qué majos ellos!! :P   ); el estiércol que gustosamente y sin cobrarte a veces nada te permiten coger los lugares de cuidado de caballos; un paseíto por el bosque con algunas bolsas de jardín en la mano para recoger hojas secas en otoño además de hacer algo de ejercicio nos posibilita traernos un buen material para nuestras composteras :P; incluso los jerséis viejos de pura lana troceados previamente, claro…
En fin, sí, está claro que hacerse de un modo gratuito con cierta cantidad de algunos materiales orgánicos para hacer el compost es algo que requiere algo más de trabajo que ir a una gran superficie y comprar unas bolsas de fertilizante de bolitas azules. Sin duda!! Pero no siempre lo más cómodo es lo mejor para el medio ambiente y para la salud de nuestras plantas.
Dejemos constancia aquí también de un grave problema que a todos nos afecta: la contaminación de las aguas y del aire con emisiones de nitratos que a su vez puede perjudicar la vida del hombre y la de los animales y la del medio acuático. Mucho tiene que ver con el uso masivo de los fertilizantes químicos!!
No hay duda de que las emisiones de la atmósfera de nitratos es superior con creces de parte de los abonos químicos. Para la elaboración de los orgánicos se reciclan materiales orgánicos y por tanto son mucho menos contaminantes para el medio ambiente siendo su impacto mucho menor que el de los químicos salvo que se utilicen en cantidades muy masivas y concentradas.
Los abonos orgánicos por muy beneficiosos que sean para el suelo no son inocuos.
Queremos por último, advertir sobre un hecho que quizás es obvio pero que en ocasiones pudiera no caerse en la cuenta de él. Estas sustancias son naturales, estupendas para nuestro suelo y beneficiarán enormemente a nuestras rosas pero no por ello debemos descuidar nuestra propia salud y seguridad a la hora de su manipulación.
Su manejo precisa del uso de guantes y mejor aún con mascarilla, y al igual que cualquier otra sustancia no conviene inhalarlas, ingerirlas o mantenerlas al lado de niños y mascotas.

Más no siempre es mejor!!
También, al igual que como con cualquier otro producto, conviene siempre leer muy bien las instrucciones del fabricante y ceñirse a las dosificaciones que indiquen en sus etiquetas.
Por último, aconsejar que antes de cualquier aplicación de estos productos, sean orgánicos o químicos, deberíamos saber, aunque no contemos con un análisis profesional de nuestro suelo, al menos sí qué tipo de suelo tenemos en nuestro jardín y por supuesto medir su pH. Esta información es imprescindible para tener al menos una idea de en qué "dirección" debemos hacer las rectificaciones o aportaciones a nuestros suelos. El tipo de suelo y su acidez o alcalinidad determinarán sus necesidades en buena medida.
Me gustaría tratar en próximos artículos de manera algo más detallada las características de algunos de estos abonos orgánicos, sus aportaciones en lo que hace a porcentaje de nutrientes concretos, los modos y momentos de aplicación que parece que convienen más, incluso alguna “receta” con cantidades de las que resulta una mezcla bastante equilibrada de nutrientes. Espero que este tema siga siendo de vuestro interés y os invito a leer los próximos post en preparación.
De nuevo muchísimas gracias por vuestras visitas a este blog, por los muchísimos correos con palabras amables que recibo, por las consultas que en ellos me hacéis a pesar de que para responder algunas no estoy en disposición del tiempo que requerirían,…porque eso en definitiva es lo que le da sentido a un blog, saber que tras tus líneas hay lectores a los que le interesa lo que escribes.
Un saludo amigos y feliz fin de semana!!

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